La falta de inversión y las limitaciones productivas que genera el sistema económico socialista implementado en nuestro país desde enero de 1959, han provocado la destrucción de la agricultura cubana y que un sector tan importante como el azucarero, ni siquiera sea capaz de cubrir la demanda nacional.
Alipio Nodarse Izquierdo, un ingeniero que laboró en el sector azucarero por más de 40 años, le informó a nuestra redacción, que durante las décadas del 1970 hasta inicios del 1980, Villa Clara fue una de las mayores productoras de Cuba y llegó a tener 28 centrales azucareros produciendo más de un millón de toneladas de azúcar al año.
“Desde mucho antes que triunfara la revolución el país dependía económicamente del azúcar, los trabajadores nos esforzamos por cumplir los planes establecidos y se veían los resultados. Lamentablemente comenzaron a implantarse reformas socialistas y todo fue decayendo hasta llegar a donde estamos hoy”, aseguró.
El señor Nodarse Izquierdo agregó, que en la zafra de este año solo molerán tres centrales azucareros en Villa Clara y que juntos ni siquiera llegarán a producir 50000 toneladas del dulce alimento. “Aunque ya no estoy activo siento mucho lo que está pasando con la producción azucarera en nuestro país, se han destruido la mayoría de las industrias y sus instalaciones se han vendido como chatarra. Muchos pueblos prósperos que dependían del azúcar, están hoy en la más absoluta miseria y todo por culpa del gobierno”, aseguró.
Osvaldo Cuellar, funcionario del grupo Azcuba, informó en una intervención en la radio oficial de la provincia hace solo una semana, que el éxito de la zafra 2023-2024, dependerá del esfuerzo de los trabajadores y del aprovechamiento adecuado de las materias primas con que se cuentan.
El funcionario durante la entrevista con la prensa radial, eludió comentar sobre el pronóstico de toneladas que esperan producir en esta contienda, solo aclaró que será muy difícil cumplir con los planes acordados. Gilberto León Ramos, productor de caña vinculado a la cooperativa Camilo Cienfuegos, le dijo al ICLEP, que los directivos de Azcuba solo hacen planes y no tienen en cuenta las condiciones reales en las que trabajan los que deben garantizar la caña para los centrales.
“Todos los años es lo mismo, no aseguran el combustible, los abonos y los sistemas de riego que necesitamos, tampoco nos venden los implementos para el personal. También los incumplimientos en los pagos están a la orden del día y por eso los cañeros se van para otros trabajos mejor remunerados”, refirió.
Publicado originalmente en la edición 107 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, Páginas Villareñas.
Desde que se autorizó el derecho a ejercer el trabajo por cuenta propia en el año 2010, no han cesado las presiones y la persecución de los funcionarios públicos, hacia las personas que dignamente lo ejercen, es un mal necesario que el régimen cubano acepta solo para aparentar una apertura económica que en realidad no es sincera.
Agentes de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) e inspectores populares, visitan frecuentemente los negocios privados para pedir las facturas de compra de las materias primas que son utilizadas, conociendo de antemano que son casi imposibles de presentar por los propietarios, ya que ni el propio Estado las entrega cuando las vende.
Manuel Alejandro Fraga, dueño de una pequeña cafetería, le contó a nuestra redacción, que su establecimiento recibe la visita de los inspectores hasta tres veces por semana. “Es muy difícil trabajar y tener progresos con esos inspectores vigilando todo lo que uno hace, llegan a mi cafetería y permanecen allí por más de una hora.
Me piden los documentos que autorizan mi labor y las facturas que saben que no tenemos, nos ponen multas de hasta 5000 pesos cuando detectan cualquier problemita y a veces solo lo hacen para presionarnos”, ´refirió.
Roberto Labastida, propietario de una fábrica de losas, le dijo al ICLEP, que los cuentapropistas también sufren el decomiso de los productos que usan como materias primas para su trabajo. “Solo en este año los inspectores acompañados de la policía me han decomisado más de 50 sacos de cemento y unas 2000 losas para piso, alegando que no cuento con las facturas de compra”, indicó.
El señor Labastida agregó, que lo que hacen los funcionarios es muy injusto porque ellos saben que esos productos no son vendidos en los establecimientos del gobierno y que la única forma de conseguirlos que tienen los trabajadores privados, es en el mercado informal.
Ignacio López, abogado especializado en Derecho Laboral, opina que los trabajadores por cuenta propia muchas veces sufren las violaciones de sus derechos por los funcionarios y agentes del orden que los vistan.
“Lamentablemente existen funcionarios públicos que utilizan sus cargos para presionar a los cuentapropistas y obtener beneficios personales, incluso violando lo establecido legalmente. Es una realidad que el Estado no le brinda la protección a este sector de la sociedad, que es vital para la subsistencia de la población en la actualidad”, acotó.
