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El mendigo de la Vía Expedita: sobrevivencia y soledad en la 5ta Avenida de La Habana

Imagen tomada de Cibercuba

Por el periodista ciudadano Frank Correa

Aug 24, 2025 | 9:00 AM


De todos los mendigos de La Habana, el de 5ta Avenida se lleva la prima, al ser tal vez el único mendigo instalado en la Vía Expedita. Echado en el piso le falta una pierna, cuenta que ha hecho todo lo posible por sobrevivir y lo único que le queda es mendigar.

La Vía Expedita es el recorrido programado por Seguridad Personal desde que Fidel Castro se instaló definitivamente en Jaimanitas, a mediados de los años 70. Va por toda 5ta Avenida y se mueve segura, custodiada por garitas y semáforos que actúan al unísono, sin falla alguna.

En el tramo entre 92 y 94, junto al muro del teatro Miramar, se encuentra este mendigo. Si de pronto a algún presidente, o ministro, se le ocurre mirar el panorama por la ventanilla y ve a ese mendigo, echado en la acera, pidiendo limosna para sobrevivir, pensará que es un objeto anacrónico a la época, o un agente de la CIA disfrazado de indigente, o un producto de la inteligencia artificial, cualquier cosa menos un mendigo en la Vía Expedita.

En los últimos días una invasión de mendigos inundó las redes sociales. Luego de que la ministra de Trabajo y Seguridad Social, Marta Elena Fleitó, haciendo eco del pensamiento colectivo de la Asamblea Nacional, mostró con sus palabras el divorcio colectivo con la realidad en que vive la cúpula castrista, más los diputados, los funcionarios de alto rango, el cuerpo diplomático y sus familias; en contraposición a un pueblo que fenece en la ineficiencia de un sistema fallido, que en muchos casos deja a personas, las más vulnerables, con la última opción antes del suicidio: mendigar.

El mérito del mendigo de 5ta Avenida es que ha escogido una zona vulnerable para el régimen, que lo desnuda. Después del escándalo Feitó, el Gobierno comenzó una arremetida contra todo tipo de deambulantes y dudo mucho que el de 5ta Avenida pueda durar como mendigo allí. Se tapa el muñón de la pierna izquierda con un nylon.

Dice que la perdió en la guerra de Angola, en Menongue, y que salió vivo de milagro. “Íbamos en un BTR blindado, pero pisó una mina antitanque y volamos por el aire como un juguete plástico. Cuando paró de dar vueltas vi que me faltaba la pierna. Me arrastré hasta el camino y perdí el conocimiento. Desperté en Luanda. Luego me trajeron para Cuba y me convertí en el cojo del pueblo”, cuenta. Él es oriundo de Guantánamo, y dice que está tirado ahí porque la gente se conduele y siempre le da algo. “No me da pena mendigar. No puedo hacer otra cosa”, asegura.


Publicado originalmente en la edición 258 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, Amanecer Habanero.

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