logotipo ICLEP
Opinión
IMG
Lorenzo Rosales Fajardo y un camino de ecos
Jan 24, 2023

El pastor Lorenzo Rosales Fajardo sintió el brazo de un militar en el cuello, estrangulándolo firmemente, mientras era movido hasta un auto policial. Ocurrió el 11 de julio de 2022 (también conocido como 11J), en la ciudad de Palma Soriano, en la parte oriental de Cuba. En esa fecha miles de personas salieron a las calles para reclamar libertad y terminaron protagonizando las protestas más grandes contra el socialismo en 60 años.  

La manifestación en la ciudad de Rosales Fajardo fue pacífica, pero tal vez fue de las que más molestó al régimen: uno de los líderes históricos de la Revolución, Ramiro Valdés, señalado como responsable de cientos de ejecuciones y torturas, se presentó ante los manifestantes para calmarlos, pero la gente coreó en su cara “¡Asesino!”. Algo impensado en seis décadas de terror.

Rosales Fajardo fue uno de los cubanos que perdió el miedo e hizo por vez primera uso de su derecho a la manifestación pacífica en espacios públicos. Calles y plazas se llenaron de gente, primero en un pequeño poblado llamado San Antonio de los Baños, en el Occidente de la Isla, y luego en Palma Soriano, en el extremo oriental. El facilitador de estos levantamientos espontáneos fue Facebook, la red social más extendida en el país, según uno de los responsables del primer chispazo, el pastor Alexander Pérez. Un poblado vio a otro alzarse, las ciudades los fueron imitando, y así hasta que decenas de localidades gritaban contra el tirano.

Líderes evangélicos como Rosales Fajardo se unieron a las manifestaciones del 11J. Mientras, numerosos creyentes hicieron contribuciones decisivas para que el mundo conociera de las protestas, como el fotógrafo Marcos Évora, cuyas imágenes tomadas en La Habana el 11 de julio han ilustrado informes de organismos defensores de derechos humanos y noticias sobre el suceso.

De hecho, el grupo religioso con mayor cantidad de líderes reprimidos a causa de las manifestaciones fue el evangélico. Pastores de Matanzas y Las Tunas fueron detenidos por acompañar a sus comunidades y hacer uso de sus derechos civiles. Ellos marcaron un antes y un después en romper ese mantra repetido por la Revolución Socialista de que los religiosos no debían meterse en política. 

Esa suerte de ley no escrita ha pasado de generación en generación en los últimos 60 años en Cuba, y su arraigo tiene dos explicaciones lógicas. Por una parte, los liderazgos cristianos encontraron en esa frase un refugio para que las instituciones sobrevivieran a los fusilamientos masivos en las primeras décadas del proceso revolucionario, a los decomisos de (muchas más) propiedades, a los cierres e ilegalizaciones de denominaciones religiosas. En un peligroso ambiente de fanatismo izquierdista, los líderes hicieron silencio para permitir que los fieles conservaran un lugar de reunión, y la institución ―aunque muy disminuida― pudiera continuar su labor espiritual y social. La actitud de la mayoría de las iglesias no fue exclusiva, sino que se inserta en un momento de silencio de la sociedad civil en su conjunto, con honrosas excepciones. 

Y en segundo lugar, el mantenimiento de la Iglesia fuera de la política permitió al régimen neutralizar una abierta oposición, desde el pensamiento y la acción. Recordemos que en Cuba la Iglesia es la última entidad de la sociedad civil que mantiene, con muchos obstáculos, su estatus legal; además, forma su propio liderazgo, y tiene un gran prestigio por su protagonismo en la recuperación y ayuda ante desastres naturales, por ejemplo. 

De otro lado, con el aumento paulatino del acceso a internet desde 2015, el régimen ha ido perdiendo control sobre la libertad de expresión. Ahora perfiles de Facebook, canales de YouTube o webs independientes o internacionales (como las del Family Research Council, Praguer U, Heritage Foundation o el Daily Wire) ayudan a toda una generación de cubanos interesados en la libertad a encontrar argumentos y reflexiones profundas sobre lo que ocurre en su realidad inmediata. Por primera vez, de modo masivo, millones de habitantes en la Isla tienen la posibilidad de escapar del adoctrinamiento Socialista. 

Valga decir que Cuba es el país del hemisferio occidental donde por más tiempo ha estado prohibido educar a los hijos fuera del centralizado sistema de enseñanza estatal, donde el régimen persigue la prosperidad y donde abrir un medio independiente puede llevar a los periodistas a la cárcel. 

