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La otra farmacia: los muertos cubanos que salvan vidas

Foto de Volodymyr Hryshchenko en Unsplash

Por la periodista ciudadana Aniuska Paredes

Aug 26, 2023 | 11:35 AM


Alguien pudiera opinar que volver sobre el tema de la escasez de medicamentos en Cuba no es noticia o que se trata de llover sobre mojado, un tema manido o que quizás tanto se ha dicho que no vale el esfuerzo, pero hay de una trama respecto a la falta de fármacos que nada o bien poco se ha comentado: la farmacia de los muertos.

Resulta, que hoy en la isla los enfermos y familiares de enfermos están pendientes de los medicamentos que dejan las personas que fallecen, esto puede salvar vidas.

La caza se intensifica cuando se trata de fármacos vitales, como los que precisan los cardiópatas; ausentes de la red de farmacias desde hace meses. Es que una tableta de dinitrato de isosorbida, utilizado para manejar la angina (dolor de pecho) y ausente de las farmacias desde hace tres meses, o de carvedilol, empleado para tratar la insuficiencia cardiaca y ausente desde el inicio de la pandemia de la Covid 19, una simple tableta, puede convertirse en la frontera entre la vida y la muerte; y no hay.

La situación con los fármacos en Cuba es crítica. Hoy los enfermos de la isla están a merced de los latigazos ocasionales de sus órganos maltrechos. El slogan-bandera, “la potencia médica”, uno de los favoritos para atomizar propaganda de logros al universo, ha dejado de izarse, está en el piso.

Es sólo llegar a las páginas del diario oficialista Granma, donde en un escrito inusual, a dos días de las celebraciones por el 26 de julio, el presidente del grupo empresarial BioCubaFarma, Eduardo Martínez Días, reconoce que continúan ausente 251 fármacos de los 619 que componen el cuadro básico de medicamentos. ¿Es o no es crítica la situación de los enfermos cubanos?

La gente enferma, o familiares, apela a cualquier cosa para robarle un día más a la vida, como es lógico. Hay quienes en un barrio o pueblo lleva un catálogo, a lo aura tiñosa, de aquellos que tienen un pie en el otro mundo, y de que medicamentos se valen en su agonía final.

El valor de un blíster de carvedilol o de dinitrato de isorbida en el mercado negro, uno solo de cualquiera de los dos, equivale a una libra de carne de cerdo. Nada, que el “hombre nuevo”, aquel proyecto de formación de un ser humano mejor, es una joyita.

Hablar de una farmacia de los muertos en Cuba, donde los vivos acuden a ella y se abastecen, parece cosa de surrealismo; pero ahora mismo existe y se desarrolla en la medida en que se pierden más gente del cuadro básico de medicamentos. Gracias a ella, los muertos cubanos salvan vidas.


Publicado originalmente en la edición 219 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, Amanecer Habanero.

 

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