Con el objetivo de asegurar un suministro eléctrico estable durante los meses de julio y agosto, período en el que se prevé un mayor consumo debido a las vacaciones, el Gobierno cubano y la Unión Eléctrica han llevado a cabo diversos mantenimientos programados en las plantas termoeléctricas del país. En múltiples intervenciones públicas a lo largo del año, las autoridades han destacado la importancia de estas labores para evitar interrupciones en el servicio eléctrico durante la temporada de mayor demanda.
Lamentablemente esta situación no se cumplió y la población ha continuado sufriendo los molestos apagones, en algunas ocasiones por la falta de combustible y en otras por el déficit de generación eléctrica que causan las constantes salidas por roturas de las obsoletas unidades generadoras del Sistema Electro energético Nacional.
Los propios directivos del sector de la energía han reconocido estas dificultades en los medios oficiales de información durante el verano y la Termoeléctrica Antonio Guiteras de la provincia de Matanzas continuó dando la nota discordante con sus constantes salidas y entradas del Sistema Electroenergético Nacional. Antonio Ortiz Villarreal, residente en el edificio Doce Plantas del reparto Riviera, le manifestó a este periodista, que los constantes anuncios oficiales de salidas y entradas de las unidades generadoras de energía del servicio, ya no son creíbles para la población.
“Parece el cuento de nunca acabar, hay momentos que da risa escuchar en la radio o la televisión o simplemente leer una nota en el periódico, que la Guiteras salió por un mantenimiento o una rotura. Si las consecuencias no fueran tan trágicas para la población, uno podría pensar que se trata de una tomadura de pelo o una filmación para un programa humorístico”, opinó. Diana Gutiérrez Noa, residente en el callejón de Guamajal, le aseguró a nuestra redacción, que las mentiras del gobierno sobre la situación energética, serán motivo para nuevas protestas populares como las ocurridas el 11 de julio de 2021.
Tomas Rivero Otamendi, periodista jubilado que reside en el barrio Dobarganes, le comentó al autor de este artículo, que la falta de credibilidad en los anuncios y publicaciones realizados por los funcionarios del Gobierno Cubano en cuanto a la generación de energía, demuestran la profunda decadencia en que se encuentra el sistema político y económico que rige los destinos de esta isla.
“Cuando los dirigentes de un país son capaces de dar informaciones a la población que saben que no son ciertas, está claro que todo el sistema va en picada y que en un corto espacio de tiempo colapsará. Lo importante sería saber hasta cuándo podrán sostener sus mentiras y manipulaciones porque este verano ha sido terrible para nuestro pueblo”, alertó.
Publicado originalmente en la edición 125 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, Páginas Villareñas
Los resultados de la participación de la Isla en la última Olimpiada no debieron sorprender a nadie. Los escasos podios vinieron a emparejar las largas horas de apagón y la falta de comida. Mostraron a la Cuba fuera de la propaganda. El planeta fue testigo de cómo una cacareada conquista, el deporte revolucionario, se bajó del tren castrista en París. El deporte para el ser humano es un estado de ánimo, que incluye más que voluntad para estrujar músculos; y a esto se arrima la libertad para la debida concentración.
¿Quién es libre para levantar pesas sabiendo que ese día su familia no tiene qué comer? Las preocupaciones en la actividad física restan y eso es Cuba, un manojo de ansiedades. En tanto, los deportistas escapan en masa porque andar a la ligera como el viento hace falta para todo. No podía ser de otra manera en una Isla enjaulada en una ideología que marchita los deseos de un país de ser mundo, de estar allá dentro. Los cubanos que compitieron bajo otras banderas lo pusieron en alto.
Fuera de la prisión todo es más fácil. De los 82 atletas cubanos que participaron en los juegos 21 lo hicieron representando a otros países, un número significativo si se tiene en cuenta que para llegar a una Olimpiada se debe pasar por un riguroso proceso de decantación con el resto de los deportistas del orbe.
