La Habana, Cuba- El activista Alberto Turis Betancourt Pérez fue detenido el pasado 28 de febrero tras asistir a una citación policial en la unidad de Dragones. Estuvo en estado de desaparición forzada por casi 48 horas, tiempo en que fue interrogado y amenazado por acciones que forman parte del ejercicio de su derecho a la libertad de expresión, el cual no es reconocido por el régimen cubano.

Betancourt, conocido en redes como Generosidad Cristiano Jerusalén, recientemente realizó una protesta en la vía pública con un cartel por la mala calidad del agua para beber que estaba llegando a su barrio, contaminada con heces fecales según el activista. También durante varios días recorrió las calles de La Habana recogiendo contribuciones económicas para la niña Amanda Lemus Ortiz, quien precisaba de una visa humanitaria para realizarse un trasplante de hígado.

El 28 de febrero, Betancourt se presentó en la estación de Dragones, municipio Habana Vieja, respondiendo a una citación para una “entrevista de interés policial” recibida el día anterior. Varias horas después, se inició una campaña en redes exigiendo su liberación, ya que se había perdido el contacto con él. La activista Yamilka Lafita, conocida en redes como Lara Crofs, se presentó en la unidad policial y allí le informaron que se había marchado del lugar.

El 1ro de marzo, Betancourt contó a través de una directa en Facebook, que estuvo detenido hasta ese día a las 3:30 a.m. De Dragones fue trasladado a la 6ta estación policial del municipio Marianao, donde lo dejaron esposado alrededor de cinco horas y de ahí lo llevaron hacia la unidad del municipio Playa. En ninguno de estos traslados le realizaron registro de ingreso ni le informaron a su familia, lo que constituye una práctica de desaparición forzada.

En esas casi 48 horas de detención, Betancourt fue interrogado por un oficial de la Seguridad del Estado con alias “Richard”. Le recriminaron salir a la calle con un cartel para exigir atención al problema con el agua que enfrenta su vecindario y lo amenazaron con ir a la cárcel si continuaba realizando publicaciones críticas al régimen en las redes sociales. También lo cuestionaron por su campaña de recaudación de fondos en la vía pública en favor de la niña Amanda.

Además de las amenazas, le informaron a Betancourt que sería acusado por un delito de Desobediencia por manifestarse, le impusieron una multa de 30 pesos cubanos y le decomisaron su teléfono.

Sin embargo, ninguna de estas acciones represivas cambió la determinación del activista. “Yo estaba en una celda chiquita, pero Cuba es una prisión gigante (…) y todas las personas con las que me pusieron se llevaron la historia de quién soy, de qué hago y de lo que estamos haciendo para cambiar a Cuba, porque no perdí un solo chance”, dijo en la directa de Facebook realizada desde el teléfono de su hijo.

Esta no es la primera vez que Alberto Turis Betancourt ha sido objeto de hostigamiento debido a sus ideas políticas y su activismo en favor de los derechos humanos y causas sociales.

Un resumen de acciones represivas en su contra publicada por la organización legal independiente Cubalex recoge que “ha enfrentado acoso y amenazas por ejercer su derecho a la libre expresión. Ha sido citado e interrogado por la Seguridad del Estado, le han impuesto multas y también ha estado sitiado bajo vigilancia policial. Le han restringido sus comunicaciones, con cortes frecuentes de internet y la cancelación de su línea telefónica a finales de 2023. En 2022, fue detenido de forma arbitraria en la vía pública y trasladado a Villa Marista, centro de operaciones de la Seguridad del Estado”.

Días antes de su detención, su hijo fue golpeado en la calle de manera inesperada, por más de una decena de desconocidos.