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¿Cambiarán algo las recientes destituciones de funcionarios?

Foto de AXP Photography en Unsplash

Por la periodista ciudadana Yilian Milian López

Mar 16, 2024 | 10:30 AM


“¡Se fue el de Economía!”, era el comentario del pasado 4 de febrero en cuanta cola y plaza se juntaban al menos dos cubanos, resultado del grupo de ministros defenestrados la jornada anterior. Pero, ¿cambiarán algo en Cuba las recientes destituciones de funcionarios?

Atendiendo a que el Ministerio de Economía se asocia con la mesa del cubano de a pie, no hay que pasar por alto cierto asomo de esperanzas en la anterior exclamación popular, como si la destitución de Alejandro Gil Fernández redundara en un alivio de la miseria reinante. Los titulares, en apenas minutos del anuncio, dieron la vuelta al planeta. “El presidente de Cuba, Miguel DíazCanel, destituye al ministro de Economía ante la grave crisis que golpea al país”, replicaba el diario El País.

Otros medios se lanzaron tras el nuevo suceso en la Isla caribeña. Señores, hay que ser muy ingenuo para no advertir, en primer término, la maniobra lava imagen de la máxima dirección de la junta militar que mal gobierna al país; y segundo, quien imagine que este cambio de fichas encumbrada redundará en mejoras económicas esperará otros 65 años en pos de los resultados.

La historia es sencilla, la eterna letanía de las justificaciones, donde el bloqueo ocupa un sitial de honor, ya no se la traga ningún cubano. Como dijo el primer ministro Marrero Cruz en uno de sus arrebatos de sinceridad, “ya al pueblo no se le puede dar más justificaciones, espera resultados”.

Sin embargo, sucede que los resultados no llegan, el tiempo pasa, la miseria crece y las buenas nuevas, pese a los enormes esfuerzos publicitados por la prensa oficialista, continúan desaparecidas. Alguien tiene que pagar. Le tocó a Gil Fernández.

Se puso fatal; y con él arrastró a otros ministros, como corderos silenciosos al matadero, para marear la jugada contra Gil. Tan es así, que el ex ministro de Economía fue durante su reinado ‘el cartero de las malas noticias’ al pueblo cubano. Encargado, por ese mismo régimen que ahora lo echa a un rincón, de anunciar cuanto descalabro padecía e iba a padecer la gente de a pie en la Isla.

Catálogo de desgracias: no había leche para los niños, suficiente harina de trigo para el pan de la canasta básica (para las mipymes sí), café o carne de cerdo. También fue el vocero, esto sí le tocaba de cerca, para comunicar la contracción de la economía en 2023 en un 2%. Y para rematar, le correspondió decir bajito, pero se escuchó alto, que la inflación en Cuba rozaba el 30%.

Sencillo, había que cortarle la cabeza al cartero. Una maniobra antiquísima en un intento de culpar de los males que sufre el país a una persona y no a un sistema fallido. Aquí nadie hace nada si no lo mandan. Pero, hay que recordar que Gil Fernández es el último defenestrado de una saga relativamente resiente que comenzó con José Luis Rodríguez García y Marino Murillo Jorge.

La pregunta, ¿mejoró la economía en la Isla durante ese periodo de sucesivas destituciones? No. Hoy tenemos nuevo ministro de Economía, Joaquín Alonso Vázquez. ¿Cambiarán algo en Cuba las recientes destituciones de funcionarios? La respuesta, el pueblo cubano la sabe.

 

Publicado originalmente en la edición 211 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, El Majadero de Artemisa

 

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