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Opinión
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Ya los gallos de Cuba no cantan
Feb 16, 2021

Publicado originalmete en la edición 144 del medio de comunicación comunitario del ICLEP Cocodrilo Callejero

Ya los gallos de Cuba no cantan

Por el periodista ciudadano Wilfredo Fajardo

No hay que ser un insigne observador para percatarse que desde hace algún tiempo a las madrugadas cubanas le falta algo, un sonido de fondo: el canto de los gallos. Los gallos han desaparecido. Es como si un Covid para los gallos hubiera diezmado el género.

Pero, esta pandemia del ave más numerosa del planeta, con más de 16 000 millones, llega en un momento en que el gobierno en su típica bravuconería de solar pondera la agresividad del gallo de pelea. Según la propaganda oficialista los revolucionarios son gallos de pelea, así dice la tonada en moda. No obstante, sería poco inteligente tomar de símbolo algo que está bajo el azote de una pandemia y que apenas suena.

Es simbolismo se desmorona. No es coincidencia que tanto símbolo como patrocinador cada día estén más ausente del panorama nacional. El misterio de la desaparición del canto de los gallos en las madrugadas de la isla ha dejado confuso a unos cuantos. Otros aseguran que entre la santería y el hambre hay que buscar la causa.

Lo cierto es que aquel animalito vistoso que se paseaba por el barrio con total naturalidad ha desaparecido. El gallo que asome la cresta fuera del patio queda sujeto a la más cruenta casería. De azotea en azotea es seguido el animalito. No interesa que sea gallo relevante; como el ave del presidente del Comité de Defensa de la Revolución (CDR) se va. La gente tiene hambre y cuando la gente tiene hambre no hay símbolo ni muela que pare la avalancha. Se comen el gallo de pelea, al presidente del CDR y a Díaz Canel si aparece.

Numerosas son las señales que muestran el deterioro de la realidad nacional. Del robo y sacrificio de vacas ni hablar. Sin embargo, otro sonido desapareció en el amanecer de fin de año: el terrorífico chillido del sacrificio de los cerdos.

A las madrugadas cubanas a penas le quedan sonido, van despareciendo en la misma medida que el gobierno prolonga su apego al poder. Un país sin gallos, vacas y cerdos es un país sin tradición. Con el canto del gallo en las madrugadas sabíamos que estábamos vivos, luego del despertar violento por un mal sueño. Ahora, después del sobresalto, no sabemos si estamos vivos o continuamos muertos dentro de la pesadilla.

Los chillidos del sacrificio de los cerdos al final de la madrugada de fin de año nos despertaban con la sensación de felicidad, al tomar conciencia de que se avecinaba una jornada diferente, un día donde la familia se reunía para festejar. Ahora, el 31 de diciembre es un día como todos los demás; donde el pariente que llega de visita tiene que traer las cinco libras de arroz de la cuota.

Como se aprecia el país ha cambiado. Las tradiciones van desapareciendo. Sueños cortos y pesadilla eterna. Vacas que se van al cielo y cerdos que no van a la mesa. Familias que ya no se reúnen el fin de año. Pero, si al menos los gallos cantaran quizás fuera…, pero los gallos no quieren cantar. Es muy simple la razón: no hay por qué cantar.

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El cáncer no está enraizado, solo hay que extirpar a la dictadura del poder
Feb 15, 2021

Publicado originalmente en la edición 92 del medio de comunicación comunitario del ICLEP Cimarrón de Mayabeque

El cáncer no está enraizado, solo hay que extirpar a la dictadura del poder

Por la periodista ciudadana Lourdes recio

Actualmente todo gira en torno a ciertas amenazas hechas públicamente por el régimen comunista a los pobladores de la isla. Amenazas que por supuesto tienen que ver directamente con altas cifras monetarias que es lo que más asusta al cubano.

 Este método de tortura psicológica se ha puesto a la moda a raíz del reciente desordenamiento monetario que ha puesto al país y a la economía del cubano patas arriba dándole un vuelco de 360 grados a la economía familiar y generando gran estrés, todo esto en conjunto con la pandemia del coronavirus y la imparable escasez que impera en todo el territorio.

Entre toques de queda, prohibiciones de circulación, calles llenas de policías, prohibiciones hasta de ingerir alimentos fuera de nuestras casas, que creo que esto ya es pasarse bastante, a todo esto, se le suma que si te cogen deambulando después de las 8:00 pm te pueden multar por valor de hasta 15 mil pesos cubanos, también está la otra que si por casualidad te da por acomodarte el nasobuco te cogió la de 3 mil pesos.

