El recién finalizado VII Pleno del partido, desarrollado en La Habana, entre el 15 y 19 de diciembre, se convirtió en el nuevo escenario para otra de las farsas del régimen cubano. Lejos de presentar un 2024 diferente al año que finaliza, pidieron más "resistencia creativa" y prometieron nuevas medidas restrictivas.
En un país al borde del colapso económico, la alta dirigencia del régimen se reunió solo para dejar claro que no abandonará el poder y que el 2024 no traerá cambio para los cubanos. En un discurso vano, amañado y carente de objetividad, el régimen centró sus análisis en dos ideas básicas: fortalecer más el papel del Partido Comunista y pedir resistencia al pueblo cubano.
La mayoría de las intervenciones estuvieron dirigidas a dejar en claro que no se aceptará ningún otro partido en la Isla, y a justificar una vez más la incompetencia de la gestión gubernamental con el bloqueo.
Usando la tradicional estrategia de culpar a otros por los errores de casa el régimen culpó del descalabro socioeconómico a las supuestas "campañas del enemigo" que buscan demostrar que el proyecto socialista no tiene perspectivas y a la manipulación en las redes de temas sociales que intentan desvirtuar al impacto del bloqueo en la vida del país y contraponer las formas de gestión no estatal al Socialismo.
Durante el cónclave oficialista se abordaron la puesta en práctica de 16 proyectos, de ellos ninguno habla de mejoras económicas para el pueblo cubano, todos se centran en el fortalecimiento del papel del Partido Comunista, el trabajo político ideológico, el fortalecimiento del marxismo y la comunicación política, entre otros.
Una mirada detenida muestra realmente que no está en la política del régimen ninguna mejora, solo promesas y como único objetivo el de fortalecer el aparato político que les garantice mantenerse en el poder. Esto es lo que algunos analistas fuera de Cuba ha llamado una muestra mas de la violencia del régimen.
La propuesta de lograr un partido cada vez más democrático, en el que se profundicen los debates de los problemas de la sociedad, resulta ser una burla total. En una sociedad donde existe un solo partido político hablar de democracia política es una afrenta y una burla de mal gusto.
Como cierre a la farsa oficialista las palabras de Miguel Díaz- Canel rompieron cualquier expectativa de mejoras. Al comunicar un nuevo paquete de medidas a implementar, el puesto a dedos dejó claro que el 2024 será un año de más limitaciones y carencias para los cubanos.
Publicado originalmente en la edición 171 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, El Espirituano
Las promesas del designado presidente cubano Miguel Díaz-Canel sobre un 2023 como un año mejor, parecen haberse ido por el inodoro. La realidad de la isla hoy es considerada por muchos como desbastadora. Según refiere el economista cubano Carmelo Mesa –Lago: "Cuba se enfrenta a la peor crisis económica desde el Periodo Especial". Crisis que se manifiesta de forma total en cada una de las diferentes esferas del poder político y económico.
El cierre del 2023 muestra a un país con una gran inestabilidad económica, con un bajo crecimiento económico en el sector industrial, el que se refleja en un prolongado desabastecimiento de alimentos, medicinas, la falta de combustible, y una agresiva inflación que desvaloriza por días a la moneda nacional.
El efecto de esta crisis, propia de las políticas de ajuste económico, ha recaído una vez más sobre una población carente y abandonada a su suerte, que depende de la limosna oficial expresada en una libreta de abastecimiento, cuyos productos disminuyen mes tras mes.
Otro de los graves problemas que afectan con fuerza la débil economía de la isla lo constituye la producción azucarera. La pasada zafra fue una de las más bajas de la historia, no superó las 350 mil toneladas y no cubrió ni siquiera la mitad de las necesidades del país. El déficit fiscal sigue siendo alto. Los ingresos no se incrementan lo necesario para los gastos que tiene el presupuesto del estado. Las arcas del estado no logran cubrir las necesidades básicas de la población, y en particular de los grupos vulnerables de la sociedad cubana.
