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Patria

No tiene ningún sentido hablar de diversidad cultural, religiosa y sexual si no se habla de la diversidad política. Ilustración: Atlántica

Por Jorge Núñez

Jan 25, 2023 | 10:23 AM


Mi abuelo paterno, Alejandro (Cuco) Núñez, fue el primer gran patriota que conocí en mi vida de manera personal. Lamento no haberlo aprovechado más, cuando murió yo apenas era un adolescente. Cuco Núñez era alto, casi seis pies de estatura. Caminaba algo encorvado y con los brazos abiertos. Siempre usaba un sombrero de ala ancha, un cuchillo largo con su funda en el cinto, y alpargatas. Tenía una memoria enciclopédica, tanto para recitar las décimas de Celestino García, y algunas propias, como para hablar largamente de las Guerras de Independencia, con datos, fechas y anécdotas, que aprendió de veteranos mambises. De hecho, hubo mambises en sus ascendentes. Era gallero, preparaba gallos de lidia, pero eso quedó ahí, no trascendió a nadie de la familia. Fue un hombre carismático y conversador, la gente le hacía corro, lo mismo en una fiesta que en un funeral. Tenía una voz fuerte, algo cascada por fumar tabaco. Recuerdo que una de sus muletillas era "y ese negocio". Lo del patriotismo era muy en serio. A su primera hija la nombró Cuba. A la segunda quería ponerle América, pero esa vez mi abuela se puso en sus trece, y quedó como María del Carmen. El asunto es que mi abuelo Cuco fue un patriota cabal, y jamás soportó al comunismo ni a Fidel Castro.
No es el límite geográfico lo que está en centro del conflicto sobre el patriotismo. Es el límite ideológico. Lo que está en crisis no es el patriotismo en sí mismo, sino la carga ideológica con que trataron de fusionarlo, el discurso que se implantó hace seis décadas en Cuba y que pretendió crear una unión indisoluble entre patriotismo, fidelismo y socialismo. Ese mismo límite permite a Oliver Zamora referirse al patriotismo de un extranjero que asesinó cubanos como el Che Guevara, pero le impide aceptar el patriotismo de una cubana completa como Celia Cruz, que puso el nombre de Cuba muy en alto, tanto por su arte, como por su imagen pública. El problema es, por tanto, la ideología. Una ideología que agotó todos sus recursos, porque también agotó todas las posibilidades, y por supuesto, la paciencia del pueblo cubano, que tampoco es infinita. No se trata de crear nada para atraer a la gente con un ideas renovadas usando las plataformas modernas, ni "buscar soluciones de acuerdo al momento actual", creo que estamos todos cansados de la misma oración. Sólo debemos rescatar lo originario, lo que siempre estuvo ahí.
La diversidad no es una amenaza, por el contrario, es la mayor riqueza. La única manera que tiene nuestro país de superar el agujero negro en que hemos caído, es abrirnos a la diversidad que forma a Cuba. La ideología en Cuba siempre ha tratado de uniformar, porque esa es la naturaleza de las ideologías. Y no tiene ningún sentido hablar de diversidad cultural, religiosa y sexual si no se habla de la diversidad política. Negar el patriotismo o la cubanía a los críticos y opositores al régimen, por el simple hecho de serlo, no ha sido un simple error, sino el resultado de una perversa estrategia cuidadosamente diseñada. Si una ideología es excluyente, si divide a los cubanos, es antipatriota. Sólo estamos asistiendo a las consecuencias de algo tan absurdo. La patria, como la familia, tiene que ser necesariamente congregante.
Por lo demás, no hay nada de patriotismo en el hecho de resistir en una cola. Es totalmente absurdo el discurso que busca edulcorar la miseria. La realidad es que el pueblo sufre miseria, y es algo humillante, una injusticia que clama al cielo. Hay algo de cierto en lo que dijo el profesor, más allá de que haya sido o no un guión preconcebido: el patriotismo no está siendo impugnado por nadie en específico . Es simplemente la realidad que contradice y también desborda todo el discurso ideológico.
No me preocupa el patriotismo. Confío en que los cubanos de bien seguiremos amando a Cuba más allá del lugar donde estemos, y vamos a seguir deseando lo mejor para nuestro país. Sé que Cuba se va a rehacer, al igual que nuestro orgullo nacional.

*Tomado de Atlántica

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