Foto del encuentro de Yamilka Lafita con Jorge Fernández Era y Fernando Pérez. Foto tomada del perfil en Facebook de Fernández Era.
Por ICLEP
Aug 27, 2025 | 11:00 AM
La activista cubana Yamilka Lafita, conocida por su activismo en redes sociales y su respaldo a causas cívicas dentro de la isla, fue detenida este lunes y permaneció en paradero desconocido durante varias horas, tras haberse reunido con el periodista Jorge Fernández Era y el reconocido cineasta Fernando Pérez.
La detención arbitraria, sin orden judicial ni justificación legal, se produjo luego de que Lafita acompañara a Fernández Era a recoger su carné de identidad en la Unidad de la PNR de Infanta y Manglar, documento que le había sido previamente incautado por agentes de la Seguridad del Estado, y que posteriormente compartiera con el periodista y el cineasta Fernando Pérez. Cuando regresaba a casa, Lafita fue interceptada por un patrullero en plena vía pública.
El relato de lo sucedido fue compartido por Jorge Fernández Era en su perfil de Facebook, donde denunció el abuso policial y la represión contra quienes deciden ejercer su derecho a la libre expresión y reunión en Cuba. Según explicó, un carro patrullero detuvo el vehículo en el que viajaba Lafita y, tras un recorrido sin rumbo por diferentes puntos de La Habana, los agentes la llevaron por la fuerza a la Unidad de Aguilera, ocasionándole un esguince durante el forcejeo.
Horas más tarde, ya en libertad, la propia activista confirmó en redes sociales que sufrió un esguince de grado dos en el pie derecho, producto de un empujón por parte de uno de los oficiales al resistirse a entrar a la patrulla sin causa justificada. “No había ningún motivo legítimo para detenerme, y mucho menos para someterme a esa violencia”, escribió Lafita en su perfil.
“Voy a seguir ejerciendo mi derecho a ser una mujer libre, a reunirme con quien estime conveniente, y seguiré apoyando a aquellos que luchan por un futuro digno”, afirmó.
Tanto su desaparición forzada como las condiciones en que se produjo su detención constituyen un nuevo caso de represión ejercida por el régimen cubano contra activistas pacíficos. En este caso, se criminalizó el simple hecho de acompañar a un amigo y reunirse con intelectuales como Era y Fernando Pérez.
Este tipo de acciones constituyen una violación flagrante de los derechos civiles básicos, incluidos el derecho a la libertad de movimiento, expresión y asociación. La arbitrariedad con la que actúan las fuerzas policiales y de la Seguridad del Estado, muchas veces sin explicación ni documentación legal, forma parte del patrón represivo que el régimen impone a quienes deciden disentir.
“¿Dudas sobre el desparpajo, la impunidad, el desprecio por elementales derechos humanos, el fascismo que portan y el terrorismo que representan estos matones en ciernes? ¿No es explícita la complicidad del Gobierno y del Partido que los aúpa?”, cuestionó Fernández Era en su denuncia, responsabilizando a la cúpula dirigente de ser cómplices de estas agresiones.
La detención de Yamilka Lafita pone de nuevo en evidencia el uso de la violencia y la intimidación por parte del régimen para silenciar a voces críticas, incluso cuando sus actos se limitan al acompañamiento solidario y el ejercicio legítimo de sus derechos ciudadanos.