Foto tomada de Canva
Por Mayara Ruiz
Mar 13, 2023 | 10:30 AM
Los máximos dirigentes del sistema político y económico implementado en Cuba en enero de 1959 tienen como característica en sus discursos, la resistencia a ofrecer datos y cifras entendibles sobre el desempeño de la economía, las finanzas y logros alcanzados, que se vinculan directamente en el beneficio de la población. Cada vez que el Ministro de Economía o incluso el presidente cubano hablan sobre estos asuntos en la Televisión Nacional, lo hacen de una forma muy enrevesada, de la cual el pueblo muy poco o nada puede analizar.
Cada fin de año en las transmisiones de los encuentros de la Asamblea Nacional del Poder Popular, se analizan por horas temas que muchas personas no entienden, usándose en ellos, un lenguaje que parece sacado del más popular de nuestros trabalenguas o cuentos de ciencia ficción. Los “Cuadros”, en sus intervenciones, hablan sobre escenarios económicos complejos a nivel internacional y aseguran que estos son la causa de nuestros problemas. Lo único visible para la población, es la eterna espera por tiempos mejores para el cubano de a pie y la incertidumbre de qué sucederá en el nuevo año.
De una manera o de otra se habla de un crecimiento económico que es invisible para el pueblo, y se festejan victorias revolucionarias en el plano de la salud y educación, que ni el más enajenado de los residentes en esta isla puede comprender. Cuando terminan estas sesiones de la Asamblea Nacional no se permite al más común de los mortales hacerse una idea certera sobre cuál ha sido el comportamiento de la economía, qué estrategias específicas se proponen y que hará el Gobierno para superar los miles de problemas que siguen surgiendo en la construcción del socialismo cubano. Cualquier análisis popular realizado en una esquina sobre la situación de la economía nacional parece mucho más adecuado y basado en la realidad, que los que se hacen en estos encuentros del máximo órgano legislativo.
Un ejemplo concreto, fue las opiniones ciudadanas descritas sobre la implementación del Ordenamiento, las que estuvieron mucho más acertadas que las emitidas por el propio Ministro de Economía Alejandro Gil. Al final, la clase gobernante cubana logra lo que pretende, desmotivar al cubano común sobre nuestra realidad, haciendo cada año más incomprensible el discurso oficial sobre los temas importantes del país.
Publicado originalmente en la edición 89 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, Páginas Villareñas.