El hurto y el robo son problemas muy antiguos que afectan profundamente las relaciones entre los seres humanos, datan de los orígenes mismos de la humanidad, cuando algunas personas inescrupulosas comenzaron a apropiarse de bienes individuales o colectivos que no les pertenecían, haciendo uso de la fuerza o el engaño. En nuestro país en la actualidad estos flagelos proliferan como la mítica Hidra de las leyendas de Hércules, a las que el héroe le cortaba una cabeza y le salían otras dos.
Estos delitos han calado tan profundo a la sociedad cubana actual que hoy en día no son pocos los ciudadanos que los justifican y ven como una manera justa de sobrevivir debido a la crisis económica tan profunda que vive este país, hasta le han cambiado el nombre para hacerlos menos repudiables.
Al acto de apoderarse de los bienes o derechos ajenos sin el permiso de los dueños ahora se le llama luchar, esto ocurre sobre todo si se realiza en empresas u organismos estatales en los que los recursos materiales parecen no tener un claro dueño, debido a los conceptos de la propiedad colectiva promovidos por el sistema socialista que gobierna la isla. Muchos cubanos antes de comenzar a trabajar en una entidad estatal tratan de saber cuál es la búsqueda o que hay en ese lugar que se pueda “luchar”.
La apropiación y el uso indebido con fines personales de los recursos materiales es un tema que toma mayor fuerza en directivos administrativos y en los llamados cuadros políticos, quienes se ven con el derecho de usar los bienes públicos que tienen a su resguardo para beneficio personal.
La construcción y reparación de viviendas privadas desviando materiales pertenecientes a las empresas y el uso de los vehículos con chapa estatal para el beneficio personal de los dirigentes y sus familias, son de los ejemplos más criticados por la población.
La devaluación de la moneda nacional producto de las erróneas medidas económicas implementadas por el régimen gobernante en los últimos años, ha disminuido el poder adquisitivo de los trabajadores y limitado la función de los salarios, por lo que se ven obligados a cometer actos ilegales para poder garantizar la supervivencia de sus familias.
Un vecino que lleva algunos años trabajando en el sector empresarial me dijo hace algunas semanas, que los cubanos que trabajan para el Estado hace mucho tiempo que no viven de su salario y que hasta que esto no se revierta, continuarán el robo y el hurto de los recursos públicos en nuestra sociedad.
La dictadura cubana anunció el pasado miércoles 27 de septiembre medidas de ahorro energético y restricciones, al confirmar que en las siguientes semanas volverá a escasear el combustible por supuestas dificultades financieras para su importación. En Cuba no ha habido en algún momento abundancia de este producto y el pueblo se las ha visto fea, lo que indica que la situación estará más tensa de lo habitual.
Después de tanto tiempo mintiendo al pueblo sobre las averías de las famosas termoeléctricas todos los días, los directivos comunistas reconocieron que es la falta de combustible la razón fundamental por la cual los cortes eléctricos son hasta de ocho horas y más; el circo no les podía durar mucho tiempo.
Lo más lindo de esta historia es que quien tiene que restringirse en sus actividades diarias es el pueblo, que tiene que ahorrar al máximo la electricidad porque la dictadura no tiene nada que hacer ya que el bloqueo de los Estados Unidos se lo impide. Supuestamente todo el ahorro va dirigido a asegurar la vitalidad de las principales actividades de la población y la economía y áreas prioritarias como la Salud y el Turismo.
El transporte es uno de los sectores más caóticos, sobre este cae el mayor peso de la ausencia del combustible, ya que ningún barriga llena se ve obligado a montar una guagua o a tener que coger botella como comúnmente se dice, para tener que ir a trabajar ni llegar a su casa. Hoy muchas carreteras del municipio pinareño tienen el transporte reducido al 100%, apoyándose la población en los coches de caballo.
A pesar de toda esta situación el régimen alardea de que Cuba no está en un escenario de cero combustible, mientras el pueblo que sufre asegura que Cuba siempre ha estado en cero de todo y no va a cambiar en tanto no luche por ello, situación muy difícil en un país donde se reprime y encarcela por decir lo que se piensa.
Publicado originalmente en la edición 265 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, Panorama Pinareño
Todo dueño tiene derecho a su propiedad. Ante la pregunta tramposa de los fariseos y herodianos, Jesús establece un principio de restitución. La moneda debe ser restituida al César, porque en ella está impresa la imagen de su dueño. Y a Dios debe ser restituido aquel en el cual está impreso el rostro de Dios: la persona.
