Las celebraciones suelen tener un motivo de alegría, como es el caso de las Navidades y el Fin de Año, dos fechas que en cualquier parte del mundo se viven con regocijo, música, regalos, risas y bebidas compartidas. Sin embargo, este no es el caso de Cuba.
Estas Navidades serán recordadas como unas de las más tristes para los cubanos. En un tiempo en que la alegría debería ser el huésped de honor en cada hogar, otras presencias indeseables han invadido la celebración: la tristeza, la miseria, el dolor y la desesperanza.
Es imposible celebrar cuando miles de hogares cubanos lloran la ausencia forzada de un hijo, un padre, una madre o un cónyuge, presos en las cárceles del régimen o cruelmente asesinados por exigir la libertad de todos los cubanos. Millones de cubanos, de todas las edades, sufren hambre y no tienen cómo llevar a sus mesas la esperada cena de Navidad y Fin de Año. Tampoco habrá un motivo esperanzador para celebrar el nuevo año que está a las puertas, porque no hay esperanzas en el corazón del cubano.
Las sirenas del oficialismo no brindan una buena noticia, solo tragedias y calamidades. Vivimos en un país donde hay poco que celebrar y sí mucho por condenar y cambiar. Cuando llegue la noche del 24 de diciembre y el día 31, no habrá cena en muchos hogares y en otros habrá sillas vacías de seres que están ausentes, algunos de ellos para siempre.
Cada cubano digno tendrá que tomar parte del cambio que debe suceder de manera obligada. Los tiempos de brazos cruzados, miedo y tolerancia al abuso y el despojo, no pueden continúa, para que podamos celebrar el próximo año unas navidades y fin de año con total felicidad.
Publicado originalmente en la edición 195 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, El Espirituano
Pretender que el sector no estatal en Cuba pueda perdurar como un actor económico con garantías y respaldo oficial es una de las ideas más absurdas que puede concebir cualquier cubano. La presencia de las mipymes y los trabajadores por cuenta propia es la medicina amarga que el régimen cubano ha tenido que tragar a regañadientes, en un intento desesperado por encontrar una tabla de salvación para una crisis económica que desmantela el sistema día tras día.
El futuro de las más de 9 mil micro pequeñas y medianas empresas en Cuba ha sido un tema que está en el centro de mira del régimen cubano y sido objeto de debate en los últimos meses, como parte de su escalada contra el sector no estatal en la isla, cuya manifestación más evidente ha sido la cruzada contra este sector a principios del actual mes de diciembre.
Durante las recientes sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular los diputados presentes hablaron con preocupación los altos precio de los productos que comercializan los negocios privados, `precios que realmente son abusivos para la mayoría de la población, pero que tienen como causa el fracaso de la llamada empresa estatal y la incapacidad del modelo económico cubano para mantener un abastecimiento estable y adecuado de los bienes y servicios que necesita la población.
Usando como pretexto la ineficacia de los sistemas de control, supervisión y regulación sobre el sector no estatal los portavoces del régimen , entre ellos el primer Manuel Marrero Cruz adelantan parte de lo que podrá suceder con el sector no estatal en el 2025, una ofensiva fatal que utilizará, según refieren los gobernantes cubanos nuevas tecnologías y métodos para el control del sector no estatal. En resumen el control y la represión es lo que se divisa en el horizonte político.
Aunque Marrero Cruz ha afirmado que las normas no están diseñadas para prohibir, también aseguró que habrá regulaciones cuya precisión no está claramente definida en las normas. Esto deja en claro que, al final, todo dependerá de lo que el gobierno decida establecer como regulaciones.
El discurso oficial pretende que las mipymes salven la economía cubana pero a la vez establecen un control total sobre estas, y no cesan de hablar en su jerga oficial del mantenimiento de una empresa estatal que hoy está en crisis total. En todo esto hay una realidad que no podemos ocultar y es que las mipymes no son el salvador de la economía cubana pero tampoco la causa de sus problemas, esto es responsabilidad del régimen cubano y sus fallidos experimentos económicos.
Publicado originalmente en la edición 195 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, El Espirituano
El Gobierno cubano muestra a nivel internacional sus logros ficticios, como son la atención médica o la Educación y los supuestos altos niveles educacionales en el país; pero la realidad es otra, en la provincia pinareña cada vez más los jóvenes abandonan la escuela, la mayoría para unirse al trabajo no estatal porque como ellos mismos refieren: “eso es lo que da money”; otros que forman parte de la minoría deciden ponerse a delinquir.
