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El turismo en Cuba se desploma fuera de los hoteles

Foto de Rodrigo dos Reis en Unsplash

Por el periodista ciudadano Daniel Camejo López

May 16, 2024 | 10:00 AM


Salvando las limitaciones del confort esperado por los visitantes extranjeros dentro de las instalaciones hoteleras, muchos cubanos piensan, incluyendo no pocos funcionarios, que el ramo turístico se reduce a tener hoteles lo mejor preparado posible.

Esto está fuera de tono y de época. Desde siempre, y acentuado más en la modernidad, quien invierte recursos para visitar una región cualquiera del mundo le interesa más conocer de lo que hay fuera de las cuatro paredes que lo reciben que lo que hay dentro de estas.

Conocer geografía, costumbres y gentes es un imperativo. Pero qué sucede cuando la situación en un país fuera de las instalaciones hoteleras es desastrosa.

Precisamente, uno de los pies de barro del turismo en la Isla es la caótica infraestructura nacional fuera de los hoteles. Abundan las quejas de los visitantes sobre el asunto. Para empezar, al turista que decide aventurarse fuera de la mole de concreto le es difícil hidratarse durante el trayecto, rara vez encuentra agua embotellada durante el viaje.

La solución, cargar con cuanta botella pueda al salir. El tema de habilitar combustible es otro calvario. Pese a las preferencias que tienen los visitantes, en no pocas ocasiones ni así pueden hacerse del carburante; y en ciertos casos se han quedado varados o a la espera del autorizo de algún jerarca del Partido local. Visitar gente, pasear por un pueblo o ciudad, también supone un desafío.

El estado lamentable de aceras y carreteras obliga al foráneo a no apartar los cinco sentidos del suelo que pisa. Las quebraduras y torceduras de extremidades han estado presente. Por solo citar un ejemplo, las aceras de Artemisa apestan, y sin ponerle las fosas drenando a la vía pública.

El hospedaje en un barrio de la Cuba profunda, para el cacareado contacto pueblo a pueblo, resulta otro tema espinoso. Es difícil la estancia en una renta particular con provincias sometidas a más de 12 y 14 horas de cortes eléctricos.

Lo anterior es solo por mencionar lo que más salta a la vista; pues hay cosas de más pesos como que el visitante llegue a un policlínico, después de un accidente, y no encuentre hilo para suturar una herida o demás elementales insumos para atender una dolencia.

Cuando se habla de la industria de la chimenea sin humo el concepto no se reduce a la estancia en flamantes bloques de concreto. La concepción del sector incluye al resto del país donde se enclavan las instalaciones; y Cuba está hecha tierra de punta a cabo.

Por tanto, levantar este maltrecho sector en la Isla, que hoy reduce la excelencia que aún conserva a pocos focos como Varadero y los cayos –La Habana es más basura que ciudad–, es necesario pensar en el resto del país. No hay de otra, el turismo en Cuba se desploma fuera de los hoteles.


Publicado originalmente en la edición 215 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, El Majadero de Artemisa

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