Todo esto tiene al cubano histérico, mal humorado, genioso, irritable y no sé cuántos adjetivos más, pero la verdad es que todo está funcionando así, bajo la ley de la amenaza.

En momentos como estos son en los que más unidos debemos estar, en estos momentos necesitamos aliento para enfrentar la pandemia que sigue y sigue, necesitamos apoyo psicológico y no más estrés causado por las amenazas del gobierno y ese mal llegado ordenamiento monetario que solo vino a desordenar el país.

Yo ciertamente me hago muchas preguntas, a las que desgraciadamente no para todas tengo respuesta, ¿será que realmente quieren crear conciencia social o es que el objetivo es intimidar y amedrentar al pueblo?, ¿acaso la dictadura piensa en alguien más que no sean los dictadores?, no lo sé, la vida diaria ha demostrado que a lo que ellos no le encuentran solución los desaparecen o lo prohíben radicalmente.

No sé hasta cuando el pueblo pueda seguir aguantando más maltrato y humillaciones, no sé hasta cuando las amenazas vayan a funcionar porque si algo tiene el oprimido es que cuando rompe sus cadenas lo hace con una fuerza colosal.

A veces nos acostamos pensando no solo en lo que no tenemos hoy, sino en los que nos prohibirán mañana, el Estado se ha encargado de crear en la cabeza del cubano que todo está prohibido o limitado y lo que para otros ciudadanos del mundo puede ser fácil para el cubano es una “jodedera” lograrlo, las preocupaciones creadas por el estrés de pensar en todo esto está afectando grandemente a la sociedad y está creando cada día más violencia entre los vecinos, más irrespeto hacia el prójimo.

El cáncer que consume la sociedad cubana no está enraizado y tiene solución, solo hay que extirpar a la dictadura del poder.

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Ortega, otra reja a la libertad
Feb 15, 2021

Por Pedro Corzo  

Un amigo, a quien no tengo el gusto de conocer personalmente, Américo Dario Gollo Chávez, en nuestro contacto epistolar semanal me envió un comentario que considero muy acertado, “No son las virtudes hipotéticas de la izquierda las que convencen, sino los pobres resultados de quienes ejercen el poder”, una afirmación que debería servir de alerta a quienes aspiran a gobernar para que lo hagan mejor, porque la realidad es que cuando esa izquierda llega al Poder, aparte de no resignarse a perderlo aunque el pueblo lo demande, gobiernan peor que sus predecesores y saben aferrarse al cetro hasta el último colmillo.  

Un ejemplo es la Nicaragua de Daniel Ortega. Supuestamente la victoria sandinista iba a resolver todos los entuertos que la dinastía de los Somoza, después de décadas de gobierno, había sembrado en el país. Lamentablemente no resultó así. La dictadura fue derrocada, pero se instauró otra muchos más absorbente y controladora que cualquier experiencia previa de los nicaragüenses.  

El partido de gobierno, el Frente Sandinista de Liberación Nacional es un coto privado de Ortega y su familia. La organización está bajo su absoluto control, por eso ha sido elegido reiteradas veces como candidato a la presidencia de la república, posición que ocupó entre 1979 a 1990 y que recuperó en el 2007, con solo el 38 por ciento de apoyo popular, gracias a la maniobra electoral que concertó con el ex presidente Arnoldo Alemán, en la que primaron los intereses de ambos, aunque el más favorecido fue el comandante sandinista. 

 Ortega, es un sobrante de la guerra fría. Recibió entrenamiento militar en Cuba. El gobierno de la isla, al igual que la extinta Unión Soviética, fueron sus aliados más firmes, lo que lo convierte en el único residuo de la Guerra Fría en el poder.   

Sin embargo, el Ortega gobernante, dista mucho de ser el comandante guerrillero que decía luchar por la democracia y el bienestar del pueblo nicaragüense, traicionó todas las promesas, nada nuevo, si evocamos la Cuba de los Castro y la Venezuela de Hugo Chávez. 