En las calles pinareñas se les puede ver vendiendo pizzas de manera ambulante o despachando en una cafetería, porque en nuestra sociedad actual lo que el joven pinareño ve es que un mercader es capaz de facturar una entrada económica en mayor cuantía que un profesional de la Salud, un profesor o un ingeniero.
Internacionalmente Cuba es ejemplo a seguir en cuanto a educación, pero no es un secreto que ya muchos jóvenes no quieren continuar la escuela porque los profesores tienen poco nivel de preparación y son incapaces de lograr captar la atención de los estudiantes.
Además, es de muy poco interés que en cada clase que reciben haya contenido político sin que puedan dar su opinión y su verdadero sentir. Si lo hacen, tomarán medidas escolares en contra del estudiante. Otro factor que afecta a los jóvenes es la tendencia a delinquir que en los últimos tiempos ha ido en aumento.
Es fácil que un menor llegue a un local de venta de bebidas alcohólicas u otras sustancias nocivas y adictivas y poder adquirirlas, al Gobierno no le interesa esto porque en ellos ve un consumidor frecuente que aumenta sus ventas.
Y son estos mismos menores que bajo efectos del alcohol irrumpen en hogares para cometer robos con fuerza, o son aquellos que con armas blanca se deciden a batirse en duelo como si fuera mediados del siglo XVII. Mientras todo esto ocurre, el Estado y sus dirigentes no actúan. La juventud se pierde por despreocupación de los que se han encargado de llevar a un país a un estado de miseria total.
Publicado originalmente en la edición 279 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, Panorama Pinareño
Por tercer mes consecutivo, el Instituto Cubano por la Libertad de Expresión y Prensa (ICLEP) registró más de sesenta violaciones a la libertad de expresión y de prensa en Cuba. En diciembre, se documentaron un total de 67 casos, siendo los periodistas las principales víctimas de las agresiones del régimen cubano.
El ICLEP contabilizó 39 violaciones a la libertad de prensa y 28 a la libertad de expresión. Estas incluyeron 28 ataques, amenazas y agresiones psicológicas; 19 detenciones arbitrarias; 9 restricciones en el espacio digital; 6 usos abusivos del poder estatal; y 5 reclusiones. Entre las víctimas se registraron 18 periodistas, 11 activistas, 4 ciudadanos, 2 opositores y una cantidad igual de presos políticos y artistas. De estas personas, 25 son hombres, 13 mujeres y una se identifica como no binaria.
Como ha ocurrido en los últimos meses, la Seguridad del Estado y la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) fueron los principales órganos represores, aunque también el sistema judicial del país y el monopolio de las telecomunicaciones, ETECSA, participaron en varias agresiones.
En 12 provincias de la isla se registraron violaciones a la libertad de expresión y de prensa, demostrando el alcance y la magnitud de la represión en Cuba. Las provincias con más agresiones fueron La Habana (20), Villa Clara (10), Sancti Spíritus (9), Las Tunas (7) y Camagüey (5).
Nuevamente los directores y periodistas de los medios de comunicación comunitarios del ICLEP fueron víctimas de una represión coordinada por parte de la policía política en dos ocasiones durante el mes: primero, por el Día de los Derechos Humanos (10 de diciembre), y luego, con motivo de la "marcha del pueblo combatiente" convocada el 20 de diciembre por el gobernante Miguel Díaz-Canel Bermúdez, un circo montado para afianzar su poderío en decadencia.
En ambas fechas los directores de Amanecer Habanero (Juan Manuel Moreno Borrego), Páginas Villareñas (Yasser Toledo), El Majadero de Artemisa (Mabel Páez) y El Espirituano (Orlidia Barceló) fueron sometidos a amenazas, citaciones, interrogatorios, vigilancia y detenciones arbitrarias en sus domicilios. Además, periodistas y colaboradores de medios independientes y activistas denunciaron en redes sociales cortes de internet y el estar sitiados y bajo vigilancia durante estos días.
Es importante destacar durante el mes de diciembre la extensión de 8 a 14 meses de la sanción de privación de libertad, subsidiada con trabajo correccional sin internamiento, contra el periodista Carlos Michael Morales por haberse negado a trabajar con el sector estatal. La decisión arbitraria de alargar su condena llega después de meses de hostigamiento y amenazas con enviarlo a prisión.