Sólo los humanos somos imagen y semejanza de Dios. Dar a Dios lo que es de Dios no es otra cosa que aprender a vivir el día a día expresando con nuestra existencia lo que somos, porque el ser humano pertenece a Dios, no al poder, no al dinero, no al mundo de lo material. Usamos lo material, lo necesitamos de hecho, pero no estamos pensados para pertenecer a lo material. La función de lo material es instrumental, es plataforma para construir nuestra existencia en torno a la relación con Dios y el ejercicio del bien, tanto a nosotros mismos como a los demás.
Ser “imagen y semejanza de Dios” significa que Dios puso en nosotros todo lo que él es: amor, bondad, misericordia, felicidad, paz… Si una persona dice que es el mejor cocinero del mundo, ¿cómo puede probarlo? Cocinando. Si yo asumo mi identidad de imagen y semejanza de Dios, ¿cómo puedo probarlo?, ¿cómo puedo expresarlo? Mostrando con mis actos mi identidad: amando, ayudando, perdonando, pacificando… Y esto es dar a Dios lo que es de Dios.
Cuando mi vida no va en la dirección de aquello que Dios ha sembrado intrínsecamente en mí y se centra en lo que está pensado como un instrumento, o cuando se prefiere seguir las voces del mal, estoy entregando mi vida al “César”, es decir, estoy intentando reconfigurar mi vida según la imagen del mundo. Se entra así en lo que llamamos una vida “pagana”, que significa la adoración de dioses falsos.
En realidad, todo acto, toda decisión, implica una entrega de mí mismo, de mi tiempo, de mis energías, de mis capacidades, y esa entrega cotidiana orienta continuamente el sentido de mi vida, hacia los “Césares” que elijo o hacia Dios.
Repito, el mundo del César, hecho de dinero, de poder, de bienes, de prestigio… no es un mundo demoníaco en sí que hay que aborrecer y destruir. La vida humana no puede prescindir de su soporte material. Otra cosa es cuando hacemos del César nuestro Dios y Señor, cuando los dictados del César son los que centran y regulan nuestra vida. El problema es cuando elegimos “pertenecer” al César y darle a él lo que toca darle a Dios.
Otro mes se suma a los nueve que lleva desaparecido el café normado de las bodegas del país; tras haber hecho su última aparición en enero, hasta la fecha aún la población vive con la duda de si regresará o no algún día, aunque cada vez la esperanza se divisa más lejos.
El odiado y ahora añorado café Hola, único al que la población de a pie tenía acceso, abandonó la canasta básica junto a otros integrantes de los popularmente conocidos mandados como el aceite y los productos de aseo.
La huida paulatina de diversos productos ha reducido el nivel de opciones que tiene la población para adquirir alimentos mediante la libreta de racionamiento, ya que de otra forma no pueden obtenerlos pues pocos son los que llegan a las tiendas en MLC y muchos menos los que pueden refugiarse en el mercado informal, hoy rey del comercio en Cuba.
Actualmente, la ausencia prolongada de café mantiene a miles, millones de cubanos rabiando por el buche mañanero, esa única tacita de café al día que además servía de desayuno y que hoy es sólo un recuerdo en la memoria de quienes consumían aquella mezcla de chícharo y los que decían que era café.
Según recientes declaraciones de la dictadura en la TV cubana, pronto debe retornar el café a la canasta básica, aunque la realidad limita a esta ficción, pues cada mes son menos los productos que llegan a la bodega evidenciando la gravedad en la que se encuentra la libreta de racionamiento, que si bien en su momento fue de gran importancia para el cubano de a pie, hoy se encuentra en fase terminal por culpa de sus propios creadores.
Y no, no es que el café se haya perdido de Cuba, sí hay, pero a un precio que no puede costear el pueblo que vive, o más bien sobrevive, con diez dólares al mes, ya que mínimo un paquete cuesta en las tiendas unos 15 MLC y en el sector privado donde también existe supera ampliamente los 1 200 pesos el paquetico, volviéndolo incosteable para la mayoría que hoy se resigna a que el café Hola haya dicho adiós.
Publicado originalmente en la edición 156 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, Cimarrón de Mayabeque
Un sello que distingue a la isla comunistas es la emisión a chorro de decretos. En Cuba no hay comida, medicamentos y transporte, pero sobran los decretos. Cada día el régimen se aparece con uno nuevo. ¿Cuál es la causa y fundamento de tanto decreto en un país tan pequeño?
Comencemos de atrás hacia delante, el fundamento, y a la vez objetivo de esta hemorragia de regulaciones, es intimidar al pueblo, donde para dar cumplimiento a esto, otros cubanos se ganan el sustento como operadores de represión, dígase morralla de inspectores y policías. ¿Y la causa? Muy sencilla: suplir con represión la incompetencia del régimen. Los vacíos que la incapacidad administrativa no puede cubrir se rellenan con garrotes. La isla es de ellos, es una democracia extraña.
