logotipo ICLEP

Desobediencia, un “tinte amarillo” a la peligrosidad predelictiva

Captura de pantalla del programa oficialista del régimen "Hacemos Cuba"

Por la periodista ciudadana Aniuska Paredes López

Jun 21, 2024 | 2:00 PM


No se precisa de mucha teoría o palabrería para descubrirnos en medio de un huracán, las señales sobran. La ventolera no engaña a nadie por cuanta palabra se ponga entre racha y racha. Igual sucede con el hoy de la Isla, cada señal proveniente de la realidad habla por sí sola; y los legajos del poder no escapan a este axioma. Hay miedo.

Puede ser sedición, figura delictiva de alto calibre y más afín a lo militar; la derogada por aberrante peligrosidad predelictiva, donde una persona era sancionada por un delito que se suponía iba a cometer sin haberlo cometido; o la de hoy, desobediencia; todas responde a lo mismo. Pues dice más del camaleón por su altura que por el cambio de coloración.

Solo que el amarillo en la cabeza hoy es símbolo de modernidad. Una ley por aquí o un decreto por allá es solo expresión de retrocesos, que ponen sobre el tapete los apuros del régimen. ¿Qué diferencia existe entre la antes desechada peligrosidad predelictiva y desobediencia de hoy?

Ninguna, y volver a lo mismo es señal de apuro de un poder que se tambalea ante el empuje de las multitudes. Las reacciones en las comunidades no se han hecho esperar. Una de ellas, ¿cuándo despertaremos con la noticia de una libra de jamón en la bodega en lugar de nuevos alegatos represivos?

Sólo esto lo dice todo: por donde va la dictadura y por donde lo hace el pueblo. En medio de una miseria asfixiante, y sin esperanzas, la gente está cansada de leyes y decretos que solo buscan inculcar terror o poner parches al creciente descontento social. Incluso, muchas de estas disposiciones llegan con pocos efectos a los oídos cansados del barrio. La última de estas matracas, desobediencia, el régimen la sonó hace unos días en el programa televisivo “Hacemos Cuba”, transmisión que ha ganado mérito como tribuna de cuanto policía, juez y represor intenta mostrarle “el Coco” al pueblo cubano.

En dicho espacio, hora de salida después de las 9:00 P.M., cuando aún muchos estómagos nacionales están vacíos, la presidenta de la Sala del Tribunal Supremo Iliana Gómez dijo que “si una persona que no trabaja o estudia y tiene además una conducta desajustada puede ser controlada por la policía e incurrir en el delito de desobediencia”.

Aquí entra la mayoría, el que grita “pongan la corriente p....”, Patria y Vida o el disidente que no ha abierto la boca, pero que no trabaja porque el régimen no se lo permite. Es un invento para meter en el jamo a todo el que pudiera molestar a las autoridades.

Acto seguido y en el mismo programa, siempre con la presencia del célebre Humbertico, y en apoyatura a “el Coco”, de igual manera se expresó Rogelio Luis Lazo, un alto oficial de la policía; quien fue más allá cuando indicó que “descubrir a esas personas es atribución de las organizaciones de masa”.

Para esto último, el oficial de la policía castrista llamó a los ciudadanos a delatar a los sospechosos. Una vez más, la dictadura intenta lanzar a cubanos contra cubanos en medio de un contexto donde nada indica mejoría.

De ahí, es de suponer un incremento de los desobedientes. En la Cuba que se conoce desde 1959, el rumbo de la vida siempre ha sido rectilíneo uniforme y hacía atrás. Por tanto, todos hemos sido en algún momento, y hoy somos, desobedientes; que no es más que un “tinte amarillo”, en pos de modernidad o actualización, a la derogada peligrosidad predelictiva.



Publicado originalmente en la edición 239 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, Amanecer Habanero

0 Comentarios

Añadir comentario