El hambre es un flagelo que afecta tanto a personas en países con extrema pobreza económica como a poblaciones afectadas por guerras, desastres naturales catastróficos, o gobernadas por sistemas políticos fallidos, incapaces de garantizar alimentos para todos los sectores de la sociedad. Aunque hace algunas semanas la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) afirmó que en Cuba no hay hambre, y la prensa oficial nacional replicó esta declaración, quienes vivimos en este país sabemos que esa realidad es distinta.
Es una realidad palpable en nuestra sociedad que muchos de nuestros amigos y vecinos en numerosas ocasiones se acuestan sin comer y que los pocos alimentos que pueden comprar con su devaluado salario, son destinados a la alimentación de sus hijos y familiares ancianos o enfermos.
No sé si los funcionarios de la FAO han recorrido los barrios cubanos donde residen personas que viven de un salario en moneda nacional y no reciben dólares o ayudas económicas del extranjero. Puedo asegurar que de hacerlo, les sobrarían ejemplos de personas que pasan días enteros sin comer y hasta se desmayan por falta de alimentación.
Dionisio Zamora Contreras, un jubilado del sector de la Educación que reside en el reparto Osvaldo Herrera le aseguró a nuestra redacción, que él y su esposa, pasan varios días a la semana sin probar alimentos, porque su salario de 1500 pesos mensuales no le alcanza para comprar lo que necesitan para comer.
“En los últimos años el gobierno de este país ha disminuido considerablemente la cantidad de productos que vende en las bodegas por la libreta de abastecimiento, eso provoca que las personas tengan que comprar los alimentos que necesitan a precios muy elevados en establecimientos privados o en el mercado informal”, alertó.
El señor Zamora Contreras refiere que para él es imposible poder pagar 180 pesos por una libra de arroz, 350 por una libra de frijoles, 3500 pesos por un cartón de huevos o 130 pesos por una flauta de pan.
Luisa Izquierdo Ruiz, enfermera que trabaja en el Hospital Arnaldo Milián Castro, le comentó al auto de este artículo, que las medidas económicas adoptadas por el Estado Cubano en los últimos años solo han conseguido incrementar el hambre y la miseria que vive la población de nuestro país.
“Todos los días llegan personas a nuestro hospital con síntomas de desnutrición severa y hasta desmayadas por el hambre. Es muy triste que el Gobierno y las organizaciones internacionales, no reconozcan la realidad que vive nuestra población”, lamentó.
Publicado originalmente en la edición 128 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, Páginas Villareñas
El pasado 10 de octubre se conmemoró un nuevo aniversario del levantamiento armado de 1868 en la finca La Damajagua, en el cual el abogado y patriota Carlos Manuel de Céspedes, liberó a sus esclavos y comenzó la lucha contra el colonialismo español.
Ese día se reconoce oficialmente como el inicio de la lucha por la independencia de Cuba y la abolición de la esclavitud. A pesar de encontrarse en desventaja numérica en comparación con el potente ejército español y de prácticamente no contar con armas de fuego, las nacientes tropas mambisas demostraron su coraje y convicción enfrentando al enemigo.
Es difícil de asumir que los cubanos de aquella época fueran capaces de arriesgar sus vidas en la manigua para liberarse de yugo impuesto por España y que por el contrario las actuales generaciones, prefieran abandonar a sus familiares y partir hacia el extranjero realizando largas travesías, antes que enfrentar al régimen que los oprime y somete. Son numerosas las publicaciones en redes sociales que describen a los cubanos de hoy como sumisos o conformistas.
La mayoría de estos comentarios provienen de personas que ya han emigrado y que se encuentran fuera del alcance de la dictadura cubana. Los ciudadanos que se encuentran dentro de Cuba responden a esas críticas alegando que esos que tanto hablan y publican desde tierras de libertad, tampoco fueron capaces de enfrentar al régimen cuando vivían en la isla. Lo cierto es que solo unos pocos cubanos son capaces de oponerse abiertamente al sistema político que gobierna la isla y soportar las consecuencias que eso conlleva.
Víctor Puentes Arboláez, psicólogo con más de 30 años de experiencia en esa profesión que reside en el reparto Bengochea, le aseguró a nuestra redacción, que las acciones represivas que incluyen encarcelación, amenazas, torturas físicas y psicológicas, impuestas por el régimen cubano contra los opositores a los largo de más de 60 años, han tenido éxito en sus objetivos.