El ejemplo acabado de salir del horno: la resolución 190 del 2023 emitida por la Gobernadora del Poder Popular de La Habana que aprueba la imposición de multas, que se mueven en valores entre 3,000 y 4,000 pesos, a quienes viertan basura fuera de los contenedores o saquen los desechos de las casas hacia los sitios de recogida a destiempo.
Habaneros, esto es una aberración colosal dado el contexto citadino en que aterriza este legajo de la Gobernadora. En cuál Habana vive esa señora. La funcionaria no sabe que los camiones colectores de basura demoran hasta semanas sin acudir a los puntos de recogida.
La compañera Verde Olivo no logra comprender que si el ciudadano asiste a uno de estos abarrotados puntos de recogida y los contenedores están a tope de inmundicia solo queda soltarla al costado, para cuando un día aparezca el camión cargue con ella también.
Lo otro sería, regresar a casa con la metralla, y que vengan los bichos, la peste y las enfermedades. Pero esto no termina aquí, hay más incongruencias a raíz de esta, la 190 del 2023. ¿Dónde se ha publicado o aclarado los horarios dispuestos por las autoridades para sacar los desechos de los hogares?
Lo lógico sería que hubieran comenzado por este punto. Sin embargo, el régimen, apelando a su arma de cabecera, la represión, primero enseñó los dientes a los habaneros: el asunto de los 3,000 o 4,000 pesos de multa, en una ciudad donde los bolsillos duelen.
En la publicación intimidatoria del medio oficialista Tribuna de La Habana, donde se dio a luz al engendro 190 del 2023, tampoco se mencionó que sucederá con el deteriorado parque de camiones colectores de desechos con que cuenta Servicios Comunales. Menos se habló de cómo mejorar las condiciones laborales de los trabajadores de la empresa.
Si la lógica humana viniera por la libreta, en Cuba no lloviera más decretos que agua del cielo. Pero, esto es lo que tenemos: represión para suplir la incapacidad del régimen de mantener sin inmundicias las calles de una “ciudad maravilla” que se cae a pedazos.
Publicado originalmente en la edición 223 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, Amanecer Habanero.
Cuando se analiza el sistema político cubano, no debe ser una tarea de minutos, esto exige tiempo y cuidado, pues no estamos ante un proceso político transparente y democrático, sino ante un gobierno populista donde todo ha sido pensado desde el principio.
Analizar la naturaleza del régimen cubano requiere adentrarse en lo que verdaderamente es el populismo, porque radica su verdadera naturaleza y el análisis de sus características nos ayudará a una comprensión más acabada de los propósitos que siempre estuvieron en la mente de Fidel Castro y quienes con el implantaron el 1 de enero de 1959 el régimen dictatorial que nos ha acompañado durante más de 60 años.
La ideología populista, cuyos orígenes se ubican en períodos de grandes agitaciones y cambios como su nombre lo indica proviene de la palabra pueblo y se apropia de este concepto para en su nombre sembrar el odio, la división, la violencia y la pobreza, ese es el caso de Cuba.
El populismo políticamente, suele encarnarse en un líder carismático, "un supuesto redentor que viene a rescatar a los sufrientes" y asegurarles un espacio de dignidad en el nuevo paraíso que este creará, tal fue el caso de Fidel Castro, quien se presentó ante un pueblo carente de libertades y plagado de miserias, prometiéndoles un paraíso en la tierra, maniobraspolíticas que le garantizaron asumir el poder político. Utilizando el concepto de “pueblo” y "antipueblo", para quienes se oponían al proceso político, el régimen populista cubano dividió a la población, creando las bases para el control político de la ciudadanía.
Al expresar todo a nombre del «pueblo» establecía un principio inseparable de la ideología populista: quien está en contra de sus pretensiones estaría siempre, por definición, en contra del "pueblo" y del lado del "antipueblo", lo que significa que debe ser marginado o eliminado. Esta tesis abría las puertas al empleo de la violencia contra los opositores, a nombre del pueblo, violencia que quedó bien definida desde los primeros días de enero del 59 y que fuera reafirmada por Ernesto Che Guevara en 1967 en el conocido mensaje a la Tricontinental.
"El odio como factor de lucha; el odio intransigente al enemigo, que impulsa más allá de las limitaciones naturales del ser humano y lo convierte en una efectiva, violenta, selectiva y fría máquina de matar. Nuestros soldados tienen que ser así; un pueblo sin odio no puede triunfar sobre un enemigo brutal".
