Tomada de Canva
Por el periodista ciudadano Liusbel Piloto
Apr 17, 2023 | 10:30 AM
Como si fueran pocas las fatalidades, en sucesión, por estos días una nueva contradicción agita la opinión ciudadana en los barrios de la Cuba profunda: después de un año esperando la temporada de papas en la Isla, ahora no hay aceite; y no lo hay “ni en los centros espirituales”, como suele decir la gente en la calle. Colapsó la producción nacional.
No puede ser que no salgamos de una fatalidad para inmediatamente comenzar con otra, que los números no siempre se pueden ir de un solo lado. ¡¿Hasta cuándo?! No hay ámbito de la vida nacional que escape al contrasentido, a lo ilógico, a la fatalidad. Cuando no es el suministro eléctrico es la producción de azúcar o las arbitrariedades con los medicamentos; y los cubanos ya están cansados de esto. Un ejemplo ilustrativo: la crisis en el sector eléctrico, específicamente, en la tenencia de este vital servicio en los hogares cubanos.
Ayer el apagón era por falta de generación, hoy, es por caos en las líneas de transmisión; y nadie duda que, mañana, será por el polvo del Sahara. El resultado es que siempre el régimen tiene una justificación engavetada, de oficio, para la disfuncionalidad del país; y, al final del día, la gente continúa sin esto o aquello, años tras años.
En otros rincones planetarios alguien pudiera pensar que lo del aceite, ahora que después de un año de espera está la cosecha de papas, no es como para cortarse las venas. A lo sumo, es alimento y hervida pasa igual. Pero no es así, la papa frita es un símbolo universal al cual los cubanos, ni siquiera los niños, tienen derecho; después de salivar frente a la TV con los dibujos animados.
Algo esperado cada año con ansiedad, al menos, para disfrutarla una o dos veces en función de la disponibilidad de aceite. No disponer del conjunto completo – papa, aceite, dando por sentado la tenencia de combustible, otro de los problemas–, más que un indicador de muestra de las calamidades nacionales, es tema político más que económico; y con matices ideológicos: ¿por qué la gente bajo el comunismo no puede comer papa fritas?
El tema que se ha traído a este trabajo pudo ser otro cualquiera, de fatalidades tenemos lleno el morral, solo que el desencuentro del aceite y la papa, alimento que en su variante frita hace brillar los ojos, es lo que más comenta el ciudadano común en la Cuba de los barrios.
Publicado originalmente en la edición 189 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, El Majadero de Artemisa.