La realidad es que el derrocamiento de una dictadura o el de un régimen corrupto, aunque haya sido parte de una gestión democrática, no garantiza la instauración de una sociedad más justa ni una generación de líderes probos en el poder. Ejemplos sobran en la historia, siendo el más contundente el derrocamiento de Fulgencio Batista en Cuba y el establecimiento en la Isla de un régimen totalitario que corre apresuradamente hacia los 63 años de desgobierno.  

 Ortega, al igual que Nicolás Maduro, Venezuela, Rafael Correa, Ecuador y Evo Morales en Bolivia difiere del modelo ortodoxo castrista porque gusta “limpiarse”, gestión imposible, de las mugres morales que genera una dictadura convocando a elecciones en las que concurran varios partidos políticos, por supuesto, luego de haber establecido una dictadura institucional que les garantiza el control absoluto del poder Judicial y de las autoridades electorales.  

 La izquierda mandante en Cuba, Venezuela y Nicaragua, estrechamente vinculada al crimen organizado, al extremo que se puede decir que son una misma entidad, siempre están gestando mecanismo de control que someten cada vez más a los ciudadanos, en eso, el Orteguismo no descansa. 

 En la actualidad la dupla Daniel Ortega- Rosario Murillo acaban de inventar una “ley de Agentes Extranjeros” que restringe todavía más los derechos de los ciudadanos, al extremo, que el Pen Club de Escritores Nicaragüense, filial del Pen Club internacional, se vio obligado a cerrar sus operaciones en el país, al igual que otras ONGs de prestigio internacional, razón por la cual diferentes organizaciones de iguales características como ha sido el Pen Club de Escritores Cubanos en el Exilio, han expresado en comunicados su repudio a esta legislación sandinista.  

 La presidenta del Pen Club de Nicaragua, Gioconda Belli, dijo que habían informado al Pen Internacional sobre la situación que enfrentaban y recordó, que ya en 2018 “el ministerio de Gobernación se negó a extenderles la certificación para continuar operando como organización no gubernamental (ONG), a pesar de que tenían sus documentos en regla”, las dictaduras se fortalecen con leyes y decretos a la vez que fuerzan alianzas para sobrevivir, en consecuencia, la libertad está en peligro de extinción.

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Creo en la libertad de Cuba igual que creo en Dios
Feb 11, 2021

Por Esteban Fernández

Debido a que todo el mundo sabe -inclusive gente que no es cubana- que yo me he pasado mas de 60 años interesado, participando y preocupado por todos los acontecimientos dentro de Cuba tengo que escuchar diariamente la pregunta: “Oye, chico, ¿cuándo se cae la perversa dictadura?”

A veces hasta me da la impresión de que la pregunta viene de individuos que les interesa un comino lo que pasa en la Isla, pero me preguntan para seguirme la corriente o para congraciarse conmigo. Porque saben que para mí es "Cuba ayer, hoy, mañana y siempre"...

Lo embarazoso es que no tengo una buena respuesta a esa pregunta. Antiguamente yo era un experto en la causa cubana, hoy no tengo ni la menor idea de la forma en que se liberará el país. Solo será a través de un imponderable. Desesperadamente espero un milagro, y que la Isla como el ave Fénix renazca de sus cenizas.

Ya llego al extremo de que cuando me dicen: "¿Cuándo van a terminar de lanzarse a las calles millones de cubanos?" respondo hasta con un exabrupto: “¿Qué sé yo? No lo sé, pero me encantaría poder participar ¿y tú, qué harías?". Sí, porque es muy fácil incitar a la gente a inmolarse comiendo croquetas en Islas Canarias y palomillas en La Carreta.

De los oponentes públicos y notorios los que conozco son muy pocos, Oscar Elías Biscet me cae muy bien y creo que está bien intencionado, sólo leo a Luis Cino con deleite, y quiero imaginar -o soñar- que los enemigos silentes son muchísimos más.

Constantemente me dicen: “Estebita, tú que te las sabes todas de Cuba, que te has pasado una vida entera empapado de todas las actividades, explícame ¿qué está pasando?" Y respondo lo mismo que respondía en el año 59 "¡Aquello se cae antes de dos meses!"

Tengo amigos de toda la vida que viven dentro del monstruo, que son enemigos a muerte de la dictadura, pero están “más quietos que estate quieto” y más callados que un mudo. Creo que esperan el momento oportuno para lanzarse a degüello. No tengo la menor idea. Es solamente una ilusión mía. Yo les aconsejo: "No se lancen hasta que yo les diga"...