El hecho de estar en París, después de los entuertos que supone emigrar, literalmente escapar del país, ya significa una medalla. Pero, no solo eso, no se recuerda en la historia de estas lides a tres deportistas originarios de una misma nación que hayan alcanzado oro, plata y bronce en una disciplina deportiva, y representando a tres países diferentes.
La hazaña corresponde a los tres cubanos que compitieron por España, Portugal e Italia en triple salto. Tal hecho significativo no solo trajo a pensamiento a más de un espectador parisino ese día en el estadio de la capital francesa, sino que puso de relieve lo tan importante de la libertad para los seres humanos. Dicen que se comentaba por doquier. Sin la libertad, sin ella, hasta los músculos se aflojan. Exactamente, eso fue lo que le sucedió al deporte revolucionario, la conquista que se bajó del tren castrista en París.
Publicado originalmente en la edición 245 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, Amanecer Habanero
Una vez más, se cumple aquello del refrán que para abajo todos los santos empujan. El régimen siempre ávido de justificaciones para su incapacidad, que lo mismo le sirve el bloqueo yanqui que una calamidad natural, se ha puesto tal fatal este año, tan de mala suerte, que en avanzada temporada ciclónica no llega ni un cicloncito para refrescar al imperio.
Se trata de que cuando estamos en medio de un desastre natural, que lo mandan desde arriba, no hay a quién culpar; y la gente como quien no quiere las cosas, o no muy bien convencido, amaina las críticas a las autoridades. Entonces, de modo natural, en el subconsciente asoma: bueno de esta situación no se puede culpar al comunismo.
¿Qué viene después? Rauda y veloz la prensa oficialista lanza las 25 horas de las 24 que tiene el día a mostrar los esfuerzos de los dirigentes locales en salvar vidas humanas; hacinando en escuelas a cuanto desaliñado se comerá el picadillo de soya que no llegará al resto de las bodegas del país durante meses, por cuestiones humanitarias.
En casa, lejos de la zona del desastre, los que se irán a la cama con el estómago maltrecho se tragarán de malagana el cuento, mejor dicho, la narrativa de la propaganda, con los labios atados por la cuestión del ciclón. Y la dictadura abanicará el tema del bloque del imperio, que ya a ningún cubano ni le va ni le viene.
Luego vendrán las donaciones desde el exterior, aquellos chispazos de esperanzas cubierto por mucha prensa oficialista: el barco con arroz de China o Vietnam, las sardinas de Venezuela, los espaguetis de México o el paquetico de azúcar del Polo Norte, incluso más blanca que el panorama de aquel paraje, porque aquí no se produce. Solo que, pasado 10 años del evento meteorológico, lo que ayer fue viral, las preocupaciones del régimen por los descamisados, mañana todavía tendrá el techo de los desaliñados, lo que el viento se llevó, en el piso. Es entonces cuando vuelve el bloqueo yanqui a retomar el trono. Otra fuera la historia con economía libre y próspera.
Con las reservas que suele tener cada país para eventualidades climáticas u otros desastres enviados desde arriba, la Isla no precisaría a lo que el régimen nos tiene acostumbrados: vivir de la caridad internacional. Y de verdad que la dictadura se ha puesto fatal este año, tendrá que bailar toda la temporada ciclónica con la misma jeva: la del Norte.
Pocos son los conatos de rebeldía, que recordemos, a causa de la miseria arrastrada por un desastre natural. Lo cual permite a las autoridades ganar tiempo. Pero, como van las cosas, ya en septiembre, este año el asunto pinta diferente: las tormentas se van por arriba o por abajo.
La última Coca Cola del desierto para saciar la sed de justificaciones se empecina en dejar mal parada a la junta militar, que mal gobierna a una tierra que de por siempre fue bendecida. Todo parece indicar que este 2024 el imperio y los ciclones no bailarán el mismo guaguancó en Cuba. Justificaciones para el desastre, nos vamos con el bloqueo yanqui, algo que le entra por un oído y le sale por el otro, sin pausas, a los cubanos, hasta que la soga reviente por algún lugar, sea en Santiago de Cuba o en La Habana.
