Artemisa, Cuba, (ICLEP). El alto grado de contaminación que deteriora al río del poblado Quiebra Hacha, localizado en el municipio Mariel, ha reducido a cero la costumbre de los residentes del chapuzón en meses veraniegos. Otro de los beneficios que proporcionaba el afluente, en este caso la pesca, también ha tenido que ser desestimado. Del flujo del torrente se desprende un hedor insoportable, donde no faltan los bolos fecales flotando.

Todo indica que la vida en el torrente ha desaparecido, por lo que no se descarta la presencia de contaminantes químicos provenientes de varias factorías estatales. Hoy, el agua del río está muerta. “Hace alrededor de una década se hacía un trillo de Quiebra Hacha al río.

La gente la pasaba bien allí, cuando en julio y agosto apretaba el calor. Pero todo aquello ya se perdió. A un kilómetro del río se siente la peste”, confirmó al boletín Laura Céspedes Vidal, residente en el poblado. El jubilado Marcelino Gil Reyes manifestó a este medio informativo su pesar por la pérdida de una fuente de alimentos asequible a la comunidad. “El que iba allí viraba con sus biajacas y alguna que otra jicotea. Hoy, aquello está muerto”.

Yohana Almaguer Cueto, funcionaria a cargo de la protección ambiental en Artemisa, dijo a los reporteros que existe un plan integral para accionar en varios reservorios de agua de la provincia, entre ellos el río del asentamiento Quiebra Hacha.

Publicado originalmente en la edición 213 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, El Majadero de Artemisa