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Por la periodista ciudadana Aniuska Paredes
Jun 21, 2023 | 2:25 PM
Desde siempre, apenas en el mismo hecho fundacional, allá por el año 1959, el régimen ha apostado a la palabra gaseosa, hueca y sin fundamento sólido, como soporte justificativo a su improductividad; en un intento de hacer digerible las erratas en la conducción del país.
En otras palabras, nublar a la gente. Esta vez, dejaremos fuera al bloqueo; la mirada externa de la junta militar para apuntalar lamentos. Se trata del intento de harakiri fingido de la cúpula “sobre las cosas que estamos haciendo mal”, como acostumbra a decir el Primer Ministro de la República Manuel Marrero Cruz.
La justificación es el arma más poderosa de las autoridades cubanas, a tal punto, que estos altos personeros de la dictadura la tienen a nivel de sistema bien establecido, como si fuera una tabla matemática. Primero, mirar hacia el lado: “no hice esto porque tal empresa me falló en esto otro”. Después, rectificación de errores: cambio de mentalidad, “lo que hacíamos hasta ahora estaba mal” – entonces, por qué no te vas–.
Pero, pueblo, a la fecha seguimos sin producir nada, solo justificaciones. Más tarde, la crítica y la autocrítica en la TV: “es verdad que hemos metido la pata y no hemos hecho todo lo suficiente por producir más croquetas, aunque nos proponemos revertir la situación”, dice el empresario comunista que se auto incrimina públicamente; y esto basta, la justificación, para que el hombre salga airoso del mal trance.
Pero continuamos sin las croquetas. Y, por último, la etapa más vigorosa del ciclo palabrero de justificaciones del régimen, el triunfalismo: “Nos comprometemos a producir tanta leche como agua tiene el océano pacífico”, dice el sujeto rojo frente a cámara, y para consumo popular añade:
“La patria está más fuerte que nunca”, mientras al televidente le ruge el estómago. Cerrando el ciclo: “Ese es el espíritu que debe marcar estos tiempos”, agrega el dirigente de la cúpula. Puede ser Marrero Cruz o Alejandro Gil Fernández, el ministro de Economía. Aplausos. Señores, y la croqueta no se ve por ningún lado, sigue siendo gaseosa.
El régimen cumplió, algo así como si las justificaciones fuera equivalente a toneladas de alimentos. Este sistema de justificaciones, que se despliega a diario en los medios informativos oficialistas y que ya se extiende a lo largo de seis décadas, sólo tiene como objetivo primario justificar ante la opinión pública del patio por qué los cubanos no salimos del bache.
La gente está cansada de esto, está harta de los intentos del régimen de nublar en una trama de telarañas palabreras la capacidad crítica del pueblo.
Publicado originalmente en la edición 215 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, Amanecer Habanero.