Y a los contestatarios "conocidos" ni los conozco, ni tengo un solo amigo dentro de ellos. Las estaciones de radio y televisión de Miami los entrevistan y los tratan como “combatientes jugándose las vidas". Y yo digo "Ojalá así sea". Qué más quisiera yo que "sea quien sea" libere a la tierra que amo.

Yo creo firmemente en la libertad de Cuba, pero creo en ella igual que creo en Dios, sin verlo y sin palparlo. Es más bien un acto de fe, porque en realidad, en cuanto a la hipótesis de la lucha pacífica actual, sólo sé que no sé nada.

Me paso la vida interrogando a un gran amigo, que vino de Cuba recientemente, para que me ayude a definir “quién es quién" allí, quién sigue siendo buena gente y quiénes son los chivatones.

Pero esa información sólo es de mi pueblo, no de mi país. Veo fotos en la página de la PARROQUIA DE SAN JULIÁN DE LOS GÜINES de cientos de coterráneos participando en procesiones católicas. A veces nos ponen videos de protestas en algunos parajes de Cuba, y eso me llena de fe y admiración.

Sí, puedo dar cátedra de la Cuba de ayer, y de la lucha anticastrista como yo la concibo, pero hoy por hoy, me conformo con denunciar la tragedia por la que atraviesa la tierra que me vio nacer. Adoro a mi nación, ardientemente deseo su libertad, quiero que se acabe el sufrimiento de mi pueblo.

Y lo único que puedo garantizar es que : Yo no me rindo y el resto de mi vida estará dedicado a condenar públicamente a la tiranía que ha destruido a nuestro país.

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La riqueza salva vidas
Feb 1, 2021

MONTANA, Estados Unidos – Pocas afirmaciones pueden ser tan fácilmente verificadas empíricamente como “La riqueza salva vidas”. Como señala el erudito economista y columnista Thomas Sowell: “Pocas cosas han salvado tantas vidas como el simple crecimiento de la riqueza”.

Por ejemplo, un poderoso terremoto puede matar a decenas de personas en California, pero matará a cientos en un país menos rico y a miles en una nación empobrecida del tercer mundo. La mayor riqueza de California es la que le permite construir mejores estructuras para resistir la fuerza del terremoto. Así como también es su mayor riqueza la que facilita durante un terremoto el traslado más rápido de los heridos a hospitales mejor equipados y con el personal médico más capacitado (Sowell).

La riqueza abre innumerables vías que contribuyen a salvar vidas. El hecho de que la riqueza salve vidas es una realidad innegable y patente para todos nosotros. Es por eso que es muy difícil entender por qué muchos en la izquierda política se oponen firmemente al crecimiento de la riqueza y odian tanto a los creadores de riquezas. Seamos claros: la defensa de políticas que inhiben el crecimiento económico implica aceptar la pérdida resultante de vidas humanas.

Este es un cálculo que nunca hacen los que defienden las regulaciones comerciales masivas, los impuestos y otras políticas que inhiben el crecimiento económico. Sin embargo, debemos insistir en que hagan el cálculo. Es simple: las poblaciones en los países más pobres tienen una vida más corta. Un aumento en el ingreso nacional salva vidas. Por el contrario, cualquier desaceleración en el crecimiento de la riqueza nacional cuesta vidas. El insólito remedio ofrecido por los progresistas consiste en demonizar la riqueza y a los que contribuyen a crearla.

Por lo general, esta demonización de la riqueza viene acompañada de argumentos a favor del igualitarismo. Los argumentos más refinados utilizan el “coeficiente Gini” para mostrar que el ingreso en los Estados Unidos se distribuye de manera menos equitativa que en el grupo comparable de países desarrollados. El coeficiente Gini pretende ser una medida para valorar la desigualdad de un país en la distribución del ingreso. Un coeficiente de Gini cero (0) expresa igualdad perfecta y un coeficiente unitario (1) expresa desigualdad máxima.

Una dificultad con el coeficiente Gini es la manera diferente con que cada país informa sobre los ingresos. Estados Unidos, a diferencia de muchos de sus países pares, no informa las transferencias que se hacen a los hogares de bajos ingresos. Es decir: Estados Unidos desestima el ingreso real de los hogares de bajos ingresos al no incluir en sus cálculos el Medicare, Medicaid y otros pagos. Cuando los datos se ajustan para tener en cuenta dichos programas gubernamentales, la distribución del ingreso de los Estados Unidos es comparable con la de sus pares.

