Al régimen cubano todavía le queda un rato
Por Jorge Olivera Castillo
BOSTON, Estados Unidos. ─ Estoy a punto de convencerme que el remendado socialismo cubano tampoco se derrumbará este año, más allá de sus habituales torpezas y desvaríos.
La certeza de que el modelo de un solo partido y economía centralizada ─implantado por Fidel Castro y sus secuaces─ no tiene los días contados viene dada por los espaciosos márgenes de resignación que todavía prevalecen en el cubano de a pie, la impunidad de los cuerpos represivos y, por otro lado, el inalterable posicionamiento de buena parte de la comunidad internacional, incluida la Unión Europea y el sistema de las Naciones Unidas. Ambos organismos manifiestan una suerte de simpatía, con evidentes signos de incondicionalidad, hacia la élite militar que, en vez de gobernar, esquilma y aterroriza a nombre de un supuesto ideal de justicia social, soberanía y libertades.
Hasta ahora, el sacrificio demostrado por un creciente número de personas frente al despotismo del poder con su caterva de verdugos y cómplices ─sin olvidar todas las consecuencias que se derivan de tales actitudes─ no logra sobrepasar los límites de lo simbólico.
Ciertamente, hay un crecimiento y diversificación de la beligerancia, sin embargo, el común denominador que subyace entre la población tiene que ver con la pasividad y las puntuales adaptaciones.
No importan los niveles de necesidad ─que incluyen, literalmente, el hambre o la flagrante violación de uno o varios derechos ciudadanos─, la elección final es el silencio, a menudo acompañado de acciones mediante las cuales ganarse algunas ventajas, casi siempre marginales, pero útiles en un escenario marcado por la miseria. Esto comprende vigilar al vecino o sumarse voluntariamente a un acto de repudio frente a la casa de cualquier opositor. El objetivo es tratar de sobrevivir a toda costa sin que importe la complicidad en hacerle la vida imposible al otro.
El colaboracionismo de la mayoría de los cubanos que viven al interior de la Isla ─sea espontáneo o utilitario─ con las diferentes estructuras del poder es una realidad incuestionable que obliga a reconsiderar, una y otra vez, las posibilidades reales de alcanzar la emancipación del yugo totalitario en un plazo relativamente corto. Mientras no se altere lo suficiente ese tejido social moldeado por el miedo y la impudicia es bien complicado avanzar de manera sostenida y firme por el camino hacia la libertad.
No abordo tal asunto desde la experiencia ajena. Lo hago a partir de vivencias personales que me ayudan a comprender las razones de una lucha que se prolonga en el tiempo sin indicios de una compensación al sacrificio de cientos de muertos, miles de desterrados y presos políticos y de personas que se mantienen imperturbables ante las arremetidas de los represores.
Es triste ver la falta de solidaridad ante los atropellos que han circulado en las redes sociales. A los arrestos arbitrarios y las palizas en la vía pública puede que no le falten miradas de asombro, exclamaciones de censura y teléfonos móviles filmando, pero difícilmente se aprecie una respuesta contundente contra los esbirros. Puedo dar fe de ese patrón de conducta que desafortunadamente se repite mostrando cuales son los códigos de una existencia, ajustada al sálvese el que pueda.
En el ámbito externo, las cosas no van mejor. La Europa comunitaria se regocija en el disimulo y la connivencia con la casta verde olivo. El bloque defiende un diálogo sin resultados sobre derechos humanos y descarta calificar a Cuba como una dictadura.
No se quedan atrás sectores importantes del establishment estadounidense que claman por un acercamiento sin condiciones, a la vez que exigen el cese inmediato del embargo y omiten las anomalías en el ámbito de los derechos fundamentales.
Por si fuera poco, las Naciones Unidas cierran el círculo de la legitimación a un régimen que no se somete a elecciones, viola su propia Constitución y persigue y encarcela a sus críticos. Cuba cuenta con un amplio respaldo en este organismo mundial, al ser miembro pleno de varias instancias, entre las que se cuentan la Unesco y el Consejo de Derechos Humanos.
En vista a todo este entramado de complicidades, indolencias y acomodos, fronteras adentro y allende los mares, es lógico estimar que, al socialismo criollo, con sus profundas grietas económicas y el azote del coronavirus, aún le queda combustible para proseguir rumbo a no se sabe que puerto de la historia. Esto no es un llamado a la rendición ni una oda al pesimismo. Se trata de amargas realidades. Hechos incontrastables que duelen en el alma.
Cortesía Cubanet
Tiranía y mordaza en Cuba
Por Luis Leonel León
Semanas atrás se hizo viral un video que capta al Ministro de Cultura de Cuba, Alpidio Alonso, violentando a un reportero independiente que pretendía, junto a otros jóvenes descontentos, dialogar con funcionarios de la dictadura para pedir respeto a la libre expresión y la diversidad de pensamiento.