También es relevante el caso del periodista camagüeyano José Luis Tan Estrada quien a finales de este mes fue obligado a exiliarse en Guyana, luego de que Nicaragua le negara la entrada al país. Tan recibió una citación para el 9 de enero para una “entrevista” por supuestas violaciones a la Ley de Comunicación Social. El joven reportero fue forzado a salir del país bajo la amenaza de la Seguridad del Estado de que si vuelve a Cuba las consecuencias para él serán graves.
Este mes se conoció además la ratificación de la sentencia de 15 años de privación de libertad a la presa política Mayelín Rodríguez Prado. La joven de solo 24 años cumple esta elevada condena en la Prisión Provincial de Mujeres de Camagüey conocida como Kilo 5 por transmitir en Facebook las protestas antigubernamentales que ocurrieron en el municipio Nuevitas, Camagüey, en agosto de 2022.
Entre los patrones represivos más preocupantes del régimen cubano destaca la criminalización del ejercicio legítimo de la libertad de expresión mediante acusaciones fabricadas y encarcelamientos para silenciar a la disidencia y mantener el control social. Durante diciembre, cinco activistas fueron encarcelados:
Además, un incidente de censura marcó diciembre. La película Matar a un hombre, del cineasta cubano Orlando Mora Cabrera, fue retirada del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana. A pesar de estar incluida en la programación oficial, no se proyectó debido a censura política. Cuando se intentó exhibir en la Fundación Ludwig, la actriz trans Kiriam Gutiérrez fue sitiada en su hogar para impedirle asistir. Este hecho revela no solo la opresión del régimen, sino también su carácter homofóbico y transfóbico.
Aunque diciembre cierra el año, las violaciones a la libertad de expresión y de prensa en Cuba no disminuyen. Días que debieron ser de celebración se convirtieron en un calvario para muchas familias. Mientras el país se hunde en una crisis generalizada, el régimen sigue destinando recursos escasos a reprimir al pueblo para perpetuarse en el poder.
En el lejano 1963, Martin Luther King Jr. hizo un discurso en el que empleó una frase que quiero traer a la Cuba del 2025: “Yo tengo un sueño”. Porque yo también tengo un sueño.
Yo tengo un sueño de que los que hoy nos gobiernan entiendan que este sistema no lleva a ninguna parte, más que a la división y a la miseria de sus hijos. Sueño que comprendan que la realidad actual de Cuba no es vida para nadie. No lo es para el pueblo llano, que se hunde cada vez más en la escasez, en la ausencia de lo básico y en la huida continua, y no lo es para ellos que, por muchos recursos que manejen, no pueden disfrutarlos en paz, sabiendo que necesitan vivir en una alerta constante, en una auto protección continua.
Yo tengo un sueño de que nuestros gobernantes tengan el coraje y la inteligencia necesarias para pactar una salida del poder y una transición hacia la democracia, porque a diferencia de otras geografías, Cuba no tiene en estos momentos una plataforma nacional que permita el traspaso del poder. En realidad, la mejor opción sigue siendo una transición pacífica aceptada y pactada desde el propio gobierno. Es lo único que puede librarnos de las soluciones violentas.
Yo tengo un sueño de que este pueblo no deje de reclamar lo que es suyo: la libertad, el derecho a decidir su presente y su futuro, la prosperidad económica, la garantía de su salud, una educación de calidad y sin adoctrinamiento… y que, de todos los modos pacíficos posibles, no deje de reclamar lo que por derecho le pertenece.
Yo tengo un sueño de que las instituciones sean capaces de alzar la voz para buscar juntos el cambio necesario: las iglesias, las logias, los órganos de justicia, los artistas, los empresarios…
Yo tengo un sueño de que podamos ser un país donde dejemos de tenernos miedo los unos a los otros, donde podamos estar seguros al decir, escribir y publicar lo que sentimos y pensamos, donde haya justicia, pero no represión, donde haya libertad de expresión y todos podamos ser parte del debate público por el bien de la nación.
Yo tengo un sueño de que nunca más en esta isla haya presos políticos, ni madres y esposas que tengan que afrontar la violencia por pedir la libertad para sus seres queridos.
Yo tengo un sueño de que la policía y los órganos de seguridad sean deseados y no temidos, sean buscados y no evitados, sean lo que deben ser: el alma protectora de los vulnerables.
Yo tengo un sueño de que llegue el amanecer para esta tierra nuestra, de que dejemos de ser una isla donde la realidad de cada día sea la miseria, la escasez y la mendicidad. Sueño con una isla libre, próspera y feliz, donde el humus de la vida sea la alegría salpicada del sol y la sal del Caribe. Sueño con una isla donde nadie quiera irse y donde todos quieran venir a vivir.