Asimismo, los impuestos sobre los ingresos personales y las ganancias comerciales representan aproximadamente el 49 por ciento de todos los ingresos fiscales de los Estados Unidos. En la mayoría de los países desarrollados, el promedio de dichos impuestos es del 34 por ciento. Nuestro enfoque de los impuestos castiga a los productores de riqueza más que en otros países desarrollados, que dependen de métodos más universales.

Una nueva consideración en los cálculos de distribución de la riqueza es la de la distribución del  “conocimiento” en la sociedad. Mediciones como el coeficiente de Gini capturan solo la riqueza material. Sin embargo, el conocimiento es tan importante como la riqueza material, o más, cuando se trata de salvar vidas. El conocimiento nos ayuda a vivir más saludables, no importa la desigualdad de ingresos, y el acceso al conocimiento se distribuye por igual en nuestra sociedad.

En los Estados Unidos casi nadie está excluido del acceso a Internet y a la enorme cantidad de conocimiento disponible en línea. Según una encuesta, más del 87 por ciento de los hogares tienen una computadora y el 77 por ciento tiene Internet de banda ancha. Lo más interesante es que más del 84 por ciento de los hogares de bajos ingresos ($ 25 000 a $ 49 999) tienen una computadora. Esto se compara con el 98 por ciento de los hogares ricos (ingresos superiores a $ 150 000) que tienen una computadora. Cuando se trata de la oportunidad de aprender, nunca hemos sido tan ricos e iguales como lo somos ahora.

Sin embargo, la satanización de la riqueza y de los productores de riqueza por parte de los liberales persiste y resiste a la realidad de que la riqueza salva vidas y que el acceso al conocimiento se distribuye de manera uniforme en nuestra sociedad. Parafraseando a Irving Kristol, los liberales han sido asaltados por la realidad, pero se niegan a presentar cargos.

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Martí, sentimiento y realidad.
Jan 29, 2021

José Martí es una rica fuente de conocimientos. Su vasta obra debería ser estudiada por aquellos que aspiran a ser políticos porque es un reservorio de sabias reflexiones sobre problemas inherentes a la cosa pública. Fue un hombre excepcional por el hecho de que defendió sus ideales hasta las últimas consecuencias, pero también lo fue, por la riqueza de su pensamiento y la vastedad de sus enseñanzas.

Hay una expresión y concepto de José Martí que he admirado siempre porque testimonia el debate interno que debió haber padecido como consecuencia de su extrema sensibilidad de poeta, su rechazo a la violencia y la convicción de que Cuba solo alcanzaría la independencia a través de una guerra, que él llamó, “la Guerra Justa y Necesaria”, haciendo una clara distinción entre la guerra de conquista o aquella que es ineludible por los valores morales que encierra.

Martí estaba convencido de que España jamás dejaría voluntariamente su soberanía sobre Cuba, en consecuencia, dispuso organizar una cruda contienda por la independencia, aunque ya había afirmado que “En esto, como en todos los problemas humanos, el porvenir es de la paz”. No hay contradicción en esta expresión con sus actos, desear la paz no es lo mismo que construirla. 

Rechazaba la violencia, pero estaba consciente de que sus deseos no eran compatibles con la realidad, una enseñanza que desgraciadamente muchos no quieren adquirir cuando siguen confiando que las dictaduras y extremistas en general van a ser dejación de sus prerrogativas por la sola voluntad de sus contrarios. Martí deseaba la paz, pero sabía que esta no era posible si quería la independencia.

Además, Martí demostró en todo momento su disposición absoluta a asumir sus responsabilidades con la Patria. No dejaba en manos de otros los que eran sus deberes y por eso escribió y lo hizo realidad con sus acciones “los derechos se toman, no se piden: se arrancan, no se mendigan”. No se ocultó detrás de su intelecto, de su liderazgo. Cuando fue pertinente partió al frente para testimoniar que respaldaba sus palabras con hechos.

Estudiar a José Martí deja apreciar la grandeza de un hombre que se forjó actuando en base a sus convicciones, no haciendo concesiones a otros hombres, también muy honorables, pero que estaban equivocados. Nunca se plegó a la corrección política. Fue capaz de adversar a los gigantes de la Guerra de los 10 Años, 1868-1878.