La mayor parte de las iglesias, sin embargo, está desligada de la tiranía socialista; se rige por una cosmovisión que no solo propone una alternativa a la idea estatista, sino que se le opone abiertamente. Y ha empezado a actuar. Especialmente después de que el Estado avanzara desde 2018 en una serie de reformas del cuerpo legal nacional que afecta a instituciones preestatales como la Familia y el Matrimonio. Por ejemplo, entre 2018 y 2019 decenas de denominaciones cristianas hicieron campaña contra 21 artículos de la nueva Constitución comunista, especialmente contra aquellos que introducían elementos de ideología de género en la Carta Magna. Tanto en escenarios virtuales (especialmente redes sociales) como “físicos”, se dieron acciones cívicas, como la recogida de casi 190 000 firmas a favor de la Familia. E hicieron historia: esta fue la mayor recogida de firmas desde la sociedad civil en más de 60 años contra una política del Estado marxista. 

A contrapelo de las prohibiciones del régimen para crear asociaciones independientes, las iglesias Liga Evangélica, Bautista Oriental y Occidental, Metodista y Asambleas de Dios, las de mayor membresía en la Isla, fundaron la Alianza de Iglesias Evangélicas de Cuba (2019), en abierta contraposición al oficialista Consejo de Iglesias de Cuba. La legalización de esa asociación fue vetada por el régimen; los líderes religiosos resultaron reprimidos: recibieron citaciones policiales y se les prohibió salir del país.

Hoy la Alianza sigue activa, aunque clandestinamente para evitar las acciones del régimen y grupos radicales marxistas.

Desde los creyentes también han salido otras iniciativas contra la dictadura en los últimos años. Una de ellas, la Carta de los Siete (2019), tuvo gran repercusión entre los medios independientes cubanos. Fue una declaración pública de intelectuales evangélicos contra la falta de libertad de expresión y a favor del derecho de los padres a elegir la educación que será dada a sus hijos. La carta abogaba, además, por la libertad de los pastores Ramón Rigal y Ayda Expósito, detenidos y condenados por practicar el homeschooling con sus hijos y otros niños de sus comunidades en la ciudad de Guantánamo. 

El 1ro. de mayo de 2021 un grupo de jóvenes evangélicos en La Habana intentó romper el cerco policial en torno al artista contestatario Luis Manuel Otero Alcántara, entonces en huelga de hambre por la falta de libertad artística en la Isla. Los jóvenes pretendían llegar hasta Otero Alcántara para brindarle asistencia religiosa, pero fueron detenidos por la policía política, escoltados lejos del retén policial, y amenazados por su solidaridad. 

A finales de ese mismo mes, circuló en redes sociales una carta abierta firmada por pastores cubanos que demandaba a la dictadura la liberación de los presos políticos en la Isla. A esto se sumaron masivos llamados a ayuno y oración por la situación del país, sumido en un pico de la continua crisis de la centralizada economía y el ambiente represivo del régimen.

Semanas después, ocurrió el 11J. 

Los pasos del pastor Lorenzo Rosales Fajardo en las calles de Palma Soriano aquella fecha de 2021 traían los ecos de un movimiento de desobediencia civil fundado en la búsqueda por la libertad y la idea cristiana del individuo como hechura de Dios. El cómodo engaño de los tiranos, de que los cubanos que profesan una fe no deben intervenir u opinar en temas políticos ―es decir, que son ciudadanos de segunda― parece ir cayendo en Cuba. Emerge con fuerza en los espacios públicos aquello de que es más importante obedecer a Dios antes que a los hombres.

Las consecuencias de ese viaje hacia la libertad han afectado a muchos, como a Rosales Fajardo, quien permanece en la prisión de máxima seguridad de Boniato, en Santiago de Cuba. Ha sido condenado a siete años de cárcel. También ha sufrido tortura. Su esposa no pudo verlo hasta casi un mes después de la detención. Entonces encontró a un hombre famélico, irreconocible, pero con una firmeza admirable, que aun bajo el totalitarismo cubano encuentra en decir y actuar en la Verdad el reposo de los justos.

 

Publicado originalmente en YucaByte.

IMG
Sistema de salud castrista: caro, ineficiente, con 'logros' dudosos y dañino para la economía cubana
Jan 23, 2023

Mientras casi todo lo que alguna vez construyó la Revolución cubana se está desintegrando en óxido, marabú, grietas, arrugas y desencanto, aún el castrismo saca pecho con sus éxitos en Salud. Así, aprovechando el impacto del coronavirus, la propaganda estatal se intensificó mezclando notas de chovinismo sanitario con loas al régimen a ritmo de "La fuerza de un país", pegajosa melodía del fidelista dúo Buena Fe.

