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Régimen cubano continúa provocando la desigualdad social en la Isla

Foto de Yuting Gao en Pexels

Por la periodista ciudadana Yaquelín Herrera

Jan 30, 2025 | 2:00 PM


Es irónico que el régimen cubano, que durante décadas ha proclamado su lucha por la igualdad social, sea el principal responsable de una creciente desigualdad entre los sectores de la población. Esta brecha ha alcanzado niveles alarmantes de precariedad y pobreza extrema.

La reciente apertura del mercado en dólares estadounidenses (USD) en 3ra y 70, en La Habana, ha generado un amplio rechazo entre los cubanos, quienes perciben esta medida oficial como otro paso que profundiza las desigualdades sociales. Frente a esta nueva decisión, surgen preguntas que reflejan el descontento popular:

¿Quiénes tendrán acceso a este mercado exclusivo? ¿Qué pasó con las promesas de mantener abastecidas las tiendas en moneda nacional mediante las ventas en MLC (Moneda Libremente Convertible)? Muchas preguntas y todas tienen la respuesta que no beneficia a ningún cubano de a pie, como suele llamarse a la mayoría de los cubanos.

A este nuevo engendro del régimen o mercado en dólares sólo podránasistir unos pocos con posibilidades económicas, la gran mayoría no podrá hacerlo y suelen ser los mismos que durante décadas nunca pudieron acceder a un CUC, o un MLC, porque sus bajos salarios o pensiones apenas le alcanzan para sobrevivir el día a día. Estos nuevos mercados en la moneda dura, al parecer se establecerán en todo el país, y serán la antesala de un agravamiento de las diferencias y desigualdades sociales que el régimen cubano ha venido implantando por décadas.

La falta de proyectos para el desarrollo y el fracaso de los programas económicos implementados en los últimos años no logran eliminar la creciente brecha social entre los cubanos. El viejo slogan oficialista de igualdad y justicia social ha caducado, solo se ha logrado la igualdad en la pobreza y en las carencias, lo demás es pura palabrería disfrazada de triunfalismo estéril.

Los cubanos que permanecen en la isla, si no se produce el necesario cambio, parecen condenados a una pobreza absoluta, mientras la desigualdad social sigue expandiéndose. Serán testigos, con pesar y frustración, de cómo la élite dominante disfruta una vida de privilegios, mientras a ellos les queda solo la carga de la servidumbre, a menos que decidan alzarse y reclamar sus derechos.


Publicado originalmente en la edición 196 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, El Espirituano

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