Sancti Spíritus, Cuba - La actual crisis socioeconómica que vive el país, unida a la creciente inflación, aumenta la presencia de ancianos de más de 80 años y discapacitados en diversos empleos o vendiendo en las calles, algo que provoca alarma en la población espirituana.

Los ciudadanos ven en ello una muestra del abandono oficial al que están sometidos estos grupos poblacionales en desventaja social, que llenan las calles vendiendo jabas, ropas, calzado, útiles del hogar y cuanto producto aparezca para sobrevivir.

Estos ancianos y desvalidos, cuyos ingresos no superan los 1 500 pesos mensuales, no pueden enfrentar los precios con que hoy se comercializan los alimentos y artículos de primera necesidad.

Según afirmaciones de María de la Caridad Bencomo, especialista del Ministerio Trabajo y Seguridad Social, estas personas realmente no pueden realizar estas labores, pero lo que reciben apenas les da para costear el 30% de sus necesidades y se ven obligadas a realizar otras labores.

“Tengo 85 años y si no salgo a la calle a vender mis cositas, me muero de hambre, del gobierno no puedo esperar nada, pues solo hacen promesas y lo que te dan es una limosna”, confesó Edelmira Bravo.

Carlos Manuel Remedios, especialista en gerontología retirado acotó: “Sancti Spíritus, una de las provincias con mayor población de la tercera edad, no puede garantizar la protección de estos ni de los impedidos físicos, que hoy están prácticamente obligados a ganarse la vida en las calles”.

Publicado originalmente en la edición 149 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, El Espirituano.