De igual manera la agricultura, fuente principal de alimentos, solamente ha recibido este año, según estudios realizados por economistas del patio, solo el 40 por ciento del combustible, el 4 por ciento de los fertilizantes y el 20 por ciento del alimento animal que necesita.
Producciones claves del país, entre las que destacan la producción de carne y huevo han colapsado. La producción de huevo ha disminuido de 5 millones diarios en 2020 a 2,2 millones en 2023, según refiere la especialista n economía Rosa Muñoz Lima en su artículo Cuba y sus múltiples crisis, y la situación del programa porcino en el país, un gran consumidor de carne de cerdo es desalentadora, pues la tendencia es a una disminución progresiva. Estas carencias han agudizado a niveles extremos la crisis alimentaria que se vive y que promete continuar en el 2024.
Publicado originalmente en la edición 171 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, El Espirituano
La protección de los Derechos Humanos es un asunto que todos los gobiernos deben respetar y poner en práctica, ya que constituye un pilar fundamental en la implementación y desarrollo de una verdadera democracia. El 10 de diciembre de 1948 la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó en París la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el documento está basado en los criterios de libertad, respeto a la vida, igualdad, justicia y dignidad para todas las personas.
Por eso este 10 de diciembre se celebró el Día Internacional de los Derechos Humanos y se llevaron a cabo numerosas manifestaciones y actos públicos en apoyo a la citada efeméride. En su artículo 19 la Declaración Universal de los Derechos Humanos establece que todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.
En Cuba este asunto ha generado mucha polémica, debido a la persecución que el régimen ha establecido por más de seis décadas, sobre los medios independientes de información y las personas que expresan opiniones contrarias al discurso oficial.
Desde que triunfó la Revolución en enero de 1959 los ciudadanos que no estuvieron de acuerdo con el proceso y se atrevieron a expresarlo públicamente, fueron catalogados de enemigos y tratados como mercenarios al servicio del gobierno norteamericano.
Amenazas, agresiones físicas, torturas psicológicas, vejaciones y hasta largas condenas en las cárceles, han sufrido los periodistas y comunicadores independientes y sus familias, a los largo de estos años. La gran mayoría de ellos se han visto obligados a emigrar para poder salvarse de estos atropellos.
El sistema que gobierna la isla, violando lo establecido en el Artículo 19, ha empleado diversos métodos para impedir que la información de los medios alternativos llegue a la población.
La censura de los medios independientes que publican informaciones incómodas sobre la dictadura cubana y sus dirigentes y el decomiso de los medios técnicos, son dos de las estrategias más utilizadas por las fuerzas represivas del Ministerio del Interior y que más daño hacen al trabajo de los medios independientes de información.
Muchos cubanos dignos se encuentran presos en la actualidad solo por expresarse y divulgar información, nombrarlos a todos sería prácticamente imposible, a ellos les expresamos nuestra solidaridad y el deseo que en el próximo año puedan estar en compañía de sus familiares en una Cuba libre.
Publicado originalmente en la edición 109 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, Páginas Villareñas.
El último incremento del valor del dólar en el mercado cambiario informal, 265 pesos Moneda Nacional a finales de noviembre, no sólo ha tensado a un más el día a día de los cubanos en la isla, sino que ha ratificado quién manda en Cuba. Mientras el medio oficialista Granma restó importancia a la inestabilidad del dólar en el mercado negro, catalogando el último incremento de ficticio, el resto de los cubanos viven con los nervios crispados.
El apretón inflacionario no se hizo esperar. Una vez conocido el nuevo valor todo se disparó, desde artículos de primera necesidad hasta el sacrificio de recursos en busca del boleto de avión rumbo a Nicaragua. El que podía comprar dos libras de arroz ahora lo pensará una vez más para comprar la segunda.
