Mercado en La Güinera. Foto tomada del perfil de Revolico La Güinera/ Facebook
Por la periodista ciudadana Silvia Alonso Urrutia
Nov 2, 2024 | 10:30 AM
El anuncio del Gobierno de La Habana referente al cierre temporal del mercado de La Güinera, esencialmente operado por el sector privado y uno de los sitios más visitados por los capitalinos en busca del sustento diario, cuestión que los comercios estatales no pueden satisfacer, de inmediato ha levantado sospechas. El primer elemento de dudas, ¿por qué ahora? Esto se informa en medio de la cruzada a nivel de país contra las formas no estatales de la economía.
Es demasiada coincidencia. Concomitancia que emana de una lluvia de decretos y resoluciones tendientes a cortarles las alas a todo lo que huela a privado en el país. Por otro lado, mientras el rechazo de la medida es generalizado en el resto de la ciudad -al municipio Arroyo Naranjo, lugar de asentamiento de dicho mercado, acudían personas de todos los rincones de la capital-, el régimen se ha ido a por todas sobre las mipymes en busca de sindicalizar a sus gestores.
El objetivo, las mipymes revolucionarias. Sin embargo, la justificación para el cierre de la zona comercial es demasiado endeble. ¿Cuántas bodegas estatales no hay por toda la capital con basureros y fosas drenando en las mismas puertas y acosadas por ejércitos de moscas y roedores? No obstante, el edicto oficial parece asunto de vida o muerte.
Ahí vamos, una nota oficial publicada por el Gobierno de La Habana en Facebook informa: “Teniendo en cuenta la situación higiénico sanitaria que presenta la zona de comercialización de la localidad La Güinera del municipio Arroyo Naranjo, se ha decidido el cierre parcial del área por un periodo máximo de 30 días a partir de este domingo 6 de octubre”.
Pero, hablando de coincidencias, hay más: el cierre de La Güinera tiene lugar un mes después de que el Gobierno de La Habana clausurara el mercado mayorista China Import, alegando que no respetaba las normas vigentes para ejercer el trabajo por cuenta propia. A esto se suma, además, las acciones del ministerio de Comercio Interior (MINCIN) que en días recientes había cerrado varios negocios por no cumplir con lo decretado para el uso de canales electrónicos para el pago de bienes y servicios.
Solo agregar, la ofensiva nacional en el retiro de licencias e imposición de multas. Señores, de qué higiene estamos hablando cuando la mortadella el régimen la suministra verde a las bodegas y el picadillo semipodrido con peste a rayo. El asunto de fondo es otro, los deseos compulsivo y masivo de los cubanos por la iniciativa privada tiene nervioso al régimen. El pánico del poder militar reinante en la Isla no viene por el empeoramiento de la salud del pueblo, sino por el auge de lo privado.
La política siempre ha sido el rostro velado de la economía. Por tanto, la dictadura hará cuanto esté a su alcance para no despegarse del jamón, así tenga que terminar de hundir al país. Y vendrán otros mercados como el de Arroyo Naranjo a lo largo y ancho del territorio nacional, es cuestión de tiempo y mero pánico oficialista; serán ultimados de un plumazo de avestruz comandante, por higiene o por otra justificación endeble.
A esto llegamos en la patria sufrida como perspectiva de desarrollo en manos de un régimen ávido de poder: Mercado de La Güinera, lo privado en Cuba huele más a peligro que a basura mal oliente. Busquen otra justificación.
Publicado originalmente en la edición 247 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, Amanecer Habanero