“Es una realidad que la mayoría de los cubanos no se atreven a enfrentar al Gobierno a pesar de las muchas limitaciones económicas y espirituales que sufren en la actualidad. He visto a grupos importantes de personas en mi barrio salir a las calles a gritar consignas contra el régimen durante los apagones y luego quedarse callados y hasta salir corriendo, al ver a una sola patrulla de la Policía. Es increíble el miedo que se les tiene”, refirió.
Publicado originalmente en la edición 128 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, Páginas Villareñas
Durante octubre el Instituto Cubano por la Libertad de Expresión y Prensa (ICLEP) registró un total de 74 violaciones a la libertad de expresión y de prensa en Cuba, un número que significa un incremento del 105.56% respecto al pasado mes. La fuerte escalada represiva del régimen contra periodistas y ciudadanos que salieron a protestar a las calles ante la crisis energética que consume al país, incidieron considerablemente en este aumento.
Del total de hechos violatorios, 28 estuvieron realcionados con la libertad de prensa y 46 libertad de expresión. Igualmente, se reportan 27 ataques, amenazas y/o agresiones psicológicas, 18 detenciones arbitrarias, 11 usos abusivos del poder estatal, 8 restricciones en el espacio digital, 6 reclusiones y 4 agresiones físicas. La Seguridad del Estado y la Policía Nacional Revolucionaria fueron los principales órganos represores.
En diez provincias de la isla se documentaron violaciones a la libertad de expresión y de prensa, siendo La Habana (21), Villa Clara (21), Las Tunas (7), Guantánamo (6), Artemisa (5), Sancti Spíritus (5) y Camagüey (4) las de mayor incidencia. Justamente en Manicaragua, Villa Clara, tuvo lugar una protesta el 21 de octubre frente a la sede del gobierno municipal en medio del colapso energético nacional, tras la cual fueron arrestados varios ciudadanos que trasladaron a la cárcel La Pendiente al imponérseles prisión preventiva.
Entre las víctivas de estas agresiones, 37 hombre y 11 mujeres, figuran 17 periodistas, 16 ciudadanos, 8 presos políticos, 4 opositores, 3 activistas y 3 creadores de contenido. Es importante resaltar que la gran mayoría de las personas arrestadas por protestar pacíficamente contra los apagones no estaban vinculadas a ninguna organización opositora o contraria al régimen, simplemente eran ciudadanos haciendo un justo reclamo antes las carencias y necesidades que se viven en el país arreciadas por la crisis energética.
Preocupante resultó durante octubre la escalada represiva que continuó la dictadura contra los periodistas y colaboradores de medios independientes como CubaNet, El Toque y Periodismo de Barrio. Varios de ellos luego de ser interrogados, amenezados y grabados auto inculpándose de delitos que no cometerion, fueron obligados a renunciar públicamente en redes sociales a su trabajo con estos medios.
También los directores y periodistas de los medios comunitarios del ICLEP, Juan Manuel Moreno Borrego (Amanecer Habanero), Orlidia Barceló Pérez (El Espirituano), Mabel Páez Díaz (El Majadero de Artemisa) y Antonio Suárez Fonticiella (Páginas Villareñas), fueron citados simultáneamente en sus provincias, interrogatorios y amenazados para que no continuaran con su labor.
Incluso en medio del colapso energético y con falta de combustible, el régimen destinó recursos a vigilar, acosar y reprimir periodistas y colaboradores de medios independientes y del ICLEP.
La censura también se puso de manifiesto ese mes, el régimen cubano censuró al joven Osmel González por la creación de una serie en YouTube que retrataba la realidad de la isla, basándose en la nueva Ley de Comunicación Social que constituye absoluta violación a los derechos fundamentales de libertad de expresión y acceso a la información en Cuba. Un caso que no se debe pasar por alto fue el de dos youtubers peruanos que durante su viaje a La Habana fueron interrogados y deportados a su país por grabar videos en la capital, con lo que se evidencia que no solo los nacionales pueden ser víctimas del férreo control de la dictadura.