Mientras Cuba se hunde por horas bajo el acoso de los apagones que se extienden hasta por 20 horas diarias, donde no solo está paralizada la actividad productiva y de servicios a lo largo y ancho de la Isla, el descontento social no se queda detrás; burbujea en cada rincón del país y amenaza con desbordar la copa a lo 11 de julio del año 2021 (11J).
Ante esta situación, a La Habana, sin nada en mano a corto término que dé respiro a un pueblo asfixiado por más de 65 años y sin esperanzas de mejoras a medio plazo, no le queda de otra que reinvertirse en la represión.
Ser ingeniosos en la búsqueda de métodos que les permita mal controlar el posible desboque del contexto de crisis nacional. Para esto, el régimen ha implementado los apagones jimaguas: cortes simultáneos, con similar cantidad de horas, del fluido eléctrico e Internet; como si hubieran nacido a la misma hora y sin minutos de diferencia del vientre de la dictadura.
Comunidades enteras se quedan por largos periodos de tiempo sin corriente e incomunicadas. Esto es, a oscuras de verdad; sin saber de nada ni de nadie, incluso, ni de familiares hospitalizados en estado de gravedad en los hospitales.
El temor de los que mandan en Cuba viene por la experiencia del 11J en el municipio San Antonio, donde gracias a las redes sociales el país se convirtió en un hervidero en cuestiones de minutos. Y hoy, la leña está más seca que nunca y a lo largo de todo el territorio nacional, solo basta un potente chispazo; y ellos lo saben. Todo sugiere que ese es el principal temor de la dictadura cubana en estos momentos.
No importa que a la falta de comida, medicina, transporte, a los bajos salarios, al acoso de la inflación, a bancos y otros servicios cerrados por falta de fluido eléctrico, se le una la terrible oscuridad del apagón, el calor y los mosquitos que no dejan dormir, ahora también se agrega la carga psicológica por no saber de la suerte de un familiar que se debate entre la viva y la muerte en un hospital. Quizás, mientras por alguna razón eventual se ría ya el pariente esté muerto, y eso nunca dejará de pesar.
Lo anterior está sucediendo en estos momentos y es la única propuesta de solución de los gobernantes cubanos para mantenerse en el poder como sea, aplastar sin misericordia a un pueblo agobiado a causa de la mala administración de décadas; después que en 1959 este país se convirtió en un botín de guerra de quienes bajaron de las montañas orientales.
Hoy, de constantes inventos para no caer vive la dictadura, pese a que desde hace rato han perdido el corazón del pueblo cubano. Entonces, solo les queda rehacerse en represión. En este caso, el último bosal del régimen de la Isla: los apagones jimaguas.
Publicado originalmente en la edición 230 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, El Majadero de Artemisa
Al abordar el reciente operativo del régimen contra el sector no estatal, desarrollado entre los días 2 y 7 de diciembre el diario oficialista Escambray en un comentario con título El pueblo espera respuestas, expresaba: "…se impone la necesidad de acelerar, aunque se peque de finalismo, el funcionamiento en lo que resta de año del sistema impositivo de multas por las diversas violaciones y el cobro inmediato de las mismas, a fin de que la provincia soluciones la negativa situación financiera".
Las anteriores palabras provocan vergüenza y rechazo hacia este medio, que cada día adopta una posición más servil al lado de las autoridades del régimen y se separa de su papel como portavoz del pueblo. Este es el periodismo que mancha y desacredita tan noble profesión.
El medio adopta una posición cada vez más servil hacia las autoridades del régimen y se aleja de su rol como portavoz del pueblo. Este es el tipo de periodismo que empaña y desacredita una profesión tan noble. Una vez más, este medio de comunicación respalda la política oficial.
Las declaraciones hechas tienen como objetivo justificar las abusivas multas impuestas al sector no estatal, con el fin de recaudar dinero y paliar el creciente déficit fiscal en la región, que asciende a 150 millones de pesos. Lejos de intentar justificar el operativo oficialista, estos argumentos revelan su verdadera intención: recolectar el dinero que actualmente circula en las calles.
Es irónico el tono utilizado por este medio, que presenta el acoso y asedio al sector no estatal como una necesidad para cubrir la falta de fondos. Estas palabras suenan como un claro llamado oficial para esquilmar, en lo que queda de mes, el bolsillo de los comerciantes. Parece ser que estos mercaderes de la palabra necesitan volver a los anales de la profesión de periodista y aprender cuál es su verdadero significado y misión social. La prensa que dice expresar y defender los intereses del pueblo no puede traicionar a ese pueblo, sentándose en la mesa de los gobernantes y aprobar decisiones injustas y mucho menos convertirse en portavoces de estas. Esta es la verdadera naturaleza de la prensa oficial en Cuba, convertirse en perro faldero obediente y sumiso a un sistema político que les impone las normas y reglas de lo que puede decir y lo que debe callar.