Esta sempiterna y ahora intensificada propaganda sobre los "logros de salud de la Revolución", ha conseguido que muchos cubanos crean vehementemente que los índices de esperanza de vida y mortalidad infantil son conquistas de la política castrista, y eso tiene un peso fundamental en el apoyo o poca confrontación que recibe el Gobierno de una amplia porción del pueblo, que teme perder salud si cambia el sistema.

Pero, ¿respaldan los datos esta propaganda oficial?

Esperanza de vida al nacer

Los cubanos comenzaron el siglo XX viviendo como promedio apenas 33,2 años; eso no mejoró robustamente hasta la década del 30, durante la cual se adicionaron 4,1 años a la esperanza de vida. La década del 40 aportó seis años más, pero fue en los 50 cuando sucedió el mayor avance de longevidad en la historia de Cuba, ¡8,3 años! Ese impulso, debido al buen desenvolvimiento económico y el mejoramiento de los servicios de salud logrados en los años previos a la Revolución, llegó hasta los 60, década en la que se adicionaron otros 8,1 años a la esperanza de vida promedio.

Desde entonces, el aumento de esperanza de vida desaceleró, e incluso, a consecuencia del fracaso económico, ha habido preocupantes retrocesos. Según datos de "Cuba. Epidemia de Covid-19. Modelo Logístico", del académico Juan Carlos Albizu-Campos, entre 2012 y 2021 las mujeres cubanas perdieron 6,7 años de esperanza de vida y los hombres 7,5, una verdadera tragedia.

Y si las cifras absolutas demuestran que el gran salto de longevidad de la sociedad cubana sucedió antes de la Revolución, si miramos cifras relativas al resto de América Latina encontramos que, en 1960, Cuba superaba en casi ocho años la media de esperanza de vida latinoamericana, mientras ahora la supera en menos de cuatro —o está por debajo, según los datos de Albizu-Campos—, lo que indica que el continente, en conjunto, ha avanzado en longevidad más que la Cuba revolucionaria durante estos últimos 60 años.

Paradójicamente, el fracaso económico del régimen castrista contribuye a que los cubanos estén más sanos, manteniéndolos "a salvo" de la obesidad —el mayor problema nutricional de América—, gracias a la escasez de alimentos y al ejercicio que impone la falta de transporte. Añádanse todas las muertes no ocurridas en accidentes viales por existir solo 5,6 vehículos por cada 100 cubanos, frente a 26,7 en Latinoamérica o 91 en EEUU. En todo caso, una salud forzada es castigo, no dicha.

Mortalidad infantil

Sobre el bajo índice de mortalidad infantil del que tanto se ufana el castrismo es importante destacar que antes de 1959 ya traía un mejoramiento sostenido y estaba entre los primeros del continente. Pero queremos centrar la atención en la investigación de los economistas Vincent Geloso y Benjamin Powell junto al médico Gilbert Berdine, quienes han encontrado medidores objetivos que cuestionan la fiabilidad de las estadísticas que provee el Gobierno cubano. Expliquémoslo.

El índice de mortalidad infantil recoge las muertes acaecidas durante el primer año de vida, mientras el menos publicitado índice de mortalidad fetal contabiliza los fallecimientos sucedidos entre la semana 20 de gestación y el momento antes del parto.

Estos investigadores han encontrado que, sin justificación alguna, la correlación entre el índice de mortalidad fetal y el índice de mortalidad infantil en Cuba duplica la encontrada a nivel mundial, lo que los lleva a la fuerte sospecha de que en la Isla se clasifican sistemáticamente las muertes neonatales —ocurridas hasta una semana después del parto— como muertes fetales, disminuyendo así, mediante amaño estadístico, el índice de mortalidad infantil.

Costo sanitario

Ahora pensemos en el costo de estos "logros de la Revolución", pues, aunque sea la salud lo más valioso para muchos, esta sigue teniendo un coste; los recursos que a ella se dedican, forzosamente tienen que restarse de fines alternativos, también útiles y deseados.

A falta de poder comprar o crear tecnología, y teniendo disponible un pueblo como mano de obra semiesclava, la política castrista ha consistido en masificar la asistencia primaria —que acapara más del 40% del gasto sanitario nacional—, fabricando médicos a escala industrial, tantos que hoy Cuba exhibe el mayor número de galenos per cápita del mundo (nueve por cada 1.000 habitantes), siete veces más que Latinoamérica y el triple que Estados Unidos.

