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El fracaso de la empresa cubana

Foto tomada de Twitter

Feb 24, 2021 | 7:05 AM


Publicado originalmente en la edición 102 del medio de comunicación comunitario del ICLEP El Espirituano

El fracaso de la empresa cubana

Por la periodista ciudadana Deyvis Madrigal

Cuando se inició la tarea ordenamiento en el mes de enero los principales representantes y portavoces del régimen cubano no cesaron de hablar del papel del sector empresarial cubano en este nuevo intento de poner a flote la desbastada economía nacional. Muchas fueron las explicaciones al respecto y todas tenían en común una imagen triunfalista que colocaba todas las esperanzas de mejoras en las empresas estatales.

Pero pasado dos meses de iniciado el pretendido reordenamiento de la economía ¿cuál es la realidad? No hay que ser un economista o especialista en esta materia para comprender la realidad. Resulta imposible que las empresas estatales puedan enfrentar los retos que se les ha impuesto. Con una maltrecha infraestructura, y una autonomía que la hace responsable de una gestión empresarial que por años estuvo dependiendo del estado, del cual recibía los pocos recursos disponibles, es imposible que pueda aportar algún beneficio a la actual política de reajuste.

Muy contrario a lo que la realidad está mostrando, muchas de estas empresas han logrado con grandes esfuerzos y con créditos bancarios pagar los salarios a sus trabajadores, y en lo que se espera de febrero la estrategia de pago tendrá que ser la misma, si los bancos quieren otorgar nuevos créditos, cuestión que hoy parece que será discutible. Desde esta penosa realidad que se revierte en el agravamiento de la crisis socioeconómica que hoy viven millones de cubanos en la isla, el mito de la empresa como salvadora de la sociedad cubana, parece colapsar.

No se puede generar riqueza social con empresas incapaces de superar el viejo mal de la dependencia. Y no porque no puedan y quieran. Sin pretender imponer modelos, lo que queda claro es que el modelo económico cubano, rectorado de alguna forma, ya sea visible o invisible por parte del gobierno, no propiciará los cambios y mejoras que el pueblo espera. Otros han entendido este mensaje y han sido creativos utilizando los resortes que permitan avanzar, sin temores.

Como alguien dijo, no se pueden cazar conejos con gatos. No puede haber resultados en términos económicos con un sector empresarial que hoy no puede ni sabe cómo andar bajo las presiones y exigencias que le impone el régimen.

En economía no hay milagros, todo depende de la capacidad de respuesta que tenga el sector industrial y empresarial cubano y esa capacidad solo existe hoy en los reglamentos y decretos emitidos por el régimen para poner en marcha el mal llamado ordenamiento.

Una vez más el sistema político cubano choca con sus propias limitaciones, heredadas de los viejos modelos económicos del socialismo, cuya efectividad ha dejado de ser real.

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