En interacción con la ciudadanía, la gente de la calle y las colas, se supo de casos tristes, de personas que no pudieron mantener el ritmo de compra en los puestos particulares de venta de alimentos frente a los hospitales, donde único los familiares de enfermos se proveen. El jugo vitaminado, uno de los productos de más demanda para los enfermos, que costaba 200 pesos, de inmediato subió 30 y 40 pesos. Los almuerzos por el estilo, el plato estándar de 400 pesos ahora cuesta de 450 a 500 pesos; y es mediodía y noche, pues la gastronomía estatal en estos centros desde hace rato yace en la morgue de los hospitales cubanos.
Las personas de pueblo no comprenden qué sentido persiguen los discursos de la prensa oficialista cuando la realidad es otra. “Será gastar tinta y papel”, dijo Gabriel, un residente en Centro Habana. Hasta lo más elemental en Cuba lo marca el precio del dólar. Pero, ¿qué hace el régimen? Lo habitual, culpar a otros. Para eso se pagan salarios en la prensa oficialista, para distorsionar la realidad. Granma afirmó que el valor del dólar en el mercado informal no es un indicador de la salud de la economía cubana.
Entonces, qué será. Y para rematar el escrito contracultural, el panfleto oficialista aseguró que el incremento de la moneda norteamericana es consecuencia de “la manipulación política y económica de fuerzas externas, pensadas para desestabilizar a gobiernos no alineados con la política exterior estadounidense”.
Quien en su pellejo sufre los rigores del día cubano sólo se hace esta pregunta: ¿Por qué Granma no menciona a la Tarea Ordenamiento? Esta interrogante lo dice todo, proviene del credo popular, se pudo comprobar en la calle donde está la vida de un país, no en un panfleto. Ahora mismo, nadie en suelo patrio puede negar que la respiración del país la rige y maneja el mercado cambiario informal. El régimen nada puede hacer aquí, el dólar continúa con el “sartén por el mango” en Cuba.
Publicado originalmente en la edición 227 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, Amanecer Habanero.
Parece que no sólo por cajeros maltrechos y falta de efectivo se desmorona por días la bancarización forzada en Cuba, pues nuevos infortunios acosan el asunto. La pregunta, ¿el país estaba preparado para este proceso? Es obvio que no. Una vez más, el régimen erró o ‘metió la pata’, dicen otros. Respecto al caos en las instituciones financieras y al sufrimiento de los cubanos frente a estos inmuebles, todo indica que en la medida que nos adentramos en tiempo la cosa irá a peor.
Salta hoy la escasez de personal y los bajos salarios de los empleados. Por las palabras del régimen en la defensa de la medida, lo que insinúa, no se trata de que los cubanos tengan medio cerebro, o lo que es lo mismo, no entiendan la importancia de la informatización de la sociedad, todo lo contrario, por ahí no es el camino. Es sólo que el país no estaba preparado para el proceso. El sistema financiero no contaba con efectivo y tampoco recursos para imprimir nuevos billetes.
Lo más fácil, soltarle el cubo de agua fría a la gente de forma engañosa, apelando a la modernización del país, según la palabrería, porque es el rumbo de la humanidad. Nunca se habló claro al pueblo, como siempre –y esto se parece al sobreuso oficial de la palabra ‘compleja’ para difuminar entre matices el descalabro actual de todo en Cuba–, nunca se dijo que se trataba más de falta de dinero, hasta para honrar los salarios de los trabajadores, que de modernidad.
Pero sucede que tanto la mentira como la maraña de la verborrea del régimen tienen patas cortas, al final del sendero los mismos funcionarios han tenido que poner en claro el asunto, que como ya se dijo era más de premura asfixiante que de modernidad. Según lo reseñado por el medio estatal Cubadebate referente a la Mesa Redonda donde participó el presidente del Banco Central de Cuba (BCC), Joaquín Alonso Vázquez, el dilema técnico, oculto hasta la fecha, es más serio de lo que se pensaba.
“Usar los billetes significa importar el papel, las tintas, mantener el equipamiento; luego de su emisión hay que transportarlos, distribuirlos, contarlos; y con alrededor de 10 vueltas en la economía se deterioran, entonces hay que destruir los billetes y volverlos a producir. Es un costo permanente…”, expresó el funcionario del BCC.
