Sancti Spíritus, Cuba, (ICLEP). Con 75 años de edad, aquejado de una deformación en su columna vertebral, muy poca ayuda de la seguridad social y sin familiares allegados que le auxilien, así es la vida de Rafael Alcorta Veloso, anciano espirituano.

Residente en el barrio del Matadero, Rafael recorre todos los días las calles de la ciudad empujando un coche para bebes, en los que carga mandados de las bodegas que le encargan algunos vecinos, quienes le dan algo de dinero o un litro de leche u otro alimento como pago.

"Yo tengo que seguir luchando, pues no puedo morirme de hambre. He tratado de que me aumenten la pensión de retiro pero me dicen que no hay dinero para eso", confesó Rafael. Este espirituano, quien vive solo, sufre de una fractura de cadera, desde hace varios meses, que no ha podido operarse debido a que no hay turnos disponibles para él, afectación que le ha deformado su columna y lo obliga a caminar con dificultad.

Carmen Díaz Laurencio, trabajadora social del Consejo del Parque, donde vive Rafael, aseguró al medio que es triste la condición de este anciano, pero no hay mucho que se pueda hacer para ayudarlo, pues no hay recursos para dar.

"Este pobre anciano camina todos los días empujando ese coche, y haciendo mandados para poder sobrevivir, pues no tiene esposa y la única hermana que tiene es más vieja que él, y está muy enferma", aseguró Idalberto Lozada Cruz, vecino de Alberto. Como opción y ayuda a este desvalido espirituano, la Iglesia Pentecostal del Parque de Santa Ana, a través de un ministerio de ayuda que desarrolla, le ofrece almuerzo de lunes a viernes

Publicado originalmente en la edición 188 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, El Espirituano