En el lejano 1963, Martin Luther King Jr. hizo un discurso en el que empleó una frase que quiero traer a la Cuba del 2025: “Yo tengo un sueño”. Porque yo también tengo un sueño.
Yo tengo un sueño de que los que hoy nos gobiernan entiendan que este sistema no lleva a ninguna parte, más que a la división y a la miseria de sus hijos. Sueño que comprendan que la realidad actual de Cuba no es vida para nadie. No lo es para el pueblo llano, que se hunde cada vez más en la escasez, en la ausencia de lo básico y en la huida continua, y no lo es para ellos que, por muchos recursos que manejen, no pueden disfrutarlos en paz, sabiendo que necesitan vivir en una alerta constante, en una auto protección continua.
Yo tengo un sueño de que nuestros gobernantes tengan el coraje y la inteligencia necesarias para pactar una salida del poder y una transición hacia la democracia, porque a diferencia de otras geografías, Cuba no tiene en estos momentos una plataforma nacional que permita el traspaso del poder. En realidad, la mejor opción sigue siendo una transición pacífica aceptada y pactada desde el propio gobierno. Es lo único que puede librarnos de las soluciones violentas.
Yo tengo un sueño de que este pueblo no deje de reclamar lo que es suyo: la libertad, el derecho a decidir su presente y su futuro, la prosperidad económica, la garantía de su salud, una educación de calidad y sin adoctrinamiento… y que, de todos los modos pacíficos posibles, no deje de reclamar lo que por derecho le pertenece.
Yo tengo un sueño de que las instituciones sean capaces de alzar la voz para buscar juntos el cambio necesario: las iglesias, las logias, los órganos de justicia, los artistas, los empresarios…
Yo tengo un sueño de que podamos ser un país donde dejemos de tenernos miedo los unos a los otros, donde podamos estar seguros al decir, escribir y publicar lo que sentimos y pensamos, donde haya justicia, pero no represión, donde haya libertad de expresión y todos podamos ser parte del debate público por el bien de la nación.
Yo tengo un sueño de que nunca más en esta isla haya presos políticos, ni madres y esposas que tengan que afrontar la violencia por pedir la libertad para sus seres queridos.
Yo tengo un sueño de que la policía y los órganos de seguridad sean deseados y no temidos, sean buscados y no evitados, sean lo que deben ser: el alma protectora de los vulnerables.
Yo tengo un sueño de que llegue el amanecer para esta tierra nuestra, de que dejemos de ser una isla donde la realidad de cada día sea la miseria, la escasez y la mendicidad. Sueño con una isla libre, próspera y feliz, donde el humus de la vida sea la alegría salpicada del sol y la sal del Caribe. Sueño con una isla donde nadie quiera irse y donde todos quieran venir a vivir.
Mientras Cuba se hunde por horas bajo el acoso de los apagones que se extienden hasta por 20 horas diarias, donde no solo está paralizada la actividad productiva y de servicios a lo largo y ancho de la Isla, el descontento social no se queda detrás; burbujea en cada rincón del país y amenaza con desbordar la copa a lo 11 de julio del año 2021 (11J).
Ante esta situación, a La Habana, sin nada en mano a corto término que dé respiro a un pueblo asfixiado por más de 65 años y sin esperanzas de mejoras a medio plazo, no le queda de otra que reinvertirse en la represión.
Ser ingeniosos en la búsqueda de métodos que les permita mal controlar el posible desboque del contexto de crisis nacional. Para esto, el régimen ha implementado los apagones jimaguas: cortes simultáneos, con similar cantidad de horas, del fluido eléctrico e Internet; como si hubieran nacido a la misma hora y sin minutos de diferencia del vientre de la dictadura.
Comunidades enteras se quedan por largos periodos de tiempo sin corriente e incomunicadas. Esto es, a oscuras de verdad; sin saber de nada ni de nadie, incluso, ni de familiares hospitalizados en estado de gravedad en los hospitales.
El temor de los que mandan en Cuba viene por la experiencia del 11J en el municipio San Antonio, donde gracias a las redes sociales el país se convirtió en un hervidero en cuestiones de minutos. Y hoy, la leña está más seca que nunca y a lo largo de todo el territorio nacional, solo basta un potente chispazo; y ellos lo saben. Todo sugiere que ese es el principal temor de la dictadura cubana en estos momentos.