Es por tales atropellos que se hace cada día más necesario el periodismo independiente, no comprometido con el régimen, sino con la verdad y los intereses del pueblo. La prensa como decía Martí "no puede ser aprobación bondadosa, sino látigo con cascabeles en la punta", este es el verdadero periodismo para estos tiempos.
Una prensa que escribe, señala y actúa únicamente bajo los dictados de las élites en el poder carece de dignidad y credibilidad, ya que distorsionará la verdad y, en su lugar, presentará la mentira.
Publicado originalmente en la edición 194 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, El Espirituano
El régimen ahora mismo, con Cuba en llamas y sin otro recurso a mano para ilegitimar el creciente descontento social en la Isla, intensifica el cargo de desacato, siempre por medio de testigos que nadie sabe de dónde salen, para intentan sellar las bocas que disienten.
La última víctima, el joven santiaguero Luis Adrián Pupo García. Sucedió en el parque central del municipio oriental Songo-La Maya. El país estaba apagado y este joven cometió el error de percatarse, “nadie más lo había percibido en Cuba”, -y lanzar ligeras diatribas al poder en público- por la falta de electricidad a lo largo y ancho, sin dejar rincón del archipiélago.
¡Qué crimen! Cadena perpetua. Pudiéramos comenzar a narrar este atroz atropello con un referente alegórico y muy ilustrativo de algo que circula en redes sociales a modo de críticas a los eufemismos de la dictadura, cuando intentan pasar por ligero lo que es terrible para el país: el apagón. Y dice: “Una sonrisa alumbra más que la electricidad y no cuesta nada”. Adentrándonos en los hechos.
El pasado 18 de octubre, Pupo García fue apresado por la policía en el parque central de la localidad por expresar en público su disgusto por el apagón masivo. Solo dijo en voz alta, y no de tantos decibeles: “Hasta cuándo vamos a aguantar. Esto está demasiado malo”. Eso bastó para que la policía lo arrestara como el más peligroso de los criminales cubanos.
Lo que se sabe, por las personas que estaban allí y presenciaron el suceso, es que en ningún momento Luis Adrián se resistió al arresto ni mediaron ofensas de su parte hacia las autoridades. El arresto y conducción hacia la estación policial del territorio fue pacífico; 11 días después el joven, de 35 años de edad, continúa apresado y acusado de desacato.
Destacar que García había cuestionado en un acto público a Díaz-Canel, con asuntos que aquejan a los residentes de la zona, en una anterior visita del gobernante al municipio. Desde entonces, la policía política no le pierde pie ni pisada. El seguimiento y acoso es constante, como si en ellos le fuera el poder al presidente. Pero, quién es este joven cubano. ¿Será un delincuente en verdad? ¿Qué dicen sus coterráneos, los que lo conocen?
“Luis Adrián Pupo García es licenciado en Cultura Física, de buena familia humilde, respetuoso, serio. Desde hace unos años pertenece a la Fraternidad Masónica, a la Logia Flor de América de La Maya·, dijo a Martí Noticias su amigo y hermano de logia Roberto Serrano. ¿Qué le espera a este muchacho? Lo acostumbrado.
La Fiscalía le pedirá años como quien pide libras de arroz en un mercado, como algo cansón y natural, por pedir. Estará años en prisión, con delincuentes, que la policía política, en total dominio del sistema penitenciario de la Isla, se encargará de que le hagan al extremo difícil la vida.
En otras palabras, un joven masón correcto, ideal de ciudadano honrado, será conducido a la guillotina del régimen. Lo tratarán de destruir a modo de ejemplo. Mientras, a Naciones Unidas solo le bastará para el ‘OK’ hipócrita el supuesto debido proceso: un expediente con los testigos, el papeleo.
Esta es la historia de Luis Adrián Pupo García, quien osó percatarse de que Cuba estaba apagada. La dictadura destruye. Devora jóvenes. Consume humanos. Destruye cubanos. Para esto, el régimen se vale del vergonzoso desacato, un ‘martillo’ que intentan cerrar bocas que disienten.
Publicado originalmente en la edición 250 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, Amanecer Habanero