Artemisa, Cuba – Damaris Díaz Ventura, madre de dos niños pequeños, inició el pasado domingo 16 una nueva etapa de su vida debajo del graderío de la Secundaria Básica Eduardo García Lavandero, después de tres años de implorar ayuda al régimen.

Díaz Ventura dijo a El Majadero de Artemisa que tomó la decisión después de tres años esperanzada a la ayuda que le debían dar las autoridades. Precisamente, tres años han transcurrido desde que quedó vulnerable a causa de la muerte de su esposo por la Covid-19.

Por las consideraciones de esta madre, el nuevo habitad supone un show con el estudiantado de la escuela y un reto a la dignidad de ella y de sus hijos, en un país que según la teoría comunista no debe suceder esto.

Sobre su anterior lugar de residencia, Damaris explicó que, a raíz de la muerte de su esposo, la falta de espacio en el sitio de convivencia con sus suegros y dos cuñadas hacía imposible la estancia.

“Hasta ahora nadie ha venido a molestarme porque me metí aquí, pero no creo que demoren mucho. He visto personas dando vueltas, como tratando de ver”, relató.

“Esto no tiene ni un mínimo de condiciones, pero ante la necesidad fue lo mejor que pude hacer. Ojalá no me saquen de aquí porque yo no tengo a donde ir. Ya estuve en la oficina de los trabajadores sociales y me apuntaron en una lista, dijeron que me visitarían y nada”, agregó.

Evelin Hernández Suárez, amiga de Díaz Ventura, comentó a este medio que es duro lo que está pasando, “sola con sus dos hijos pequeños” y sin ayuda de nadie.

El caso de esta madre no es el único en el territorio, desde hace 20 años una familia ocupa la zona baja del graderío del estadio de béisbol en el poblado Lincoln.

Publicado originalmente en la edición 181 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, El Majadero de Artemisa.