Para sostener tal ejército de batas blancas, el país está entre los que más PIB dedican a salud —aun cuando los salarios de los médicos son de los más bajos del mundo y la infraestructura se cae a pedazos—, lo que indica que el sistema sanitario castrista es excesivamente caro e ineficiente: tiene que gastar mucho más que los demás para obtener unos índices de salud levemente mejores... si es que son ciertos.

Conclusiones

  • La esperanza de vida al nacer y la mortalidad infantil comenzaron a mejorar mucho antes de que llegara la Revolución.
  • En los últimos años, la esperanza de vida al nacer ha caído estrepitosamente.
  • Cuba estaba comparativamente mejor con respecto al resto del continente antes de 1959.
  • El fracaso económico contribuye a la esperanza de vida, como subproducto de la falta de alimentos y transporte.
  • Hay serias dudas, ya no solo basadas en la no contrastabilidad de las fuentes estatales, sino por evidencias estadísticas concretas, sobre la veracidad de los datos oficiales.

El relato propagandístico de los "logros de salud de la Revolución" se mantiene sobre un sistema sanitario desproporcionadamente caro, que entorpece el desarrollo de la economía, lo que impide incluso la sostenibilidad a largo plazo del propio sistema sanitario.

 

Publicado originalmente en Diario de Cuba.

 

IMG
La Revolución SÍ desampara a sus hijos (II): "Olvidados"
Jan 22, 2023

Por nuestras ciudades, calles y parques deambulan muchas personas de un lugar a otro sin un rumbo exacto, no tienen un hogar para vivir, padecen de adiciones, duermen a la intemperie, en los portales de las casas o han sido abandonadas por sus familias quedando desamparados.

Según el Censo de Población y Viviendas de 2012, al menos 1,108 personas con esta situación, sobreviven en Cuba. Se subdividen, en 958 hombres y 150 mujeres. Unos 641 están en el grupo etario de 16 a 59 años y otros 467, tienen 60 años o más. Estas cifras, tal vez inexacta, demuestran una verdad muy latente en las avenidas cubanas.

La madrugada del 16 de enero de 2023 en Cuba fue de las más frías, con reportes por debajo de los 10 grados Celsius (°C), incluso récords en algunas regiones del país, como es el caso de la provincia de Guantánamo que la temperatura bajó a 9.9 °C.

Ante esta situación ¿qué medidas han tomado el Gobierno y el Partido para protegerlas de estos días invernales? Tanteando Cuba salió a buscar respuestas en los protagonistas de este comentario.

Miguel, como se le conoce en la zona por donde está, cerca de la tienda “El Encanto” de la ciudad de Camagüey. Tiene 44 años, lleva un tabaco apagado en la boca y dos pomos pequeños de crema en una mano, “por si alguien quiere comprármelo”, me dice.

Cuenta que hace años anda de portal en portal. Su hermano lo botó de la casa y cada vez que va por allá, este le da golpes para que se vaya. Una señora mayor que vende cigarros y tabaco frente a la acera que siempre está sentando, le da cuando puede un poco de café o un plato de comida.

“Es una buena persona, no se mete con nadie y yo trato de darle algo a pesar que la cosa está apretada”, cuenta la señora, quien quiso mantener su anonimato.

 

Miguel

 

En Cuba existe un Programa de Prevención, Asistencia y Trabajo Social, que tiene especial énfasis en el funcionamiento de los Centros de Protección Social para la Atención a las Personas con Conducta Deambulante, según publicó el medio de prensa Cubadebate.  

Estos centros tienen un carácter temporal. En ellos se tiene que hacer una caracterización social de las personas, asegurarles protección, asistencia médica y rehabilitación, e incluso aseo y ropa. Entre sus misiones, está garantizar la reinserción al medio social y familiar.

La ministra de Trabajo y Seguridad Social, Martha Elena Feitó Cabrera detalló que esas instituciones no se pueden convertir en albergues. Cada caso tiene que llevar una solución, que puede ser el traslado a un hogar de ancianos, a un hospital siquiátrico o al seno de la familia obligada a la protección.

En cada provincia debe haber un Grupo Provincial de Prevención, que es el que coordina todo lo referente a la atención de estas personas, pero sin dudas, en la práctica no funcionan

   ***  

Manolito y su hermano Ricardo llevan más de 4 años en la calle. Dos años viviendo en un portal ubicado en la Avenida de la Caridad, cerca del Palacio de los Matrimonios de la ciudad de Camagüey.

