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Opinión
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Cuba, más de 60 años estancados en el tiempo
Jan 27, 2024

Ya estamos en el 2024 y Cuba lleva 65 años de atraso, marcha atrás y decadencia social, cultural y económica. ¿Quién les preguntó a los cubanos si querían comunismo? Es triste vivir en un país donde las oportunidades se reducen casi a cero, donde el sistema de vida realmente no es vida, es más bien en su esencia más natural un sobrevivir constante.

No es este país el paraíso que durante años pintaron los dictadores y vendieron como imagen al resto de las naciones: Cuba es una cárcel, una donde los sueños se rompen y la realidad abruma el pensamiento, los deseos de ser libres, de vivir y prosperar personal y socialmente hablando.

Ejemplo claro de esto ha sido la oleada masiva de migrantes cubanos que han hecho la famosa “travesía de los volcanes” para llegar cruzando cuatro países hasta tierra estadounidense, donde pueden realmente ser libres, donde se puede uno quitar de encima esa oscuridad que sembró durante tantos años el socialismo cubano en nuestras almas.

En reiteradas ocasiones solemos comparar al país con el cangrejo que supuestamente camina para atrás, pero seamos realistas, el cangrejo realmente camina hacia el lado, así que nada que ver con ese pobre animal.

Cada año que pasa, cada día, cada hora, minuto y segundo, esto va a peor, nunca hay una luz, una esperanza, un aliento para el pobre cubano asfixiado por un sistema que realmente no pidió, que le fue impuesto, el que le tocó porque nació en el país equivocado.

Necesitamos más ‘11 de julio’ (11J), necesitamos más empoderamiento de la sociedad civil, necesitamos por sobre todas las cosas darnos cuenta de que el pueblo es una masa enorme y los dictadores sólo una minoría; el poder de nuestro futuro, el poder de cambiar nuestras vidas y la de nuestro hijos está en nuestras propias manos y ya es hora de utilizarlo, basta ya de esos más de 60 años estancados en el tiempo.

Publicado originalmente en la edición 162 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, Cimarrón de Mayabeque

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Vergüenza nacional, el Parlamento cubano de la basura
Jan 26, 2024

Comentar sobre basura y demás desperdicios en la vía pública de la capital cubana es sencillamente volver a los mismo; lo cual pudiera ser de poco interés para los lectores de este medio informativo. Aun así, vale el riesgo cuando se trata de aportar elementos seductores dentro de la basura. Como ya se dijo, discurrir sobre el hedor que emana de estos sitios, de las crecientes poblaciones de roedores, cucarachas y mosquitos sería repetirnos.

Ahora, que el microvertedero se encuentra ubicado a unos pasos de donde radica la Asamblea Nacional del Poder Popular ya es otra cosa. Y se trata de otra cosa, según las opiniones de los habaneros, tan sólo por una pregunta que no cesa de rodar de boca en boca humana en colas y esquinas: ¿qué hace esta gente del Parlamento, acaso están ciegos y faltos de olfato?

Hablamos nada menos que del basurero localizado en las ruinas del Hotel Isla de Cuba, emplazado en Monte entre Aponte y Cienfuegos, en el municipio capitalino Habana Vieja, y a pasos de donde se reúnen los diputados nacionales.

Es triste mencionarlo, pero se trata del carácter simbólico de esta aspirante a institución cubana como representante del pueblo. Si realmente el poder del pueblo descansara en dicho Parlamento, desde hace rato el citado estercolero hubiera desaparecido.

Otros ciudadanos, de criterios más radicales, apuntan a que este simple hecho sugiere que la basura no sólo pulula fuera de la Asamblea del Poder Popular, sino que también está dentro de ella. De vergüenza nacional resulta el asunto de las ruinas del Hotel Isla de Cuba. Esta vergüenza la cargamos todos los cubanos, dondequiera que estamos.

Es duro para un nacido en la Isla callar, no salir al paso, cuando escuchamos a personas que han estado de visita en La Habana alegar: “Cuba es una mierda”. Pero, por suerte, hay cubanos dignos dispersos por todo el planeta que siempre tienen la réplica oportuna a esta ofensa: “Cuba es una mierda en manos del régimen cubano, no de su pueblo”.