Publicado originalmente en la edición 245 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, Amanecer Habanero
En el contexto de los sucesos en Venezuela, de la controversia que ha generado el resultado electoral, y echando un vistazo al master en la sombra de todo ese embrollo, sin dudas el régimen de la Isla, volvemos, a pedido de nuestros lectores, sobre los avíos de la Constitución cubana.
Panfleto que la dictadura asegura es un tipo diferente de democracia. Para comenzar, denominador común, como se dice, de un pájaro las dos alas: allá, donde Sudamérica, con algo más de oportunidades; aquí, en el Caribe, cerrazón total, con un solo partido, el azimut de los dos países está enfocado en no perder el poder bajo ninguna circunstancia, incluso, hasta con una alarmante desaprobación ciudadana.
En dictaduras, el entusiasmo por el mando es un esquema repetido en cualquier lugar del planeta: Rusia, Nicaragua, Corea del Norte, Venezuela, etc. Cuando el comunista bajo cantos de sirena llega al poder se prende a este como una garrapata, y hasta hay que darle candela como el Macao para que suelten. Pero la alusión que nos ocupa llega a la Isla a raíz del paralelismo entre los sucesos de Venezuela y la Constitución socialista de la isla caribeña. Se trata de la contradicción a muerte entre los artículos 3 y 5 de este panfleto impuesto bajo trucos a los cubanos.
Por el resultado de las últimas elecciones en el país sureño, parece dictado de Maduro y no de Raúl Castro. Artículo 3: “En la República de Cuba la soberanía reside en el pueblo, del cual dimana todo el poder del Estado”. Si uno lee desde el español, pareciera que quienes mandamos en el país somos nosotros, los cubanos de a pie. Bueno, es lo que dice el papel. Artículo 5: “El Partido Comunista de Cuba, martiano y marxista-leninista, vanguardia organizada de la nación cubana, es la fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado”. Entonces, ¿quién manda en Cuba, el pueblo o el Partido Comunista?
La gente nunca ha entendido este enfrentamiento feroz entre la narrativa de dos artículos de una misma carta magna. Señores, cuánta similitud entre lo sucedido en Venezuela y lo que hoy pasa en Cuba, de eso debatían nuestros lectores; y lo hemos tratado de poner en claro para ellos, nuestra razón de ser, desde la misma Carta Magna impuesta en la Isla. Venezuela desde Cuba, el artículo 3 dice que el pueblo es el soberano, pero el artículo 5 indica que el Partido Comunista manda al pueblo. La Constitución socialista, el apaga y vamos de la democracia cubana.
Publicado originalmente en la edición 244 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, Amanecer Habanero
En ocasiones, con mirada sesgadas solemos referirnos a la epidemia que representan los apagones que afectan a la Isla desde hace años. Nos enfocamos únicamente en la falta de energía cuando dificulta la cotidianidad, pero hay algo más poderoso: el apagón es falta de luz en la vida de los cubanos.
Falta de luz en el alma de la patria. Es cierto que aquí en La Habana los cortes eléctricos son menos, debido al siempre temor del régimen a la latencia de la rebeldía en la capital, ciudad de más de dos millones de habitantes. No obstante, de nuestros hermanos en provincias nos llega secuencia y calvario del proceder abusivo de las autoridades.
Cuentan los cubanos allende la patria profunda, donde más las palmas hablan de Cuba, donde es doble el ensañamiento de la dictadura con la gente de a pie, que el tercer domingo de junio, Día de los Padres, resultó una jornada aciaga. Nadie sabía cuándo quitarían la electricidad, si la iban a cortar o si era día franco de apagón.
El descontrol de las autoridades que no respetan ni su propia programación de cortes de fluido eléctrico es llamado por especialistas callejeros, los que desde hace años cargan el peso del abuso, como el “síndrome pre-post apagón”.
Antes del apagón nadie sabe cuándo sobrevendrá el corte y después de este en qué momento se restablecerá el fluido. Hay que estar siempre alertas, ni dormir en paz se puede teniendo energía; en cualquier momento la quitan y de no desconectar los electrodomésticos, un restablecimiento de alto voltaje sería fatal.
