En el discurso en conmemoración por un aniversario más del 10 de 0ctubre de 1868, en el Hardman Hall de Nueva York, nuestro querido Martí expresó: "La patria es dicha de todos, y dolor de todos, y cielo para todos, y no feudo ni capellanía de nadie; y las cosas públicas en que un grupo o partido de cubanos ponga las manos tienen el mismo derecho indiscutible con que nosotros las ponemos, no son suyas sólo, y de privilegiada propiedad, por virtud sutil y contraria a la naturaleza, sino tan nuestras como suyas; por lo que, cuando las manos no están bien puestas, hay derecho pleno para quitarles de sobre la patria las manos".
Después de transcurridos 134 años de aquel memorable discurso, se hace necesario reevaluar estas ideas expuestas por el apóstol en su extraordinaria pieza de oratoria política, ideas que cobran una vigencia extraordinaria a la luz de los hechos y la realidad que se vive en la isla en los momentos actuales. El concepto martiano de patria, es inclusivo. No se puede hablar de patria cuando una élite o partido político se adjudica el derecho a imponer su voluntad sobre el resto de los cubanos.
Como expresara el maestro, la patria es de todos, para el bienestar y el disfrute de todos sus hijos, sin privilegios ni derechos personales. Cuando miramos a la luz del credo martiano la vida de la nación, en pleno 2024, el dolor y la impotencia carcomen nuestras almas.
En las esferas más altas del poder político en la isla se sostiene una élite privilegiada, viviendo en la opulencia y hablando a nombre de un pueblo al que solo le ofrecen promesas que nunca son cumplidas, condenándolos a una vida de miseria, dolor y llanto , donde la desesperanza parece ser su única compañía. Tras un andamiaje político que manipula, extorsiona y engaña, el régimen cubano ha usurpado los derechos de la nación al disfrute de la libertad.
Mientras los hijos de obreros y campesinos y cubanos humildes tienen que conformarse con las migajas de un caduco sistema que les ha adoctrinado en la obediencia ciega y la sumisión, los hijos de ministros y gobernantes veranean en Europa y otras naciones, con los recursos que pertenecen y deben destinarse al pueblo.
Esta triste realidad requiere un cambio urgente y la respuesta la da Martí, cuando refiere: "…cuando las manos no están bien puestas, hay derecho pleno para quitarles de sobre la patria las manos". Tenemos como pueblo el deber y la obligación de quitar las manos sobre la patria a quienes se sirven de ellas como pedestal para levantarse sobre el pueblo y vivir a costa del pueblo, es un derecho natural y una obligación política de cada cubano.
La patria es de todos los cubanos, es el lugar llamado al disfrute de todos los derechos y garantías que nos asisten como cubanos y hombres libres. No es propiedad de unos pocos, es de todos los buenos cubanos que se acercan a ella para servirle y protegerle.
Publicado originalmente en la edición 189 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, El Espirituano
A veces la vida nos arrebata sin previo aviso a aquellos que nos dieron tantas noches de conversación, tantas risas y tantas horas de combate ideológico. Este 7 de octubre, la muerte se llevó a mi amigo, Armando de Armas, y con él se fue un pedazo de esa Cuba que él siempre defendió con pasión y entereza, aunque desde la distancia, en un exilio que lo marcó y que lo convirtió en un guerrero incansable de la verdad y la libertad.
Armando fue, sin duda, un hombre que abrazó sus convicciones con una fuerza que pocas veces se ve en estos tiempos de opiniones vacías y de posturas acomodaticias. Era un hombre de fe, un creyente en Dios, pero también un filólogo, un escritor y un periodista que nunca dudó en enfrentarse a las sombras del totalitarismo y a los demonios del pensamiento débil. Autor de más de una decena de libros, entre las que destacan Naipes en el Espejo, La Tabla, Mitos del Antiexilio y su más reciente, Capitán Caín; Armando dejó una huella imborrable en la literatura y en el pensamiento crítico cubano.
Siempre estuvo a la derecha de las ideas, y no se avergonzaba de ello. Su anticastrismo era una bandera que enarbolaba con orgullo, pero no se limitaba a la crítica al régimen. Cuestionaba también al establishment, al conservadurismo tibio, y señalaba con ironía lo que veía como una alianza perversa entre EE. UU. y Cuba. Sus palabras, como latigazos, dejaban en el aire frases tan contundentes como: "Cuba-USA, un solo pueblo, una sola Seguridad del Estado" o "EE. UU. es el mejor aliado de Cuba en el mundo". Armando no perdonaba, pero tampoco pedía perdón por pensar lo que pensaba.
