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Por el periodista ciudadano Daniel Camejo López
Oct 22, 2025 | 10:00 AM
El Ministerio de Denuncias Exteriores del Gobierno cubano, conocido de manera oficial como Ministerio de Relaciones Exteriores (Minrex), realizó el pasado 17 de septiembre una conferencia de prensa en la que denunció los efectos del embargo. El titular de esa cartera, Bruno Rodríguez Parrilla, enumeró las supuestas consecuencias de esa medida que, según el gobierno de la isla, impide que se desarrolle la economía cubana. Sin embargo, el canciller obvió mencionar que el principal culpable de la actual crisis económica y social que atraviesa Cuba es el Partido Comunista.
Durante la conferencia de prensa, Rodríguez Parrilla no mencionó que la corrupción imperante en el país no es culpa del gobierno de Donald Trump, ni del de Dwight Eisenhower, sino del mismo gobierno que él representa. No hizo alusión tampoco a los miles de ancianos que piden limosnas en las calles cubanas. Mucho menos al fracaso de la llamada Tarea Ordenamiento, una desastrosa medida económica implementada con el planeta a las puertas de una pandemia.
Claro, no se podía esperar menos, quien habló fue el mismo canciller que calló ante la invasión rusa contra Ucrania, el que ni siquiera menciona los intentos del gobierno de Nicolás Maduro por hacerse con la Guyana Esequiba y apoyó los ataques iraníes contra objetivos civiles en Israel, incluidos hospitales. Y que por otra parte apoya al gobierno chavista, en el que militan varios funcionarios vinculados al Cártel de los Soles, una organización criminal catalogada como terrorista por varios gobiernos, incluido el estadounidense. En tanto, condena los esfuerzos de los Estados Unidos por combatir el narcotráfico en la región.
Rodríguez Parrilla tampoco dijo una palabra sobre el hecho de que mientras buena parte del pueblo cubano se ve obligado a comprar los medicamentos a sobreprecio, la empresa cubana BioCubaFarma inaugura fábricas de medicamentos en China y Vietnam con el objetivo de llevar esos productos a países latinoamericanos. Todo eso, obviamente, con la venia del Gobierno y del Partido Comunista.
Como era de esperar, arremetió contra el gobierno estadounidense acusándolo de genocida y de violar los derechos humanos de los cubanos. Una acusación que sería risible, si no fuera por lo indignante que resulta el hecho de que fue hecha por un funcionario del Estado cubano que viola hace más de 66 años los derechos fundamentales de cada ciudadano de la isla. El mismo que encarcela y reprime a todo aquel que se atreve a oponérsele.
El Ministerio de Denuncias del Gobierno cubano, no del pueblo, dejó claro una vez más que quienes ejercen el poder en la isla viven en una realidad divorciada de la del pueblo. Pero la mentira tiene patas cortas y 66 años es demasiado tiempo.
Publicado originalmente en la edición 245 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, El Majadero de Artemisa