No importa que a la falta de comida, medicina, transporte, a los bajos salarios, al acoso de la inflación, a bancos y otros servicios cerrados por falta de fluido eléctrico, se le una la terrible oscuridad del apagón, el calor y los mosquitos que no dejan dormir, ahora también se agrega la carga psicológica por no saber de la suerte de un familiar que se debate entre la viva y la muerte en un hospital. Quizás, mientras por alguna razón eventual se ría ya el pariente esté muerto, y eso nunca dejará de pesar.
Lo anterior está sucediendo en estos momentos y es la única propuesta de solución de los gobernantes cubanos para mantenerse en el poder como sea, aplastar sin misericordia a un pueblo agobiado a causa de la mala administración de décadas; después que en 1959 este país se convirtió en un botín de guerra de quienes bajaron de las montañas orientales.
Hoy, de constantes inventos para no caer vive la dictadura, pese a que desde hace rato han perdido el corazón del pueblo cubano. Entonces, solo les queda rehacerse en represión. En este caso, el último bosal del régimen de la Isla: los apagones jimaguas.
Publicado originalmente en la edición 230 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, El Majadero de Artemisa
Al abordar el reciente operativo del régimen contra el sector no estatal, desarrollado entre los días 2 y 7 de diciembre el diario oficialista Escambray en un comentario con título El pueblo espera respuestas, expresaba: "…se impone la necesidad de acelerar, aunque se peque de finalismo, el funcionamiento en lo que resta de año del sistema impositivo de multas por las diversas violaciones y el cobro inmediato de las mismas, a fin de que la provincia soluciones la negativa situación financiera".
Las anteriores palabras provocan vergüenza y rechazo hacia este medio, que cada día adopta una posición más servil al lado de las autoridades del régimen y se separa de su papel como portavoz del pueblo. Este es el periodismo que mancha y desacredita tan noble profesión.
El medio adopta una posición cada vez más servil hacia las autoridades del régimen y se aleja de su rol como portavoz del pueblo. Este es el tipo de periodismo que empaña y desacredita una profesión tan noble. Una vez más, este medio de comunicación respalda la política oficial.
Las declaraciones hechas tienen como objetivo justificar las abusivas multas impuestas al sector no estatal, con el fin de recaudar dinero y paliar el creciente déficit fiscal en la región, que asciende a 150 millones de pesos. Lejos de intentar justificar el operativo oficialista, estos argumentos revelan su verdadera intención: recolectar el dinero que actualmente circula en las calles.
Es irónico el tono utilizado por este medio, que presenta el acoso y asedio al sector no estatal como una necesidad para cubrir la falta de fondos. Estas palabras suenan como un claro llamado oficial para esquilmar, en lo que queda de mes, el bolsillo de los comerciantes. Parece ser que estos mercaderes de la palabra necesitan volver a los anales de la profesión de periodista y aprender cuál es su verdadero significado y misión social. La prensa que dice expresar y defender los intereses del pueblo no puede traicionar a ese pueblo, sentándose en la mesa de los gobernantes y aprobar decisiones injustas y mucho menos convertirse en portavoces de estas. Esta es la verdadera naturaleza de la prensa oficial en Cuba, convertirse en perro faldero obediente y sumiso a un sistema político que les impone las normas y reglas de lo que puede decir y lo que debe callar.
Es por tales atropellos que se hace cada día más necesario el periodismo independiente, no comprometido con el régimen, sino con la verdad y los intereses del pueblo. La prensa como decía Martí "no puede ser aprobación bondadosa, sino látigo con cascabeles en la punta", este es el verdadero periodismo para estos tiempos.
Una prensa que escribe, señala y actúa únicamente bajo los dictados de las élites en el poder carece de dignidad y credibilidad, ya que distorsionará la verdad y, en su lugar, presentará la mentira.
Publicado originalmente en la edición 194 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, El Espirituano
El régimen ahora mismo, con Cuba en llamas y sin otro recurso a mano para ilegitimar el creciente descontento social en la Isla, intensifica el cargo de desacato, siempre por medio de testigos que nadie sabe de dónde salen, para intentan sellar las bocas que disienten.
