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Opinión
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¿ Qué pasa con los cubanos que no tienen dólares?
Apr 13, 2024

Millones de personas que viven en este país no tienen dólares u otras monedas extranjeras para adquirir lo que se comercializa en las tiendas que ofertan productos en divisas. El economista Emilio Morales en el informe, >, señaló que aunque en 2023 llegaron a Estados Unidos más de 200 mil cubanos, las remesas a la isla experimentaron una caída de 3.31 %.

En los últimos meses también ha venido disminuyendo la cantidad de productos que se venden por la canasta básica familiar en las bodegas, dejando a las tiendas en moneda libremente convertible y al mercado informal, como las únicas opciones donde se pueden adquirir productos de primera necesidad como pasta dental, detergente, jabón o aceite para comer. Para un cubano de a pie que depende de un salario promedio de 3000 pesos cubanos al mes, pagar 750 pesos por un litro de aceite, 500 por un paquete de detergente o 150 por un simple jabón de baño, es prácticamente imposible.

En esa posición se encuentra Magalis Cueto López, madre de dos niños y trabajadora de la Empresa Eléctrica, quien le aseguró a nuestro medio, que su familia sufre todo tipo de necesidades e incluso pasan hambre, porque su salario y el de sus esposo no les alcanzan ni para comprar los alimentos para sus hijos. “En más de una ocasión mi esposo y yo nos hemos tenido que quedar sin comer para que los niños tengan al menos un plato de comida. Me duele muchísimo ver las carencias que sufrimos los que no tenemos dólares para poner en una tarjeta magnética de las que se utilizan para comprar en las tiendas en divisas”. Refirió.

La señora agregó que lamentablemente los dirigentes del Gobierno y el Partido Comunista no sufren esas carencias y tienen acceso a beneficios que los trabajadores cubanos solo pueden soñar. “Mientras nosotros tenemos que hacer colas inmensas para conseguir un transporte o un medicamento, los dirigentes y sus familias pasean en sus carros y tienen garantizado las medicinas y los servicios de salud”, alertó Cueto López.

Miguel Chaviano Meriño, licenciado en economía con más de 30 años de experiencia en el sector, le dijo a nuestro medio, que la devaluación del peso cubano en correspondencia con las divisas extranjeras, ha sumido en la miseria a millones de cubanos que reciben sus salarios en moneda nacional. “Nuestro pueblo está cansado de sufrir carencias y no ver resultados en la gestión del Gobierno. Sólo la implementación del libre comercio y la inversión en sectores como la agricultura, el transporte y la energía, comenzarán a revertir la crisis que enfrentamos”, aseguró.

 

Publicado originalmente en la edición 115  del medio de comunicación comunitario del ICLEP,  Páginas Villareñas.

 

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El mito y el caldero, un derbi que pone contra la pared la fábula racial del régimen
Apr 8, 2024

Estamos en época de poderosas clarificaciones conceptuales. Ideas que tiempos atrás llegaban desde el poder e impactaban el credo popular a modo axiomático, sin cuestionamientos. Cuba estaba cerrada al mundo y Dios era verde olivo; el tema racial se manejaba a caprichos.

Hoy, estos mitos van cayendo como fichas de dominó. ¿Qué ha traído el actual éxodo masivo de la Isla? Sencillo, que el mundo es libre para los colores raciales; echando por tierra la legendaria afirmación de la dictadura que fuera del comunismo isleño no hay vida para los negros cubanos. Los barrios de la Cuba profunda son testigos de esto, hoy se esfuma un blanco y mañana un negro. Están a la par.

El tema racial siempre fungió como arma ideológica de largo alcance. Recuerdo la frase: “el imperialismo odia a los negros, le echan los perros”; y aquella pregunta famosa de Fidel: “negro que tú hace’ aquí”, cuando el intercambio con los cautivos de Playa Girón. Pero, cómo se ha derrumbado una idea tan arraigada en el entendimiento popular. Ha caído, amén a la inflación lógica de luz que arrastra el tiempo, por la conjunción de dos factores: la internet y el caldero vacío en la mayoría de los hogares cubanos.

