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Una juventud sacrificada en vano: el drama de una generación sin oportunidades ni futuro en Cuba

Foto de Carlos Torres en Unsplash

Por la periodista ciudadana Yaquelin Herrera

Aug 17, 2025 | 11:00 AM


Cuando se llega a cierta edad en la vida y los sueños no se han podido cumplir, la frustración llega y la vida pierde el sentido real y con ello el hombre vive movido por las circunstancias, en un estado de total enajenación, donde todo llega a perder su significado. Esta es la cruda realidad que enfrentan los cubanos.

El fracaso de los paquetes de medidas económicas aplicados por el régimen, en un intento por salvar un sistema político ya colapsado, ha convertido la vida cotidiana en un calvario, especialmente para nuestros jóvenes. Condenada a una existencia de pocas opciones, la juventud cubana sufre con impotencia, sin vislumbrar mejoras en el horizonte.

Las calles de nuestros pueblos y ciudades son testigos silenciosos de una generación sin futuro, que carga sobre sus hombros el peso de una vida miserable impuesta durante años y que ya no está dispuesta a aceptar. Si hay droga en nuestras calles que se lleva vidas jóvenes, no puede combatirse únicamente en los tribunales; es el reflejo de la desesperanza y la mutilación de los sueños. Culpar y condenar a un joven a prisión por reclamar sus derechos es absurdo, porque los seres humanos responden a los estímulos de su entorno.

El pensamiento humano está condicionado por la realidad en la que se vive, y eso eses precisamente lo que expresa nuestra juventud: el reflejo de su tiempo. Para quienes ya hemos vivido algunas décadas, resulta difícil soportar la carga que significa vivir en Cuba. Para los jóvenes entre 18 y 30 años, que apenas comienzan a vivir, esa carga es aún más pesada.

No podemos culparlos por su rebeldía; han sido empujados a ella. Son esos jóvenes los que hoy claman por el cambio, los que protagonizaron el 11 de julio, los que permanecen en la cárcel, porque en ellos está el temple y el coraje de querer cambiar para poder vivir como seres humanos y cumplir sus sueños.

No podemos seguir creyendo que la juventud cubana está perdida, como algunos pesimistas quieren hacer ver, nuestros jóvenes son preciosos, lo que sucede es que han sido sacrificados en el altar de un sistema político que precisa de sacrificios para poder mantenerse en el poder y que sabe que la juventud está despertando del letargo de décadas de manipulación y engaños.

Cada vida joven que hoy sobrevive a una existencia brutal, impuesta en contra de su voluntad, no es motivo de crítica, sino de reflexión. Son el reflejo de lo que vivirán nuestros niños, si el actual escenario político de Cuba no sufre un cambio urgente.

 

Publicado originalmente en la edición 206 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, El Espirituano.

 

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