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La dulce prisión Break arabense

Central azucarero Mario Muñoz, Los Arabos, Matanzas / Foto EcuRed

Mar 19, 2021 | 3:40 AM


Publicado originalmente en la edición 146 del medio de comunicación comunitario del ICLEP Cocodrilo Callejero

La dulce prisión Break arabense

Por el periodista ciudadano Wilfredo Fajardo

Hoy, la comarca arabense tiene un cáncer mantenido en secreto por la prensa oficialista: el robo de azúcar en la industria azucarera Mario Muñoz Monroy.

El grueso de los jóvenes que ingresan como asalariados llegan a la fábrica con una idea fija, robar azúcar para liquidarla en el mercado negro. Al régimen no queda más solución civil, qué inventar.

No ha salido por la estera final el primer grano de la gramínea y ya los muchachos tiene la boca hecha agua. El perro de Pavlov. Es un saco para mí, para el gobierno, y uno para la gente, que lo roba. De esta manera no hay industria que sea rentable.

Los directivos, junto con la policía, han probado cantidades a granel de iniciativa y nada funciona. El río de azúcar no disminuye caudal. Puesto de mando de la policía las 24 horas dentro de la industria, visitas sorpresivas de la guardia de carretera de Colón, visitas no anunciadas de la policía provincial, drones y segurosos por doquier no logran detener el robo.

Según expertos callejeros solo viene quedando una solución: habilitar la industria con toda la parafernalia de la prisión. Las atalayas o garitas de Agüica prisión. La dulce –por el azúcar– prisión Break (serie televisiva sobre una prisión de nombre Break que, ahora, pasan por televisión), la dulce prisión Break arabense. Todo indica que no hay de otra. A la vista no hay horizonte, robo y robo. La situación se torna crítica por la masividad: habría que colocar un policía, amén los drones, por trabajador.

El proceso de sacar granos a la caña se vuelve poco rentable. Decenas de jóvenes han terminado en la cárcel o con fuertes multas y el asunto es indetenible.

Lo que se vive cada día en la industria es una olla de grillos. Días de corretajes, tiraderas de piedras o de sacos de azúcar que caen desde las alturas para lesionar y con esto detener a los perseguidores. Ahorita, le inventan lo suyo a los drones.

Mientras sucede esto la prensa oficialista, el semanario Girón, no tiene la más mínima idea sobre el asunto. No se roba. No presta interés como medio social que puede influir en el asunto. Parece que la represión no es el camino para atajar el último saco, el saco de la solución.

La pregunta sería, cómo volver a la decencia a estos muchachos. Jóvenes en edad laboral que clasifican como hombres, hombres nuevos. Porque robar está mal. Sea el hombre viejo o nuevo.

Sorprendido a quedado el municipio con la cantidad de medios incorporados a la policía local. Para empezar, tres motos nuevas; y se esperan otras tres. Por falta de recursos no es.

Sin embargo, se apuntala la represión en detrimento de ir a los orígenes del asunto. ¿Resuelve la gente con lo que paga el régimen en medio de la Tarea Ordenamiento? Esto para empezar, sin mencionar asunto ya mencionado por Cocodrilo como el daño antropológico a generaciones. La gente no asocia el robo con un antivalor humano, todo lo contrario. Creen que asiste derecho a robar al régimen para compensar lo escrito en la Constitución de la República: los cubanos tienen derecho a una vida digna. Pero, como el régimen se demora ellos actúan.

Mientras, quien se dirige hacia Colón por la Carretera Central no logra imaginar que un día, a solo 10 kilómetros, las garitas de la prisión Agüica pueden terminar en la industria. La dulce prisión Break de Los Arabos.

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