La mezcla de hambre con información resulta una fuerza poderosa. Hoy, no sólo el ecosistema de Tapachula es variopinto a lo cubano, sino que las caravanas hacia el norte parecen juegos de abalorios: blancos, mestizos y negros. Por tanto, de las manos del régimen se ha ido desplomando una de sus armas favoritas: el secuestro estatal del tema racial. Que aún persisten los problemas raciales en el planeta no es un secreto, pero la mayoría son casos aislados y no la generalidad. Y aunque exista la discriminación por color de la piel en la mente de algunas personas, por ley está prohibido exteriorizarlo.

Como me dijo un amigo: “Tú le dices negro, a un negro en Miami, y vas preso”. No obstante, en estos momentos en Cuba, el país vendido como la Meca de las igualdades, existe racismo, sobre todo velado. El mismo poder lo ha reconocido abiertamente. Y aunque las autoridades se afanen en colocar en puestos de la élite gobernante a vicepresidentes y otros, las diferencias existen y se sufren a todos los niveles.

En estos momentos, en la Isla todo se mueve y lo que ayer fue aceptado como cierto y recibido sin cuestionamiento hoy es pura falacia. Ya la gente no muerde el anzuelo tan a la ligera. Cubanos negros prosperan con sus proyectos de vida en todos los rincones del planeta. Un caldero vacío es un potente catalizador de metamorfosis, caen las versiones históricas divulgadas por el aparato ideológico de la aristocracia roja.

El mundo exterior siempre ha estado abierto para los negros de la Isla. El cautiverio venía desde arriba. Hoy los isleños se avienta hasta donde den los pies y sin mirarse en el espejo. En esto consiste el mito y el caldero, un derbi que ha puesto contra la pared la fábula racial del régimen. Sólo la propaganda del poder mantenía cerrada las fronteras a los afrodescendientes cubanos.

Publicado originalmente en la edición 234 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, Amanecer Habanero.

 

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El sello de los tres mosqueteros cubanos: el hueco, la fosa y la basura en la calle
Apr 6, 2024

La abrumadora presencia de huecos en las calles, de fosas desbordadas por doquier en céntricas vías públicas y de basureros en cualquier esquina, no sólo está tomando matices preocupantes en Artemisa, sino que es una constante en crecimiento; como si los tres mosqueteros ganaran en masa muscular a por días. Podríamos imaginar que volver a lo mismo, a lo que es regla y no excepción, carece de interés para los lectores; pero no, hay casos y casos.

Hoy trataremos de lo mismo, aunque a partir de un elemento diferente: la movilidad de los tres mosqueteros por toda la ciudad. No sólo crecen los históricos, todos los días aparece uno nuevo. La insalubridad en que se están sumergiendo las ciudades cubanas está a mucho contar por encima de las justificaciones de la falta de recursos a causa del bloqueo. Para la construcción de hoteles no falta la erogación de millonarias sumas monetarias.

En estos momentos, no hay sitio citadino que no escape a la presencia de los tres mosqueteros, incluso, los entornos de planteles escolares y centros sanitarios. Y la instalación que no cuenta con uno de estos tres integrantes del equipo está en reserva: nada la salva de la lista de espera. Son generaciones enteras de niños que se han educado con visiones distorsionadas; mientras números y letras tropiezan rumbo a la cabeza con la peste de la esquina.

Y en la mirada desde la ventana del plantel escolar no falta el concierto de moscas y roedores que sazonan el basurero a la vista. Algo, como un árbol más del entorno. Pero cuando esos infantes llegan al barrio es lo mismo. Los mosqueteros de Artemisa tienen esa facultad de la movilidad perpetua, de llegar primero a los lugares que las personas.