Amante de las armas, del buen whisky y del vino, disfrutaba de las parrillas en mi casa junto a nuestra querida amiga Lourdes, con quien compartimos tantas noches interminables, conspirando contra el comunismo, arreglando el mundo, y riendo, siempre riendo, porque esa era otra de sus armas: el humor. Podíamos amanecer en esas charlas, navegando entre copas y brasas, mientras Armando disparaba ideas, críticas y reflexiones con la misma pasión con la que defendía sus convicciones más profundas.
Lourdes fue quien me dio la noticia ayer en la noche. Lo supe entonces: Armando, ese hombre corajudo, palero, que se alzaba valiente contra todo y todos, había partido. En abril le habían dado un mes de vida. No lo dijo. No se quejó. Guardó el secreto con la misma entereza con la que enfrentaba las adversidades. Luchó hasta el final, como el hombre que siempre fue, sin lamentos, sin temor, como si la vida fuera una batalla más en la que, aún en la derrota, se mantiene la dignidad intacta.
Hoy lo recuerdo con el humo de aquellas parrillas, el calor de las brasas, el sonido de nuestras risas y el sabor del vino que acompañaba nuestras interminables charlas. Armando se ha ido, pero su espíritu queda, en sus libros, en sus ideas y en esos momentos que compartimos, armados de fe, pasión y convicción.
Descansa en paz, amigo mío. Que Dios, en quien tanto creíste, te reciba con los brazos abiertos. Aquí seguiremos luchando, como tú lo hiciste, hasta el último aliento.
Mucha gente ha pedido a nuestros gobernantes que hagan algo por sacar a Cuba de la crisis generalizada en la que se encuentra. Yo sigo pensando que soy una voz en el desierto, pero soy una voz, y desde este desierto donde parece que nadie escucha, quiero también hoy dirigir mi voz a los que gobiernan esta isla.
No puedo predecir cómo se interpretarán mis palabras, pero quiero decirlas con total serenidad. Mis palabras no son un grito de violencia, no son un desahogo agresivo. Son simplemente la expresión de mi sentir más sereno y más hondo, y desde allí quiero decir sólo esto: Váyanse, por favor, váyanse.
Ustedes no van a reflotar este país, ustedes no van a remediar la falta de combustible, ni la precariedad de las termoeléctricas, ni van a devolvernos una vida sin apagones continuados.
Ustedes no van a solucionar el hambre de este pueblo, ni van a lograr que los días dejen de ser una lucha continua por la supervivencia. Ustedes no van a resolver el problema monetario, ni la inflación, ni la vida miserable de la gente.
Ustedes no van a garantizar nunca la salud de la población, ni el acceso a los medicamentos necesarios. Ustedes no son capaces de impedir el deterioro de los enfermos crónicos, ni las muertes por la escasez de insumos básicos.
Ustedes no pueden reparar el daño educacional de esta tierra, el deterioro del sistema educativo, la falta de maestros competentes, y en muchos casos ni siquiera la falta de maestros.
Ustedes no son capaces de frenar la emigración galopante e imparable de este pueblo, no pueden evitar que Cuba siga siendo una isla en fuga, que deja tras de sí la pérdida de sus jóvenes y el envejecimiento del país, rupturas familiares con heridas que no sanarán nunca, la soledad de padres y abuelos, la pérdida de aquellos que hubieran podido construir aquí un país próspero.
Ustedes ya no serán nunca el signo de la esperanza, del porvenir deseable, de la ilusión que lleva a entregar la vida.
Y no pueden, porque ya no tienen un proyecto de nación. Anclados en el control del poder, han convertido a esta isla en un barco sin rumbo, donde ya nadie sabe a dónde va, donde la vida es cada vez más incierta, donde todo se apaga y se muere.
Por eso, por favor, váyanse, tomen todo lo que quieran y abandonen este país para siempre.
Y háganlo antes de que, de algún modo, las cosas cambien y puedan ser juzgados, acusados de crímenes de lesa humanidad, porque lo que han hecho y están haciendo con este pueblo es un genocidio silente.