De eso se trata, la basura del país es más que peste, cucarachas y ratones en la vía pública, es una cuestión de vergüenza nacional: comienza en el Parlamento y, entonces después, recala en las calles. Ahí están las ruinas del Hotel Isla de Cuba, a unos pasos del Capitolio, sede de la Asamblea Nacional del Poder Popular.


Publicado originalmente en la edición 229 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, Amanecer Habanero.

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La escuela donde se enseña que la chapucería y fealdad es algo natural
Jan 26, 2024

A tono con la publicación por este medio de la nota que mostraba el estado de la fachada del centro escolar artemiseño Julio Antonio Mella, personaje tenido por el régimen como uno de los próceres del comunismo cubano del pasado siglo, las opiniones en la comunidad, algunas encontradas, no se han hecho esperar.

Un elemento prima en la ciudadanía, como lectura primaria del trabajo reporteril: nadie está en armonía con la imagen que proyecta dicha escuela. Esta opinión trasciende los matices políticos de los interlocutores, incluso, de acérrimos revolucionarios: los de la vieja guardia, como suele decirse.

Pero, dónde están las diferencias de los unos con los otros. Las divergencias radican en la manera de asimilar las causas del deprimente estado del centro escolar. Aunque los criterios son variados, prevalecen dos polos: la desidia del régimen en contraposición con la falta de recursos.

“Abandono es abandono; y muchas veces procede del alma de las personas, en este caso de las autoridades, por encima de la tenencia de recursos. No he visto en Artemisa la fachada de la casa de algún dirigente comunista en ese estado de deterioro en que está la escuela”, dijo la madre de un estudiante.

Otro individuo, ya entrado en años, que en otras ocasiones se le ha visto en actos políticos con la camisa arrastrada a un costado por la carga de medallas, abuelo de una pequeña matriculada en dicha escuela, manifestó no estar de acuerdo con la imagen del centro, donde muchos niños comienzan su edad escolar, sin embargo, no dejó de apuntar que era gracias al bloqueo.

Señores, en todo esto hay una gran pauta: la escuela Julio Antonio Mella no educa, quizás instruya; pero no forma, o, mejor dicho, deforma.

El maestro, concepto atado a los primeros años de todo ser humano, enseña más a vivir que de letras y números; establece códigos más con su ejemplo, visualidad y amor a lo que hace, que con la instrucción técnica. Es, simplemente, un referente de formación de personalidad humana.

En cambio, el profesor, propiamente dicho, es de una asignatura; y por lo general de grados superiores, cuando una parte de la personalidad de ese niño ya está formada por el maestro de los primeros años de vida; donde toda imagen en tal periodo prístino es esencial.

¿Qué se le está enseñando hoy a los niños que asisten al centro escolar Julio Antonio Mella? Aprenden consiente e inconsciente que la chapucería y la fealdad es natural, algo que arrastrarán toda la vida gracias a la desidia del régimen cubano.

 

Publicado originalmente en la edición 208 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, El Majadero de Artemisa

 

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Las etapas de las negligencias del régimen cubano
Jan 24, 2024

El libreto del régimen, el modo en que atiende las urgencias del pueblo, no por archiconocido deja de impresionar. Es un modo único de proceder, que en la actualidad se presenta con demasiada frecuencia en el sector sanitario, aquel sector considerado desde antaño como logro de la Revolución. En cuántos renglones se divide este libreto oficialista.

Esencialmente, en tres: negligencia de las autoridades, catástrofe debida a la indolencia y, para cerrar, derroche de propaganda en pos del socorro a los damnificados; cuando todo este proceso puede desaparecer eliminando la primera etapa del libreto.

Ante una situación de propia negligencia y posterior accidente, dígase derrumbe de inmuebles u otros, la avalancha de esmerada preocupación en el lugar de los hechos de cuantos coroneles y barrigones del Gobierno y del Partido hay por los alrededores abruma. Mucha cámara de televisión para los jerarcas.