Hace años que la gente vive sumergida en lo que no es normal para el ser humano. Se corre el riesgo del mimetismo, de aceptar y adaptarse a lo insano como sano, cuando hoy el descalabro generalizado que sufre el país tiene a las personas más ocupadas en buscar comida y otros bienes que intentar acciones para mejorar la calidad del entorno donde se vive.

Contra el caos de sanidad en que están sumergidas las ciudades cubanas debemos alzar voces. La cara de Cuba no puede continuar siendo calles llenas de huecos y de aguas pestilentes mezclada con basura. A la movilidad de los tres mosqueteros cubanos, sello y propiedad exclusiva del régimen, hay que cerrarle el paso. Los mismos agoreros insalubres de ayer y de hoy no pueden ser los de mañana. En nuestras manos está la acción cívica a tiempo.

 

Publicado originalmente en la edición 213 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, El Majadero de Artemisa

 

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Mientras menos ómnibus, más se hunde La Habana en las paradas
Apr 2, 2024

Uno de los sitios donde quizás más se pueda apreciar la quiebra en todos los sentidos que hoy sufre la capital cubana lo constituyen las paradas de ómnibus, incluso más que en las bodegas. En esos lugares Cuba no es un país, es sólo un pedazo de tierra que da bandazos en el mar.

Los paraderos habaneros son la confluencia y mezcla de los aspectos, la necesidad inmediata de la movilidad y el daño psicológico de la espera, que se revierte en descontento y severas críticas al poder establecido. Allí no sólo se sufre por la guagua que no llega, sino que se pide a gritos el fin de la dictadura.

Lo duro de la situación, no hay esperanzas a corto ni mediano plazo de salir del hueco. El mismo régimen confirma el caos a través de sus medios de comunicación: más de la mitad de los ómnibus de la capital están paralizados por diferentes causas.

Según los números del Ministerio de Transporte, a través de la publicación Granma, de las 561 guaguas que deberían estar en las calles cada día, solo 252 lo hacen, lo cual no pasa de un discreto 55%. Como es lógico, quien no tiene para un auto privado no se mueve, y quizás no coma.

Pero como si llover sobre mojado fuera arte caribeño, a lo dicho hay que sumar la falta necrológica de combustible, el pésimo estado de las calles, la decrepitud del parque automotor y el aumento del costo de pasajes y carburantes, del recién implementado paquetazo.

El desespero por trasladarse en función de necesidades básicas, llegar al lugar de trabajo o a un hospital; la impotencia de las horas en medio del ritmo sostenido de decrecimiento por días de la movilidad en la capital y la falta de esperanzas, de ese siempre deseo humano de la mejora, convierten a las paradas en termómetro social.

Yunier de la Rosa Hernández, Director General de Transporte de La Habana, en el balance anual del Ministerio de Transporte, señaló que los tiempos de espera suelen ser hasta de tres horas en las rutas principales y cuatro en las alimentadoras, lo cual provoca un creciente malestar en la ciudad.

Pero, el desastre ha venido engordando por años. Agregó el funcionario que en la década de los 80 la capital contaba con 2 500 ómnibus circulando diariamente; y hace cuatro años tenía 600. La tendencia habla por sí sola, ¿quién asegura que a la vuelta de meses de las 252 guaguas de hoy quede alguna?

Tiempos atrás la frecuencia de arribo de los autobuses a los paraderos no permitía todos los matices de la exposición sobre la realidad nacional, hoy los oídos del régimen arden de tanto rechazo. Desde que llega un carro hasta que aparece otro las personas se desahogan a placer.

Desde siempre, las paradas de ómnibus capitalinas han sido termómetro con alto grado de fidelidad de la Cuba profunda, de cuál país tienen la gente en la cabeza ahora mismo. Sólo que mientras más demora una guagua en llegar, más se hunde La Habana en los paraderos.

Publicado originalmente en la edición 234 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, Amanecer Habanero.