Váyanse, antes de que este pueblo llegue al final de su aguante y se levante con furia incontenible, y consume el final de este sistema arrasando a sangre y fuego todo lo que encuentre a su paso.
Porque cada día sin luz, sin agua, sin comida, cada día con los alimentos de los hijos echados a perder, con la escasez omnipresente y las ansias de libertad rotas, son un llamado que ustedes hacen a la violencia más ciega y desmedida.
Se los suplico, váyanse. Vivan donde quieran y puedan hacerlo, para que también nosotros podamos vivir.
El régimen cubano continuó durante septiembre la persecución contra todos aquellos ciudadanos que alzan su voz contra la dictadura o que simplemente exponen de manera pública las carencias y limitaciones de un país en debacle y total decadencia. El Instituto Cubano para la Libertad de Expresión y Prensa (ICLEP) registró durante este mes 36 hechos violatorios, de ellos 29 violaciones a la libertad de expresión y 7 a la libertad de prensa.
Entre las agresiones, 18 clasifican como ataques, amenazas y/o agresiones psicológicas, 8 usos abusivos de poder estatal, 6 detenciones arbitrarias, 2 reclusiones, 1 agresión física y 1 restricción en el espacio digital. El mayor número de víctimas estuvo entre los activistas (6), periodistas (5), ciudadanos (4) y artistas creadores (3); 14 hombres, 7 mujeres y un medio de comunicación, este último es la revista de música cubana Magazine AMPM, que se vio obligada a anunciar una “pausa indefinida” en sus publicaciones ante las constantes presiones de la Seguridad del Estado.
En ocho provincias del país ocurrieron violaciones a la libertad de expresión y prensa, siendo los territorios de La Habana 18, Santiago de Cuba (8), Villa Clara (4) y Guantánamo (2) los más representativos. La Seguridad de Estado volvió a erigirse como el principal órgano represor, teniendo participación en el 66,6% de las agresiones.
No pasó desapercibido el ensañamiento que el régimen cubano ha desatado contra periodistas e intelectuales cubanos por sus publicaciones en redes sociales y medios independientes. Durante septiembre el escritor y periodista Jorge Fernández Era, el joven intelectual Raymar Aguado Hernández, el historiador Alexander Hall, la periodista María Lucia Expósito y la antropóloga Jenny Pantoja fueron víctimas de citaciones e interrogatorios y esta última, además, de una detención arbitraria.
La Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) expulsó de la organización a la académica e intelectual cubana Alina Bárbara López Hernández de manera definitiva y sin derecho a apelación. Entre los hechos que esgrimieron en su contra están el haber realizado supuestas actividades contra la revolución, sus publicaciones contra la alta dirigencia del país en varias publicaciones y sus redes sociales, su solidaridad con los manifestantes del 11J, “delitos graves” como desobediencia y atentado y la violación de los estatutos y reglamentos de la UNEAC.
El periodista Yeris Curbelo Aguilera, quien dio voz a lo ocurrido con los manifestantes de Caimanera, fue víctima de una venganza política al ser condenado a dos años de prisión. Curbelo, agredido por un grupo de personas, fue acusado de “lesiones leves” en un juicio totalmente arbitrario mientras sus agresores fueron absueltos.
Simpatizantes de la dictadura también se vuelven contra los propios ciudadanos críticos, el colaborador de CubaNet Adelth Bonne fue amenazado por dos mujeres que se personaron en su propia vivienda para decirle que no estaban de acuerdo con su activismo y sus publicaciones en redes sociales y en ese medio independiente.
Preocupante e inadmisible resulta que las agresiones del régimen también se dirijan a menores de edad y adultos mayores enfermos. Lázaro Miguel Vilas Acosta, de 17 años, hijo de la activista Sujay Acosta Toscano y esposa del preso político Onaikel Infante Abreu, fue amenazado en más de una ocasión por el jefe de sector con ser detenido y fichado por la policía, un claro intento de intimidación contra el joven y también contra su familia a quienes tildan de “contrarrevolucionarios”.
Ramona Hernández, una señora de la tercera edad y paciente oncológica fue amenazada por un capitán de la Seguridad del Estado que le advirtió sería llevada a juicio por difamación y además multada si continuaba divulgando información sobre las dificultades que enfrenta para trasladarse al hospital donde necesita recibir tratamientos. El único “delito” de Ramona fue acudir al medio comunitario del ICLEP Páginas Villareñas para visibilizar la situación con el transporte.
