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A propósito de la Ascensión del Señor. (Evangelio: Mateo 28, 16-20)

Ilustración Canva.

Por el Sacerdote Alberto Reyes

May 23, 2023 | 9:28 AM


Hoy celebramos la solemnidad de la Ascensión, con un Evangelio pleno de signos. Propongo irlo leyendo, añadiendo algunos de los entresijos que contiene. Dice así…

En aquel tiempo, los once discípulos… (once, no doce, porque uno traicionó al Maestro y se suicidó, y los que quedaron, huyeron, se escondieron, negaron la amistad con el Maestro… en otras palabras, aquellos a los que Jesús pedirá predicar al mundo su Evangelio son gente frágil, con caídas, con miserias humanas… es decir, nosotros).

…se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado (no se encuentran con Jesús y luego suben al monte, suben para encontrarse con él. ¿Y qué es “subir”?, es todo lo que haces para favorecer la experiencia del encuentro con Jesús: la oración, la Biblia, la Misa, lecturas, personas, ambientes… Nunca mejor dicha la frase de San Agustín: “El Dios que te creó sin ti, no te salvará sin ti”.

Al verlo, se postraron, pero algunos dudaban… No es la duda de si Jesús es o no el Señor, es la duda de si vale la pena o no abrazar el proyecto del Señor, si me dejo envolver o no por la propuesta del Señor. Expliquémoslo con una anécdota real: Una monja preguntó a un grupo de niños: “¿Quién quiere ser amigo de Jesús?” Todos alzaron la mano menos uno. La monja le preguntó: “¿Tú no quieres ser amigo de Jesús?”, a lo que el niño dijo: “No, porque si me hago amigo de Jesús voy a tener que cambiar”.

Jesús les dijo: “Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra”. ¿Qué tipo de poder? Poder para servir, porque todo poder en el seguimiento de Cristo solamente puede entenderse como medio para el servicio.

“Vayan y hagan discípulos de todos los pueblos…”. En tiempos de Jesús, el discípulo no era sólo el que iba a aprender del maestro sino que vivía con el maestro. Es la invitación no sólo a escuchar a Jesús Maestro sino a vivir con él, a tener la experiencia de estar con él.

“… bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo…” Mateo usa el verbo baptizei, es decir, “sumergir y dejar dentro”. Significa ayudar a la persona a permanecer comprometida con el Dios que da sentido a la vida desde el amor y el servicio.

“… enseñándoles a cumplir todo lo que yo les he mandado”. No se trata de predicar “lo que yo creo justo”, para eso cada uno puede fundar su propia iglesia. Se trata de transmitir los valores del Evangelio, y el primer modo de hacerlo es con la propia vida, sobre todo frente a un mundo que aplaude lo que le gusta del Evangelio y denigra y desprecia lo que cuestiona su conciencia.

“Y sepan que yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo”. Porque pase lo que pase, en todo momento, más allá de nuestras fragilidades, dudas e incluso incoherencias, en todas y cada una de nuestras tormentas, el Señor estará, cercano, seguro, sereno.

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