Ahora mismo está sucediendo en el departamento de rayos X del Hospital Pediátrico José Ramón Martínez Álvarez en el municipio artemiseño de Guanajay. Lamentablemente, este centro se encuentra en lista de espera para la repetición del libreto del régimen.

Los peligros de un accidente fatal están latentes, debido a las filtraciones en el local donde se encuentra emplazado un equipamiento que requiere fluido eléctrico de alta tensión. Esto sucede en un lugar donde el objeto social está dirigido a niños.

Como sabemos, agua y electricidad no pegan; salvo que sea agua destilada, que no es el caso: esta viene del cielo. Ahora, ¿una prensa cuya verdadera función sea tributar a la verdad en bien de la comunidad donde está enclavada no pondría el ojo en este asunto? Claro que sí, pero sucede que la única función de los medios oficialistas es mostrar supuestos logros de la Revolución, para esto reciben un salario.

La otra cara de la moneda sobre el tema en cuestión, por qué se tilda de mercenaria a la prensa ciudadana al servicio de las reales necesidades del pueblo cubano. El ejemplo de este Pediátrico es más que evidente. Aquí puede morir un niño, resultado de las negligencias del poder.

Poner el foco en esto es más que un deber, es humanidad. Viene de lo más hondo de aquello que se define como servidores públicos. Las cámaras de televisión se las dejamos a quienes tienen poco que mostrar. El dolor de una madre no se mide en audiencia televisiva.

Publicado originalmente en la edición 208 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, El Majadero de Artemisa

 

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A nadie le importa el problema de la basura
Jan 21, 2024

Los problemas en la recogida de la basura han permanecido por décadas en este país y se han agravado en los últimos años, sin que autoridades estatales y la población actúen en consecuencia para mejorar o resolver la situación. Nuestra Santa Clara, considerada en tiempos pasados como una ciudad muy limpia, en la actualidad no escapa a este problema y ante los ojos de todos los que residimos en ella, se ha convertido en un gran basurero.

Es una realidad que la Empresa de Servicios Comunales, entidad estatal encargada de garantizar la recogida de los desechos en nuestros barrios y repartos, hace mucho que no cumple con su objeto social de manera eficiente.

Los últimos 20 años han marcado un notable retroceso en ese aspecto, señalando a la falta de inversión del Estado para mantener activos y funcionales a los vehículos recogedores y los depósitos públicos, además de los bajos salarios que percibe el personal para realizar el saneamiento en las calles, como las causas fundamentales que afectan el proceso. La responsabilidad no solo recae en las autoridades estatales, la población también tiene que actuar y exigir que se respeten las normas establecidas al respecto.

Solo con caminar por nuestros barrios, podemos observar a las personas tirar lo que no sirve o le sobra para la calle, sin medir las consecuencias dañinas que eso genera para el medio que nos rodea y para nuestra salud.

Rosa Vargas, residente en el barrio El Condado, le dijo a nuestra redacción, que desde hace varios años ella observa como muchos de sus vecinos botan la basura en las esquinas y ni siquiera se preocupan de echarla dentro de los depósitos.

“Día tras día aparecen y crecen micros vertederos donde insectos y roedores hacen estancia, esto incide en la aparición de enfermedades muy peligrosas como el Dengue y la Leptospirosis, fácilmente prevenibles solo con el cumplimiento de lo establecido”, indicó.

Un funcionario de la Dirección Provincial de Salud, nombrado Osmany Leiva, le informó a nuestro medio, que el problema se hace más evidente en los barrios de la periferia de la ciudad, sobre todo en las zonas de Dobarganes, Capiro, La Vigía y El Condado.

“No se observa voluntad por parte de las autoridades y de la población para actuar y solucionar el problema de la basura. Es casi imposible en estos tiempos de apatía y abandono en que a nadie parece importarle nada”, opinó.

Publicado originalmente en la edición 110  del medio de comunicación comunitario del ICLEP,  Páginas Villareñas.