La reacción del ministro, de poca cultura, fue un nervioso gesto repulsivo que devela -incluso a quienes aún se resisten a aceptarlo- que el comunismo no es más que un violento sistema carcelario, que solamente en Cuba ha mandado a prisión a cientos de intelectuales, como el caso de Roberto Jesús Quiñones Haces, a favor de quien la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) aprobó recientemente una solicitud de medida cautelar, por ser un periodista víctima de amenazas, hostigamiento y persecución policial a causa de ejercer su profesión y defender la libertad de expresión.
Varios comunicadores independientes, disidentes y jóvenes artistas del grupo #27N pidieron la destitución de Alonso, pero el funcionario –de poca tolerancia– se ha mantenido dirigiendo la cultura del país. Como era de esperar.
Y es que nada de esto debe asombrarnos. No olvidemos que hablamos de un régimen que en el 2003, durante la llamada Primavera Negra de Cuba, impuso bajo la “Ley Mordaza” largas condenas a 75 disidentes, entre ellos 19 periodistas. El mismo régimen que en febrero sumó 254 ataques a la libertad de prensa y la pasada semana desencadenó una cacería contra periodistas independientes sin el más mínimo disimulo.
El régimen cubano, con la total impunidad que le caracteriza, no ha dejado de agredir a la sociedad. Y lo hace de diferentes maneras, entre ellas la criminalización de las voces discrepantes, poniéndoles delante los instrumentos que han erigido para coaccionar las libertades de expresión y prensa. Tales como el Decreto-Ley 370, a través del cual han sido sancionados periodistas independientes con sendas multas, además de sufrir arrestos e interrogatorios arbitrarios, crueles intimidaciones y otras violaciones de los derechos fundamentales del ser humano.
“La informatización de la sociedad en Cuba desempeña un papel significativo en el desarrollo político, económico y social del país y constituye un medio efectivo para la consolidación de las conquistas del Socialismo y el bienestar de la población (…) siendo necesario emitir la norma jurídica que regule la informatización de la sociedad en Cuba”, plantea el Decreto-Ley 370, otro clarísimo ejemplo del totalitarismo institucionalizado en la Isla desde hace más de 60 años.
Este ataque a la libertad fue aprobado en diciembre de 2018 por el falso parlamento -dirigido por una junta militar- y comenzó a aplicarse en 2020, cuando el régimen, aprovechando el velo de la pandemia del coronavirus, lanzó otras de sus arremetidas contra la prensa independiente. Poco después fue puesto en pausa, al parecer para paliar el rechazo que causó, gracias a campañas lanzadas por activistas de derechos humanos dentro y fuera de Cuba.
El Decreto-Ley 360, que es otro eslabón de esa larga y añeja cadena con que el castrismo ha legalizado el despotismo, establece que “difundir, a través de las redes públicas de transmisión de datos, información contraria al interés social, la moral, las buenas costumbres y la integridad de las personas” podrá ser sancionado con una multa de 3,000 pesos cubanos y el decomiso de los medios empleados para producir el supuesto delito.
La organización Access Now, que defiende los derechos digitales de usuarios en riesgo en el mundo, denunció que el Decreto-Ley 370 “en sólo un artículo pone en riesgo derechos humanos fundamentales relacionados al uso de las tecnologías de la información y comunicación”.
El 370, popularmente conocido como “Ley Azote”, expresa el control del gobierno sobre Internet. “Lo hace a través del artículo 68 que crea contravenciones (delitos menores) asociadas a las TICs. Por su parte, el artículo 71 dispone que cometer alguno de esos ilícitos puede tener como sanción no solo la multa, sino también el decomiso de los equipos y medios utilizados, la remoción de la licencia que autoriza a la prestación de servicios de forma temporal o definitiva y la clausura de las instalaciones”, precisa el informe de Access Now.
“A pesar de ser un Decreto-Ley, los actos que encuadra como ilícitos y las consecuencias que acarrean representan una grave preocupación. Medidas de esta naturaleza ponen en riesgo derechos fundamentales y los postulados de un espacio en línea diverso, accesible, abierto y seguro. Además, cierran la puerta a una internet más abierta para los cubanos y cubanas, desaprovechando la oportunidad que puede surgir de una política más abierta en los últimos años”, agrega el informe.
La pasada semana el reportero de Palenque Visión, Yeris Curbelo Aguilera, fue multado bajo el Decreto-Ley 370 “mientras cubría la manifestación de un ciudadano que reclamaba por haber sido multado injustamente con 2.000 pesos”, lo cual denunció en su muro de Facebook: “Un policía de la PNR trató de arrebatar y robar mi teléfono de forma violenta, este me barrió los pies con su pierna derecha, arrojándome al suelo. Gracias a Dios logré poner mi teléfono a salvo al arrojárselo a un conocido”.