A lo anterior se suma el reconocimiento por Alonso Vázquez de la escasez de personal y los bajos salarios, que por la tendencia se traduce en descontento en el sector, sobre todo, en la capital del país. Nadie se va de un lugar si en él está a gusto. El régimen tenía la soga al cuello, se quedaron sin billetes y el país no estaba preparado para el proceso. De modernización nada, a otro con ese cuento, más bien forzado, el proceso de bancarización en Cuba.
Publicado originalmente en la edición 227 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, Amanecer Habanero.
El conocido filósofo e historiador francés François Voltaire expresó en una ocasión: "Podré no estar de acuerdo con lo que dice, pero defenderé, hasta la muerte tu derecho a decirlo". Tal sentencia expresa una de las principales virtudes morales que debe tener un individuo o sistema político: la tolerancia.
El respeto a la opinión ajena, diferente no ha sido una de las cualidades que han distinguido la política del régimen cubano, durante más de 64 años, todo lo contrario, la intolerancia hacia todo lo que no exprese su voluntad y deseo ha sido destruido o aniquilado. Pensar diferente es un delito en Cuba.
El régimen de La Habana necesita entender que es la tolerancia, ese concepto tan importante, pero que desconoce. Constantemente la historia nuestra nos muestra a la verdad reducida a silencio por la persecución y intolerancia. La tolerancia como valor moral en Cuba implica el respeto íntegro hacia el otro. Es la disposición y capacidad de convivir pacíficamente con personas que poseen opiniones, comportamientos o características distintas a las nuestras, sin recurrir a la discriminación, el prejuicio o la violencia. La tolerancia implica reconocer y valorar la igualdad de derechos y dignidad de todos los cubanos.
Según la UNESCO, la tolerancia es el reconocimiento de los derechos humanos universales y las libertades fundamentalesde los demás. Esos que la dictadura hoy violenta, porque no acepta la disensión. acepta la disensión. No puede exigir tolerancia ni respeto un régimen político que no esté dispuesto a tolerar las ideas de los demás y el reconocimiento de las diferencias. La tolerancia es la piedra angular de la verdadera libertad.
Significa respetar la igualdad de derechos y dignidad de todas las personas, que cada individuo puede vivir de acuerdo con sus propias ideas y creencias, siempre y cuando no se perjudique a los demás. La tolerancia no es una opción que se puede dejar al azahar, ni puede ser legislada por ningún gobierno. Es el resultado natural de la vida en sociedad y premisa básica para poder convivir de manera civilizada.
La tolerancia es un crimen cuando lo que se tolera es la maldad. Como expresara el destacado luchador por los derechos del pueblo negro norteamericano, Martin Luther King: tu verdad aumenta en la medida en que sepas escuchar la verdad de los otros.
Publicado originalmente en la edición 170 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, El Espirituano
Una palabra que suena puntiaguda, de mucho significado, que se escucha ahora mismo como pitirre desde las mentes de los cubanos, es Tapachula. No existe otra región del planeta que se mencione más que esta ciudad mexicana fronteriza con Guatemala.
Un indicador vibrante de la realidad nacional. Sólo que el éxodo del país vía Centroamérica tiene una característica esencial: no se restringe a la principal terminal aérea cubana, el Aeropuerto José Martí, atañe a varias provincias, desde las terminales que ofrecen viajes a Nicaragua.
De todos los rincones de la Isla la gente empluma, quemando las naves tras sí. Se venden las propiedades, sobre todo, la casa; lo cual indica que en el credo de los que parten hay por ruta un sólo sentido.
Cuba se sale como jarro ahuecado. Escapa el habanero, el pinareño y el matancero, pero también parten a la difícil y riesgosa travesía numerosas personas de la zona oriental del país; fundamentalmente, de las terminales santiaguera y holguinera.
Qué sucede con el cúmulo de cubanos en Tapachula. Sucede que uno de los elementos distintivos radica en que las personas suelen reunirse en bolsones espontáneos atendiendo a sus lugares de origen. El holguinero simpatiza más con el holguinero, y así sucesivamente.
