La nota distintiva del salidero de agua potable de la calle 50, que metros más delante se combina con un vertimiento de desperdicios albañales, no radica en el tiempo que ya dura el derrame, sino en que se encuentra en la misma esquina de la sede de la empresa estatal Acueducto.

“Ustedes preguntan sobre esta situación, pero solo el hecho de que esta asquerosidad lleve cerca de un año en la misma esquina de quienes se supone tienen que velar por esto ya lo dice todo. Los funcionarios de allí hasta se embarran los zapatos de agua de fosa, además de la peste, y no les interesa. Esa es la respuesta”, dijo a este medio informativo la licenciada en Educación Laura Polanco Moya, vecina de la calle 50.

El taxista Fernando Horta Martínez, residente en el reparto Llega y Pon, contó al boletín, a la salida del inmueble que ocupa Acueducto, que se encontraba en el sitio para tramitar una queja sobre una fosa en vertimiento a la vía pública en el barrio donde vive, desde hace dos semanas.

“Pero con esto aquí en las mismas narices de Acueducto se me han caído las alas del corazón”, dijo. La recepcionista de la empresa, quien no accedió a identificarse ni a tramitar cita de los corresponsales con el funcionario de la entidad, dijo que no estaba autorizada a comentar sobre ese u otra tema, y agregó: “A no ser con el periódico del Gobierno”.

Publicado originalmente en la edición 216 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, El Majadero de Artemisa