El pasado 18 de octubre se llevó a cabo el juicio contra Ana Ibis Tristá Padilla, que enfrentaba una petición fiscal de 12 años de privación de libertad, Félix Daniel Pérez Ruiz, a quien pedían siete años de prisión, Christian de Jesús Peña Aguilera, cinco años, y Jarol Varona Agüero, 10 años de cárcel, todos enjuiciados bajo los supuestos delitos de “propaganda contra el orden constitucional” y “otros actos contra la Seguridad del Estado” por poner carteles antigubernamentales en Las Tunas.
Las amenazas a los presos políticos continúan, el periodista independiente Carlos Michael Morales, quien cumple una sanción de ocho meses de prisión domiciliaria, recibió un nuevo ultimátum, comienza a trabajar para el Estado o irá a prisión a cumplir los meses que le quedan de su condena. Pedro Luis Fernández Peralta, Coordinador Municipal del Foro Antitotalitario Unido (FANTU) “Diez de Octubre” en La Habana fue amenazado por la Seguridad del Estado luego de que se negara a servirle a la policía política como delator. El preso político Luis Robles Elizástigui, con una condena de cinco años de cárcel por los supuestos delitos de “propaganda enemiga” y “desobediencia”, fue amenazado por la Seguridad del Estado por las denuncias que hace su madre a través de las redes sociales para exigir su libertad. También se le negó la libertad condicional al preso político y animalista Gustavo Mena Artola, condenado a dos años de prisión por desacato debido a publicaciones en Facebook
La represión del régimen cubano se extiende a cualquier frente en el que por asomo vean algún peligro que amenace su permanencia en el poder. Las violaciones a la libertad de expresión y prensa ocurridas durante el mes de octubre evidencian claramente que la dictadura no escatima en esfuerzos para silenciar a sus ciudadanos. Ya no se trata solo acallar a los periodistas y colaboradores de la prensa independiente, sino a cualquiera que cuestione de manera abierta y pública la realidad existente en Cuba o exija sus derechos.
Desde el ICLEP hacemos un llamado a los cubanos a continuar denunciando públicamente estas agresiones, y pedimos a las organizaciones internacionales de derechos humanos y medios de comunicación que continúen visibilizando las violaciones a la libertad de expresión y prensa que se cometen en la isla.
Como ya es costumbre en nuestra provincia, las grandes instituciones se dedican a violar los reglamentos y estatutos determinados por la ley; este es el caso del Combinado Pesquero de La Coloma. Hace cinco años Rosendo Hernández, director de la UEB Langosta y Escama, extrajo combustible de varias embarcaciones para destinarlo a otras más productivas. Era un momento de crisis, como el que atraviesa la zona pesquera de La Coloma hoy en día.
Como medida disciplinaria se le dieron a escoger entre dos opciones arbitrarias: la baja de la entidad o un retiro adelantado de manera inmediata. Esto trajo como consecuencia que se viera afectada su jubilación, y todo por seguir las órdenes de jefes incapaces.
Ahora, cinco años después de ser sancionado el señor Rosendo, se vuelve a violar lo establecido y se toma la iniciativa de extraer combustible de los barcos de escamas para proporcionárselo al langostero, debido a que la langosta tiene un mayor valor comercial.
En esta ocasión la medida fue recibida con bombos y platillos, aplausos por la gran idea e innovación, sin pensar que esto no es nada nuevo. Además, es más fácil afectar la labor del escamero que aporta menos a la economía del país.
Según los pescadores, las leyes que se aplican en la empresa pesquera cambian y varían en dependencia de quienes las aplican. Recordemos que la cadena afloja por el eslabón más débil. Y sea cual sea la medida, siempre en esta empresa se ha visto afectado el obrero.
Como el caso de Rosendo, que en la actualidad no tiene permitido visitar las instalaciones de dicha entidad. O como sucede en estos momentos con los escameros que están en puerto sin trabajar por las medidas tomadas y debido a esto no podrán cobrar su salario; inclúyase también entre los afectados los trabajadores de la línea de producción de escamas.
Los obreros de dicho centro tienen una pésima opinión de sus directivos, en esta empresa se observa desde el nepotismo, hasta algo tan desagradable y obsoleto como la discriminación racial.
Son disímiles las ocasiones en las que han venido delegaciones extranjeras y se han retirado de la línea de trabajo a las personas negras, en conjunto con todos los que ellos no consideren agradable para la vista. Somos conscientes del trato que le dan las empresas socialistas a los ciudadanos, estos ya se dieron cuenta de que el socialismo no es más que una forma que tienen los dirigentes de apoderarse de los beneficios del pueblo trabajador.