Durante el arresto Curbelo Aguilera sufrió lesiones, permaneció prisionero por más de 24 horas y recibió una multa de 3.000 pesos sobre la base del artículo 68, inciso i del Decreto-Ley 370, confeccionado para condenar a quienes expresen en las redes sociales opiniones en oposición al régimen.
El Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés) aseguró que “el ámbito mediático cubano es uno de los más restrictivos del mundo” y señaló que la persecución a los reporteros y sus familiares, las detenciones arbitrarias, las multas y el encarcelamiento (por el Decreto-Ley 370 y otras leyes mordazas) son realidades que enfrentan diariamente quienes ejercen el periodismo independiente en Cuba.
El Decreto Ley 370 sostiene que el control de la información por parte del régimen es un “medio efectivo para la consolidación de las conquistas del socialismo y un instrumento para la defensa política de la Revolución”.
La Declaración Universal de los Derechos Humanos expresa en su artículo 19: “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”.
El artículo 19 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP, adoptado y abierto a la firma, ratificación y adhesión por la Asamblea General en su resolución 2200 A (XXI), de 16 de diciembre de 1966) establece que: 1-Nadie podrá ser molestado a causa de sus opiniones. 2-Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión; este derecho comprende la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole, sin consideración de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en forma impresa o artística, o por cualquier otro procedimiento de su elección.
“El Decreto-Ley 370 y el accionar del Estado cubano contraviene plenamente el artículo 19 de la Declaración de los Derechos Humanos y el artículo 19 del PIDCP, firmado por Cuba el 28 de febrero de 2008, pero que lleva largos años sin ratificar”, precisa la organización internacional Freedom House.
“Este marco, bajo el cual el Estado cubano puede sancionar el uso de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC), genera un efecto inhibitorio de la libertad de expresión ejercida a través de estas herramientas y plataformas, en tanto pesa una amenaza real y permanente de sanción para las personas, prácticamente para cualquier discurso que emitan y que discrecionalmente los órganos del Estado pueden calificar como una contravención legal, y posteriormente conducir a la privación de libertad. Asimismo, esta falta de previsibilidad tiene un efecto inhibitorio o amedrentador en la dimensión colectiva de la libertad de expresión y de reunión”, asegura la organización.
En su informe Libertad en el mundo 2021 Freedom House señaló el Decreto-Ley 370, así como el 349, entre los artilugios represivos fabricados por el Estado cubano para cancelar el derecho a las libertades. En su comunicado “contra la aplicación del decreto ley 370”, basado en análisis jurídicos y de derechos humanos se enlista a casi medio centenar de organizaciones de derechos humanos y medios de prensa independientes que denuncian la violación que entraña el Decreto-Ley 370.
La organización Reporteros Sin Fronteras ha calificado a Cuba como el país con menos libertad de prensa de América, ubicándolo en el número 171, entre los 10 peores del ranking a nivel mundial en su último informe anual. Según Freedom House, Cuba es el país con menor libertad en la red de las Américas y el cuarto peor a nivel mundial.
Sigue así el castrismo en su carrera a favor del aniquilamiento de las libertades y por consiguiente del individuo, pues sin libertad el individuo es cuerpo nulo, masa resbalando en el asfalto.
Vale recalcar que hablamos del régimen que durante la última semana desató una ola de allanamientos, robos de medios de producción periodística, arrestos y amenazas arbitrarias a varios periodistas del Instituto Cubano por la Libertad de Expresión y Prensa (ICLEP), quienes “literalmente aterrorizados” desistieron de continuar reportando la verdad, como les ordenó la Seguridad del Estado, o de lo contrario irían a prisión por el supuesto delito de “usurpación de funciones”, fabricado para imponer el miedo y coartar la libertad de expresión.
Esta es la verdadera cara del castrismo, génesis y regente de esta funesta franquicia llamada Socialismo del siglo XXI que tanto daño sigue haciendo en las Américas. Una dictadura que mantiene a todo un pueblo en la miseria, con presos políticos y de consciencia, capaz de asesinar a más de 40 personas, incluidos 10 menores de edad, en el hundimiento del Remolcador 13 de Marzo.
En un sistema como este un ministro de cultura o de cualquier cosa le dé un manotazo a un periodista que intenta registrar un evento: no significa nada. Es sólo otro ademán de la naturaleza vulgar y criminal del comunismo. Persistir en describirlo de otro modo nos condena a continuar atrapados en eufemismos verdaderamente suicidas. Y no tiene sentido. Los cubanos contamos con una larguísima experiencia de 6 décadas.