«Nuestro armario, son esas tres cajas que ves ahí, de las cuales nos han robado pitusas y otras cositas más», dice Manolito

Para poder alimentarse, lo mismo que recogen materia prima o las personas los buscan para que cuiden colas durante las noches. También, de la panadería que les queda en frente, reciben algunas bolitas de pan para ir tirando.

«Si almorzamos no comemos, si comemos no almorzamos, porque todo está bien caro, y acá luchamos lo que se pueda»

«En este mismo piso que estamos sentados ahora, hemos pasado cumpleaños, fin de años, frío, mucho frío, con lágrimas en los ojos junto a las perritas que jamás dejamos abandonas», expresa Manolito con una voz llorosa.

                                                          ***

 

Manolito

 

Por otra parte, es difícil encontrar normas jurídicas que protejan a los vagabundos.

El artículo 71 de la Constitución de la República de Cuba, dice que “se reconoce a todas las personas el derecho a una vivienda adecuada y a un hábitat seguro y saludable”.

También, el artículo 88 dicta que “el Estado, la sociedad y las familias, en lo que a cada uno corresponde, tienen la obligación de proteger, asistir y facilitar las condiciones para satisfacer las necesidades y elevar la calidad de vida de las personas adultas mayores”. Y el artículo 89, refiere que “el Estado, la sociedad y las familias tienen la obligación de proteger, promover y asegurar el pleno ejercicio de los derechos de las personas en situación de discapacidad”.

A pesar de esto, cada día es más común ver recorriendo nuestras calles a muchos Manolito, Miguel y Ricardo a la vista de todos y de los principales encargados de prestarle ayuda a estas personas que, sin importar el motivo que los haya inducido a estar así, tienen la responsabilidad estatal y no lo hacen.

Urge diseñar políticas más eficientes y crear otras formas de inclusión en las que el respeto a los derechos de estas personas en condiciones de vida muy extrema se inserte en una nueva cultura, para de esta forma contribuir a su bienestar social y no queden Olvidados.  

 

IMG
La revolución SÍ abandona a sus hijos
Jan 21, 2023

En el programa televisivo Mesa Redonda del 11 de diciembre de 2020, Marino Murillo, quien fuera en aquel entonces el jefe de la Comisión de Implementación y desarrollo de los Lineamientos, expresó que “con la Tarea Ordenamiento ningún ciudadano quedará desamparado ni olvidado” y añadió respecto a los jubilados, “fueron los trabajadores del pasado y no tenemos ningún derecho de dejarlos sin protección”. A dos años de implementarse, la realidad es otra. 

Rosa Reyes tiene 73 años, vive en el reparto Salomé del Municipio de Camagüey. Perdió su vivienda con el paso del huracán Irma en el 2017 por tierras agramontinas. Desde aquel entonces está esperando a que el Estado le entregue los materiales de la construcción para levantar su casita, como ella misma dice. Cuenta con una chequera de 1500 pesos, que apenas llega al final de mes, entre la compra de los mandados, medicamentos, aseo personal, un saco de carbón porque no tiene más equipos para cocinar y otras cositas, la cuenta no le da.

Esther fue gran parte de su vida profesora de Economía Política en la Universidad de Camagüey Ignacio Agramonte Loynaz. Durante muchos años, según cuenta, ha padecido de reumas, sus hijos la abandonaron, así como el gobierno y su propia Universidad en la que contribuyó a formar a miles de profesionales. De su propio dinero de jubilación tiene que pagarle a una mujer que solo viene a ayudarla una vez a la semana.

Juan José, es ciego, hace algún tiempo perdió la visión por problemas de glaucoma, más de cinco operaciones, todas en vano. Ya jubilado con más de 40 años laborales, cobra una pensión de 1678 pesos, ante mi pregunta, ¿viejo que hace en la calle?, su repuesta con una voz cansada, «luchándola mijo, la cosa no está fácil». A pesar de los obstáculos que le puso la vida, camina todos los días desde su casa en la calle 20 de mayo hasta el Casino Campestre de la ciudad de Camagüey, para trabajar cuidando aparatos en este parque.

Esta es una realidad que afecta a la mayoría de las personas de la tercera edad en Cuba, que, como Juan, Rosa y Esther dedicaron toda su vida al trabajo y en la actualidad son los más perjudicados en esto de la inflación, el ordenamiento y la subida de los precios, porque sus chequeras tristemente no les da para satisfacer sus necesidades básicas y su edad no los acompaña para «lucharla». Olvidados por la Revolución que un día ayudaron a «construir» y hoy les paga con el abandono y la incapacidad de garantizarles sus necesidades básicas.