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Las mentiras no son una opción al periodismo ciudadano
Jan 20, 2024

El poeta inglés Alexander Pope escribió en una ocasión: "El que dice una mentira no sabe qué tarea ha asumido, porque estará obligado a decir veinte más para sostener la certeza de la primera". Una gran verdad que parece haberse convertido en un hábito nocivo del régimen cubano y su prensa oficial. El pasado 30 de diciembre el diario oficialista Escambray, publicaba un artículo bajo el título La prioridad sigue siendo el pueblo, donde su autora, la periodista Carmen Rodríguez Pentón abordaba el comportamiento de la economía espirituana al cierre del 2023.

En su publicación Rodríguez Pentón retomaba las palabras del gobernador provincial Alexis Lorente Jiménez, quien hablaba "de resultados meritorios de la economía", palabras poco creíbles en una provincia, donde la realidad actual del contexto dice todo lo contrario.

Resulta absurdo y engañoso hablar de resultados económicos en un territorio donde la inflación se mueve de manera galopante, como resultado del desabastecimiento oficial, asfixiando a la población con precios extremadamente altos, imposibles de costear por quienes apenas reciben 2500 pesos de salario mensual.

No se puede hablar de logros, ni de un incremento del cinco por ciento de la producción agropecuaria, como refiere la periodista, cuando los mercados estatales permanecen vacíos y los pocos productos agrícolas en venta, hoy en manos de comerciantes privados, han adquirido precios inaceptables.

En otra parte del texto, la autora señala que del presupuesto del año se destinaron más de 63 millones de pesos para los barrios y comunidades en situación de vulnerabilidad y se aprobaron acciones de transformación en 54 de los 70 asentamientos con estas características identificados en el territorio.

Cifras que resultan imposibles de creer cuando miles de familias continúan viviendo en condiciones de indigencia y pisos de tierra. Cómo hablar de avances discretos en una provincia donde servicios sociales como salud pública, transporte y alimentación atraviesan una de las peores crisis de la historia.

Cuando la prensa es incapaz de llamar las cosas por su nombre, de denunciar y mostrar el verdadero rostro de la realidad, ha dejado de ser una defensora del pueblo y se ha convertido en parte de la farsa política y se ha apartado del periodismo verdadero, aquel que como dijera Martí no es aprobación bondadosa, sino látigo con cas cabeles en la punta.


Publicado originalmente en la edición 172 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, El Espirituano

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He estado pensando en las mentiras de la mente
Jan 19, 2024

Nuestra mente fue creada con un objetivo preciso: garantizar nuestra supervivencia. Por eso podemos compararla con una madre sobreprotectora, siempre alerta a cualquier cosa que pueda dañarnos.

De hecho, nos avisa continuamente de peligros e imagina todo tipo de escenarios que, en su mayoría, nunca sucederán. Le encantan los mensajes del tipo: “¿y si…?”, “cuidado con…”.

Nos compara continuamente con los demás, porque necesita garantizar nuestra integración en la “manada humana”, y nos advierte de todo lo que pueda significar un rechazo de esa “manada”.

Además, busca a toda costa que estemos seguros, y nos empuja a “proveernos”: de bienes, de prestigio, de poder. Todo para que “no nos pase nada”.

El problema es que, al igual que más allá del ojo está el horizonte, más allá de las seguridades humanas está esa mezcla de anhelos, rebeldía y sueños que se llama el espíritu, que se alimenta de libertad, de verdad y riesgo, y que es capaz de ponerse delante de la propia mente y decirle: “Soy consciente de lo que me dices, y te lo agradezco, porque sé que quieres protegerme, pero no puedo dejar que tomes el control de mi alma”.

Necesito, mente, asumir mis miedos y seguir adelante, porque si no lo hago, esos miedos acabarán paralizándome, y terminaré a salvo, pero siendo un esclavo.

Necesito, mente, ser libre frente a la “manada”, frente a lo que puedan decir o pensar de mí, y existir, aunque otros en la “manada” se disgusten porque no pienso como ellos.

Necesito, mente, liberarme de la seguridad que me dan el tener, el estar bien “conectado”, el vivir “en regla” con los estándares que fijan el poder o la “prudencia social”.

Necesito creer que mis sueños de libertad son posibles.

