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Cuba: un país peligroso para vivir en los últimos tiempos

Foto de Yerson Olivares en Unsplash

Por la periodista ciudadana Yaquelín Herrera Cedeño

Oct 28, 2025 | 10:00 AM


Durante muchos años, el régimen cubano ha vendido al mundo la imagen de un país tranquilo y seguro, donde se puede transitar libremente por calles y barrios, como si se tratara de un paraíso terrenal. Sin embargo, esa visión está completamente alejada de la realidad.

La Cuba de los años 80 es solo un recuerdo. Aquella época en la que escuchar hablar de un crimen o un asalto era algo poco común ha quedado atrás. Hoy vivimos con el temor constante de ser asaltados, asesinados en plena vía pública o de recibir la noticia de un nuevo feminicidio. La Cuba actual ya no es segura, y vivir en ella supone un riesgo para la vida. El viejo discurso oficial no concuerda con la cruda realidad.

En los últimos años, el índice de criminalidad en el país ha crecido de manera alarmante. Resulta casi imposible que transcurra una semana sin reportes de asesinatos, robos o asaltos. La tranquilidad ciudadana dejó de ser una garantía. La muerte de mujeres inocentes, en su mayoría jóvenes, a manos de sujetos violentos, es noticia frecuente en las redes sociales, como consecuencia de la falta de leyes que sancionen a los asesinos con el rigor necesario.

Del mismo modo, los asaltos en las calles para robar, en gran parte cometidos por jóvenes y adolescentes, se han convertido en otra dolorosa realidad que crece cada día. No se trata de exagerar los argumentos: la tranquilidad que una vez existió ya no está. Ahora, junto a la represión política, se manifiesta otra forma de violencia, aún más letal: la violencia cotidiana, de la que cualquiera puede convertirse en víctima fatal.

En medio de un escenario de inseguridad y carencias, la violencia se ha transformado en un problema social incontrolable que ha cobrado la vida de muchos inocentes. Las fuerzas policiales, centradas en la represión política, hacen muy poco por contener la creciente ola de violencia que sacude al país.

El peligro a perder la vida a manos de un delincuente callejero, a veces por el más simple detalle u objeto, ya no es un simple temor, sino una realidad que no podemos descartar, como ha ocurrido ya en varios lugares del país, cobrando vidas inocentes, y muchos de ellos jóvenes que apenas comenzaban a vivir. Esta es la triste realidad que nos ha tocado vivir: el resultado de un régimen fracasado que no puede ofrecer ninguna garantía de seguridad, porque ha priorizado su permanencia en el poder por encima de la paz y la tranquilidad de sus ciudadanos.

Vivir en Cuba significa convivir con el sobresalto diario, con la constante preocupación por el hijo o el hermano que salió a la calle y tarda en regresar, sabiendo que en cualquier momento puede convertirse en víctima. Así transcurre nuestra vida.

 

Publicado originalmente en la edición 210 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, El Espirituano.

 

 

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