Entre esos grandes de la independencia cubana había serias divergencia y conflictos de personalidad, pero todos tuvieron la fortaleza moral de arar juntos para que la tierra de todos alcanzara la Libertad, grandeza que se siente en falta en el presente cuando vemos que la mayoría de las personas solo buscan adelantar sus agendas personales, aunque sea en detrimento de propuestas más racionales y apropiadas.

Otra particularidad de estos tiempos de desinformación es impulsar las soluciones de los problemas que nos agobian con gestiones que sean de nuestro agrado, aunque el sentido común nos diga que esa no es la ruta correcta para lograr el cambio. Para algunos quedar bien, es más importante que hacerlo, otra aberración de una modernidad mal entendida.

Lo políticamente correcto se ha difundido tanto, ha penetrado tan profundamente en la sociedad, que puede ser un riesgo ir en contra de afirmaciones que se han hecho populares o de propuestas que disfrutan del respaldo de la mayoría y/o cuentan con la aceptación de personas influyentes o poderosas. La doble moral, tan difundida bajo el castrismo, es una presencia cierta en las sociedades democráticas.

Por otra parte, en estos tiempos de corrección política, cuando muchos individuos escogen la conveniencia sobre las convicciones y abundan quienes defienden propuestas que podrían estar distantes de la realidad y lo justo, no por error sino intereses, tampoco faltan los que a como dé lugar protegen sus ideas, aunque eso implique malas consecuencias, de ahí la importancia de otra expresión del Apóstol, “ Cuando hay muchos hombres sin decoro, hay siempre otros que tienen en sí el decoro de muchos hombres. Esos son los que se rebelan con fuerza terrible contra los que les roban a los pueblos su libertad, que es robarles a los hombres su decoro”.

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Sudamérica en Elecciones
Jan 25, 2021

Por Pedro Corzo

Varios países de América Latina celebran elecciones este año enmarcadas en la pandemia del coronavirus, que como dice el periodista ecuatoriano Fernando Aguayo, a pesar de su nocividad, es mucho menos dañino que el Socialismo del Siglo XXI, comentario para el cual cuenta con experiencia porque padeció las dos pestes.  

Ambos virus, el biológico y el ideológico, afectan profundamente la condición humana, y en tiempo de elecciones cuando la responsabilidad ciudadana es más capital, es particularmente peligroso que un electorado ganado por la apatía les preste su respaldo a postulantes enfebrecidos por la envidia, la frustración y el resentimiento, emociones que solo son capaces de cambiar las cosas para peor.   

Ecuador es el primer país del hemisferio que va a las urnas bajo la sombra ominosa de Rafael Correa, convicto por varios delitos y exiliado en Bélgica. El ex presidente intento postularse nuevamente, pero una sanción judicial en su contra lo invalidó. No obstante, el liderazgo que aun detenta sobre un sector de la población, le ha permitido seguir en el juego a través de su protegido-candidato, Andrés Arauz.  

De ser Arauz electo presidente veremos a Correa libre de toda culpa, tal y como ocurrió en Bolivia con Evo Morales, otro delincuente que quedó libre de sus crímenes porque su elegido, Luis Arce, ganó las elecciones. Ambos caudillos afectaron gravemente la institucionalidad de sus respectivos países, pero lo peor es que siguen contando con el respaldo de un por ciento importante de la población para el que no son relevantes los abusos ni depredaciones de los caudillos. Para estas personas solo son significativas las promesas de cambios que impulsan políticas económicas de subsidios que envilecen a la ciudadanía, tal y como apreciamos en la Argentina de los Fernández.   

El segundo país en tener elecciones generales es Perú, lugar donde posiblemente se inició la decadencia de los partidos políticos tradicionales, situación que se ha ido repitiendo en muchas naciones del continente en las que los Partidos han sido sustituidos por pandillas cuyos objetivos no son ideológicos ni políticos, sino el control permanente del estado para beneficio exclusivo de la jerarquía en el poder, un escenario que se aprecia en toda su desgracias en Venezuela, donde una banda de criminales  se ha apoderado de las instituciones del estado para su exclusivo provecho. 