 

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La corrupción en Cuba: un fenómeno eterno
Mar 31, 2024

El reconocido físico alemán Albert Einstein sentenció en una ocasión: "La vida es muy peligrosa. No por las personas que hacen el mal, sino por las que se sientan a ver lo que pasa". Una frase que resuena con particular fuerza para los cubanos, tanto dentro como fuera de la isla.

Desde los espacios más insignificantes, desde el punto de vista social, hasta los principales escenarios institucionales y gubernamentales, se oculta la impunidad, la falta de transparencia, control de los recursos de aquellos que tienen la responsabilidad de preservar lo que pertenece al pueblo. Esto ha provocado una abismal diferencia en la sociedad cubana de hoy.

Por un lado está el bandido jefe de cuello blanco, que quiere perpetuarse con el viejo cuento o discursos de hace casi 60 años, que ya es arcaico a los ojos de muchos, y por otro lado está el cubano miserable al que se le pide Resistencia creativa.

El funcionario que miente deliberadamente, se ha convertido en una especie que se reproduce por días El hábito obtener privilegios y manipular a la gran mayoría, se ha convertido para la gran mayoría de ellos en un modo de actuación normal en todas las esferas y espacios de la vida social, transformándose en su recurso más usado para evadir la responsabilidad personal, escalar posiciones.

Este morboso hábito, que vulnera cualquier código de ética, ha penetrado hoy en muchos de los principales escenarios de la vida cívica y política de la sociedad cubana y la ha carcomido desde sus entrañas.

No obstante a ello la paciencia y tolerancia del pueblo con una mente renovada y sin temores, está desnudando a la luz pública a estos bribones, y muchos han sido atrapados infraganti, tanto dentro como cruzando fronteras en busca del imperio que tanto han criticado. Esta debe ser una vergüenza y alerta para aquellos que deben de responder a la ciudadanía.

El patrón de comportamiento que predomina en estos corruptos sujetos, es necesario aniquilarlo pues la realidad es que Cuba se nos muere, y la enfermedad del comunismo va en ascenso. Si no se reconoce con toda honestidad esta triste realidad y se olvida el recelo en pos de la patria, para una definitiva libertad, todo está perdido. La patria, como dijera nuestro apóstol José Martí es ara no pedestal, como en los tiempos de la colonia española, no podemos permitir que una plaga de funcionarios corruptos vivan del sudor y el sacrificio de millones de cubanos.

 

Publicado originalmente en la edición 176 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, El Espirituano

 

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Hace falta una carga para matar bribones
Mar 29, 2024

Cuando el poeta e intelectual cubano Rubén Martínez Villena expresara en su poema lírico: Hace falta una carga para matar bribones, para acabar la obra de las revoluciones para vengar los muertos, que padecen ultraje…", lo hacía en un contexto muy parecido al actual, la dictadura de Gerardo Machado.

Un período de nuestra historia donde al igual que hoy un régimen totalitario y violento ha sumido a los cubanos en la total desesperanza y desamparo. Un sistema donde las libertades y garantías ciudadanas son violadas a cada paso y donde las leyes son cadenas que oprimen.

La vigencia de tales palabras es una dura realidad para más de once millones de cubanos, hace falta una carga para matar bribones, estos quitaron a los anteriores y ocuparon su lugar, prometiendo una república "con todos y para el bien de todos", que no han creado. Si bien es cierto que nos sacudimos de la costra del coloniaje español hoy nuestros hijos y pueblo permanecen esperando la patria que les prometieron en 1959.El sueño martiano sigue siendo tan solo una esperanza y promesa inconclusa.

Gobernantes y funcionarios corruptos, a todos los niveles que viven y lucran con el sudor de un pueblo, hambre, carencias, llanto, dolor y violencia es la única herencia que tenemos. La presencia de más de mil cubanos presos en las cárceles por protestar y hacer valer sus derechos cívicos y humanos, es una muestra de la ignominia oficial.