Publicado originalmente en la edición 107 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, Páginas Villareñas.
Por quinto día consecutivo volvió a faltar en todas las bodegas y panaderías del municipio el pan normado que corresponde a cada persona integrante de un núcleo familiar. La harina de trigo importada de la que depende el país para la elaboración de este producto alimenticio esencial para los cubanos, pues de este dependen la mayoría de las familias para garantizar el desayuno y la merienda a sus hijos, se ha ausentado.
No es la primera vez que esto sucede, pero sí es la primera vez que tiene connotación a nivel nacional, no siendo así en el sector privado donde actualmente una bolsa de ocho panes pasó de costar 180 pesos, 250.
El sector privado tiene la ventaja de contar con la materia prima pues son ellos mismos quienes la importan de otros países, mientras la dictadura no ha sido capaz de mantener un suministro a pesar de contar con más recursos que la minoría privada.
Publicado originalmente en la edición 159 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, Cimarrón de Mayabeque
En años anteriores el régimen experimentó con pulpa de calabaza, harina de yuca, entre otros productos, para intentar sustituir el uso de harina de trigo debido a la constante escasez de esta en el país; sin embargo actualmente la improductividad agrícola no ha permitido que puedan utilizar estas alternativas para suplir la carencia, dejando así de producir el pan que tanto necesita la población.
No cabe en la cabeza del pueblo que alimentos tan básicos como el pan, el arroz, las viandas y otros de producción nacional se escapen de las posibilidades de la dictadura que, si bien hoy no tiene opciones para el pueblo, sí sigue priorizando al sector turístico en toda la isla para garantizar la captación de divisas.
Tras toda esta ineptitud, el principal sector que sufre las consecuencias es el residencial que se ve sin opciones para garantizar su alimentación más básica.
Para el cubano de a pie la crisis alimentaria continúa siendo el principal problema que enfrenta, por esta se ha visto obligado a eliminar una y hasta dos comidas en el día, lo que confirma el creciente deterioro de los derechos sociales en el país. Debido a la persistente y aguda escasez de alimentos, la población a tenido que dejar de almorzar, comer, o las dos, por no tener ni siquiera una lata de arroz.
Esta situación claramente es propiciada por la improductividad que provoca la dictadura, ya que no suministra los recursos necesarios a las cooperativas y fincas estatales para que produzcan lo necesario para abastecer al pueblo.
Todo esto ha dado lugar a que sea el sector privado el que tome la delantera, poniendo sus propios precios inalcanzables para el que vive de un salario. El pan de la bodega es lo que en ocasiones muchas personas pueden consumir en el día, pero a veces ni eso porque no llega a manos del pueblo, lo mismo por la falta de harina o de transporte para trasladarlo.
Es lamentable para todas las personas que la viven, pero más difícil para los niños que por más que los padres se esfuercen tienen que acostarse con el estómago vacío o con un vasito de agua con azúcar o refresco.
En un país donde supuestamente los niños son la esperanza del mundo, para los pequeños tampoco existen las golosinas pues sus elevados precios, fundamentalmente en las Mipymes, les impiden a los padres poder comprarlas.
Es lógico que para el que vive de un mísero salario es imposible mantener el refrigerador lleno de alimentos, o al menos con lo básico que se necesita, cuando una libra de arroz en el sector privado se encuentra por los 150 pesos y la de frijoles 500; los paquetes de pollo 3 000 pesos, la libra de carne de cerdo 400 y un cartón de huevo 2 000 si se encuentra, tan sólo por citar algunos ejemplos, mientras todos los establecimientos de la dictadura se encuentran en cero.
Publicado originalmente en la edición 268 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, Panorama Pinareño
La producción de huevos en Cuba se ha desplomado en más de un 50 % por la falta de piensos y de financiamiento para adquirir la materia prima para fabricarlos, lo cual han admitido las autoridades cubanas en los medios de difusión masiva. Mientras ofrecen dicha información, no aclaran la cantidad de huevos producidos ni tampoco la carne de pollo.
El 99% de las materias primas que se emplean para la elaboración de los piensos son importadas, como es el caso del maíz y la soya, empleados también en la producción porcina, la cual también se ha visto afectada grandemente en los últimos años. Para satisfacer las necesidades que lleva el programa avícola nacional se necesitarían diariamente de 1 500 a 1 600 toneladas, cantidades que bastarían para satisfacer la demanda de tener 10 o 15 huevos mensuales por consumidor como antes.
Debido a esta situación, la distribución de huevos de la canasta básica ha descendido a cinco huevos percápita por mes, pero ni siquiera la dictadura la cumple en la mayoría de las provincias del país. La provincia pinareña es una de las más afectadas en la distribución de huevos por lo que la población ha pasado dos y hasta tres meses sin recibir los estipulados y cuando llegan, el tiempo sin recibir quedó en el olvido.