Cortesía La Gaceta de la Iberosfera
Publicado originalmente en la edición 94 del medio de comunicación comunitario del ICLEP Cimarrón de Mayabeque
Una triste historia que muchos no pueden contar
Por la periodista ciudadana Martha E. Rosales
Esta historia no comienza con “erase una vez” ni termina con “y vivieron felices para siempre”, esta historia es de dolor, pérdida y sufrimiento, de decenas de miles de cubanos que buscando su sueño de libertad no han podido llegar al final del cuento.
Todo el mundo sabe de quien es la culpa de la necesidad imperante de los cubanos por abandonar su isla, por dejar atrás su familia y sus sueños y poner en riesgo sus vidas tanto por mar, por aire o por tierra desde hace más de medio siglo.
La inmigración no es un tema nuevo y aunque muchos han encontrado en otras naciones una forma de mejorar no puedo dejar de sentir en el pecho un terrible dolor cada vez que escucho que algún coterráneo perdió la vida tratando de alcanzar tierras de libertad.
No es que seamos los más empáticos del mundo, es que todos sufrimos del mismo mal la dictadura que nos obliga a buscar cualquier vía para abandonar nuestra tierra sin importar de qué forma y no es que estén acudiendo a “los cantos de sirena del imperialismo” como lo llama el régimen, es que están huyendo de los gritos de terror de la dictadura, de la represión y las imparables necesidades que se sufre en el país.
¿Cuántas vidas perdidas en el mar?, ¿cuántas en la tierra?, es difícil contabilizar el sufrimiento y la perdida de las familias que al quedar atrás rezan por esos que se fueron en busca de un futuro mejor, pero lo que más me duele de todo esto es que en esas travesías también han perdido la vida muchos menores que si bien no saben nada de política si entienden que esa ha sido la única forma que la dictadura ha dejado al pueblo de escapar de la pesadilla.
Son tristes esas historias de perdida, duele ver a las familias llorando por la muerte de un ser querido mientas intenta escapar de esta isla prisión donde los responsables de esas muertes viven como reyes en sus palacios de lujo, paseando en yates millonarios mientras el pueblo emigra en balsas improvisadas.
Los que dirigen el país tienen sus manos manchadas con la sangre de miles de cubanos que han perdido la vida huyendo de este castro-comunismo socialista construido como un sistema monárquico que se erada entre los del mismo linaje.
No podemos permitir que esta dictadura siga cobrando vidas del pueblo, no podemos permitir que nuestros hijos tengan que seguir huyendo de nuestro país para buscar un futuro y que al final pasen a integrar la larga lista de los que buscando una forma de mejorar no pudieron encontrar el final del cuento, ni pudieron contar su triste historia.
Publicado originalmente en la edición 146 del medio de comunicación comunitario del ICLEP Cocodrilo Callejero
La dulce prisión Break arabense
Por el periodista ciudadano Wilfredo Fajardo
Hoy, la comarca arabense tiene un cáncer mantenido en secreto por la prensa oficialista: el robo de azúcar en la industria azucarera Mario Muñoz Monroy.
El grueso de los jóvenes que ingresan como asalariados llegan a la fábrica con una idea fija, robar azúcar para liquidarla en el mercado negro. Al régimen no queda más solución civil, qué inventar.
No ha salido por la estera final el primer grano de la gramínea y ya los muchachos tiene la boca hecha agua. El perro de Pavlov. Es un saco para mí, para el gobierno, y uno para la gente, que lo roba. De esta manera no hay industria que sea rentable.
Los directivos, junto con la policía, han probado cantidades a granel de iniciativa y nada funciona. El río de azúcar no disminuye caudal. Puesto de mando de la policía las 24 horas dentro de la industria, visitas sorpresivas de la guardia de carretera de Colón, visitas no anunciadas de la policía provincial, drones y segurosos por doquier no logran detener el robo.
Según expertos callejeros solo viene quedando una solución: habilitar la industria con toda la parafernalia de la prisión. Las atalayas o garitas de Agüica prisión. La dulce –por el azúcar– prisión Break (serie televisiva sobre una prisión de nombre Break que, ahora, pasan por televisión), la dulce prisión Break arabense. Todo indica que no hay de otra. A la vista no hay horizonte, robo y robo. La situación se torna crítica por la masividad: habría que colocar un policía, amén los drones, por trabajador.
El proceso de sacar granos a la caña se vuelve poco rentable. Decenas de jóvenes han terminado en la cárcel o con fuertes multas y el asunto es indetenible.