Pero, cuando no hay, igualmente en vela para enchufar el refrigerador y así conservar los pocos alimentos que se tienen. “¡Qué susto el Día de los Padres! Nada podíamos celebrar en familia. En cualquier momento la quitan. Fue un Día de los Padres, sufrido”, dijo el progenitor de un amigo desde el oriente del país.
Situaciones estresantes como estas se viven a diario a lo largo y ancho en toda la Isla. ¿Qué ser humano tiene vida así? ¿Dónde está la esperanza de crecer en la única oportunidad como hombres dignos y no como animales en esta tierra?, en medio de una situación que se ha mantenido por años; y en nombre de una ideología fracasada, que reduce al individuo a una marioneta del Gobierno.
Lectores capitalinos, dicen quien más sufren los desmanes del régimen, la gente de provincia, nuestros hermanos, que el apagón es más que fallo de energía, es falta de luz en la vida de los cubanos; y la luz de la patria es nuestra responsabilidad, nadie la regalará.
Publicado originalmente en la edición 244 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, Amanecer Habanero
Cada noticia que emana de las hordas del régimen no solo desespera, sino más bien impresiona por el nivel de desconexión con la realidad del país. La última de ellas, el lanzamiento del Hotel K23 o Hotel Torre K, que con sus más de 500 habitaciones repletas de luminarias hará resplandecer a todo el Vedado en contraste con los apagones, la miseria que vive el país y los supuestos planes de ahorro de combustible. La instalación, propiedad del Grupo Administrativo Empresarial S.A. (GAESA), desde ya considerado el edificio más alto de la Isla, ha generado no pocos debates en redes sociales.
Y no es para menos, media Cuba está en desacuerdo con esto. Este hotel duele. Solo pensar que cientos de familias permanecen albergadas desde hace años con falta de higiene y de todo es más que suficiente. Tantas necesidades y carencias que pudieran resolverse con una décima parte de los recursos empleados en dicho hotel, que como otros tantos no superará el 25% de ocupación. Pero la dictadura se lo frisa en la cara a los miserables cubanos con toda pasmosidad.
No les importa el pueblo, solo adoran el poder sobre la gente. Su gigantesco K23 lleno de luces y media Isla con enormes cortes eléctricos, sobre todo en provincias como Artemisa. El régimen presume grandeza sobre la agonía de un pueblo en desgracia extrema. Moralmente esto es inaceptable, cuando hoy más de 60 centrales de generación distribuida están fuera de servicio por falta de combustible.
¿Cuánta basura en las calles capitalinas y en el resto de Cuba por falta de combustible para los carros colectores? Desechos acumulados por días no muy lejanos del nuevo hotel. ¿Cuánto cubano ahora mismo mirándose hormiga ante la opulencia de una dictadura que hoy alardea su nueva construcción en escenarios internacionales?
La cuenta es esta, y es más que clara estimado lector, mientras el país, tu país, tu Cuba, se cae a pedazos, en el primer semestre del año 2023 el régimen destinó más de 2 325 millones de dólares para la construcción y reparación de hoteles, según datos de la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI).
El dato anterior es despiadadamente obsceno, si se compara con lo invertido en Salud Pública y Asistencia Social, datos de la ONEI, en ese mismo periodo, cuatro veces menor. De ahí, que de la oscuridad que hoy vive Cuba brotará el hotel que iluminará el Vedado habanero. Para la dictadura, nada de que sentir orgullo en escenarios foráneos.
Publicado originalmente en la edición 223 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, El Majadero de Artemisa
La Habana, Cuba, (ICLEP). La falta de bancos en el parque Herradura constituye hoy una de las “gotas constantes” en cuanto a quejas de los pobladores del municipio San Miguel del Padrón, que deben esperar de pie durante horas el arribo de algún medio de transporte.
La zona donde está dispuesto este parque, en Vía Blanca y 1ro. de Mayo, coincide con una de las vías de mayor circulación de vehículos, en mayor medida autos particulares, en toda la ciudad. Además, es punto de enlace con diversos municipios capitalinos; por lo que la aglomeración de personas en el sitio es alta. “Hace poco pedí botella ahí y estuve más de dos horas parada sin poder sentarme.