A pesar de las quejas del pueblo, la dictadura sigue culpando al embargo de los Estados Unidos de las limitaciones de Cuba para acceder a las materias primas necesarias para fabricar los piensos. Mientras esto sucede, el contrabando y la corrupción aumenta pues la poca producción que hay en la provincia mayormente va a parar al mercado negro; este último sin pensarlo hace de las suyas poniendo sus propios precios.
Hoy un cartón de huevos en este sector se encuentra a 2 000 pesos, casi el salario básico de un trabajador, trayendo esto consigo que el cubano de a pie no pueda acceder al alimento. Además, de esta situación se aprovechan los dueños de quioscos particulares que venden un pan con tortilla a 100 pesos y más, recrudeciendo la situación alimentaria del pueblo, la cual sin duda alguna va de mal a peor.
Publicado originalmente en la edición 268 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, Panorama Pinareño
Uno de los problemas urgentes que hoy tiene la ciudad de Artemisa radica en su camposanto. Es una real vitrina de relajo. Ningún funcionario del régimen le ha podido poner el cascabel al gato a este asunto; y duele mucho a los familiares de fallecidos esta situación de irrespeto.
Es un dolor permanente en la ciudad. Es raro el día que no se corra la voz por la comunidad que la cabeza de Fulano desapareció de la sepultura, que no se sabe el rumbo de los restos de Zutano o que cargaron con tal y más cual objeto de otra tumba. Son malas noticias diariamente. Las riñas de familiares con los sepultureros forman parte del pan nuestro de cada día.
Empleados que por lo general permanecen la jornada laboral borrachos, desatendiendo sus funciones, sentados debajo de un árbol a la entrada del cementerio. En la publicación de este medio informativo del 15 de septiembre salió a la luz una de las tantas denuncias sobre las aberraciones que tienen lugar en dicha necrópolis, dos meses después nada ha cambiado; y el sufrimiento de los artemiseños con pérdidas familiares se eterniza.
Las redes sociales también han recogido el eco masivo de decenas de ciudadanos que han hecho manifiesto su disgusto. Sobre todo, respecto a la desaparición de cráneos. Es tal el tráfico de restos humanos en el sitio, que algunos lugareños catalogan al cementerio como el “mercado de huesos”. Es triste la situación, pero esta es la realidad.
Los únicos indolentes continúan siendo los funcionarios del régimen. Basta caminar por una de sus callejuelas para encontrar innumerables nichos rotos y un hedor insoportable a materia orgánica en descomposición. Un fémur o una tibia abandonado por la prisa, puede aparecer en cualquier recodo del camino. Lo que se cuente es poco. Años hace que se arrastra esta situación. Servicios Comunales no ha sido capaz de estabilizar la guardia nocturna.
De noche nadie hace guardia. El lugar es un llega y coge, cráneos y huesos de todo tipo, a expensa del sufrimiento de los familiares. En Artemisa hay furia compulsiva por la cremación de cadáveres, nadie quiere ser sepultado.
Pero aquí también falla Comunales, el crematorio continúa inactivo después de 10 años de concluido, la obra fue levantada en el lugar equivocado y desde entonces la ciudad no cuenta con presupuesto para reinstalarla. Pese a la secuencia de quejas de la población el régimen no ha encontrado el camino que ponga coto al mercado negro de restos humanos que existe en la necrópolis, según se comenta para trabajos de hechicería.
El descanso final en la ciudad es asunto pendiente, incluso, para los que van a morir. Los que fallecen se van con ese sufrimiento. El cementerio de Artemisa duele, es una espina en el corazón de los artemiseños. Duele menos estando muertos que vivos, pero duele.
Publicado originalmente en la edición 205 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, El Majadero de Artemisa
El dilema cotidiano que supone hoy la existencia del cubano de a pie no sólo se reduce a carencias básicas como alimentos, medicinas y transporte, cada día se agregan nuevos elementos. La razón, la falta de prestaciones públicas resultado del éxodo masivo que sufre la Isla. Los pueblos cubanos, funcionalmente, se han quedado sin personal calificado. Escasean los maestros, médicos, técnicos de todo tipo y mucho personal de oficinas.
En la práctica, son pueblos fantasmas. Hoy, reparar un televisor roto en Cuba es complicado. No hay día que no se escuche la noticia en cualquier esquina de un barrio: “Fulanito, el técnico tal, el de los televisores, se fue; va rumbo a Nicaragua”. De manera similar sucede con los talleres estatales, los que saben están en Tapachula.