La última víctima, el joven santiaguero Luis Adrián Pupo García. Sucedió en el parque central del municipio oriental Songo-La Maya. El país estaba apagado y este joven cometió el error de percatarse, “nadie más lo había percibido en Cuba”, -y lanzar ligeras diatribas al poder en público- por la falta de electricidad a lo largo y ancho, sin dejar rincón del archipiélago.
¡Qué crimen! Cadena perpetua. Pudiéramos comenzar a narrar este atroz atropello con un referente alegórico y muy ilustrativo de algo que circula en redes sociales a modo de críticas a los eufemismos de la dictadura, cuando intentan pasar por ligero lo que es terrible para el país: el apagón. Y dice: “Una sonrisa alumbra más que la electricidad y no cuesta nada”. Adentrándonos en los hechos.
El pasado 18 de octubre, Pupo García fue apresado por la policía en el parque central de la localidad por expresar en público su disgusto por el apagón masivo. Solo dijo en voz alta, y no de tantos decibeles: “Hasta cuándo vamos a aguantar. Esto está demasiado malo”. Eso bastó para que la policía lo arrestara como el más peligroso de los criminales cubanos.
Lo que se sabe, por las personas que estaban allí y presenciaron el suceso, es que en ningún momento Luis Adrián se resistió al arresto ni mediaron ofensas de su parte hacia las autoridades. El arresto y conducción hacia la estación policial del territorio fue pacífico; 11 días después el joven, de 35 años de edad, continúa apresado y acusado de desacato.
Destacar que García había cuestionado en un acto público a Díaz-Canel, con asuntos que aquejan a los residentes de la zona, en una anterior visita del gobernante al municipio. Desde entonces, la policía política no le pierde pie ni pisada. El seguimiento y acoso es constante, como si en ellos le fuera el poder al presidente. Pero, quién es este joven cubano. ¿Será un delincuente en verdad? ¿Qué dicen sus coterráneos, los que lo conocen?
“Luis Adrián Pupo García es licenciado en Cultura Física, de buena familia humilde, respetuoso, serio. Desde hace unos años pertenece a la Fraternidad Masónica, a la Logia Flor de América de La Maya·, dijo a Martí Noticias su amigo y hermano de logia Roberto Serrano. ¿Qué le espera a este muchacho? Lo acostumbrado.
La Fiscalía le pedirá años como quien pide libras de arroz en un mercado, como algo cansón y natural, por pedir. Estará años en prisión, con delincuentes, que la policía política, en total dominio del sistema penitenciario de la Isla, se encargará de que le hagan al extremo difícil la vida.
En otras palabras, un joven masón correcto, ideal de ciudadano honrado, será conducido a la guillotina del régimen. Lo tratarán de destruir a modo de ejemplo. Mientras, a Naciones Unidas solo le bastará para el ‘OK’ hipócrita el supuesto debido proceso: un expediente con los testigos, el papeleo.
Esta es la historia de Luis Adrián Pupo García, quien osó percatarse de que Cuba estaba apagada. La dictadura destruye. Devora jóvenes. Consume humanos. Destruye cubanos. Para esto, el régimen se vale del vergonzoso desacato, un ‘martillo’ que intentan cerrar bocas que disienten.
Publicado originalmente en la edición 250 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, Amanecer Habanero
Incompetencia total en su máxima expresión es el nombre que se le puede asignar al nuevo dirigente de la Empresa Pesquera de La Coloma (EPICOL) Jordán Noqueira Tapia. Desde su toma de mandato hace ya cinco meses el Combinado Pesquero ha atravesado por la crisis financiera y productiva más larga de la historia, según cuentan los conocedores.
Ni aunque se dé la orientación de salir a la captura de langosta a todos los barcos pesqueros de La Coloma se podrá cumplir el plan de este año. La pesca de este crustáceo es lo que más importe le da a dicha empresa, pero debido a la escasez de combustible, fallas técnicas en las embarcaciones, problemas técnicos en la propia industria y la incompetencia del propio directivo y ejecutivos que lo rodean, han dado paso a que la producción se paralice en su totalidad.
También, como todo el empeño se ha volcado en la captura de langosta, algo que no ha sido proporcional con los resultados que se están presentando, se ha visto afectada la pesca de la escama, la cual está paralizada.
