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El pueblo cubano sí tiene quien le escriba

Foto de Osviel Rodriguez Valdés en Pexels

Por el periodista ciudadano Leinier Álvarez García

Sep 19, 2025 | 9:00 AM


Los recientes aniversarios de las protestas del 5 de agosto del 1994 y del 11 de julio del 2021 han dejado en claro una vez más el temor del gobierno cubano a la prensa independiente y a quienes desde las redes sociales denuncian la realidad de un país en el que el pueblo sufre hambre, miserias, apagones y atropellos hace más de 60 años.

Ante la existencia de estas personas y medios de prensa el gobierno cubano saca sus garras y sin miramientos implanta la censura, que no solo se manifiesta en la prohibición de publicaciones en las redes sociales, también en los vulgares y macabros cortes de Internet que dejan prácticamente incomunicados con el mundo exterior a activistas y periodistas.

A pesar de ello, la verdad sale a la luz y las denuncias se hacen públicas dejando claro que el pueblo cubano sí tiene quien le escriba, parafraseando el título de la novela del escritor colombiano Gabriel García Márquez. Claro, quienes se dedican a decir la verdad sobre Cuba residiendo en la isla también están expuestos a los arrestos arbitrarios, secuestros, vigilancia por parte de los tenebrosos Órganos de la Seguridad del Estado.

No solo en fechas como esas, si no cualquier día del año, aunque en las fechas importantes para el Gobierno y la oposición la represión arrecia. Tal es así, que el Observatorio Cubano de Derechos Humanos denunció que en el mes de julio las fuerzas represivas llevaron a cabo más de300 acciones represivas contra quienes se oponen al régimen. Entre esas acciones se cuentan también los mencionados cortes de Internet y los bloqueos del acceso a las redes sociales, espacios virtuales declarados por Cuba como campos de batalla.

Por lo que tanto, el 11 de julio, como el 26, son fechas en las que quienes dicen la verdad sobre Cuba son censurados y reprimidos hasta el punto de que pueden pasar varios días sin conexión a Internet por obra y gracia de la represión.

Sin embargo, ellas y ellos se las arreglan para denunciar la situación en el país, lo que muchas veces puede ser castigado con una detención. No solo denuncian los abusos contra los opositores al régimen, también se hacen eco de las violaciones a los derechos humanos del pueblo y le dicen lo que el Gobierno oculta.

Porque para el pueblo trabajan, no para una potencia extranjera, ni para llenarse los bolsillos de dólares y euros como dice la maquinaria propagandística del Partido Comunista. Sufren las mismas penurias que el pueblo, muchos de ellos son expulsados de sus trabajos o se les prohíbe trabajar para evitar que tengan un sustento para sus familias.

Ellos y ellas a diferencia de los dirigentes partidistas sufren apagones, se mueven en transporte público, llevan meses sin poder comprar el gas de balita si dependen de él, les falta la sal, el azúcar, la leche para sus hijos o nietos. Pero han decidido no quedarse callados y denunciar al mundo lo que pasa en Cuba. Y eso se paga caro en un país en el que una de las prioridades gubernamentales es silenciar la verdad a toda costa.

 

Publicado originalmente en la edición 242 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, El Majadero de Artemisa

 

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