La censura estuvo a la orden del día en septiembre, tres artistas santiagueros Lico Wayne, Tino Mán y el productor musical Asdrubal Reyna fueron citados, interrogados y amenazados por la Seguridad del Estado por el simple hecho de dedicar el tema “Súbelo Mayeta” al periodista independiente Yosmany Mayeta, quien se ha convertido en una de las voces más seguidas en redes sociales por exponer la realidad de Santiago de Cuba.
La intención de la dictadura de reprimir a todo aquel que se oponga al sistema totalitario imperante en Cuba queda clara una vez más. Mientras el pueblo siente en carne propia las consecuencias de una crisis económica y social en aumento, los órganos represores al servicio del régimen no escatiman esfuerzos para amenazar, coaccionar e intimidar a los ciudadanos que optan por ejercer su derecho a la libre expresión y exponer la realidad de la isla, esa que los propios gobernantes y sus secuaces se empeñan en ocultar.
Todavía Cuba huele a tierra mojada luego de la última lluvia de decretos-leyes y resoluciones, publicados el 19 de agosto en la Gaceta de la República, provenientes del Consejo de Estado y del Consejo de Ministros. Del aguacero, ocho decretos-leyes y 11 resoluciones tienen como blanco a las mipymes. Flechas envenenadas que lejos de fomentar, de desatar las fuerzas productivas, buscan controlar aún más al insipiente sector privado.
Después de tanto bregar en un país sin solución a la vista, de medidas y contra medidas intentando reanimar el cadáver productivo, como es el caso de la isla cubana, las señales apuntan a un último y desesperado delirio del régimen: las mipymes revolucionarias.
Solo que la ideología pudre a las naciones. Les ahueca el tronco, que tarde o temprano cae. Lo dicho anteriormente no es exageración, la dictadura intenta buscar soluciones dejando fuera al hombre. Atornillar las mipymes a lo revolucionario no encaja en el abecé del ser humano. Es historia vivida por la humanidad desde siempre. La ayuda a sectores vulnerables debe partir del corazón, lejos de las presiones. Sin libertad lo que empieza está condenado al fracaso.
Pero, el régimen no acaba de hacerse a la idea de que nadar sin brazos no te saca de la orilla, y demora un cambio que habrá de imponerse; porque los cubanos de hoy, las nuevas generaciones lo quieren así; y lo ponen de manifiesto con sus pies, rumbo a cualquier lugar del planeta donde dos más dos sea realidad y no ¨seremos como el Che¨. No entraremos rebuscar, a interiorizar en cada una de las nuevas disposiciones restrictivas que pesarán a partir de ahora sobre las cabezas de los emprendedores de la Isla como espada de Damocles, no es el objetivo de este trabajo. Al final, nada de esto es para progreso.
No obstante, uno de estos asuntos pudiera ser el abanderado de todos los demás decretos-leyes y resoluciones. Se trata de la prohibición contante y sonante a la red de mipymes, de organizarse entre ellas para cursos, cooperación, etc. El régimen quiere un sector privado fragmentado sin capacidad de influir en las políticas económicas de los territorios. Algo así como que una cámara de mipymes se convierta en un agente de influencias y cambios económicos que luego derive en lo político.
Ese es el gran temor. El agujero negro en que hoy se encuentra la economía cubana para nada guarda relación con la falta de inteligencia de los decisores comunista, y sí con la obstinación de la cúpula en no ceder en libertad económica por temor a perder en poder. Pero para el resto, ser reo de una idea no siempre te hace parte.
Todos, cubanos en fila, incluidos dirigentes de escalas, están convencidos de estar montados en un tren que no se mueve. Un tren que ha devorado 65 años; y que pretende un último sueño, las mipymes revolucionarias. Solo que esta quimera no juega con el abecé del ser humano. El corazón de los cubanos dice otra cosa, también es humano.
Publicado originalmente en la edición 224 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, El Majadero de Artemisa
Miami, Florida, EE. UU. - El PEN Club de Escritores Cubanos en el Exilio condena la entrada en vigor de la Ley 162/2023 de Comunicación Social de Cuba este 4 de octubre. Esta Ley es la más reciente legislación draconiana que busca eliminar la libertad de expresión en su totalidad silenciando al pueblo cubano.