Publicado originalmente en la edición 275 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, Panorama Pinareño
El pasado 20 de octubre los cubanos celebramos el día de la cultura nacional, rememorando aquel épico momento cuando Perrucho Figueredo sentado sobre su caballo escribiera La Bayamesa, convertida en himno de combate y lucha para la naciente nación cubana que se estaba gestando, con una identidad y cultura propia cultura.
Oficializada el día de la Cultura cubana, el 22 de agosto de 1980 por el régimen, para los cubanos dignos y honestos, la fecha es más que un decreto oficial, debe ser el momento oportuno para rendir un homenaje y recordatorio a todos aquellos jóvenes artistas, poetas y escritores que han sufrido y sufren en las cárceles cubanas, por expresar en sus creaciones la verdadera realidad que se vive en la isla, ejerciendo el derecho a libertad de expresión y creación.
Desde los primeros días de instaurada la dictadura cubana en el poder, Fidel Castro estableció en su discurso Palabra a los intelectuales, lo que sería considerado como la norma oficial para poder hacer arte en la isla, al expresar: "Con la revolución todo contra la revolución nada", a partir de este momento comenzaría una verdadera cacería de brujas, al estilo del Macartismo, contra todo intelectual, escritor o artista que se oponía a la dictadura.
En virtud de esta regla varios escritores y artistas fueron censurados, encarcelados o tuvieron que abandonar la isla, entre ellos merecen ser recordados el escritor Jorge Mañach, poeta Heberto Padilla.
La persecución contra cualquier manifestación cultural que no abrazara las ideas comunistas estaba condenada. El régimen estableció en los principales espacios de la cultura nacional una especie de comisario cultural que se encargaba de pasar por el filtro oficial cualquier creación artística. Esta práctica represiva se ha mantenido por décadas, alcanzando en los últimos años a un número cada vez más creciente de jóvenes artistas y escritores que se han atrevido a cuestionar el sistema, muchos de ellos permanecen en las cárceles cubanas.
Merecen ser recordados, en este da de cubanía jóvenes artistas como Luis Manuel Otero Alcántara, líder del Movimiento San Isidro, y Maykel Osorbo, condenados a cinco y nueve años de cárcel.
Otra de las figuras detenidas por el gobierno cubano es la poeta y activista María Cristina Garrido, el músico Didier Eduardo Almagro, sentenciado a tres años de prisión en el 2021 y el rapero Randy Arteaga Rivera quien fuera condenado a cinco años por su participación en los sucesos del 11 de julio del 2021.
La lista es interminable y cada día añade nuevas figuras. Cuestionar, encarcelar, censurar a los artistas que cruzan la línea roja establecida, ha sido durante varias décadas la política de la dictadura cubana, para acallar aquellas voces que se levantan en su contra, desde el arte y la cultura. Según informes de la organización internacional PEN Cuba es hoy uno de los países latinoamericanos con mayor índice de represiones contra creadores artísticos.
Publicado originalmente en la edición 191 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, El Espirituano
El anuncio del Gobierno de La Habana referente al cierre temporal del mercado de La Güinera, esencialmente operado por el sector privado y uno de los sitios más visitados por los capitalinos en busca del sustento diario, cuestión que los comercios estatales no pueden satisfacer, de inmediato ha levantado sospechas. El primer elemento de dudas, ¿por qué ahora? Esto se informa en medio de la cruzada a nivel de país contra las formas no estatales de la economía.
Es demasiada coincidencia. Concomitancia que emana de una lluvia de decretos y resoluciones tendientes a cortarles las alas a todo lo que huela a privado en el país. Por otro lado, mientras el rechazo de la medida es generalizado en el resto de la ciudad -al municipio Arroyo Naranjo, lugar de asentamiento de dicho mercado, acudían personas de todos los rincones de la capital-, el régimen se ha ido a por todas sobre las mipymes en busca de sindicalizar a sus gestores.
El objetivo, las mipymes revolucionarias. Sin embargo, la justificación para el cierre de la zona comercial es demasiado endeble. ¿Cuántas bodegas estatales no hay por toda la capital con basureros y fosas drenando en las mismas puertas y acosadas por ejércitos de moscas y roedores? No obstante, el edicto oficial parece asunto de vida o muerte.
