Alexander Hall, Raymar Aguado Hernández y Jorge Fernández Era. Foto tomada del perfil en Facebook de Jorge Fernández Era.
Por ICLEP
Sep 19, 2024 | 6:00 PM
En los últimos días la Seguridad del Estado arreció su persecución y represión contra los intelectuales cubanos Jorge Fernández Era, Raymar Aguado Hernández, Alexander Hall y Jenny Pantoja utilizando métodos coercitivos ya conocidos: citaciones, interrogatorios y detenciones arbitrarias.
El escritor y periodista Jorge Fernández Era fue doblemente citado, el 18 de septiembre para el cuartel de la Seguridad del Estado en Villa Marista, donde permaneció desde las 8:30 a.m. hasta las 4:30 p.m., y este 19 de septiembre para la Unidad de Policía de Aguilera.
En su perfil en Facebook Fernández Era relató que en Villa Marista fue “sometido a dos interrogatorios de poco más de una hora cada uno, en una oficina de dos por dos metros con aire acondicionado. El resto del tiempo lo pasé sentado en el recibidor (…) La jefa anda muy preocupada por mis escritos para El Toque. Los tilda -cual acusatoria ofensa- de humor político con ironía. ‘La ironía es incompatible con el humor’, apunta. Me dice con una sinceridad conmovedora que nunca la Seguridad del Estado ha reprimido a nadie por pensar diferente, mucho menos a mí, su ‘enemigo político’. A cada respuesta exaltada de Jorge remata con su preocupación por mi tiroides, que según Kenia anda pésima”.
Una vez más hubo tiempo suficiente para las advertencias y amenazas que hace mucho dejaron de ser enmascaradas: “Jura que si no me ha enviado aún a los tribunales por ‘propaganda’ y ‘desacato al presidente’ es para no darme el gusto. Tanto me admira que hasta me preguntó si pertenezco a la UNESCO. Confesó que nunca ha leído a autores cubanos, pero hizo que le dictara títulos y datos de mis cuatro libros publicados, porque hará una excepción próximamente”.
En el segundo interrogatorio en la unidad de Aguilera este jueves “sede de la policía del municipio de Diez de Octubre se me informó que Fiscalía, en aras de cerrar mi expediente y enviarme o no a juicio por el delito de ‘desobediencia’, requería la realización de ciertas diligencias concernientes a mis instructores penales y a mí mismo, incluyendo -solo después de un año y ocho meses- la petición de que entregue fotocopias de las citaciones expedidas por la Seguridad del Estado y por la PNR que trajeron consigo la retahíla de detenciones, denuncias, acusaciones y acosos que se han sucedido hasta hoy, y que sigo considerando nulas. Tendré que volver mañana. Espero recabar de ellos información más pormenorizada de cuántos días me quedan libre”.
Era acompañó su publicación de una foto en su casa en la que aparecen Raymar Aguado Hernández y Alexander Hall, este último citado para Villa Marista a las 8:30 a.m. de este 19 de septiembre donde permaneció hasta el horario de la tarde.
Raymar Aguado Hernández, por su parte, fue citado para el 18 de septiembre en la estación de Zanja a las 3:00 p.m. y debía comparecer ante el mayor Julio, sin embargo, estuvo esperando más de 15 minutos y dicho oficial no se presentó: “No estoy en la obligación de esperar a ningún actor de los órganos represivos del Estado más allá de la hora de la citación, menos para ser sometido a entrevista, acápite no tipificado dentro de la legalidad cubana”.
En su publicación en Facebook el joven recalcó que “hay evidencia de mi estancia en la estación de Zanja hasta dieciocho minutos después de la hora en la que se requirió mi presencia. Cualquier artimaña del DSE para intentar criminalizarme por una supuesta inasistencia será otro atropello cometido por esta instancia del Estado cubano. La puntualidad es una obligación para cualquier funcionario del Estado”. Además, en varias ocasiones pidió que localizaran al oficial y lo ignoraron “bajo el supuesto de que no sabían a quién me refería”.
La profesora cubana Jenny Pantoja Torres estuvo bajo un cerco policial desde el 17 de septiembre para impedirle salir de su vivienda y hacer la protesta pacífica que realiza cada día 18. Este miércoles, cuando salió de su casa en el municipio Diez de Octubre e intentó dirigirse al parque para protagonizar su protesta fue detenida.
“Yo decidí que cada vez que esté el patrullero, voy a salir porque yo no tengo por qué estar detenida dentro de la casa arbitrariamente. Salí a las 2 de la tarde y me detuvieron, me llevaron para la estación de Aguilera. Ahí me recogieron las pertenencias y me metieron en el calabozo”, dijo en declaraciones a Martí Noticias.
La antropóloga fue interrogada en tres momentos por oficiales de la Seguridad del Estado que señalaron están “en su derecho constitucional de tomar medidas profilácticas en contra de las personas que, como ella, quieren delinquir”.
En el último de los interrogatorios una oficial de alto rango la “presionó de la misma manera que los anteriores, indicando que es instigación a delinquir el hecho de que uno publique y diga que va a manifestarse; que está instigando a que las personas se sumen y a que haya actos de violencia. Fueron unas entrevistas para coaccionar y para controlar y para que yo desista. Además, amenazantes con respecto a la familia, a mi futuro”.
En el momento de la detención de Jenny, los agentes de la policía trataron de intimidar a su esposo Jesús Pérez Amarales: “Tuve un careo con ellos y me hicieron una serie de amenazas sobre mi trabajo, que saben que yo tengo una licencia [de cuentapropista] y las licencias son para los revolucionarios, dijeron”.
Cada vez las presiones y el acoso de la policía política se vuelven un cerco más apretado, sin embargo, la solidaridad entre estos intelectuales manifiesta y pública a través de las redes sociales en estos días, y el apoyo de muchos cubanos dentro y fuera de la isla, demuestra que ya no son unos pocos los que alzan sus voces contra la dictadura.