Necesito dejar de escucharte cuando, para protegerme, lo sé, intentas convencerme de que, ni yo ni mi pueblo tenemos fuerza para provocar un cambio, cuando me dices que no podemos organizarnos, que lo que unos y otros hacen, aquí y allá, es demasiado poco e insuficiente para voltear la balanza. Necesito dejar de creerte cuando me dices que nadie desde el poder se cuestiona el desastre en que vivimos, que nadie desde “arriba” está interesado, al igual que yo, en que las cosas cambien.

Porque, ¿sabes algo, mente?, creo que cuando le decimos al cerebro que no podemos, él mismo busca los modos para no poder; pero si le decimos lo contrario, que sí es posible el mañana que añoramos, creo que creará incluso nuevas conexiones para ayudarnos a poder.

Sé que tú seguirás alertándome, que te sobrecogerás de miedo cuando me veas dialogar con la verdad, o cuando defienda la justicia, y te aterrarás cuando alce la voz y diga serenamente lo que pienso.

Me suplicarás que me calle, que me inhiba, que no me exponga. Y yo te comprenderé, y te abrazaré, y te diré: “Gracias, mente, por ese pensamiento, pero mi espíritu tiene alas, y no quiero vivir seguro, pero con las alas rota.

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Los caminos de los cubanos de la Isla cada día se cierran más
Jan 17, 2024

Lamentablemente, ahora mismo existe un triste fenómeno en progreso en la Isla, muestra del desespero de la gente: los hogares cubanos cada vez más parecen zonas de guerra. Estancias descoloridas y sin muebles, los moradores lo han vendido todo para poder comer.

Desde que usted rebasa el umbral de cualquier hogar de personas de pueblo se percibe la agonía del país: escenarios deprimentes que indican la rendición de armas frente a las tradicionales ilusiones humanas.

Ver bonito los lugares ya no es cosa de cubanos. Priman los recibidores, lo conocido en la Isla como sala, desprovistos de muebles; paredes con rasgos prehistóricos de pintura, donde ladea algún que otro cuadro buscando piso; persianas rotas, debido a la falta de recursos para reparaciones; etc.

La sala cubana no cuenta con muebles; todo se ha vendido para comprar comida. La inflación generada por la Tarea Ordenamiento del régimen se ha engullido a parte de los hogares de la mayoría del pueblo. La sala es sólo cuatro paredes para acceder al resto del inmueble.

El interior de los hogares no escapa a esta tragedia nacional. “¿Qué hago con un refrigerador vacío, para qué lo quiero si no tengo comida?”, comentó el artemiseño residente en el reparto Toledo y profesor de biología, Yordanis Castellano Díaz. Pero, si la sala del cubano llama al llanto no es menos la cocina-comedor.

Aquí, el elemento significativo, después de la ausencia de electrodomésticos, lo constituyen las paredes tiznadas. Cuando no hay gas para cocción y arrecian los apagones, lo cual inhabilita la cocina eléctrica, sólo queda cocinar lo poco que se tiene con leña como combustible.

A toda esta desgracia material se agrega un elemento crucial: el número creciente de suicidios e infartos cerebrales. Es raro el día que en un barrio no amanezcamos con la noticia ‘Fulano se ahorcó o a Zutano lo encontraron muerto, desde hace días tenía la presión por las nubes’.

¿Quién no tiene la tensión arterial alta en Cuba?; y sin medicamentos. No se puede tener casa bonita ni ilusión humana cuando los derechos más elementales del hombre para estar vivo, no se tienen. Cuando esto sucede no hay ideología que le sirva al hombre.

Vivir en Cuba escapa a las palabras de un titular de prensa por muy crudas y realista que sean. Nadie vende todo lo que tiene si comer no fuera tan importante; y quien poco a poco vende lo que posee para comer se queda sin recursos para escapar del país.

Se trata de una triste y agónica realidad en una tierra cautiva por una monarquía familiar. Hoy, no hay esperanzas. Los caminos de los cubanos de la Isla cada día se cierran más.

 

Publicado originalmente en la edición 207 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, El Majadero de Artemisa