Las oficinas de correo apenas tienen empleados para brindar servicio a los ciudadanos que todavía permanecen en los pueblos. Los jubilados que tienen el cobro de la pensión allí pasan hasta semanas en este sitio, pues cuando logran completar dos o tres empleados no hay conexión.
¿Y qué decir de los médicos? Un número importante de consultorios en la ciudad están cerrados por falta de galenos, que escapan para donde sea; y las postas médicas que funcionan lo hacen de manera intermitente, resultado de distribuir los especialistas que quedan en los diferentes sitios sanitarios de la urbe.
Otro sector golpeado con rudeza es la Educación. Según datos aparecidos en el sitio digital de este Ministerio, hoy faltan en las aulas cubanas 17 000 docentes; cifra que malamente se está supliendo con personal improvisado y sin la preparación adecuada. ¿Dónde están los maestros y estudiantes de la Isla?
En Tapachula. ¿Dónde están los médicos, ingenieros y personal calificado? En Tapachula. Es como si otra Cuba se estuviera formando en el estado mexicano de Chiapas. ¿Dónde está el hombre nuevo? Respuesta escueta, está en Centroamérica. Rumbo al “norte malo”, el “Coco” de la dictadura. ¿Qué dice esto? Los cubanos no quieren saber de comunismo.
El éxodo que hoy sufre la nación caribeña tiene implicaciones en ambas sendas, no sólo para los que se van. Para los que se quedan la vida en las comunidades fantasmas se ha convertido en un infierno. Los servicios públicos están por el piso. Componer un simple televisor o una olla eléctrica es una tragedia.
La jugada del régimen en complicidad con Daniel Ortega de abrir Nicaragua para aflojar la tensión en el país, debido al creciente descontento popular, no ha resultado del todo bien. Cuba se ha llenado de pueblos fantasmas, otra gota en una copa a punto de rebosar.
Publicado originalmente en la edición 205 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, El Majadero de Artemisa
La última comparecencia del presidente designado a dedo, Miguel DíazCanel, en la Mesa Redonda del lunes 16 de octubre, deja ver una cosa: los gobernantes de la Isla continúan sin comprender la esencia del ser humano, bajo el supuesto de que un día la densidad teórica, lluvia de muela, pudiera hacer florecer al país. Se puede tener la voluntad más poderosa del universo, entregar toda la energía del alma a esa determinación, que hay leyes inviolables.
Nadie puede saltar por sus propios medios a la inversa: de la piscina al trampolín; y la muela no resuelve esto. Lo imposible, los llamados del régimen a resistir, es fruto de lo posible.
Dicen los que saben que la ex primera ministra del Reino Unido, Margaret Thatcher, en una reunión con los representantes chinos a raíz del traspaso de Hong Kong al país asiático sentenció: “puedes negar el mercado, pero el mercado siempre está ahí”.
De estas palabras de “la dama de hierro” no escapa el ser humano, ni el antiguo ni el moderno. El mercado nace con el hombre, es genético. Sin embargo, en las alturas cubanas no se dan por enterados; están gobernando algo que no entienden.
Entonces, cómo usted va a continuar negando que la Tarea Ordenamiento no acrecentó la miseria en Cuba, cosa que hizo el presidente cubano en su comparecencia en la Mesa Redonda. Ahora la gente está peor que antes. La conciencia no pone el plato de comida en la mesa, por tanto, era obvio que sin ofertas los precios se iban a disparar, acarreando consecuencias desastrosas. Si antes de la medida neoliberal comunista había cien pobres en la isla, ahora se cuentan por miles.
Pero, lo anterior (las medidas de choque) no lo hace un gobierno sin pagar las consecuencias. Sólo que en Cuba el régimen se ha mantenido a base de represión, que después se desboca en camuflar desatando una propaganda atroz en organismos internacionales con base en el bloqueo, como justificación de todos los pesares cubanos.
El fuerte del régimen cubano es la palabrería sin fundamento material; y en último caso, la bulla, la chancleta de barrio, cuando se ven perdidos.
Lo han demostrado en Naciones Unidas; y lamentablemente, el mundo parece temer a esa algarabía. De otra manera no se explica cómo países ajenos a la realidad cubana, profundamente alineados con otras naciones contrarias al régimen pagan silencio –sus pecadillos antidemocráticos tendrán– con proyectos en la caótica infraestructura de la isla. Pero, la carga mayor de esa palabrería inmaterial, de incompetencia económica, la paga el pueblo.
Lo acabamos de ver en la comparecencia del presidente en la Mesa Redonda. Se puede tener la voluntad más poderosa del universo, que lo imposible, aquellos llamados del régimen a los cubanos a resistir la miseria, es fruto de lo posible. Con cien palabras no se hace un boniato.
Publicado originalmente en la edición 204 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, El Majadero de Artemisa