Lo que se vive cada día en la industria es una olla de grillos. Días de corretajes, tiraderas de piedras o de sacos de azúcar que caen desde las alturas para lesionar y con esto detener a los perseguidores. Ahorita, le inventan lo suyo a los drones.
Mientras sucede esto la prensa oficialista, el semanario Girón, no tiene la más mínima idea sobre el asunto. No se roba. No presta interés como medio social que puede influir en el asunto. Parece que la represión no es el camino para atajar el último saco, el saco de la solución.
La pregunta sería, cómo volver a la decencia a estos muchachos. Jóvenes en edad laboral que clasifican como hombres, hombres nuevos. Porque robar está mal. Sea el hombre viejo o nuevo.
Sorprendido a quedado el municipio con la cantidad de medios incorporados a la policía local. Para empezar, tres motos nuevas; y se esperan otras tres. Por falta de recursos no es.
Sin embargo, se apuntala la represión en detrimento de ir a los orígenes del asunto. ¿Resuelve la gente con lo que paga el régimen en medio de la Tarea Ordenamiento? Esto para empezar, sin mencionar asunto ya mencionado por Cocodrilo como el daño antropológico a generaciones. La gente no asocia el robo con un antivalor humano, todo lo contrario. Creen que asiste derecho a robar al régimen para compensar lo escrito en la Constitución de la República: los cubanos tienen derecho a una vida digna. Pero, como el régimen se demora ellos actúan.
Mientras, quien se dirige hacia Colón por la Carretera Central no logra imaginar que un día, a solo 10 kilómetros, las garitas de la prisión Agüica pueden terminar en la industria. La dulce prisión Break de Los Arabos.
Democracia y Libertad
Por Pedro Corzo
Cada día hay más información que confirman que la historia es fundamental en la nutrición intelectual de un buen ciudadano. Conocer el pasado impide repetir los errores, siempre y cuando prime el sentido común, ya que más de uno de nosotros tiende a tropezar con la misma piedra como se aprecia en algunos de mis compatriotas que gustan de los caudillos, aunque todavía estamos padeciendo sus consecuencias.
Reaprendí esa lección cuando leía un trabajo del ex prisionero político cubano Emilio LLufrido sobre la Triple A, una organización importante en la lucha contra los regímenes de Fulgencio Batista y Fidel Castro. El ensayo los publicara el Instituto de la Memoria Histórica Cubana contra el Totalitarismo.
En el estudio me reencontré gratamente con un proyecto que auspiciaron demócratas cubanos y venezolanos en los años cincuenta del pasado siglo del cual me habían comentado en términos elogiosos luchadores por la democracia que, en diferentes instancias, habían conocido o participado del mismo, como fueron Rogelio Cisneros, José Ignacio Rasco y Orlando Bosch.
Bajo el mandato de Carlos Prío, 1948-1952, de cuyo gobierno fue canciller Aureliano Sánchez Arango, Cuba adoptó una política exterior de defensa de la democracia hemisférica, de ahí el respaldo al gobierno guatemalteco de Juan José Arévalo y la política condenatoria contra los regímenes de la dinastía Somoza en Nicaragua y de Rafael Leónidas Trujillo en Santo Domingo, a lo que se sumó el rechazo al golpe militar de Marcos Pérez Jiménez en Venezuela y el recibimiento y apoyo en la Isla de figuras notables del Partido Acción Democrática.
La difícil situación que enfrentaba la democracia en el continente determinó que políticos venezolanos y cubanos concluyeran que era necesario fomentar una conciencia de solidaridad ciudadana en el todo el hemisferio para enfrentar con mayores posibilidades de éxito a quienes creían que la fuerza y la subversión eran las herramientas idóneas para alcanzar el poder.
La idea contó con el respaldo de numerosos políticos del hemisferio, aunque sus principales promotores fueron Carlos Prio Socarras, ex presidente de Cuba, Sánchez Arango, ministro de gobierno, y Rómulo Betancourt, ex presidente de Venezuela, que a la sazón se encontraba asilado en La Habana como consecuencia del golpe militar de Pérez Jiménez, ignorando, escribe Llufrido, que en muy poco tiempo la sede del evento iba a ser sometida por los militares y que estos serían sustituidos por un régimen totalitario de inspiración comunista.
Se celebró el “"Primer Congreso de la Asociación Pro Democracia y Libertad en América” en la capital cubana con el objetivo, escribe Llufrido, de enfrentar los dos flagelos que asolaban el continente, las dictaduras militares y la infiltración comunista. Al evento concurrieron muchas de las figuras más notables de la época, José Figueres, Luis Alberto Muñoz Marín, Juan Bosch, Carlos Andrés Pérez, Alberto Lleras Camargo, Salvador Allende, no se había radicalizado todavía, Eduardo Freí Montalván, Víctor Paz Estensoro, Juan José Arévalo, Arturo Frondizi y muchos más.
