Artemisa, Cuba, (ICLEP). Ancianos artemiseños que padecen determinadas dolencias deben mantener una cola durante semanas frente a la farmacia de la calle 25, en el reparto El Rastro, en la supuesta ilusión y espera que con suerte suministren los medicamentos. La agonía, según lo contado a este medio por varios de los abuelos, es “indescriptible”.

El listado de la cola debe ser rectificado todos los días, de lo contrario, el anciano ausente es eliminado de la lista en automático. “Se vive para la lista”, dijo Fermín Aragón. “Lo que sucede, sobre todo con los medicamentos de los hipertensos y los diabéticos es que cuando viene, que no es muy seguido, no lo traen completo.

Entonces, como es lógico todo el mundo quiere coger. Incluso, teniendo tarjetón (certificado que prioriza el acceso a los fármacos), que se supone venga directo para cada cual, uno no alcanza la medicina”, declaró al boletín Raymundo Casanova Pupo, jubilado vecino del reparto El Rastro.

Miriam Cruz Mesa, anciana ama de casa domiciliad en el reparto El Rastro, afirmó a los comunicadores: “No alcanza para todos los viejos que tienen tarjetón, pero después uno que no quiere morirse tiene que comprar el captopril para la presión o la glibenclamida para la diabetes por la calle, donde nunca falta. Medicinas que son de producción nacional.

¿Cómo se explica esto?”. Loraine Betancourt Díaz, empleada en la farmacia El Rastro, dijo a los reporteros que en dicho establecimiento se vende lo que suministran y cuando lo es únicamente a las personas que tienen derecho a ello. Sobre el calvario de los ancianos frente al local, agregó: “Con eso no podemos hacer nada. Es su voluntad”.

Publicado originalmente en la edición 225 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, El Majadero de Artemisa