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Por el periodista ciudadano Rubén Batista
Oct 1, 2025 | 1:00 PM
En días recientes, autoridades del Ministerio de Salud Pública de Cuba aseguraron que el dengue es una enfermedad endémica del país, dejando entrever que poco se puede hacer para erradicarlo y que la población debe resignarse a convivir con él, pese al grave peligro que representa.
Esta declaración oficialista resulta ofensiva y funciona como la justificación perfecta para encubrir la crisis de un sistema de salud colapsado por la falta de recursos.
¿Cómo es posible que el régimen cubano utilice tales argumentos para responder ante un problema sanitario que ya ha costado varias vidas, incluidas las de niños?
Si bien el dengue tiene origen en regiones tropicales, su control y eventual erradicación son posibles mediante una estrategia adecuada, enfocada en la eliminación del mosquito Aedes aegypti, su principal transmisor. Sin embargo, cuando la voluntad oficial se limita a justificar el fracaso, el argumento resulta banal y vacío.
El incremento de casos reportado en las últimas semanas en varias
provincias es consecuencia de la falta de control de los criaderos de mosquitos, localizados en charcos provocados por salideros, montones de basura acumulada durante meses en calles y zonas residenciales, y la ausencia de fumigación sistemática. Estas son las verdaderas causas y todas señalan a un único responsable: el régimen cubano y sus instituciones.
No se puede seguir justificando lo injustificable para evadir responsabilidades. Menos aún cuando está en juego la salud de la población, que ya sufre las carencias y limitaciones del contexto actual.
El régimen cubano no puede seguir evadiendo su responsabilidad con el bienestar y la seguridad ciudadana. Cada vida perdida no es una cifra más, sino la evidencia irrefutable de su incompetencia.
Publicado originalmente en la edición 209 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, El Espirituano.