La condena al golpe militar en Venezuela y la decisión de solidarizarse con la reconquista de la democracia en aquel país fue unánime. Sin embargo, lo más valioso, fue el precedente que se estableció de demócratas del continente luchando juntos por la democracia en cualquier punto del hemisferio.
La democracia en América enfrentó un mayor peligro cuando sorpresivamente en Cuba se estableció un régimen totalitario inspirado en el marxismo. Ante esta nueva situación don Rómulo Betancourt retomó la bandera de la libertad hemisférica enarbolada cuando en Cuba había democracia y convocó a un Segundo Congreso Pro Democracia y Libertad en América, en esta ocasion, escribe Llufrido, “usarlo como sombrilla protectora para que los cubanos tuvieran su frente de lucha contra el castro comunismo”.
Una vez mas venezolanos y cubanos compartieron el liderazgo del encuentro. Sánchez Arango fue electo presidente de la Mesa Directiva del Congreso al que asistieron figuras importantes de la lucha contra la incipiente dictadura, entre otros, José Ignacio Rasco, Emilio Adolfo Rivero Caro y Tony Santiago.
Estos Congresos desconocidos por muchos y olvidados por otros, son un ejemplo de que es posible conciliar nuestros intereses a pesar de las diferencias. Deberíamos enfocarnos en la Libertad y la Democracia y demostrar que es posible recuperarla si juntamos nuestras voluntades.
El régimen castrista sumó 254 ataques a la libertad de prensa en febrero
Por Luis Leonel León
Que en Cuba la arremetida contra la libertad continúe ganando penosas medallas, sudando a flor de piel, clavada en los ojos cansados de la gente: es síntoma de la que la revolución socialista de 1959 aún se empecina en aniquilar al individuo, atomizar los espíritus burlones de la sociedad civil y levantar las banderas de la miseria, entre otras tribulaciones.
Entretanto, los disidentes, periodistas independientes y organizaciones que desde dentro y fuera de la Isla monitorean las violaciones del castrismo, comparten testimonios y cifras que evidencian la carcelaria realidad en la que sobrevive el cubano de a pie.
El Instituto Cubano por la Libertad de Expresión y Prensa (ICLEP), en su reporte de este 9 de marzo, asegura que el régimen cubano implantó en el pasado febrero el “triste récord de 254 hechos violatorios a la libertad de prensa”, cantidad que en los últimos cinco años es precedida por el mes de diciembre del 2020, cuando esta organización contabilizó “100 violaciones contra periodistas y medios de comunicación”.
Febrero de 2021 “culminó con un incremento del 477% de hechos violatorios a la libertad de prensa en comparación al mismo periodo del pasado año, siendo, en el presente, las restricciones en el espacio digital el método represor más utilizado por el régimen para censurar la libertad de expresión”, advierte este instituto fundado en 2012 como la primera y hasta el momento “única ONG que ha logrado crear una red de medios comunitarios en la isla y hacer un periodismo ciudadano con y para los cubanos”, según se lee en su página web.
Precisamente los periodistas más perjudicados en este periodo fueron miembros del ICLEP: a 42 de sus comunicadores el régimen les interrumpió “de forma parcial y total sus conexiones telefónicas y el acceso a la red de redes durante 4 días consecutivos” y “224 restricciones en el espacio digital fueron el total de las violaciones en este indicador”.
El informe señala que las “amenazas y agresiones psicológicas contra medios de prensa y periodistas independientes” constituyeron “el segundo método represivo que implementó el régimen durante febrero” y precisa que medios de prensa como CubaNet, Tremenda Nota, ADNCuba, Periodismo de Barrio, Hypermedia, La Hora de Cuba y Diario de Cuba, “fueron difamados y agredidos, sin derecho a réplica, con un discurso estigmatizante y lleno de odio en la emisión estelar del Noticiero de Televisión”.
El texto certifica que el ICLEP verificó “18 amenazas y agresiones psicológicas contra los medios, sus directivos y reporteros” y que a la par se ejecutaron “10 detenciones arbitrarias, una agresión física y un uso abusivo del poder estatal” en febrero.
Vale aclarar que la contabilidad de violaciones a la libertad de prensa que publica el ICLEP son solo las denuncias que sus miembros logran corroborar, consultando “fuentes directas e indirectas, así como la revisión de informaciones de medios digitales y audiovisuales” en un escenario totalmente adverso producto de la censura y represión contra los reporteros independientes.
