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Por la periodista ciudadana Aniuska Paredes López
Jun 14, 2024 | 2:00 PM
Si hay algo en la Isla que ya tiene marcado el fin del viaje y no por muerte natural, como dispone la naturaleza, es la justificación del régimen en pos de apuntalar incapacidades propias. Nadie cree, ni los niños recién nacidos, que los males de Cuba sean responsabilidad entera del embargo.
Mientras tanto, crece el descontento y la palabrería del bloqueo casi ni sirve. Solo que este pensamiento gana fuerzas por días en la medida que la inflación galopante evapora el salario y las pensiones de los cubanos.
Los alimentos en la mipymes, donde único se encuentran la mayoría de los comestibles, sube a paso de horas tras la huella del dólar estadounidense y del euro.
En estos momentos un litro de aceite en una mipyme está rozando el valor del salario mínimo de un pensionado, 1 528 pesos (el litro de aceite, 1500). Esto es: sea ha trabajado toda una vida para al final de temporada, cuando se supone sosiego, encontrar que todo ha sido en vano bajo el yugo socialista.
De futuro luminoso nada. Pero hay un detalle, la subida de los precios la sufre tanto el que no quiere saber de la dictadura como el comunista. Todo el militante o ‘comecandela’ que no tiene cargos o privilegios que le permita escapar yacen en el mismo saco, y son mayoría abrumadora, por lo que el descontento es cada vez más generalizado.
Esta limitante de que con el carnet del Partido no se pueda comprar una botella de aceite en una mipyme no solo pone tensa la situación, sino que cambia la correlación de fuerzas en el escenario nacional. Más personas se suman a la idea del cambio.
Tan es así, que ya a nadie en un barrio preocupa que la melodía que identifica a Radio Martí se escuche a todo volumen. Al presidente del Comité de Defensa de la Revolución ya no le preocupa, es más, la extraña cuando la onda media o corta se empotra; y hasta tose para que el desafecto o ciudadano común corrija el asunto, que siempre se puede más por la sintonía.
Hoy en la Isla, respecto al binomio inflación/descontento –aquí se incluyen a los hasta ayer comunistas– , nos encontramos en un escenario fuera de control y sumando. En estos momentos, nadie le puede poner el cascabel a la subida de precios de los alimentos básicos.
A priori, esto pudiera ser catastrófico por el simple hecho de que hay que comer cada día, pero a mediano plazo es luz viva de rebeldía nacional, luz que no ha muerto todavía, que ronda en la mayoría de las cabezas del momento cubano. Es un hecho que la situación cada día se vuelve más insostenible y tensa. Más temprano que tarde el asunto explotará. Los cubanos ya no aceptan justificaciones. Al régimen se le acaba el tiempo del bloqueo yanqui.
Publicado originalmente en la edición 238 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, Amanecer Habanero