La Ley de Comunicación Social, aprobada por la unipartidista Asamblea Nacional del Poder Popular en mayo de 2023, tiene como propósito “Regular el Sistema de Comunicación Social para la gestión estratégica e integrada de los procesos de comunicación social en los ámbitos organizacional, mediático y comunitario, con fines políticos, de bien público, organizacionales y comerciales, en los espacios públicos ya sean físicos o digitales”. En efecto, esta Ley restringe aún más el pluralismo de los medios de comunicación, ya que establece que estos deben inscribirse y operar bajo la supervisión del Estado cubano.
La entrada en vigor de esta Ley representa un golpe más contra la libertad de expresión por parte del gobierno dictatorial cubano. Según el Instituto Cubano de Libertad de Expresión y Prensa (ICLEP), hasta la fecha en 2024 (octubre), se han registrado 531 violaciones a la libertad de expresión y prensa. Esta cifra supera el nivel de 2023, año en que se registraron 494 violaciones a la libertad de expresión y prensa.
Entre las tácticas más comunes usadas por el gobierno cubano para reprimir las voces literarias y creativas de Cuba se encuentran el acoso, las amenazas personales y a la familia, los actos de repudio, los ataques físicos y verbales, las detenciones arbitrarias, los juicios amañados que llevan a multas y condenas de prisión y el exilio forzado.
En años recientes, el gobierno cubano ha codificado aún más la represión contra los escritores, periodistas y otros creadores cubanos. Entre las leyes, decretos, decretos ley y otros textos legales, tanto históricas como recientes, que aún se encuentran en vigor respecto a ese fin se encuentran:
- La Ley 88 (1999), conocida por Ley Mordaza;
- El Decreto 349 (2018); - El Decreto Ley 370 (2018) que aniquiló la libertad de expresión en la Internet;
- La Constitución de la República de Cuba (2019);
- El Decreto Ley 35 (2021) sobre telecomunicaciones, incluyendo televisión y radio;
- La Ley 51 (2022) estableciendo un nuevo y draconiano Código Penal;
- La Ley de Comunicación Social (2023).
Sobre el PEN Club de Escritores Cubanos en el Exilio: Fundado en 1997, el PEN Club de Escritores Cubanos en el Exilio une a escritores cubanos que partieron al exilio y han contribuido a expandir y preservar la obra literaria cubana en el exterior. Mensualmente, la organización celebra eventos literarios mientras que alza su voz en denuncia de las violaciones a la libertad de expresión y en apoyo a los escritores y periodistas perseguidos y encarcelados en Cuba y alrededor del mundo.
La caída de la señal digital terrestre en toda Cuba la noche del domingo 18 de agosto durante la transmisión del programa Tras la Huella, interrupción que se mantuvo por 59 minutos, ha vuelto a colocar las miradas sobre los planes triunfalistas del régimen y su posterior secuencia de erratas. Los debates en el barrio no se han hecho esperar. Iremos por parte, pues cuando se trata de Cuba bajo dominación comunista los problemas vienen en ramilletes.
Lo primero, la infraestructura técnica de la Isla no estaba preparada para dar el paso de la señal analógica a la digital. Por tanto, al igual que el proceso de bancarización el asunto comenzó con el pie izquierdo. Pero, como sucede con todo lo referente a la dictadura el cambio de señal televisiva se convirtió de la noche a la mañana en una prioridad ideológica, de que sí porque sí. Una tarea de la Revolución. Lo importante era demostrarle al mundo cómo un país bloqueado por el imperio asume retos propios de las grandes potencias capitalistas.
Llama la atención que en la mañana de esa misma jornada hubo serias interrupciones en los servicios digitales del Banco Metropolitano y en sus plataformas afines, como Transfermóvil y EnZona. A esto se suma la perenne débil conexión a la red en oficinas como correos y otras dependencias estatales.
“¿Habrá cama para tanta gente?”, preguntó un cubano de a pie cuando en medio de los debates hacía alusión a la pobre infraestructura y equipamiento para asumir la digitalización de la sociedad cubana. Como se aprecia, que la gente no está ajena a esto, las limitaciones técnicas que hoy existen en Cuba, y que el régimen pretende suplir con voluntarismo y triunfalismo, es condicionante para que el producto digital no sea de calidad.