 

Publicado originalmente en el Blog Tantenado Cuba

 

Publicado originalmente en el Blog Tanteando Cuba

IMG
La lista
Jan 20, 2023

Pasaporte, tenis cómodos, dos licras, dos camisetas, un abrigo, ropa interior y el cargador del teléfono. Es una lista corta, es muy poco lo que se empaca en la mochila, solo lo necesario. Más pesa el alma, dividida entre los amigos que han emigrado a otras latitudes y los abuelos a quienes ya no les cerraré los ojos; me consuela pensar que al menos les calentaré el estómago con un poquito de leche y una carnita, cuando se pueda.

Si Cuba no fuera la prisión ruinosa que es, si no fuera un sepulcro blanqueado, esta lista estaría de más. Si mis quince años de trabajo honrado me permitieran gozar de un techo sin filtraciones, comida decente, salidas con los amigos y algún que otro viaje al extranjero, esta mochila estaría vacía, la lista más bien sería de artículos de canastilla. Pero no, la ideología de la pobreza, la desidia y la opresión nos empuja a emigrar; los deseos de ver a otros seres queridos, cumplir un sueño, alimentar a los que se quedan, nos arrastran.

La lista es corta. La mochila es pequeña pero el peso es inmenso y el dolor incalculable. El alma se rompe en pedazos y sangra a lágrima viva. Cuba pesa, se queda atrás, bajo las nubes, y a la vez se lleva encima, como una cruz invisible que nos abrasará el pecho siempre. Cuba duele lo mismo estando dentro que fuera. Ahora entiendo a Martí cuando hablaba de su horror al frío, de tiranos, de derechos, de patria y libertad.

 

Publicado originalmente en la revista La Hora de Cuba.

IMG
El indifunto: de cómo The New York Times resucitó a Fidel
Jan 19, 2023

Allá en el año 57 del pasado siglo, Herbert L. Matthews, un reportero estadounidense que simpatizó con los comunistas durante la Guerra Civil española llegó a La Habana con la misión de desinformar a su país y al mundo sobre lo que ocurría en Cuba. 

Por entonces, los servicios de información de Fulgencio Batista habían hecho creer a los cubanos que Fidel Castro había muerto. Para el Gobierno batistiano era indispensable crear la falsa impresión, o la fake news, de que el problema castrista había sido resuelto en la escaramuza de Alegría de Pío. Escudado en aquella falsa victoria, el ejército constitucional tendría libertad de actuar a su antojo. Ahora sabemos que, de haberse cumplido, el antojo nos hubiera ahorrado seis décadas de penurias.

Pero Matthews era un experto en conflictos ideológicos que contaba, además, con el arma mediática idónea para refutar a Batista: las páginas de The New York Times. Y no solo desmentirlo, sino pintarlo como un fascista al estilo de Francisco Franco, a pesar de haber sido un antifranquista que concedió santuario a los partisanos que huían de España. 

Herbert llegó a Cuba en febrero, disfrazado de turista gringo en viaje de pesquería y acompañado de su esposa británica. Subió a la Sierra y escribió un largo reportaje que resucitó a Fidel de entre los muertos y lo elevó al olimpo de los héroes hemingwayanos, un nuevo Roberto Jordán dinamitador de puentes de la novela Por quién doblan las campanas.

La noticia de que Castro seguía vivo desmoralizó al ejército batistiano y encandiló al mundo. Mientras tanto, la tropa de Fidel marchaba en círculo ante la cámara y desinformaba al tonto útil de Matthews. En vez de denunciar a Castro como el clásico comunista ibérico, Matthews decidió presentarlo como un Robin Hood criollo. Por esa labor de tergiversación, fue recibido y condecorado múltiples veces en el Palacio de la Revolución. 

El Roberto Jordán criollo dinamitó los cimientos de la República de Cuba y demolió el puente que conectaba al país con el mundo moderno, por lo que puede decirse que Matthews es el autor de una de las más destructoras campañas de demolición mediática de la Historia. 

El daño que sus reportajes ocasionaron a Cuba y a Latinoamérica es inconmensurable, mientras que su personaje ficticio logró obnubilar a tres generaciones de cubanólogos de todo el mundo. En cambio, el Batista de Matthews seguirá siendo, por toda la eternidad, el prototipo del dictador bananero y no el progresista que apostó por la modernización acelerada de nuestro país. 

