Hablar de una prensa libre en Cuba resulta imposible, no se puede hablar de prensa libre en un país donde no existe libertad. No es posible tener un verdadero periodismo, comprometido con el pueblo donde no hay democracia.

En los países donde reina la verdadera democracia los ciudadanos pueden expresarse y acceder con facilidad a la información, es su derecho. En este escenario los medios de prensa son una fuente primaria de información que cumple una función social , sin importar su filiación política, la elección es del lector, algo que hoy no existe en Cuba , donde la censura la represión contra la libertad de expresión es algo cotidiano.

Hacer periodismo en estos tiempos en Cuba significa algo más que nformar, requiere de un compromiso real de la prensa independiente con aquellos para quienes va dirigido su trabajo, exige convertirse en la voz del pueblo y expresar realmente su modo de vida y aspiraciones ,defender sus derechos y convertir en tribuna cada espacio posible, para velar por el bienestar ciudadano.

La verdadera misión del periodismo ciudadano es materializar las palabras de Martí cuando expresó: "El periodismo, lente inmenso que en este siglo levanta y refleja con sinsabores labriegos las miserias desnudas, las grandezas humildes, las cumbres resplandecientes de la vida."

Este es el periodismo que las sociedades contemporáneas exigen y necesitan. Para quienes hacemos periodismo independiente en Cuba, el reto es inmenso y los riesgos crecen cada día, pero hay una satisfacción profunda al informar al cubano de a pie y al mundo sobre la verdadera realidad que se vive en el país.

Aunque la política represiva de la dictadura intenta silenciar las voces del auténtico periodismo del pueblo, no podemos callar en este momento. Sería un error imperdonable. Durante décadas, millones de cubanos han sido manipulados por una prensa oficial que no ha hecho más que adoctrinarlos, sirviendo a los intereses del poder político en lugar de comprometerse con los humildes, a quienes debería defender.

Publicado originalmente en la edición 191 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, El Espirituano