La Habana, Cuba, (ICLEP). El vertimiento de aguas albañales en la esquina de las calles Leonor Pérez y San Pedro, cuya coloración negro verduzca habla por sí sola del tiempo de existencia del derrame fétido de esta fosa a la vía pública, pone de relieve el panorama higiénico predominante en la capital cubana.

Lorena Quintero Salas, cuentapropista que vive en la calle Jesús María, en el municipio Habana Vieja, fue enfática e ilustrativa cuando expresó al boletín que caminar hoy por muchos lugares de la ciudad es asqueroso, pero “lamentablemente, nos estamos acostumbrando”. “Los cubanos estamos aceptando la inmundicia como otro elemento más de nuestras vidas. Ya nadie protesta, la gente sólo camina al lado de la mierda”, agregó.

Daniel Espinosa Murguía, capitalino radicado en la calle Teniente Rey, relató a Amanecer Habanero: “Trabajo cerca de allí. Eso da vergüenza [la fosa vertiendo], sin embargo, los vecinos ni lo reportan. La gente está cansada”.

“A veces las personas con su carga de problemas, que no son pocos en un país en quiebra y con el comunismo arrastras, no se fijan y meten la pata en el agua apestosa, y han tenido que seguir su camino así mismo, sin protestar, indiferentes”, comentó Frank Ernesto Cañizares Gutiérrez, vecino de la calle Cuba.

Según Rafael Castillo Peña, secretario en la Vicepresidencia de las Construcciones del Gobierno en Habana Vieja, se hará una valoración del porqué la empresa Aguas de La Habana no ha resuelto el problema. “No se preocupen, se resolverá”, concluyó.

Publicado originalmente en la edición 224 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, Amanecer Habanero.