Por lógica, la empatía de estas personas recala en las tradiciones; por tanto, en medio del desespero, de la tragedia que se vive en la ciudad mexicana, es usual escuchar frases: por allí están los habaneros o más pa’lante están los de tal lugar.
No sólo hay cubanos de todas las edades, incluso recién nacidos, sino de todas las provincias y rincones del país. Es una amplia gama de costumbres y variantes de entonaciones regionales; hasta de hábitos y gustos alimenticios, como el café o el atole.
Según cuentan algunas personas a sus afectos, no sólo a los que están en Cuba sino en diferentes lugares del planeta, la sensación es tal que pareciera que se está formando una isla fuera de la Isla.
Publicado originalmente en la edición 206 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, El Majadero de Artemisa
La fe en el amanecer no es necesaria cuando despunta el alba sino cuando la oscuridad nos sumerge. Vivir desde la fe es caminar hacia la luz a pesar de que no la vemos en el horizonte, mientras mantenemos en el alma la certeza de que esa luz existe y será encontrada.
Aparentemente, Cuba es un lugar sin motivos para la Navidad, sin salvación ni Salvador, sin razones para alegrarse y, mucho menos, para esperar. Un sistema económico ineficaz, hundido y corrompido, un inmovilismo social galopante, una emigración masiva e imparable, un sistema político cada vez más a la defensiva y represivo, un aumento continuo de presos políticos, un pueblo sumergido en la incultura religiosa, ausencia de horizontes, desesperanza generalizada… ¿Dónde estás, Señor de nuestras horas?, ¿es posible creer en la luz mientras día a día se espesan las tinieblas?
Tal vez sea necesario recordar que no nació Jesús en un mundo de luz, de libertad y de prosperidad. Todo lo contrario, nació en un mundo de sufrimiento, de opresión y de injusticia, pero en un mundo donde había gente con esperanza, esa gente que lo acogió, lo escuchó, lo siguió, y fue transformando sus vidas y la vida a su alrededor, y que fue creando una sociedad mejor, porque aunque este mundo no sea perfecto y precise todavía de mucho amor y esfuerzo, es, ciertamente, un mundo mejor del que encontró el Señor.
Es verdad que somos un pueblo amenazado por ser aplastados por la precariedad y la escasez, es verdad que vivimos en la incertidumbre y en la inseguridad personal y social, es verdad que estamos a merced de unos gobernantes que parecen no darse cuenta de que su pueblo se les muere entre las manos y la nación se cae a pedazos, es vedad que estamos maniatados por un poder que se ha desentendido del sufrimiento y de las aspiraciones de este pueblo.
Y sin embargo, somos un pueblo que se niega a morir, somos un pueblo que cada día demuestra que tiene espaldas fuertes, que continuamente muestra su creatividad y se crece, y lucha. Somos un pueblo con espíritu de sobrevivientes, que a pesar de la escasez no ha dejado de ser solidario, que a pesar de la precariedad no ha dejado de inventar y reinventarse la vida, somos un pueblo donde mucha gente está buscando a Dios y le está dando un sitio en lo más hondo de su alma.
Somos un pueblo que sobrevivirá: sobrevivirá a este sistema que le ha robado lo mejor de su espíritu y lo mejor de sus hijos, sobrevivirá a la ideología marxista, desfasada y arcaica; sobrevivirá a los discursos de odio y de exclusión, sobrevivirá al dolor infame de las condenas políticas, sobrevivirá a los mensajes que nos tratan como seres estúpidos incapaces de pensar, sobrevivirá al ateísmo y al adoctrinamiento que embrutece.
Sobreviviremos, ya estamos haciéndolo, y cada vez que damos un paso de solidaridad, de verdad, de justicia, de fe… se encienden las luces hermosas de la Navidad, resurge la esperanza que alienta y sostiene, y nace en nosotros el Dios que libera y salva.