Foto tomada de wbur.org
Por la periodista ciudadana Silvia Alonso Urrutia
Jul 5, 2024 | 10:00 AM
A pensar se ha puesto la gente: de continuar el ritmo por cantidad de personas que a diario engrosan la población penal de la Isla, a dónde el régimen va a meter a tantos cubanos. No hay día que los números de las noticias no asombren por el “éxodo al revés”, como suelen decir.
Y es cierto, el flujo de personas que emigran semanalmente hacia los centros penitenciarios es alto; y pudiera darse el caso de algún tipo de comparación con el éxodo de nacionales, en cifras relativas, que escapan del país. Unos lejos de las fronteras y otros más adentro de ellas. Respecto a quienes apartan boleto sin regreso, de cierta manera, no suponen apretón inmediato para la maltrecha economía comunista, menos arroz de la cuota y el alojamiento a donde se dirigen va por ellos.
El daño más bien radica en cuestión de imagen, nadie abandona el lugar donde se está a gusto. Esto último, implica fracaso de sistema social. Ahora, quienes son condenados a prisión sí suponen un problema para la dictadura, cada día se hinchan más las paredes de los reclusorios.
El hacinamiento es atroz, es crítica la alimentación de los reos y escasean los recursos para la construcción de nuevas prisiones. Atendiendo a lo que todos saben, que el dinero en Cuba se ha empleado en la construcción de hoteles en deterioro del resto del país, la propuesta de la gente del barrio no ha faltado: convertir los hoteles en prisiones; pues muchos de ellos permanecen con baja tasa de ocupación.
Hoy, el problema que tienen las autoridades por el aumento de la población penal es serio, su crecimiento es exponencial; y pudiera derivar en una crisis sin precedentes en tanto la miseria en el país va en ascenso y sin pronósticos de mejora. Díaz-Canel pasó el sombrero en Rusia y regresó con las manos vacías. En este contexto de ahogamiento económico, de que quien no se arriesga no come, no hay día en la Isla en que no se tenga más preso que ayer.
Los tribunales son máquinas de triturar cubanos, aparatos con fachada de legalidad que muelen a todo tren. Roba el funcionario en su esfera de influencia y roba el descamisado de abajo, que como son más en números más se hacen notar; pero casi todo el mundo está metiendo el guante, viene siendo la única forma de poner comida en la mesa.
Esto, sin contar los que ingresan a prisión por vía automática, los disidentes políticos. No es necesario mencionar catálogo, las notas diarias de hechos delictivos hacen paneo a lo largo y ancho del archipiélago. Que si el puerto o las bodegas de La Habana, que si un funcionario en Sancti Spíritus, etc.
Conclusión: por el hecho de que ya van quedando pocos de los que tiene dinero para escapar del país, además de que tampoco se aviste mejoría de ningún tipo en Cuba, es de suponer que llegará un momento en que la migración cubana, la que prevalezca, sea el “éxodo al revés”, hacia las prisiones de la Isla.
Publicado originalmente en la edición 240 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, Amanecer Habanero