Un tema presente, dentro y fuera de la Isla, orbita en la fuga masiva de almas del archipiélago caribeño. Cuando se habla de almas no exageramos, muchos pasajes sin regreso. El temor llega a tal punto, al interior del país, de existir la sospecha de que un día se acaben los cubanos en Cuba. Entonces, nos miramos aquí adentro los unos a los otros, los que quedamos por ahora, con cierta dosis de nostalgia; puede ser la última vez.

Las razones son conocidas, luego haremos alusiones a una elemental, y todas concluyen en un Gobierno que gobierna a ciegas, en una administración que empobrecen por días esta maravillosa tierra; muy próspera antes de 1959. Que el país hoy drena como balde lleno de huecos no se puede tapar con la excusa del bloqueo y el imperialismo; hay algo más, los pies de los nacionales son la prueba más clara de ello.

No es cosa del enemigo, como suelen decir los dirigentes castristas, la propia Asamblea Nacional del poder Popular (ANPP) en la última legislatura ha dicho: la población efectiva de Cuba ha caído por debajo de los 10 millones de personas. El mensajero de la mala noticia, el vicejefe de la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI), Juan Carlos Alfonso Fraga, quien ‘disparó el chícharo demográfico’ en medio de la presentación y debates del proyecto de Ley de Migración.

A dónde vamos: aquí no hay chisme del imperio. En los últimos tres años, reporta la ONEI, al cierre del año 2023, 1 249 733 personas permanecían fuera del país; donde el 75% de ellas no contaba con residencia efectiva en Cuba. Pasaje sin regreso. Esto es, alma más que cuerpo escapó de Cuba.

No vamos a llenar esto de números, de quien fue para aquí o para allá, en ocasiones mucho número abruma a nuestro objeto principal: el lector ciudadano, ese que apenas cuenta con tiempo para luchar en la calle el plato de comida de la familia. Sí retomaremos, como ya se dijo, pero de modo breve, que del canto se ha dicho mucho, causa del fenómeno, consecuencias y posible escenario futuro. Causa: ¿Qué debe hacer un cubano que sale a buscar el pan en su tierra y no lo encuentra?

¿Debe quedar de brazos cruzados en nombre de una ideología que es la antítesis del abecé humano? Señores, es crimen no ir al baile, pero tampoco dejar bailar. Entonces, por qué tanta animadversión oficialista contra la gente que decide romper con el comunismo en busca de mejor vida. Consecuencias: no solo cada vez es más difícil reparar un televisor, licuadora o encontrar un dermatólogo, etc., por la fuga de gente especializada, sino que la población del país envejece a pasos agigantados.

Tan es así, que para evitar el bochorno el régimen ha pospuesto el próximo censo de población para nunca antes del año 2025. Posible escenario futuro: la evolución del fenómeno migratorio en el país anota a menos nacionales jóvenes en suelo patrio, junto a la futura importación de personal especializado extranjero hasta para apretar una tuerca.

La isla apunta a más viejos y menos nacimientos. Conclusión, la gente continuará escapando por las cuatro esquinas de la Isla por una sencilla cuestión: la intransigencia del régimen a liberar la economía, ante el supuesto que libertad económica es pérdida de poder.

Y para la dictadura conservar el poder es su única razón de existir, el descontento popular queda en segundo plano. Volvamos atrás, a la pregunta del millón de pesos, ¿qué debe hacer un cubano que sale a buscar el pan en su tierra y no lo encuentra? Respuesta sabida. Por tanto, a mirarnos todos entre sí, puede ser oportunidad única, que se acaban los cubanos en Cuba.

Publicado originalmente en la edición 222 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, El Majadero de Artemisa