Ahí vamos, una nota oficial publicada por el Gobierno de La Habana en Facebook informa: “Teniendo en cuenta la situación higiénico sanitaria que presenta la zona de comercialización de la localidad La Güinera del municipio Arroyo Naranjo, se ha decidido el cierre parcial del área por un periodo máximo de 30 días a partir de este domingo 6 de octubre”.
Pero, hablando de coincidencias, hay más: el cierre de La Güinera tiene lugar un mes después de que el Gobierno de La Habana clausurara el mercado mayorista China Import, alegando que no respetaba las normas vigentes para ejercer el trabajo por cuenta propia. A esto se suma, además, las acciones del ministerio de Comercio Interior (MINCIN) que en días recientes había cerrado varios negocios por no cumplir con lo decretado para el uso de canales electrónicos para el pago de bienes y servicios.
Solo agregar, la ofensiva nacional en el retiro de licencias e imposición de multas. Señores, de qué higiene estamos hablando cuando la mortadella el régimen la suministra verde a las bodegas y el picadillo semipodrido con peste a rayo. El asunto de fondo es otro, los deseos compulsivo y masivo de los cubanos por la iniciativa privada tiene nervioso al régimen. El pánico del poder militar reinante en la Isla no viene por el empeoramiento de la salud del pueblo, sino por el auge de lo privado.
La política siempre ha sido el rostro velado de la economía. Por tanto, la dictadura hará cuanto esté a su alcance para no despegarse del jamón, así tenga que terminar de hundir al país. Y vendrán otros mercados como el de Arroyo Naranjo a lo largo y ancho del territorio nacional, es cuestión de tiempo y mero pánico oficialista; serán ultimados de un plumazo de avestruz comandante, por higiene o por otra justificación endeble.
A esto llegamos en la patria sufrida como perspectiva de desarrollo en manos de un régimen ávido de poder: Mercado de La Güinera, lo privado en Cuba huele más a peligro que a basura mal oliente. Busquen otra justificación.
Publicado originalmente en la edición 247 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, Amanecer Habanero
Recientemente, una etiqueta que describe el descalabro de la tenencia de electricidad en los hogares cubanos ronda y se replica desde varias agencias internacionales de prensa como la gran cosa, algo así como si el asunto se tratara de un día. Pero, qué opina al respecto la gente que vive en la más roja de las islas caribeñas. Antes, pongamos en contexto el tema a tratar. La etiqueta giratoria, “sábado negro”, hacía referencia al déficit de capacidad de generación que tuvo lugar el pasado 5 de octubre.
En la jornada la afectación llegó a 1500 MW, más del 40 % del consumo de la Isla. Un país apagado. El caos anterior obligó a las autoridades a reconocer que los apagones sobrepasaron los pronósticos para ese día de la estatal Unión Eléctrica (UNE); predicciones en las cuales nadie cree por la tendencia diaria de estos presagios oscuros, “con mucha sed”, a ir por más. Para agregar, los nefastos datos corrieron a cargo del medio oficialista Cubadebate, por lo que no es chisme ni asunto difamatorio del imperio; donde el régimen apunta que le han tejido una Cuba virtual, alejada de la realidad.
Desde que el sábado quiso amanecer, de 6:00 a 8:00 de la mañana, primera hora pico de consumo, comenzaron los traspiés. Primero, la salida imprevista de la planta de Santa Cruz del Norte 1. Segundo, fuera de combate la planta energás Boca de Jaruco tras un evento climatológico que impactó la costa norte de la provincia Mayabeque. Y para rematar, amén a la caterva de otros tantos bloques de generación a lo largo de todo el país sin funcionar, en avería (5) y mantenimiento planificado (2), hubo que agregar las limitaciones de carga en la unidad 3 de la termoeléctrica de Cienfuegos a 70 MW.
Esto es, limitar la generación de 100 a 70 MW. Pero, también, y con esto cerramos, la central flotante turca emplazada en La Habana se quedó sin combustible. Es como si el asunto diera picazón. Ya ubicados en contexto, como vemos, el escenario de generación eléctrica en Cuba es de conflicto bélico, de tierra o termoeléctricas arrasadas. No obstante, y es a donde vamos, esto no es cosa de un día, aunque haya sucedido en un día. Se trata de los 365 días del año y desde hace varios años.
