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Por la periodista ciudadana Yaquelín Herrera
Apr 21, 2025 | 10:00 AM
El consumo de drogas siempre ha sido una preocupación para los cubanos, especialmente para los padres de adolescentes y jóvenes, quienes son los grupos más vulnerables al consumo. Aunque en el pasado este flagelo no representaba una amenaza tan alarmante en Cuba, hoy en día la situación ha cambiado.
Las alarmas se han disparado, y la dura realidad es que nuestras calles están llenas de drogas, muchas de ellas sumamente peligrosas. La crisis socioeconómica que atraviesa la isla ha exacerbado este problema en los últimos dos años, y los adolescentes y jóvenes se han convertido en los principales afectados.
Esta preocupante situación ha llegado a las calles de Sancti Spíritus, sembrando el temor entre la población local. El 15 de junio de 2024, la detención de Elianis Daniela Olivares López, quien viajaba desde La Habana con 1.7666 gramos de una droga altamente peligrosa, y de Henry Javier Camejo Valera, quien esperaba el producto, encendió las alarmas.
Aunque cinco personas fueron condenadas por tráfico de drogas en la ciudad, las preocupaciones persisten, ya que el problema ha penetrado en nuestra querida villa y ha cobrado víctimas inocentes, incluidos adolescentes.
El temido "Químico ", que contienepastillas para la epilepsia, formol y anestesia para animales, ha llegado a nuestras calles. Su bajo precio de venta lo hace aún más accesible, y si no se controla, representa un peligro latente para nuestros jóvenes. Además de esta droga, la marihuana y la cocaína también circulan en las calles, aunque a precios más elevados. ¿Por qué su control resulta poco eficiente?
Las medidas legales y jurídicas que se implementan para mitigar los efectos del consumo de drogas pueden ser útiles, pero no eliminan las causas fundamentales del problema. Estas causas están enraizadas en un sistema político que ha agotado sus posibilidades, priorizando la permanencia en el poder sobre la atención a los verdaderos problemas sociales. Mientras tanto, las políticas de control siguen siendo insuficientes para erradicar un flagelo que crece a pasos agigantados.
Publicado originalmente en la edición 199 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, El Espirituano.