En fin, el salario del propio obrero ha sido perjudicado por no producir. Las quejas por parte de los trabajadores del Combinado Pesquero son muchas porque el sueldo de los directivos sí se mantiene intacto y la justificación de estos es que debido a la baja producción, nula en la mayoría de los casos, el capital de la empresa está en números rojos y se está empleando en pagar las deudas millonarias de la entidad. Eso sí producen en grandes cantidades, deudas con organismos y entidades.
Deudas por viajes, gastos administrativos en alimentos, transportes de lujo, etc. Y como siempre, esos gastos son cubiertos con la sangre y el sudor del trabajador. Asimismo, la baja producción ha dado paso a que se paralice la elaboración de la croqueta, tan anhelada por la población pinareña debido a su bajo costo de venta, en comparación con los precios actuales de los alimentos.
Tanto el pescado como los otros productos de capturas de la empresa pesquera solo son vendidos a instituciones turísticas o destinados a la exportación. Mientras el pueblo se muere de hambre, el obrero no cobra su salario por la falta de productividad, consecuencia de la incompetencia de un lacayo del sistema revolucionario cubano que, dicho sea de paso, de revolucionario no tiene nada. El incapaz dirigente sigue viviendo como un rey en su trono. Es una constante.
Publicado originalmente en la edición 278 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, Panorama Pinareño
Si ya la situación se tornaba crítica en Pinar del Río, provocada por la escasez de alimentos y los apagones prolongados por más de 15 y hasta 20 horas, se agudizó mucho más tras el paso del huracán Rafael por la provincia de Artemisa. A pesar de que el evento meteorológico no causó estragos en el territorio pinareño, sí afectó energéticamente al interrumpir las líneas de alta tensión; ahora el Gobierno quiere culpar de todos nuestros problemas a Rafael.
Ya el pinareño se ha ajustado a los horarios de cortes de electricidad prolongados, pero no a estar varios días sin corriente pues en ocasiones llegan hasta las 90 horas de apagón total. Se han perdido alimentos, que con tanto sacrificio el cubano de a pie es capaz de adquirir. Eso sin contar que hay lugares de la provincia como son los campos donde todavía se les da a los niños leche líquida, la cual se ha descompuesto por falta de refrigeración.
No siendo de esta manera para los dirigentes del Gobierno y sus partidarios más cercanos. A estos señores la alimentación se les garantiza de primera mano y a un precio más asequible. Como por ejemplo, las viandas.
Cuando el plátano tiene un valor de 55 pesos para el cubano de a pie, los seguidores más allegados de los dirigentes lo compran a un precio de 10 pesos la libra. También se les da la posibilidad de adquirir alimentos como la carne de cerdo, la manzana y productos como los elaborados en la Conchita.
En fin, hipocresía en su máxima expresión. Mientras tanto, el pueblo va perdiendo su identidad, la noción del tiempo, y guarda silencio por miedo a represalias por parte de la dictadura en contra de familiares y amigos. Y los pinareños no son capaces de levantar la voz, o algo tan simple como opinar de forma abierta.
Publicado originalmente en la edición 278 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, Panorama Pinareño
Como si del mal en la Isla no encontráramos fondo, el tránsito del huracán Oscar por la llamada costa cubana del níquel, franja que se extiende entre el poblado Moa y el asentamiento aledaño Punta Gorda, ambos pertenecientes al municipio holguinero Moa, ha provocado severos daños a la infraestructura de la poderosa industria que opera en la zona, la Sherritt International. A la vista, más miseria para el pueblo.
Revisemos los elementos previos que aquejan a esta industria generadora de importantes ingresos, antes de la llegada del temporal a la zona oriental del país. Análisis necesario, debido a que en Cuba por alguna razón las calamidades están entrelazadas y no llegan aisladas, caen en paquetes como los fotones de la luz. Las innatas deudas del régimen.
La firma Sherritt International, socia extranjera, había pactado con el Gobierno cubano la liquidación en cinco años a partir del 1 de enero de 2023 una deuda de 362 millones de dólares canadienses (260 millones de dólares estadounidenses), debido a pagos no respetados.
El pago del saldo por medio de cobalto, recurso difícil de arrancar a la tierra y de alto valor agregado, incluso de amplio uso en la industria militar. Por lo que, de solvencia redirigida al país, ya este sector no andaba muy bien. Más miseria para el de a pie, o plato esquivo en la mesa.