Estos son los 7 medios comunitarios, ubicados en 7 provincias de la isla, que componen la red del ICLEP: Panorama Pinareño, El Majadero de Artemisa, Amanecer Habanero, Cimarrón de Mayabeque, Cocodrilo Callejero, El Espirituano y Páginas Villareñas. Cada uno edita e imprime su pequeño periódico, que cada 15 días distribuyen gratuitamente, como alternativas frente a la cesura y la desinformación que imperan en el país. Motivo por el cual los agentes de la Seguridad del Estado atacan sistemáticamente a sus periodistas.
Hace casi 3 años, Normando Hernández, director general del ICLEP, en una entrevista que realicé para Radio Televisión Martí, manifestó que “existe una impunidad total” y denunció que “instituciones internacionales como el Comité de Protección de Periodistas, Reporteros sin Frontera, la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), Freedom House y otras organizaciones que defienden la libertad de prensa en el mundo, están haciendo oídos sordos en estos momentos de la ola represiva más grande que ha desatado el régimen cubano este año contra la prensa independiente”. Fue el reclamo del periodista cuando, en junio de 2018, a decenas de integrantes del ICLEP la policía política les sitió sus casas, les apresó y decomisó sus medios de trabajo.
“El mensaje a estas organizaciones que al hacer silencio se vuelven cómplices de la represión que existe contra las personas que defienden la libertad de expresión y prensa en Cuba, es decirles simplemente, como ya les he dicho en otras ocasiones: duele más el silencio de un amigo que la represión del adversario”, precisó Hernández, exiliado en Miami.
“A los cubanos de a pie, aquellos que nunca antes habían tenido voz, porque el régimen se las ha quitado durante estos casi 60 años, nosotros, los medios de comunicación del ICLEP, les estamos devolviendo esa voz, al pueblo, para que puedan opinar, denunciar y reclamar sus derechos. Y esto no les gusta para nada a los sicarios del régimen cubano”, advirtió entonces el exprisionero político de la Primavera Negra de Cuba (2003), operativo en el que 75 disidentes fueron encarcelados arbitrariamente.
Desde el 2016, el instituto del cual es directivo redacta un informe de violaciones a las libertades de expresión y prensa en la isla comunista. Ese mismo año la organización Reporteros Sin Fronteras (RSF) tomó como fuente un informe del ICLEP -según se destaca en su portal digital- y ubicó al gobernante cubano, Raúl Castro, entre los 35 Depredadores a la Libertad de Prensa en el mundo.
Cortesía de La Gaceta de la Iberósfera
Publicado originalmente en la edición 93 del medio de comunicación comunitario del ICLEP Cimarrón de Mayabeque
Un hombre de paja, un tirano a la sombra y un pueblo que anhela libertad
Por el periodista ciudadano Rafael Pita
Nunca había pensado en el concepto de hombre de paja, en lo adelante (HDP). Quizás piensen en un espantapájaros, aunque este concepto también aplica, pero hablamos por definición de una persona que se supone que tiene capacidad de decisión en cualquier tema pero que, en realidad, sólo cumple órdenes al pie de la letra de alguien que tiene más poder que él.
Desde que el dictador en jefe cedió su trono al primer HDP en el reino del caimán dormido hemos tenido una representación teatral de un gobierno dirigido desde la sombra.
Estas supuestas transiciones de poder han querido mostrar que en esta dictadura unilateral “existe el boto popular”, pero, si esto fuese así desde hace muchos años que no hubiera ni HDP ni tiranos en el poder porque el pueblo de esta isla maravillosa solo anhela libertad e igualdades, pero por desgracia 62 años después de que comenzara la pesadilla hay un nuevo tirano manejando los hilos del poder desde la sombra mientras un nuevo HDP caricaturiza la “rovolución” a nivel internacional.
En todos estos años me he ido dando cuenta cuantos HDP están aflorando sin que el verdadero jefe tenga que dar la cara.
Están en todos los ámbitos de la sociedad, en lo político, económico y, por supuesto, en lo social, donde se desenvuelven como pez en el agua. Con sus declaraciones intentan hacernos ver que cualquier tiempo presente es mejor que el pasado y que lo que necesita nuestra sociedad es mano dura, más trabajar y, cómo no, absoluta sumisión al dictado de lo que dicen su jefe.
Da vergüenza ver como nuestro principal HDP se somete al dictado de un tirano que se esconde tras bambalinas con tal de recoger migajas de las sobras que este mandatario corrupto deja después de jartar sus bolsillos con la riqueza que, por derecho, corresponde al pueblo cubano.
A ojo de buen observador, sin ir más profundo, nos damos cuenta que en este país las clases sociales se dividen no solo en ricos y pobres, aquí la cosa es un poco más compleja, contamos con la sociedad esclavizada y explotada por años, contamos con los parásitos que chupan de la teta del pueblo sin piedad alguna, contamos con hombres de altas esferas, pero que aun así son nada en tierra de nadie, tenemos al HDP principal y sus lacayos y en el punto más alto tenemos al tirano, a ese que siempre ha llevado con mano de hierro a un pueblo de seda.