Cuba es una inmensa cárcel, alestilo de la Corea del Norte. Con un discurso oficial, preñado solo de promesas, el régimen cubano trata de mantener su hegemonía política. Compartiendo de vez en cuando algunas migajas trata de someter la voluntad popular.

Las bellas palabras de Villena, son hoy un himno de lucha para los cubanos. No queremos que se derrame sangre inocente en nuestra bella isla, pero se impone un cambio urgente que permita a los cubanos vivir dignamente, con decoro. Un cambio que se genere desde abajo, apartado de cualquier alianza con los políticos de turno, pues sería fatal si sucediese. 

No se puede pactar con el enemigo. Las verdaderas revoluciones son de pueblo, comienzan y terminan con el pueblo y no tienen cabida en ellas el oportunismo político. Hace falta verdaderamente una carga, una carga de pueblo, de cambios que echen por tierra a quienes han usado la patria por pedestal, para levantarnos sobre ella y sus dignos hijos. Para hacer realidad el pensamiento martiano que la patria es de todos.

 

Publicado originalmente en la edición 177 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, El Espirituano

 

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El año del pulpo en Cuba, segunda temporada: el otro animal
Mar 24, 2024

En la edición No. 230 este medio ciudadano publicó el trabajo “2024, el año del pulpo en Cuba”, referente a pronósticos sobre el incremento acelerado de esa manía compulsiva del ‘hombre nuevo’ de cargar (robar) todo lo que le caiga a mano en los centros de trabajo, como consecuencia de la tendencia actual al recrudecimiento de la crisis que corroe a la Isla. El hoy de Cuba indica que se requiere de un ajuste de percepciones.

Como parte del seguimiento a esta calamidad nacional se imponen las siguientes preguntas: ¿qué ha cambiado desde entonces hasta la fecha? ¿Se han cumplido los pronósticos del medio del ICLEP, Amanecer Habanero? ¿Hoy los cubanos –los asalariados estatales– son menos delincuentes que hace un mes y medio?

¿El pulpo que tan sólo tiene ocho brazos será el animal correcto para la imagen de la realidad nacional después de pocas semanas? Iremos por parte, de a poco, para cuidar detalles: Desde finales de enero, cuando se publicó el trabajo, hasta ahora, el contexto nacional se ha enrarecido aún más.

La inflación incrementa su paso; las farmacias continúan vacías y la gente muere por falta de medicamentos, cada vez más caros en el mercado negro, o por suicidios; la producción agrícola, colapsada, y la ponderada canasta básica causa menos risas que un mal chiste.

En este panorama, el objetivo declarado del régimen para 2024 es detener la tendencia a la caída, no mejorar con respecto al año anterior, 2023. Como vemos, sólo a la vuelta de tres ediciones de este medio informativo, de la 230 a 233, el paisaje nacional ha empeorado con creces y rumbo al fondo del pozo; pues sólo detener la tendencia a la caída es prioridad, según las palabras del primer ministro Manuel Marrero Cruz.

Con respecto a los pronósticos del ICLEP, resulta que en tan sólo mes y medio el asunto, el latrocinio, ha florecido como marabú en tierras estatales.

Cuando el trabajo anterior tomábamos como base el desfalco millonario de semillas de cebollas en un frigorífico de Sancti Spíritus; lo cual redundaría en menos cebollas para plantar este año. Pero, desde aquello hasta acá ha llovido mucho. Para comenzar, se robaron 133 toneladas de pollos del puerto habanero; donde la asociación delincuencial no sólo contó con trabajadores, sino que hay varios funcionarios involucrados.

Como si fuera poco, a mediados de febrero, en el sector habanero de Comercio: “Sancionan en Cuba a más de 200 trabajadores estatales a penas de hasta 22 años de cárcel”, titula el medio El Debate. Aquí también hay funcionarios involucrados, falsificación de documentos.

Es claro, entonces, que la tendencia es a por más. ¡Se verán horrores! Sobre si los asalariados cubanos han ganado en honradez desde enero a finales de febrero, la respuesta es obvia, si las condiciones del país van en sentido contrario a la mejora claro que hoy los trabajadores son más delincuentes que ayer; en un país donde los niños en el seno familiar están expuestos a todo esto.

