Foto de Ricardo IV Tamayo en Unsplash
Por el periodista ciudadano Roberto Escobedo
Dec 2, 2023 | 11:00 AM
Llegando casi el final del 2023 y Cuba sigue sin cambiar, o por lo menos para mejor porque para peor sí ha cambiado y bastante; cada año que pasa el infierno en el que vivimos los de a pie sigue siendo más candente, con peores condiciones y con menos oportunidades.
Cuba, nuestra isla, se ha convertido en una prisión, un atolladero de donde todos y más bien casi todos los que sufren las necesidades y carencias generadas por el comunismo Castro-Canelista quieren abandonar, escapando hacia cualquier país donde puedan obtener una mejor vida o mejores oportunidades de las que hoy tienen en esta isla.
Para el cubano de a pie, ese que no tiene un negocio y depende de ofrecer sus servicios y conocimientos a la dictadura por un mísero salario mensual, vivir en este país es como vivir en un infierno sin fin donde el hambre y las carencias gobiernan juntos de la mano, seguidos de un conjunto incontable de necesidades que hacen de la vida una espiral de desesperación.
Otro año más y seguimos en lo mismo, en un sistema que no avanza, que retrocede a pasos agigantados hacia un pasado de desgracias, aunque realmente todo tiene una solución, el cubano no ha podido, no ha querido o no ha sabido dársela.
Es triste y doloroso levantarse cada día con la incertidumbre de no saber cuán mal te va a ir o cuán malo se va a seguir poniendo este país: el dólar por el cielo, la comida por el espacio y los salarios bajo tierra, el estrés por camiones, las enfermedades en masa y los deseos de cambiar todo esto persis