Hace pocos años, en 2014, el mismo modelo desinformativo reapareció en las páginas del mismo periódico, ahora digitalizado. Herbert Matthews había reencarnado en el reportero colombiano Ernesto Londoño. La coincidencia de propósitos de los editoriales de Londoño en The New York Times y su perfecta sincronía con la política de apertura hacia Cuba de la administración de Barack Obama fue cuestionada, oportunamente, por la periodista Terry Gross, de NPR, en su programa Fresh Air

A la pregunta de si Lodoño y la administración de Barack Obama actuaron de mutuo acuerdo para impulsar una política aperturista hacia Cuba, el reportero respondió que “no han faltado las especulaciones y teorías conspirativas sobre la coincidencia de esos editoriales, y bien mirado, por la vehemencia con que tratamos el tema, y por el momento del anuncio el mes pasado [17 de diciembre de 2014], ciertamente es una pregunta válida”.

Al mismo tiempo, las páginas editoriales del NYT lanzaban una estridente campaña de desinformación (Cuba’s Impressive Role on Ebola, NYT, octubre 19, 2014), cuyo objetivo era demostrar que al castrismo le importaba la salud de los africanos. Unos médicos fabricados en las universidades cubanas como peones del juego político y sometidos a condiciones de esclavitud moderna, fueron usados por el Granma del Hudson como un “impresionante ejemplo” de cooperación en la lucha contra el ébola en África Occidental. 

En lugar de investigar las denuncias de maltrato y acoso policíaco de los médicos esclavos, el NYT dedicó sus recursos a la sincronización de otra maniobra de mentiras que adelantaba la narrativa del guionista presidencial Ben Rhodes, nuevo avatar de Matthews. Sobre los opositores encarcelados, Rhodes afirmó: “Ellos no creen que sean presos políticos. Están presos por diversas violaciones de las leyes cubanas”.

En 1959, Matthews declaró en el NYT: “No hay rojos en el gabinete ni en ninguno de los altos cargos en el gobierno o el ejército cubano”. Cuarenta años más tarde, James C. McKinley anunciaba en un titular: “En la ciudad donde Fidel triunfó, la mayoría aún lo apoya”. Y el mismo año, desde las mismas páginas, Serge F. Kovalevski reportaba: “Las cosas no son perfectas en la Cuba de Castro, pero el sueño comunista sobrevive”.

Hace unos días, en el más reciente episodio de una campaña de falsedades que comenzó hace más de medio siglo en la Sierra Maestra, los periodistas Frances Robles y Ed Agustin unían sus voces al coro de los desinformadores. Según el dúo Agustin-Robles, Joe Biden tardaba en abolir las políticas cubanas de Donald Trump “por temor a desencadenar el enojo de la diáspora cubana y provocar la ira del senador Robert Menéndez” (citaban al simpatizante William LeoGrande), un argumento canallesco que el periodista Boris González Arenas ha desmontado en un excelente artículo de Diario de Cuba.

La nueva campaña aperturista de Joe Biden impone a los cubanos el último modelo de ficción política salido del taller de Rhodes. El pequeño empresario independiente, identificado con el acrónimo comercial PYMES, es un troll que solo existe en el espacio ficticio del diferendo. El levantamiento del embargo sería, entonces, la respuesta falsa al falso renacimiento del sector empresarial en Cuba, y dejaría intacto el bloqueo impuesto por el Partido.

Cada batalla ideológica contra The New York Times ha sido otra Alegría de Pío para los cubanos, pues es un hecho que el castrismo habría muerto hace muchos años si la prensa americana no se hubiera empeñado en resucitarlo periódicamente. 

Gracias a las recientes revelaciones de los Twitter Files, vimos cómo funciona el modelo de colusión de la prensa liberal con los intereses creados de la izquierda reaccionaria. Si la mitología castrista presume de los 636 atentados al Comandante, conviene recordar el batallón de spin doctors que lo ha salvado de la muerte cívica 636 veces. 

Matthews, Rhodes, Robles, Agustin, McKinley, Kovalevski y Londoño han sido los doctores Frankenstein del Fidel indifunto, mientras que el papel del ayudante Igor se lo disputan ahora Emily Mendrala, Rick Herrero, Max Lesnik y el profesor López Levy. 

 

Publicado originalmente en la web YucaByte.

IMG
La primera patria es la Familia
Jan 17, 2023

La contradicción de fundar y dejar ir, amar lo fundado más que a uno mismo y velar por su altura con esperanza y temblor describe al agitado remanso de la familia.