La segunda cuestión a tocar a raíz del apagón televisivo del 18 de agosto radica en las consecuencias de la chapuza en la proyección y ejecución de los grandes planes de la dictadura, consecuencias que paga el pueblo. Cuando se elaboran y se emprenden estos proyectos las autoridades lo emprenden bajo la base del sacrificio de los de a pie. Es un hecho que se da por descontado a la sazón de que para el poder quien menos cuenta es el pueblo.
Y aunque luego de los fatídicos 59 minutos de interrupción la estatal RadioCuba informó en un comunicado que los servicios estaban restablecidos gracias a la labor de técnicos y especialistas, quién sentado frente a un televisor no ha sido víctima de la caída constante y por breves segundo de la señal televisiva. Eso sucede constantemente, solo basta vivir en Cuba. Resulta que, como siempre, el régimen volvió a prometer el cielo con escalera sin peldaños: a medias quedó la promesa de que antes del paso a la señal digital cada familia cubana contaría con una caja decodificadora.
El ofrecimiento se perdió por el camino, como otras tantas cosas prometidas a lo largo de 65 años, mientras la tarea de la Revolución continúa imponiéndose a costa del sacrificio de la gente. Pero, como si la leche de la vaca fuera poca, el lunes, horas después del apagón televisivo del domingo, el periodista oficialista Lázaro Manuel Alonso informó en su cuenta de Facebook sobre una nueva interrupción de la señal de la televisión.
Este nuevo descalabro ha disparado las alarmas entre los usuarios. La lectura de todo esto es una sola, nada indica que los apagones televisivos no continuarán sucediendo. Lo que todo sabemos, hoy en la Isla no hay infraestructura ni recursos para los grandes planes, más ideológicos que realistas, en los cuales se involucra el régimen. Ahí están los resultados: TV cubana, de la señal analógica a la señal de palo y piedras. De regreso a las cavernas.
Publicado originalmente en la edición 224 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, El Majadero de Artemisa
El Instituto Cubano por la Libertad de Expresión y Prensa (ICLEP) condena categóricamente la entrada en vigor de la Ley de Comunicación Social, la cual representa una flagrante violación a los derechos fundamentales de libertad de expresión y acceso a la información en Cuba. Esta legislación, diseñada para reforzar el control estatal sobre los medios de comunicación y mantener en la ilegalidad el periodismo independiente, es una herramienta represiva más contra las libertades fundamentales ya criminalizadas en el país
La Ley de Comunicación Social, implementada por el régimen cubano y que entró en vigor este viernes, otorga al Estado un poder aún más amplio para censurar, supervisar y controlar todo contenido que se publique en medios tradicionales, digitales, redes sociales y plataformas de comunicación ciudadana. Al prohibir la prensa independiente, esta ley busca consolidar el monopolio informativo del gobierno, silenciando voces disidentes y reforzando la propaganda oficial.
"Esta ley es un claro ataque a los periodistas independientes, a los medios no estatales y, sobre todo, al derecho del pueblo cubano a estar informado", declaró Normando Hernández, director general del ICLEP. "Lejos de promover una comunicación inclusiva y plural, esta ley de INCOMUNICACIÓN social, como me gusta llamarla, legaliza la censura y la represión."
El ICLEP denuncia que la nueva ley no solo criminaliza la labor periodística independiente, sino que también limita el acceso de la ciudadanía a información veraz y objetiva, aumentando el riesgo de persecución y represalias contra aquellos que intenten ejercer su derecho a informar o ser informados fuera de los límites impuestos por el gobierno.
"El derecho a la información es un pilar fundamental de cualquier sociedad libre y democrática. En Cuba, este derecho se viola sistemáticamente, y esta nueva ley profundiza esa realidad", señaló Hernández.
El ICLEP insta a la comunidad internacional, organizaciones defensoras de los derechos humanos y organismos internacionales a condenar enérgicamente esta ley y a continuar apoyando la lucha por la libertad de expresión y de prensa en Cuba. Además, reafirma su compromiso de seguir informando de manera independiente y veraz, enfrentando los intentos del régimen por acallar las voces de los periodistas y medios no alineados con el discurso oficial.