La Habana, Cuba. Los puntos de encuentro de personas adictas al alcohol y las drogas, abandonadas por el sistema estatal de la seguridad social, están creciendo a la vista de todos en la capital cubana. Las concentraciones más significativas se pueden encontrar en las esquinas y portales de las calles Reina, Galiano, Belascoaín y Carlos III, todas en el municipio Centro Habana.

En estos sitios, plagados por conversaciones groseras, griterías y altercados, se venden celulares en desuso, electrodomésticos rotos, ropa maltrecha y cualquier cosa que les caiga a mano. Heriberto Martínez Pozo, individuo que habitualmente vende en un portal de la calle Reina, y quien reside en la Calle Concordia entre Galiano y Águila, compartió sus impresiones al respecto con Amanecer Habanero. “¿Qué vamos hacer? Hay que pasar un rato hasta que llegue la muerte. Alguito que se venda ya es ganancia.

Siempre hay gente que necesita piezas de esto o de aquello. Sí, yo sé lo que usted dice: la gente nos mira con mala cara, pero nadie nos da un quilo”, confesó. Yanexi Carnot Pereira, mujer relativamente joven, quien también se dedica a la actividad, pero en la zona de la calle Carlos III aunque reside en Dragones entre Campanario y Manrique, agregó a lo dicho por Martínez Pozo: “No hay más na’, mi marido y yo agarramos unos cuantos tarecos y venimos para acá a vender, después nos compramos un pomito de alcohol y ya”. “La policía viene y los recoge cuando hay broncas, pero al otro día están aquí de nuevo.

Con esa gente hay que tomar medidas”, indicó a este medio Yerlis Peláez Murcia, delegada de barrio residente en Galiano entre Ánimas y Trocadero. El incremento de estos sitios de jolgorios, donde muchas veces se consume sustancias tóxicas en tiempo real que altera la conducta humana, no solo ha generado críticas de vecinos y transeúntes, sino que, según criterio generalizado, empobrece la imagen de la ciudad.

Publicado originalmente en la edición 207 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, Amanecer Habanero.