Por tanto, el asombro y circulación planetaria de la etiqueta “sábado negro”, como el gran asunto de un día, o del Día D de la segunda guerra mundial, es cosa de otros, de alejados, que viven la tierra nuestra desde titulares; y según los que saben de mundos, a la tierra hay que vivirla por dentro, con el fango en las rodillas. A lo que ahora diremos, se reduce esta altisonante etiqueta que dio la vuelta al planeta: las personas que aún viven en la Isla están más que convencidos que la luz de Cuba no es cuestión de un día, es asunto de un país oscuro desde hace más de 65 años.
Publicado originalmente en la edición 226 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, El Majadero de Artemisa
Si en algo son buenos los comunistas cubanos es en la industria triunfalista, en generar expectativas prácticamente de la nada; como aquello de hacer más con menos o “convertir en milagro el barro”, que no deja de ser una versión del fango. Nos referimos a las noticias altisonantes del régimen por la presencia de un barco con combustible en una rada habanera.
A qué nos relatamos. Se trata del titular del medio oficialista Granma de este 8 de octubre -por cierto, Día Mundial del Pulpo, que más pega a los trabajadores del patio que a los del resto del planeta por lo que se llevan estos asalariados de los centros de trabajo-: “Comienza hoy la venta de gas licuado de petróleo en La Habana, Artemisa y Mayabeque”.
Pero, qué de extraordinario tiene esto, si precisamente la norma es que la inestabilidad de este combustible no solo es perenne, sino que a la vuelta de unos días “el cuartico está igualito”. Nada de extraordinario hay aquí como para meterse de cabeza en un titular, cuando ese barco representa la clásica gota de agua derramada en el desierto. Más abajo aclara el rotativo que lo que llegó, el ansiado Gas Licuado de Petróleo (GPL), significa un alivio para los cerca de 1 700 000 clientes del combustible en toda la nación, quienes padecían la afectación al servicio desde finales del mes de septiembre.
La pregunta sobre este asunto viene como sigue: no sería más productivo e ilustrativo con raíces en la realidad enfocarse en el agravamiento de la miseria que provoca la escasez de gas en alrededor de la mitad de la población de la Isla -suponiendo que cada familia, 1,7 millones de clientes, tenga al menos tres integrantes-, en medio de un escenario donde prácticamente está invalidada la opción del uso de hornillas eléctricas por los constantes y extensos apagones.
El misterio radica en cuánto durará lo que trae el barco y cuándo se conseguirá otro, debido a los entuertos y enredos del régimen para conseguir uno solo de ellos. Sabemos, por ejemplo, que este último navío hacía varias semanas que estaba en puerto cubano sin poder descargar por asunto de pagos.
La descarga comenzó luego que el suministrador accedió a realizarla de forma fraccionada a partir de los pagos parciales que el Gobierno ha podido hacer. Resumen, cuál es la sensación, el intento de reflejo condicionado, que pretende dejar Granma en mentes de los de a pie: que pese a las dificultades el Gobierno trajo alivio al pueblo, cuando el asunto es otro, la crisis estructural que vive la Isla en manos de una mala administración plagada de improvisaciones.
Solo por mencionar una de estas llanezas, para nada propia de una entidad que se llame Gobierno, la realización de contrataciones de buques sin tener a mano con qué pagar, lo cual encarece el encargo por cobro de estadía en puerto; algo que más tarde redundará en alargamiento de los ciclos de reabastecimientos, consecuencia que pagará el pueblo.
Nada, que nuestros lectores no solo merecen aclaraciones, sino que sin o con nueva Ley de Comunicación Social, puesta en vigor este 5 de octubre -calientita todavía la súper amenaza-, la gente pobre que nos sigue merece saberse en lugar, el actual, en el esquema nacional; no meras marionetas del triunfalismo barato.
Por parte nuestra, el riesgo ya lo hemos asumido desde el primer día, y es con la dignidad que hay en nuestros corazones para con quienes tienen aplastadas sus voces. Y un barco de combustible en puerto cubano no pasa de superar a la clásica gota de agua en el desierto.
Publicado originalmente en la edición 226 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, El Majadero de Artemisa