Antes de la llegada de Oscar la producción había sufrido un fuerte encontronazo, de ajustes y reacomodo de cargar, durante el apagón masivo del país, y con anterioridad por la insuficiente e inestable generación de electricidad, lo que se tradujo en paralizaciones de la maquinaria; coloso que arrastra complejidades extremas en cada arranque luego de una salida imprevista.
Ante esta situación la parte canadiense se ha visto en la necesidad de dar explicación a sus accionistas. A esto hay que sumar, la sistemática fuga de personal, mucho de ellos especializados, hacia el exterior del país. Resultado de lo anterior, hoy el gigante de Moa está operando a un 50% de sus posibilidades. De ahí, las exportaciones e ingresos por ese orden; y el país nuestro que se beneficia de esto también estará enredado en ese 50%. De alguna que otra manera, menos comida en la mesa de los cubanos.
Esto es serio, la industria del níquel es una de las pocas fuentes estables de entrada de divisas al país, donde desde allí los reportes indican que no se tiene idea de cuándo se logrará recuperar la producción. Lo que se sabe, la información que llega, es que se tiene una situación difícil. Y lo que más impacta: hoy no se ve cómo enderezar el camino.
Pero, a dónde vamos con este escrito, la situación de la industria del níquel en Moa es solo una foto del estado actual en que se encuentra la Isla manejada por el absolutismo castrista. Es una cadena de calamidades, turismo por el piso y el de arriba (la naturaleza) en contra. En Cuba las malas noticias llegan en paquetes, Oscar arremete contra la costa del níquel. ¿Qué tenemos ahora mismo los cubanos en la mano? Hoy la miseria será menor que mañana. Ese es el futuro luminoso prometido en 1959.
Publicado originalmente en la edición 229 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, El Majadero de Artemisa
Los accidentes de tránsito cobran decenas de vidas cada año en Cuba. En los medios oficiales, las causas suelen atribuirse a conductas negligentes o violaciones del Código de Tránsito por parte de conductores o peatones involucrados en estos sucesos. Sin embargo, según Tomas Ramírez Perdomo, especialista en seguridad vial de la Dirección del Tránsito en Villa Clara, la situación es más compleja.
Ramírez informó a nuestra redacción que, en promedio, tres personas mueren diariamente debido a accidentes de tránsito en el país, y que Villa Clara es una de las provincias con mayor incidencia en este tipo de incidentes.
“En los últimos seis meses, se registraron 32 accidentes de tránsito en Villa Clara, que dejaron 49 personas lesionadas y cinco fallecidas. Además, se reportaron importantes pérdidas materiales, destacando la destrucción parcial o total de 11 vehículos particulares y 19 de propiedad estatal”, señaló el especialista. Ramírez enfatiza que es erróneo atribuir la mayoría de los accidentes automovilísticos en Cuba a violaciones del código vial por parte de conductores y peatones.
La realidad parece señalar otros factores como las principales causas. “En los más de 20 años que llevo trabajando como especialista en seguridad vial he podido evaluar y conocer las verdaderas causas de los accidentes, puedo asegurar que en su gran mayoría ocurren por las malas condiciones de las carreteras, la falta de señalización, o el pésimo estado técnico de los vehículos involucrados en esos eventos”, refirió.
Ignacio Montes Oca Sarduy, chofer de un ómnibus de la Empresa Textil Desembarco del Granma le comentó al autor de este artículo, que la falta de inversión por parte del Estado para mantener funcionales las carreteras, ha provocado que estas se llenan de baches, elevaciones y todo tipo de obstáculos que pueden provocar accidentes.
“Se hace común que muchos choferes que circulan frecuentemente por una carretera ya conozcan sus baches e irregularidades y estén acostumbrados a evadirlos. Lamentablemente no siempre ocurre así y otros menos afortunados, sufren las consecuencias y terminan como víctimas de las malas condiciones que estas vías presentan”, acotó.
El chofer opina que los altos impuestos que se cobran a los choferes de vehículos particulares deben ser utilizados para mejorar las condiciones de las carreteras. “En la mayoría de los países del mundo usted puede circular con la confianza de que no caerá en un hueco, porque los recursos que se recogen por los impuestos se reinvierten en mantener las calles y carreteras, lo que asegura un beneficio público, por desgracia para nosotros en este país nada se hace como se debe”, comentó.
Publicado originalmente en la edición 130 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, Páginas Villareñas