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Roban y matan la yunta de buey de la policía arabense

Estación de la Policía Nacional Revolucionaria de Los Arabos, Matanzas. (Cocodrilo Callejero - ICLEP)

Por el periodista ciudadano Raikol Romero

Dec 7, 2022 | 9:15 AM


Los Arabos, Matanzas, Cuba - La policía municipal amaneció el 15 de noviembre sin bueyes y ridiculizados, después de que se supiera sobre el hurto y sacrificio de la yunta de bueyes que prestaba servicio al cuerpo de oficiales.

En medio de las bromas que desencadenó el hecho en la población se reflejó la ineptitud del cuerpo policial ante la osadía de los ladrones.

Aunque Playa Larga y Varadero, nombre de los dos animales ultimados, no eran propiedad de la policía, sí pasaban la mayor parte del tiempo en la granja de autoconsumo de los militares, sito en las cercanías del Crucero Hondo, al Este de Los Arabos.

La permanencia de la yunta de buey en la propiedad de la policía imprimía respeto al enjambre de asaltantes sobre su hurto y sacrificio. El hecho ha desatado una epidemia de burlas callejeras sobre la nulidad del cuerpo uniformado del territorio.

Al dueño legítimo de los animales, Remberto Rodríguez Miranda, conocido por el apodo de Macomeco, también le robaron un tercer buey que en ocasiones era utilizado como animal de recambio.

“No sé si preocuparme o reírme, como hacen los demás, pero la situación es seria en este municipio. Esto de los bueyes no es más que un mensaje. La policía no existe. En este pueblo roban de todo y todos los días”, dijo a Cocodrilo Callejero el ciudadano Nasdiel Ochoa Heredia.

Mientras, el carretillero Dariel Guzmán manifestó que el hecho no era algo nuevo, pues “a Carvajal, el policía de la Guardia Operativa de Colón, quien reside en San Pedro, le mataron una yunta de buey en el patio de su casa”.

“También a Yasmani, el jefe de Sector de Israel Ruíz, le robaron el caballo que utilizaba para trasladarse hacia ese batey. Aquí los matadores de vaca ya hacen lo que les da la gana,” agregó.

Al cierre de la nota, las filtraciones procedentes de la estación policial apuntan a que los investigadores no tienen el más mínimo indicio, de los autores del hurto y sacrificio de los bueyes que trabajaban en su parcela de autoconsumo.

 

Publicado originalmente en la edición 187 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, Cocodrilo Callejero.

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