El parque no tiene ni un banco y ni un lugarcito para uno coger sombra”, dijo a Amanecer Habanero la capitalina Erika Morales Limonta, vecina de la calle 1ra., en San Miguel del Padrón. El ingeniero Walfrido Smith Contreras, residente en la calle 1ro. de Mayo, expresó al boletín: “Nos hemos quejado en todas partes y nadie hace nada. El parque está cada vez peor. Antes aquí había hasta un DiTú, hoy no hay nada”.
Yoana Cabrera Angulo, subdirectora de Servicios Comunales en San Miguel, fue cortante y de pocas palabras en respuesta a los reporteros: “Tenemos un plan para recuperar los parques en el municipio. Tengo una reunión. Adiós”.
Publicado originalmente en la edición 244 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, Amanecer Habanero
De los fenómenos sociales en vivo se aprende más que de las teorías, suelen quemar la piel. Es inevitable la insistencia del entorno sobre el mortal de a pie, nadie vive en una isla; y uno más uno, parece sociedad.
La tendencia social que hoy nos ocupa, con creciente arraigo en Artemisa y en el resto del país, el desgano en la prestación de servicios en Cuba. La tesis a desarrollar en este trabajo parte de un suceso denunciado por El Majadero, con ilustración de portada, edición 221, sobre el progresivo desinterés en instituciones sanitarias en la atención de emergencia, y de todo tipo, a los enfermos que llegan en busca de ayuda.
En el episodio, que ha suscitado cuantiosos comentarios de los lectores, según lo que ha llegado a la redacción hasta este instante, tuvo lugar cuando el 17 de julio dos doctoras que cubrían la consulta de urgencias en el Cuerpo de Guardia del Hospital Provincial Ciro Redondo abandonaron el servicio para atender asuntos ajenos a su labor, dejando varado a los pacientes.
Pero, lamentablemente, este proceder no es la excepción de la regla, más bien es la norma; ni tampoco exclusivo del primer centro sanitario de la provincia. Es común y creciente, tendencia nefasta, esta práctica de desgano en los demás centros, dígase policlínicos y laboratorios, de la ciudad.
Basta una justificación para coartar ‘legalmente’ la atención médica al pueblo. No obstante, de lo lamentable y grave del fenómeno en lo sanitario, este modo de proceder está presente en la inmensa mayoría de los centros estatales que deben prestar servicios a los cubanos; el mismo régimen a través de sus funcionarios ha señalado sobre este mal, solo que no halla ‘cómo ponerle el cascabel al gato’, debido al acelerado proceso de descomposición social que hoy vive la Isla.
El titular de Radio Martí dice: “Las autoridades cubanas cerraron más de mil establecimientos vinculados a la red minorista de Comercio Interior (…). Reconocen deficiencias, robos y ‘chapucerías y malos tratos’ en la gastronomía y los servicios”. El anuncio anterior fue dado a conocer por la ministra del sector Betsy Díaz Vázquez ante la Asamblea Nacional del Poder Popular. Señores, ellos mismos no pueden ocultar que su entramado estatal de prestación de servicios al pueblo es un verdadero desastre; solo que en el sector sanitario es doblemente lamentable.
Ese 17 de julio frente al Cuerpo de Guardia del Hospital Provincial el desgano de las doctoras, que estuvieron más de media hora desconectando plácidamente en el lobby de la institución, estuvo a punto de cobrar una vida, como más tarde se supo. ¡Qué tremendo!, que cosas como estas sucedan en un país que se vende al mundo con todas las necesidades sanitarias de la población cubiertas con excelencia. Pero, de la propaganda comunista al hueco solo media ser cubano residente en la Isla.
¿Qué pudiéramos decir a nuestros lectores? Con pesar, nada bueno. La tendencia en un país en creciente descomposición social bajo la capitanía de un régimen arcaico, donde ni las hormigas funcionan, es hacia el fondo y más allá. Lamentablemente, el desgano carcome la prestación de servicios en Cuba.
Publicado originalmente en la edición 222 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, El Majadero de Artemisa