Pero, ahora que el pueblo se ha levantado a luchar por su anhelo de libertad, los HDP están siendo obligados a cortar sus hilos de marionetas y el tirano ya no está.
Remesa, cinismo y acomodos: claves para entender la continuidad del socialismo en Cuba
Por Jorge Olivera
La emblemática tienda La Época, ubicada en el corazón del municipio de Centro Habana, reabrió sus puertas recientemente bajo la modalidad de compra con tarjetas magnéticas, las cuales tienen que ser cargadas en dólares o euros. Pese a esa particularidad, que debería limitar el acceso de la mayoría de la población ─a juzgar por los desvalorizados salarios en pesos cubanos que reciben los trabajadores en la Isla─, las largas colas comenzaron desde la apertura del centro comercial.
Se trata de un fenómeno a ver en el resto de las entidades que funcionan bajo la citada modalidad de pago, lo cual evidencia que el flujo de moneda dura puede haber disminuido a causa de la crisis económica internacional provocada por el coronavirus, pero no al punto de suscitar una caída abrupta en la capacidad de adquirir productos para el consumo o la reventa.
En teoría, no debían existir tales aglomeraciones en las afueras de la red de centros comerciales que expenden productos en divisas. Sin embargo, el pugilato para llegar a las estanterías es una realidad que se impone por encima de visiones a la postre superficiales o limitadas sobre un asunto con enormes complejidades.
Ciertamente, la ingeniosidad del cubano vuelve a la palestra en el marco de otra crisis, ahora matizada por un mayor número de personas asentadas en otras regiones del mundo que envían, en la medida de sus posibilidades, alguna partida monetaria a sus allegados.
Se trata de un esquema muy bien perfilado por los manganzones de la nomenclatura y su séquito de colaboradores. Provocar la salida masiva de personas hacia otras latitudes para convertirlas en parte del instrumental que se usa en el sellamiento de las grietas de la disfuncionalidad sistémica del modelo económico ha sido una estrategia mantenida a lo largo de los años. Son varios miles de millones que llegan a las arcas públicas en forma de remesas. Una recaudación multimillonaria sin invertir un centavo y que contribuye a perpetuar un estatus quo fundamentado en la sospecha mutua, las ilegalidades, el parasitismo social, la manipulación informativa y la doble moral.
Esas inyecciones monetarias son la medicina para aliviar los dolores del desabastecimiento crónico y el principal lubricante para mantener en funcionamiento la economía sumergida, principal fuente de suministros de la población, junto a los desfalcos que ocurren a diario en los predios de entidades productivas y de servicio estatales.
Es entendible un descenso en la captación de divisas por concepto de remesas y de los hurtos que potencian el mercado negro, pero la situación no es aún lo suficientemente grave como para promover una protesta masiva a causa del hambre u otras necesidades de primer orden.
La adaptación a los peores escenarios es una verdad insoslayable en el acontecer nacional. De alguna manera, la gente aplaca sus agonías y si es preciso descarga sus frustraciones con su prójimo en el fragor de una disputa por comprar un paquete de muslos de pollo o detergente. Esa es la verdad que subyace en el tejido de una sociedad enferma.
La emancipación no puede llegar mientras la mayoría se resigne a asumir sus privaciones con apatía o soltando una carcajada. Estar varias horas cuidando el turno para comprar cualquier cosa no es algo que cause pavor en los dominios de la supervivencia. Los lamentos son esporádicos, ceñidos a la brevedad y también al cuidado de no extralimitarse.
En esencia, el denominador común del cubano promedio es garantizar lo mínimo para comer, bañarse con una astilla de jabón, cubrir esporádica o parcialmente otras necesidades y darle rienda suelta a la idea de irse a vivir al extranjero.
En medio de estos niveles estacionarios de resignación, crece el activismo contestatario sin que todavía alcance el poder de convertirse en un factor primordial para el cambio hacia la democracia. No es fácil la tarea en un escenario caracterizado por el miedo y el cinismo.
A menudo, tanto los más azotados por las carencias como quienes se sostienen de las remesas enviadas por sus familiares son los que integran las brigadas de respuesta rápida para agredir a quienes se manifiestan en contra de la dictadura. Son la vanguardia en los actos de repudio que organiza la policía política y los representantes del gobierno.
El envilecimiento no es una categorización irrelevante en los señoríos de un régimen abusador y torpe. Lamentablemente, es una categoría social que se extiende por toda la Isla y que frena los esfuerzos emancipadores de cientos de activistas.
Cortesía Cubanet