Este odio no sólo se manifestó hacia el supuesto enemigo, los Estados Unidos, sino que se sembró en la vida de cada cubano, fomentando la división y el recelo, violencia que no reconoce fronteras y forma parte de la política actual de la dictadura, escenificada en el llamado que hiciera Miguel Díaz Canel cuando los sucesos del 11 de Julio, de enfrentar a los cubanos entre sí.
Publicado originalmente en la edición 166 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, El Espirituano
Decía José Martí que cuando un pueblo emigra los gobernantes no sirven. No hay otra explicación al proceso migratorio cubano. La migración cubana es el resultado inequívoco de un sistema político anti popular desprovisto de cualquier garantía ciudadana, lo que provoca un entorno marcado por la frustración y la desesperanza, escenario en que vive el pueblo cubano. Con un clima político asfixiante y opresivo, que pisotea las más elementales garantías muchos cubanos prefieren emigrar bajo el rotulo de asilados políticos, que enfrentar el fututo incierto que se espera en la isla.
Es por eso la avalancha migratoria hacia cualquier país del mundo, incluso para Haití uno de los países más pobres del mundo, donde los cubanos van en busca de mercancías, para revender.
Los últimos meses la cantidad de cubanos que han emigrado por Nicaragua hasta México ha alcanzado cifras alarmantes, y aunque las estadísticas brindan datos alarmantes: más de 1 millón de cubanos, un alto índice.
Estamos convencidos de que el número es mayor. Es mejor para un cubano fregar platos, trabajar en los campos en cualquier país que no ejercer como médico en Cuba.
Somos el hazme reír del mudo, quedando en la isla ancianos y personas sin recursos, aquellos que no pueden comprar un boleto de avión. Los orígenes de este fenómeno no son ajenos, son el resultado del sistema político autoritario represivo que mata la economía, son sus experimentos económicos y su corrupción.
Se abandona a la familia y amigos porque no hay opciones ni futuro para nadie.
El empleo del miedo mantiene a los cubanos en una especie de isla cárcel, donde una de sus tácticas fundamentales para controlar la vida totalmente de los ciudadanos, son el descrédito público, cuyo fin es aislar a la gente que piensa diferente del resto de la sociedad o utilizando la violencia física.
Evitando cualquier manifestación opositora, el régimen cubano de manera viola los derechos humanos y libertades de los cubanos, que obliga a muchos a abandonar la isla por temor a ser reprimidos o encarcelados.
Llevándonos a una especie de marginalidad social, o cárcel a las que muchos temen. infundir miedo ha sido y es el mecanismo de control político que emplea el régimen, pero que ha dejado de funcionar desde los sucesos del 11 de julio.
Publicado originalmente en la edición 164 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, El Espirituano
El tradicional modo de actuación de "barrer por donde mira la suegra" (entiéndase por esconder problemas), ha sido una práctica política, muy cotidiana, en el proceder de las autoridades políticas del régimen en la provincia.
Los cacareados objetivos económicos de la provincia se han quedado en papeles desactivados, por las tecnologías obsoletas y la burocracia oficial. Las faltas de insumos y de materias primas ha provocado muchas polémicas entre la población local.
La forma en que el gobierno local trata de causar una impresión favorable, es catalogada por muchos como una farsa política, que se burla del pueblo. Pero quizás las cuestiones que más han molestado a la población de la capital provincial, han sido las referente a la alimentación.
Durante varios días los mercados locales, centros de comercio y gastronomía no tienen ofertas, solo algunas MIPYMES y revendedores de diversos productos altamente cotizados, con precios altísimos, cuestión que ha provocado estados de opinión muy desfavorables dentro de la población, que no entiende como no existen alimentos ni ofertas, predominando las carencias y necesidades.
Centros como el Complejo Arrocero Sur del Jibaro, que fueron promocionados con bombos y platillos, hoy son un desastre económico. Muchas son las interrogantes y aunque parezca difícil la respuesta es bien sencilla: se trató de fabricar una imagen de la provincia, que en muchos aspectos no se corresponde con la realidad y lo más triste es que es la población quien ha sido burlada.
Seguir viviendo de apariencias o encubriendo las cosas mal hechas. Hasta cuándo será este juego que daña y afecta a todos, pero en especial al cubano de a pie. La preocupación por los desvíos de recursos, impagos, corrupción y problemas en los servicios que afectan a los locales, exigen ser tratados con seriedad y prisa.
Nada, que la vieja estrategia de esconder los problemas no siempre funciona para algunos, porque el pueblo siempre es el que paga, pero se da cuenta. El tiempo de mantener a los espirituanos, entretenidos con promesas ya pasó. Se quiere ver resultados rápidos y tangibles, así de sencillo.
Publicado originalmente en la edición 164 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, El Espirituano