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Hace falta una carga para matar bribones

Protestas en Santiago de Cuba Foto Facebook/CubaCute

Por la periodista ciudadana Mirtha Noyola

Mar 29, 2024 | 2:00 PM


Cuando el poeta e intelectual cubano Rubén Martínez Villena expresara en su poema lírico: Hace falta una carga para matar bribones, para acabar la obra de las revoluciones para vengar los muertos, que padecen ultraje…", lo hacía en un contexto muy parecido al actual, la dictadura de Gerardo Machado.

Un período de nuestra historia donde al igual que hoy un régimen totalitario y violento ha sumido a los cubanos en la total desesperanza y desamparo. Un sistema donde las libertades y garantías ciudadanas son violadas a cada paso y donde las leyes son cadenas que oprimen.

La vigencia de tales palabras es una dura realidad para más de once millones de cubanos, hace falta una carga para matar bribones, estos quitaron a los anteriores y ocuparon su lugar, prometiendo una república "con todos y para el bien de todos", que no han creado. Si bien es cierto que nos sacudimos de la costra del coloniaje español hoy nuestros hijos y pueblo permanecen esperando la patria que les prometieron en 1959.El sueño martiano sigue siendo tan solo una esperanza y promesa inconclusa.

Gobernantes y funcionarios corruptos, a todos los niveles que viven y lucran con el sudor de un pueblo, hambre, carencias, llanto, dolor y violencia es la única herencia que tenemos. La presencia de más de mil cubanos presos en las cárceles por protestar y hacer valer sus derechos cívicos y humanos, es una muestra de la ignominia oficial.

Cuba es una inmensa cárcel, alestilo de la Corea del Norte. Con un discurso oficial, preñado solo de promesas, el régimen cubano trata de mantener su hegemonía política. Compartiendo de vez en cuando algunas migajas trata de someter la voluntad popular.

Las bellas palabras de Villena, son hoy un himno de lucha para los cubanos. No queremos que se derrame sangre inocente en nuestra bella isla, pero se impone un cambio urgente que permita a los cubanos vivir dignamente, con decoro. Un cambio que se genere desde abajo, apartado de cualquier alianza con los políticos de turno, pues sería fatal si sucediese. 

No se puede pactar con el enemigo. Las verdaderas revoluciones son de pueblo, comienzan y terminan con el pueblo y no tienen cabida en ellas el oportunismo político. Hace falta verdaderamente una carga, una carga de pueblo, de cambios que echen por tierra a quienes han usado la patria por pedestal, para levantarnos sobre ella y sus dignos hijos. Para hacer realidad el pensamiento martiano que la patria es de todos.

 

Publicado originalmente en la edición 177 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, El Espirituano

 

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