Foto de Jo Crebbin en Shutterstock
Por la periodista ciudadana Amarilis Torres Saldívar
Apr 1, 2024 | 10:00 AM
La Habana, Cuba, (ICLEP). El solo hecho de aproximarse a la funeraria Bernardo García, conocida como “la funeraria de Zanja”, es un suceso que supera la vergüenza ajena al estar expuestos a las acciones denigrantes de otros, en este caso al régimen cubano. Los cristales de un número significativo de ventanas están rotos y los que no, cubiertos de polvo. Las paredes exteriores despintadas, en partes manchadas.
Por último, algún que otro grafiti, de mal gusto y ajeno a lo que representa el inmueble, reciben a quienes acuden allí a velar a sus familiares. Otro tema que genera polémica entre los habaneros está relacionado con los altos precios en la cafetería de la funeraria, ubicada en la calle Zanja entre Chávez y Belascoaín, en el municipio Centro Habana.
“Aquello es una vergüenza. A mí que no me hablen de que adentro te tratan bien o mal. Nada más que se llega allí a uno le dan ganas de llevarse el muerto para la casa. Y ni hablar de los precios en la cafetería”, expresó a Amanecer Habanero el bodeguero Rolando Garcés Llanes, vecino de calle Oquendo.
Rosmery Pupo Saborit, trabajadora por cuenta propia que vive en la calle Lucena, señaló al boletín que nada escapa al desastre en que el régimen ha hundido al país. “Vivimos con la casa cayéndose y nos vamos de este mundo con la funeraria en iguales condiciones”, acotó. De acuerdo con Nancy Ledesma Mora, funcionaria de Servicios Necrológicos en Centro Habana, la funeraria significa la erogación de recursos que ahora mismo no existen.
Publicado originalmente en la edición 234 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, Amanecer Habanero.