Y con respecto a las pericias funcionales del animal de enero, que con sólo ocho brazos no da abasto, en febrero la imagen de la realidad nacional es otra: el pulpo ya no sirve, se queda chiquito. Habrá que buscar otro animal. Los pronósticos del ICLEP van viento en popa.

 

Publicado originalmente en la edición 233 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, Amanecer Habanero.

 

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“La tiñosa de los Megawatts” y su cola emplumada
Mar 23, 2024

Presentarse cada mañana en Televisión Nacional para comunicar a todo un pueblo que hoy habrán más apagones que ayer, no debe resultar tarea nada placentera. El rostro del vocero, Lázaro Guerra Fernández, director técnico de la Unión Eléctrica, no deja mentir. Pero si la función de vocero es denigrante –la gente en la calle lo asocia con los males de los apagones, donde no faltan los insultos–, cómo será relacionarlo con el paquete de adversidades que arrastra cada pluma de la cola del ya nombrado por el barrio como “la tiñosa de los Megawatts”.

Para ser justo, Guerra Fernández no es responsable directo de la desgracia: sólo es la cara. Un rostro que se encuentra en medio de un fuego cruzado. Tiene dos opciones: mantenerse como heraldo y no sacudirse el peso de los ojos de Cuba en la vía pública o, de lo contrario, renunciar y romper fila con ‘la ley de conservación del carro’. Una ley comunista que ha empobrecido más al país que el propio bloqueo.

Entrando en materia, qué significa para un cubano de a pie desayunar cada mañana sin pan y con el anuncio de Lázaro. Simboliza una jornada con más de 14 horas de vida semiparalizada, en un momento donde también falta el gas para cocción, no trabajan las oficinas públicas y la mayoría de los servicios sanitarios se detienen.

Sin embargo, para plumas de una tiñosa se han hecho los colores comunistas, siempre de tintes oscuros. Otras plumas del ave: se descongela el pedazo de pollo que con mil sacrificios monetarios se atesora para los niños de la familia.

Aun así, y puede que la desgracia sea mayor, el quita y pon de la corriente o el bajo voltaje les ha pasado factura a no pocos refrigeradores, como ha sucedido y está sucediendo. Los reclamos del pueblo a la Empresa Eléctrica tienen siempre una respuesta salomónica: “Hemos informado que se debe estar pendiente a las variaciones de voltaje”.

En otras palabras, la gente no puede salir a la calle, siempre con el ojo encima del tomacorriente. Por último, que la cola del ave es copiosa en males, hoy muchos emprendimientos particulares como las mipymes, el respiro apurado de los que menos tienen, han tenido que cerrar, y definitivo. Sólo nos remitiremos a dos causas. La ya existente (los apagones); y la otra, por dónde vienen los tiros a partir del inicio de marzo.

Primero, los apagones han traído pérdidas millonarias por descongelación de los alimentos, salones a oscuras o falta de energía para elaborar. Sin embargo, los impuestos se mantienen igual y se espera que pronto asuman otro valor hacia arriba. Segundo, la subida de la tarifa eléctrica para los que consuman por encima de 500 KW. ¿Qué negocio particular no consume muchas veces este valor? Pocos.

Esto sin tener en cuenta el nuevo valor del precio del combustible, que agregará carga sustancial a la materia prima, pues el poco combustible en Cuba está en el mercado negro. Señores, que el trabajito que tiene el vocero de la Unión Eléctrica por encomienda del régimen no es nada de juego. La cola de la tiñosa mañanera de los Megawatts es copiosa en plumas prietas y cada día ‘va por más’. Ser el rostro de las desgracias de un país es asunto serio. Hay que mirarse en el espejo del ministro de Economía desplumado.

Publicado originalmente en la edición 212 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, El Majadero de Artemisa