Antes de amarnos no existía nuestro hijo. Al amarnos afloró ese apacible volcán que trastocó nuestras vidas. El tallo nuevo reverdeció el árbol todo, desde la flor en su frente hasta las raíces abrazadas de dos mundos distintos.

La dicha del hijo es ahora cardinal. No esencial o primordial, sino cardinal: que guía y da certeza para guiar y formar. La felicidad nuestra, en gran medida, está más encauzada a que él disfrute del mar, que a pasear por la orilla de manos tomadas; a que él corra, salte y cante, que a bailar e ir al cine.

Él es otro puente que acopla nuestras manos a través de las suyas. No desmiembra nuestra unión, sino que la fortalece; no empobrece la felicidad que hemos atesorado, la expande a un área nueva que antes de él no existía, que nació cuando supimos que era un destello de vida dentro de otra vida.

Esa frágil conexión entre vértice y vértice produce en la familia fortaleza a prueba de todo: la del sacrificio. Sabemos que es frágil el que se ama, humano en caer y acertar, levantarse y errar, y la vida propia, también frágil, debe anteponerse para guardar la del otro. Vida por vida. Se ha hecho, y así padres, hermanos y abuelos lo harán hasta el fin de los días.

La primera patria es la Familia. En la ética cristiana, es el primer ministerio. Para el que vive en un país diluido por el Socialismo, constituye el refugio inmediato. Edifiquen una familia fuerte, con compasión y valores, y la comunidad y la nación serán mejores.

 

Publicado originalmente en Vida Cristiana

IMG
INMERSIÓN
Jan 16, 2023

Sumergirse en la Cuba profunda es peligroso, deja surcos en el alma. La persona sensible que lo ha hecho ya no regresa igual a la superficie, ya no puede ver con indiferencia las fotos que los turistas publican en Instagram ni las siempre optimistas noticias de la prensa nacional. Experimentar la Cuba de callejones, pedraplenes, pueblos, caseríos, casuchas, solares, ruinas, centrales, guajiros, campamentos, prostitutas, exconvictos… da miedo, da vengüenza, trauma, duele.

La Habana, ciudad que maravilla por sus contrastes, guarda bajo su cielo y sus molduras de yeso la historia de un país, de los gozos y esperanzas de su gente, de sus crímenes y miserias humanas, de sus diferencias sociales, sus odios y venganzas de clase. La ciudad de columnas fracturadas y vidrieras deslumbrantes, de perros de pelea y carros americanos de lujo, nos presenta, a la vuelta del hotel más caro, la pobreza más aterradora y denigrante como un elemento más de su pintoresco paisaje urbano. Todo eso nos parece lejano hasta que al fin atravesamos el umbral y nos encontramos ya, irremediablemente, dentro del misterio, entre escombros y marginalidad, con el puñal de la desesperanza al costado.

El campo, ese resto de Cuba, que aún con sus ciudades nos empeñamos en llamar “campo” (y lo es en su forma más triste y más hermosa), esa cara oculta de la Luna con un aire más limpio, no acapara tanta atención como la capital, ni instantáneas, ni visitantes. Esa gran “área verde” adornada de maleza y marabú no es tan importante, nunca lo ha sido, y su gente lo sabe, lo asume, mira desde el foso las cimas de La Habana, encandilada por el brillo de la cúpula del Capitolio, que flota como un diente de oro sobre jardines vedados a los transeúntes. ¿A quién le interesa el caserío de Guayabal en lo más recóndito de la aridez tunera? ¿O las comunidades del lomerío con su jerga singularísima y su gente que aún lava entre piedras y palos? ¿O el maestro de pueblo que va a trabajar, con la nevera vacía y los zapatos rotos, después de una madrugada de apagón? Luego de un bautismo por inmersión en esta naturaleza verde, sepia y salvaje, en este pedazo del mapa que siempre nos ha parecido menos Cuba porque no está en los libros de Historia, se saborea y se entiende a Cuba.

Donde el extranjero ve postales costumbristas de rostros alegres, contrastes y colorido tropical, el cubano que bajó a las profundidades sólo ve promesas en ruinas, pobreza denigrante, niños sucios y viejos desdentados abandonados a su suerte que intentan ganarse la vida sonriendo a los turistas, mientras al otro extremo, se levantan montruos de concreto y cristal para albergar a más turistas y engrosar los bolsillos del monopolio militar, y así continuar el círculo vicioso de la riqueza inmerecida de unos pocos a costa de la miseria y la invisibilidad de la mayoría.

 

Publicado originalmente en la revista La Hora de Cuba