Perú, la tierra del otrora poderoso partido, Alianza Popular Revolucionaria Americana, APRA, el primero de América con proyección internacional, fue donde por primera en estos tiempos modernos un civil, Alberto Fujimori, gano elecciones sin estar afiliado a ninguna fuerza política importante, una situación que al parecer se repite porque la fotografía electoral del momento, nos dice Víctor Ponce de la publicación Montoneros,  indica que el candidato con mayor simpatía popular en el momento es ex futbolista George Forsyth, acentuando que el panorama electoral es imprevisible pero que el país deberá escoger si sigue en la ruta de la libertad y el desarrollo económico o elige el camino del chavismo que conduce al desastre venezolano.  

Un tercer país, Chile, también se prepara para elecciones presidenciales en la que deberán elegir el relevo de Sebastián Piñera, un mandatario muy cuestionado por la pandemia del Covid 19 y que ha enfrentado serias protestas populares que para muchos observadores formaban parte de una agenda subversiva más que política.  

Además, el país este año elegirá un número de personas para iniciar la redacción de una nueva Carta Magna que regirá los destinos de la nación, dejando atrás el legado constitucional del régimen de Augusto Pinochet. 

Chile es para los países influenciados o controlados por el castro chavismo un objetivo importante por su notable carga simbólica, ya que fue el primer país de América en el que un dirigente de la izquierda, Salvador Allende, apoyado por el castrismo llegó al poder.  

Honduras y Nicaragua tienen elecciones generales este año, pero esos son temas para otro espacio porque en ambos países hay complejidades que merecen ser analizadas con particular detenimiento, principalmente Nicaragua, donde manda, no gobierna un dinosaurio que sobrevivió a la Guerra Fría.  

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La esperanza fue lo primero que nos arrebataron
Jan 17, 2021

Por Lourde Recio

¿Qué es la vida sin una esperanza?, esa pregunta me la he hecho miles de veces desde que comenzó este año, me he dedicado a conversar con las personas de Güines y a escuchar sus criterios, tanto negativos como positivos respecto a los cambios que nos tocaron la puerta este mismo año.

Algunos consideran que es para bien, que son los menos, por cierto, pero la inmensa mayoría de las personas con las que he hablado asumen que ya no hay esperanza para el cubano. No hay esperanza de mejorar la economía personal y familiar, no hay esperanza de lograr tener una casa digna, unas vacaciones en un lugar de ocio y recreación, de poder salir un día del país y conocer el mundo tal como es y no como nos lo describen en la televisión.

“Nos arrebataron la esperanza”, es la frase que muchos han dicho de boca propia, las personas menos entendidas pensaron en su momento que el cambio de moneda y la subida de salarios iban a ser un veneficio para todos, pero la realidad golpeó la puerta de cada hogar cubano el día uno de enero como una pesadilla que comenzaba y de la cual no nos dejan despertar.

Las comparativas surgen en cada esquina y sobre todo de las personas nacidas antes del 1991 cuando comenzó el mal llamado “periodo especial” en Cuba que sumió al país en una miseria absoluta.

Muchos coinciden en las tertulias matutinas de las paradas de ómnibus, en las colas, en los mercados, en toda la ciudad que este tiempo presente es y será cada día peor que la época de los 90 donde no había nada en las tiendas, ni en ningún establecimiento del estado y los particulares que tenían productos los vendían a precios elevadísimos.

En este periodo que enfrentamos que ni es especial, ni regular sino BIEN MALO, con letras mayúsculas, ha venido acompañado del COVID-19, precios elevados y encarecimiento del nivel de vida del cubano. En este momento en Cuba los precios de los pocos productos que hay exceden los estándares internacionales del mundo entero.

 Cuba se ha convertido en el país en que tener dinero no es importante sino tener amistades en los lugares es lo que vale para poder resolver las cosas básicas, para llevar una vida de pobreza creada por el propio régimen que impera en la isla desde 1959.

La famosa frase “hay que crear riqueza para repartir riqueza” que han dicho los dictadores una y otra vez por la televisión como la mentira que se repite una y otra vez para hacer que los demás la crean no ha sido especificada, ¿a quién le van a repartir las riquezas?, seguro debe seguir siendo entre ellos porque si hasta ahora ha sido así dudo mucho que eso vaya a cambiar.

Lo único que se ha logrado con la “tarea ordenamiento” implementada por el dictador Miguel Díaz-Canel y apoyada por Raúl Castro es que el pueblo pierda toda esperanza de ver prosperar a Cuba como nación. Nos arrebataron la esperanza y la fe de un mejor porvenir.

Publicado originalmente en la edición 90 de Cimarrón de Mayabeque 

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